Calle Montero 1950
LA CALLE MONTERO
Así la Calle
Montero una de las principales Calles que afluyen y participan del ambiente de
San Agustín, tenía en 1857 unos 455 vecinos, y en el año 1945-50, pasa a tener
1100 vecinos, lo que supone un incremento del 241%.
En aquellos tiempos
1945-1950, las gentes de esta Calle Montero, era por lo general muy joven. La
pirámide de edades nos daba una media de edad para toda la Calle de 28 años.
Aquí están
relacionadas las personas de más edad de la citada Calle, y se puede observar
el predominio en la supervivencia de las mujeres. No obstante en cuanto a
miembros de un sexo u otro, se puede decir que están prácticamente estaban al 50%.
Francisca Fernández
Suárez, 88 años; Dolores Salmerón Barquillo, 88 años; Teresa Almagro Rosa, 87
años; José del Estar Gómez, 86 años; Benito Morante Juárez, 83 años; José Ortiz
López, 83 años; Socorro Rosado Guerrero, 80 años; Carmen Vela de Burgos, 80 años;
Francisca Peña Jiménez, 78 años; Margarita Lechado Luna, 78 años.
Por contra
posiblemente las personas más jóvenes de la Calle fueran
Cándida Moreno León; Josefa
Rodríguez Sánchez; Manuel Sánchez Vargas; Rafael Cruz Mortón
ALGUNOS DATOS SOBRE LOS VECINOS (1945-50)
Las personas de 60
años o mayores, suponen el 14 % del total de los vecinos de la Calle, es decir
unos 78 vecinos.
Menores de 20 años
hay un 62 %. es decir 682 vecinos.
Mayores de 70 años
hay un 5 % es decir 55
vecinos
En edad escolar 539
niños menores de 14 años
Mujeres dedicadas a
"su casa" 281
Hombre dedicados a
profesión de "jornaleros u otros", 113
Vecinos con Oficios
no determinados 169
OFICIOS DE LOS VECINOS
Los vecinos de esta
singular Calle desarrollaban una serie de profesiones habituales desde la más
remota antigüedad, por ejemplo:
Albañiles: Manuel Bellón, Francisco Alcaide, Rafael
Calvo, Victoriano Rueda, Miguel Rodríguez, Amador Berenjena, Rafael Salazar,
Rafael Martínez, Manuel Bello, Francisco Torralba, José Camacho, Luis Ruz,
Joaquín Cabello, Manuel Rodríguez, José Olivares, Carlos Encuentra, Rafael
Agüera, Enrique López, Antonio Chueca. Enrique Ramírez, Rafael Flores.
Ayudantes de Farmacia: Manuel de la Haba, Rafael Moreno.
Agricultores: Ricardo Olivares, José Ortiz,
Barberos: José Aroca, José Cáceres,
Bomberos: José Primo,
Camareros: Antonio Escolar, Antonio Camacho
Carpinteros-Ebanistas: Francisco Ruiz, Manuel Montenegro,
Francisco Almirón, Manuel Ortiz, Diego Cortés, Luis Ranchal, José Moreno,
Ignacio Córdoba, Antonio Carretero, Francisco Calvo, Federico Castro, Ángel de
la Coba, Francisco Obregón, Antonio Cantero, Enrique Luque, Rafael Roldán
Carrero municipal: Fernando Claus, Ángel Soler.
Cocineras-Cocineros: Dolores Armenteros, Antonio Baltanás,
Confiteros: Vicente Soler, Antonio Luna,
Correos: Juan Carbonell,
Cristaleros: Juan J. Ortiz,
Chofer-Transportistas: Ángel de la Virgen, Manuel Ramírez,
Enrique Jiménez, Diego Guerrero, Juan A. Velasco, Ángel Carpintero, Emilio
Lara, Juan R. Moreno, Manuel Muñoz, Enrique Soto, Diego González.
Dependientes: Basilio Calvo, Juan García, Francisco
Carmona, Francisco Ruano, Ricardo Sánchez..
Electricistas: Rafael Bueno, José Salazar,
Empleado-Empleada-Contable: Emilia Encuentra,
Francisco Guerrero, Miguel Camacho; Eleuterio Pérez, Ángel Butelo, Rafael
Hurtado, Antonio Pérez, Ricardo González, Diego Díaz
Ferroviarios: Francisco Serrano,
Fotógrafos: Jorge Ortiz,
Ganaderos: Rafael Almagro,
Herreros-Metalúrgicos: Cesáreo Rueda, Juan Quesada, Rafael
Ramos, Antonio Camacho, Francisco García, Venancio Rodríguez, Antonio Sánchez,
Jesús Cantero, Bartolomé Cañero, Francisco Roldán, Luis Acuña, José Vázquez, .
Industriales-Comercio: Leandro Sanz, Francisco Navajas,
Laureano Garrido, Rafael Zamora, José Zamora, Pedro Zamora, Manuel Salto, Juan
Pérez, Manuel Bautista, Rafael Martínez,
Latoneros: Enrique Castaño,
Lavanderas: Antonia Urbano, Dolores Zarza,
Maestro:
Luis Guerrero,
Marmolista: José Larrea,
Mecánicos: José León, Eulogio Ruz, José Martínez, Isidro
Ruano, Antonio Lozano, Antonio Jiménez, Enrique Dorado, José Rey.
Militares: Manuel Relaño, José Chueca, Mateo García,
Manuel Chicharro, Francisco Luna, Mateo García, Antonio Mondejar, Antonio Ruz,
Rafael Cordobés, Enrique Santos, Jesús Cantero, .
Modistas-Sastras-Sastres: Dolores Carbonell,
Antonia Molina, María Montenegro, Ángela Almirón, Francisco Morales, Antonio
Reina, Enrique Torres,
Panadero: Antonio Gálvez, Antonio Rodríguez, Luis
Fernández, Enrique Aguilar, Antonio Muñoz
Pintores: Francisco Navajas, Rafael León, Francisco
Frasquel, Eduardo López
Policía Armada-Municipales: Agustín Camacho,
Víctor Luna, Juan Majuelos, Antonio Moreno, Rafael López, Diego Muñoz, Diego
Jimeno,
Plateros: Antonio Galisteo, Rafael Rodríguez, Luis
Rodríguez,
Portero: Manuel Jaén.
Pulidoras: Carmen Aguilar.
Religiosas: María Camacho,
Sacristanes: Antonio Ruiz,
Escultor-Tallista: José Ortiz,
Tapiceros: Eugenio Sánchez,
Tipógrafos: Enrique Parejas,
Vendedores: Rafael Gallego,
Zapateros: Rafael Ruiz, Joaquín Díaz, Enrique Pérez
La CALLE MONTERO
Es
una Calle llena de pequeñas historias, y con unos vecinos, que tenían su
filosofía de vivir forjada en lucha continua con las dificultades. Sin existir
los móviles, allí se conocían todas las noticias que fueran importantes al instante;
se sabían los precios de todo lo que se vendía en la Plaza de San Agustín, y se tenían hasta
noticias de última hora del estado de las "preñadas" que había en
toda la Calle, e incluso se conocía al detalle, los vecinos a los que le iban a
cortar la luz. Allí se sabía y conocía casi todo y era bonito el comprobar cómo
la solidaridad afloraba por cualquier defunción o desgracia que hubiera en la
Calle; no había nada más que ver el trasiego de sillas de unos vecinos para
otros a la hora de velar él cadáver. Ahora en la mayoría de los casos al muerto
lo llevan a la nevera de un Tanatorio y allí sólo suelen ir los familiares más directos
y algún que otro vecino.
Por
otra parte la Calle Montero, era una Calle viva y con mucha actividad, y
llegado el momento fue el mercado ideal para los "diteros" que casa a
casa, se pateaban la Calle todos los días, vendiendo desde una cacerola hasta
incluso unas bragas. Ellos vendían de todo, y de ello pudieron dar fe los
"diteros" Pepe Pano, Manolo Castillo, Paco Flores, Ricardo Torres,
Pepe Merlo, Antonio Adame, Antonio Gómez, e incluso el mismo Leonardo Rodríguez,
que sería una de las personas más polifacéticas de esta Calle.
EL "TELEVISOR"
Y LA CALLE MONTERO
Los
1960 fueron años de un despegue en lo económico y festivo; quizás todo ello
coincidió con el ascenso del Córdoba a Primera División (abril-1962), y ya los
partidos de fútbol televisados, o programas como "REINA POR UN DIA"
de Televisión, hizo que todo el mundo quisiera tener fuera como fuera un
televisor en su casa. Para el colmo de aquella sana aspiración, el que fuera controvertido
presidente del Betis, don Manuel Ruiz de Lopera, había comprado un stock de más
de 7.000 televisores de la marca IBERIA, pero como él no era habitual en el
comercio los puso en manos de los "diteros" que llenaron en un
santiamén de televisores, barriadas tan populares como las Palmeras, las
Moreras, y cómo no, la Calle Montero. Eran los tiempos en que ELECTRODOMESTICOS
MARIN, vendiendo televisores IBERIA, se iba a salir del mapa. El mismo Juan
Marín, uno de los fundadores de la Peña Los Bohemios, nos llegaría a decir:
"faltaban televisores para la demanda que se tenía en aquellos tiempos".
No
cabe duda que los partidos de Copa de Europa, los Estudios Uno, la serie
Bonanza, El Virginiano y el citado programa de "REINA POR UN DIA",
que presentaban José Luis Barcelona y Mario Cabré, disparó el consumo de los dichosos
aparatos de televisión.
El
mismo Crescencio Marrodan, inauguraba y regalaba a la ciudad de Córdoba un
flamenco RELOJ DE LAS TENDILLAS, que con los toques a la guitarra de Juan
Serrano Rodríguez, y la voz de Matías Prats, anunciaba los productos PHILIPS, y
los televisores que él representaba.
Un
día hablando con Eulalio García "EL LALI" en su establecimiento de la
Calle Almonas, nos decía: "En la Calle Montero entró el televisor como si
fuera el contagio de una enfermedad; llevabas un aparato para instalar y a la
salida en el mismo portal de la casa, te abordaban un par de vecinos que
querían que le llevaras otro cuanto antes". Aquello fue un ciclo imparable;
y es que en aquellos años principios del 1960, nadie quería ser menos que
nadie, y menos en la Calle Montero, por lo que se puede decir que casi todo el mundo llegó a tener su
propio televisor. Estaba claro que nadie quería que se "lo contaran"
y lo querían ver todo con sus propios ojos y en directo.
Pero
en aquellos tiempos, al igual que ahora pasa con los llamados "productos chinos",
los televisores "clonados" se fabricaban en Córdoba en cualquier
local, garaje, o incluso en cualquier nave perdida en el campo. Así tenemos
televisores montados "frente a las vacas" que había en la zona de la
REDONDA, televisores montados en LOS OLIVOS BORRACHOS, el BARRIO NARANJO, el ZUMBACON,
VALDEOLLEROS, enfrente de la FUENTE DE LA PIEDRA ESCRITA, o en la estrecha
Calle CUSTODIO, por debajo de Herrador el practicante.
A
los nombres clásicos de las marcas reconocidas como IBERIA, INTER, PHILIPS,
ASKAR, GRUNDIG, o WESTINGHOUSE, se unieron una serie de nombres rocambolescos y
rimbombantes elegidos por estos fabricantes, como BIG BEN, HERCULES, ESTRELLA,
APOLO, ZODIAC, LUMEN, SANSON, TULIPAN, ORFEO, SILVANIA, TITANIC, o incluso hubo
uno de estos fabricantes que le puso el nombre de "T-555", porque el
fumaba el tabaco inglés de los tres cincos.
En
la Electro Mecánicas que yo sepa hubo muchos profesionales de oficio, que se
dedicaron a montar televisores; entre ellos podemos citar a Joaquín López
Molina, Rafael López Herrador, Rafael Ponferrada Gómez, Juan Molina Duque,
Enrique Morales Jiménez, Rafael Bueno Velasco, y también por otros sitios
estaban Antonio Ochoa, Crescencio Martínez, José González, Rafael Rojas, Pablo
Ruiz, etc. etc. pero a pesar de ello, la
demanda era mayor que la oferta. Luego el citado Eulalio García y los Hermanos
Gómez los comercializaban y llenaron Córdoba de televisores, de TURMIX, y de
letras. Fueron años imparables y ello se notaba en las Terrazas de Verano del
BAR LITRI o el BAR PLAYA, por citar a algunos bares, pero es que también se
notaba en otras cosas, como por ejemplo "La compra de objetos de oro"
que solía vender casa por casa, el "Cartero" Alfonso Ayllón, con lo
que se puede decir que se hizo más rico que pobre.
Además
estos vendedores de televisores "clonados" tenían el slogan de:
"Si no te gusta te lo cambio" y enseguida te mandaban otro televisor.
Pero en la práctica no había tal cambio de aparato, sino que en la mayoría de
los casos lo que te cambiaban era
"la caja del televisor". Eso le ocurrió a la "Garrota" que
en los mundiales del 66, y en el partido Inglaterra-Alemania, se le llegó a
poner la imagen "boca abajo" y esta agradable mujer nada más
comprobar aquello cruzó a la Sociedad Plateros para llamar por teléfono al
citado "LALI". Desde allí y quizás para quitársela de encima, alguien
al escuchar la mal explicada avería del televisor, no tuvieron nada más que
contestarle "¡COÑO!, PONGALA USTED BOCA ABAJO", Lógicamente el citado
"LALI" se llevó el aparato con la promesa de traerle otro nuevo, cosa
que hizo a los dos días. Pero pudimos comprobar que era el mismo
"perro" (televisor), con distinto collar (caja).
Por
eso la fabricación de "cajas de televisor" tuvo una gran demanda,
llegando incluso a que algunos talleres de Ebanistería, se volcaran durante un
tiempo en hacer "cajas para los televisores". Anguita en el Cerro de
la Golondrina y Diego Soto, en el callejón
del Adarve, se puede decir que por artistas fueron los primeros en hacer estas "cajas
de televisor", pero al poco tiempo, y dada la cantidad que se necesitaba,
ya empezaron a llegar como los ataúdes de la zona de Valencia.,
Después
de todo aquello, ya en la Calle Montero, casi todos los vecinos tenían
televisor. Atrás se habían quedado las únicas distracciones que habían
constituido en las casas de vecinos, las "Cantiñas de Cádiz" que
cantaba el célebre "Alicates" apoyado en sus encorvadas piernas y siempre
acompañado de sus airosas castañuelas, Atrás quedaron también aquellos seriales
de la Cadena Ser, como único interés de las casas de vecinos, Y atrás, cómo no,
quedaron aquellas situaciones como la
que ocurrió con motivo de la explosión de Cádiz (19-08-1947), en la que todo el
mundo de la Calle Montero, Los Frailes, San Juan de Palomares y la Banda, se
concentraron en la ventana del Bar de Antonio Millán, para escuchar por radio
las "Noticias sobre la Explosión de Cádiz", donde la voladura de un
polvorín escandalizó y amedrantó a la mayoría de la opinión pública.
Y
entre aquellos que escucharon las noticias de Radio Córdoba, con motivo de la
explosión de Cádiz, tendríamos que citar a Manuel Hidalgo, que joven aún y
vecino de la Plaza de San Juan de Letrán, quedó cautivado por el encanto de la
voz de Josefina Quirós, locutora de Radio Córdoba, con la que al final se
casaría.
Y
es que como hemos dicho en la Calle Montero, todo el mundo vendía de todo, y
todos los servicios estaban cubiertos. Incluso en aquellos tiempos el poder ver
bien el televisor planteó alguna necesidad de gafas, o de graduación de la
vista, cosa que antes no había ocurrido. Pero para cubrir esta necesidad allí
estaba "Paco el Barbero", al que los amigos solían llamar "El
Cojo Palanca" por su gran afición al citado cantaor, que te daba VALES
para la "ÓPTICA SANCHEZ" de la Calle Doce de Octubre, y que luego lo pagabas
en cómodos plazos. El dueño de esta óptica era Manuel Sánchez, que fue el
Tabernero de Casa Armenta de San Lorenzo
OTRAS COSAS DE LA
CALLE MONTERO
Para conocer
el espíritu que respiraba esta Calle, baste recordar al practicante don
Francisco, que con su bata blanca y montado en su bicicleta BH, se recorría la
calle varias veces al día de un lado para otro. A este practicante solterón
muchos lo tomaban por loco pues con frecuencia solía acudir desde su casa en
Barrionuevo con la bata blanca y los pelos blancos algo volados. Fue una figura
clásica de esta Calle.
Hay
documentos que demuestran que la "Saga de los Molina Sánchez
Lagartijo" tienen su origen en la Calle Montero. Y es que los De Molina,
"de ascendencia moriscas", cuando llegaron a Córdoba pidieron un
barrio que fuera "importante" por su carácter, huyendo de su calle "LOS
MORISCOS" que les habían habilitado para ellos, y se refugiaron en las
Calles colindantes a San Lorenzo y Santa Marina. Y así en la Calle Montero, muy
cerca de la Portería de San Martín (Hoy Ermita
de las Montañas), fue en donde vivió el Alonso de Molina (1657) que sería
el padre de Juan Molina Gavilán, tatarabuelo del torero "Lagartijo".
La Calle Montero era una calle en donde los cordobeses de aquellos años entre 1930
y 1960 asumían su disfraz de la vida diaria, cosa que les permitía vivir en paz
y armonía.
La
Calle cogió fama con los Carnavales, pero la gente de fuera que venía a presenciarlos,
nunca supo que los "Carnavales" era una cosa que ocurría en esta Calle
casi a diario, en donde cada persona o vecino iba metido en su disfraz de la
vida, compaginando problemas, risas y llantos, con la mayor naturalidad. Por
tanto el "Carnaval" en esta Calle no empezó por la ocurrencia de
cuatro simpáticas personas como, "El Chícharo", "El
Caparrín", "la Mecedora" y "El Lunares", que les daba
por disfrazarse de lo que en realidad querían. No cabe duda de que la Calle
Montero era un "Carnaval Virtual" permanente."
LA FUENTE DE "MARIBLANCA"
Según
Juan Aranda Doncel, esta fuente se debió instalar en Córdoba en torno al 1690,
cuando se intentó mejorar el abastecimiento de agua a los barrios más retirados
de la Medina. Se instaló en el ensanche que hace la Calle Rivas y Palma, a la
desembocadura con la Calle del Montero, nombre que tenía por entonces. En
realidad esta zona era llamada en la antigüedad como el "MULADAR DE
MARIBLANCA", en donde iban a parar todos los desechos que sobraban en las
casas. En un principio esta Fuente fue alimentada por el venero de Miraflores.
Pero
con el tiempo, esta Fuente, al igual que la que hubo en la Plaza de San
Lorenzo, y la del Jardín del Alpargate fueron abastecidas finalmente por agua
del venero llamado popularmente "Sombrero del Rey" en el Puente de
Pedroches. Este venero fue concedido por el rey Felipe V, al Ayuntamiento de
Córdoba el 5 de diciembre de 1724.
Este
venero discurría por la Huerta del Pilero y de allí iba al Marrubial por la
Puerta de Plasencia en donde existía una alcubilla de distribución y desde allí
y por la Calle de los Frailes, llegaba a la Plaza de San Juan de Letrán, a
donde iba a parar al arca de distribución que existía en la Calle Montero en su
confluencia con Rivas y Palma, y que en aquellos tiempos se le llamó a esa
especie de Plaza, como la del "MULADAR DE MARI BLANCA".
Esta
fuente llegó a estar hasta finales de los años 1940, en que se remodeló el rincón
de la citada Calle para instalar un transformador de 800 KVA, que estuvo hasta
finales de los años 1960, que coincidió con el puesto de jeríngos de Hermenegilda.
MARIA ANTONIA "LA
APARADORA"
Una mujer
encantadora y muy laboriosa, siempre trabajando con su máquina de
"Aparar". En aquél portal por debajo de la "Taberna de los
Gallegos", tenía su zapatería Roque Zafra Carmona (1900-1970), esposo de María Antonia Nieves Robles (1897-1983), "LA PARADORA", que
completaba con la máquina los trabajos de su marido. En este portal se formaban
animadas tertulias de vecinos para hablar de lo "DIVINO Y LO HUMANO",
y muchas veces participó con su presencia "Antonio e Tonto", un
disminuido psíquico de la Calle Roelas, al que la gente joven de forma
irrespetuosa pero sin maldad le asignábamos ese nombre,
En esta casa
se dieron muchas cosas y es comprensible incluso el pensar que de aquí pudo
surgir la idea del Carnaval, ya que aquí vivía uno de sus principales
protagonistas como sería el "CAPARRIN", que en esta casa coincidía
muchas veces con "EL CHICHARITO" el "MECEDORA" y el "LUNAR".
Esta María
Antonia Nieves Robles "LA APARADORA", la recordaré siempre porque le
supo dar cariño y confianza a un disminuido psíquico de nombre ANTONIO LANTI
CRIADO, (1923-1988) de la Calle Roelas. Este Antonio, había nacido en el año
1923, por lo que naturalmente era bastante mayor que todos nosotros; y tenía
una alteración psíquica muy severa, pero era pacifico. Su madre Teresa y sus
hermanas Teresa y Carmen, lo tenían siempre como un "palmito" de
limpio y presentable, bregando con él hasta los últimos días de su vida.
Todos los
días salía de su casa en la tarde para dar una vuelta por un recorrido que ya
se conocía de un día para otro. Agarrado a la pared y con sus pantalones
cortos, Antonio, iba andando pasito a pasito. Primero pasaba por el puesto de
arropías que estaba enfrente de la Taberna de Casa Ordóñez, y allí a su manera
"piropeaba" a la "TRINI", la guapa hija de la arropiera.
Luego continuaba Calle María Auxiliadora adelante, hasta llegar a la Sociedad
de Plateros, en donde empezaba a gritar "Pepita, Pepita....", y no
callaba hasta que la hija de la "naranjera", la tal Pepita, no se
asomaba a su ventana y le hacía un gesto cariñoso, que le llenaba de felicidad.
Luego continuaba por la Calle El Queso, hasta salir a la Calle los Frailes,
adonde también le dedicaba sus piropos a la sobrina de "Rafaelita",
que era una persona que se portaba muy bien con él. Seguía su recorrido por San
Juan de Letrán para terminar como siempre en Casa de María Antonia, la "APARADORA",
de la Calle Montero, cuyo portal era un lugar habitual de tertulias y buena
armonía. Se sentaba y disfrutaba del cariño de los vecinos, que le daban
muestras de quererlo de verdad, e incluso muchas veces hasta le daban su
merienda. Siempre que llovía o había cualquier inconveniente, eran sus hermanas
las que acudían a recogerlo. Por el trato tan humano que se le daba a diario a
Antonio, he querido resaltar a esta buena mujer María Antonia y a sus vecinos.
RADIO "ATALAYA DE CABRA"
En esta
Calle los comercios empezaban prácticamente en San Juan de Letrán, con la
pasamanería de "LA TIENDA DE MARI", en donde vendía por decir algo,
hasta el serrín para los días de lluvia. Su mujer Mari Gómez, tiraba de libreta
para apuntar, y en esa libreta se podía apreciar la evolución histórica de los
sueldos del Barrio. Un personaje que solía llegar por aquí fue Leonardo
Rodríguez García (1931-2007), natural de Tetuán (Marruecos), y que llegaría a
Córdoba con 8 años a la Calle Obispo López Criado (Piedra Escrita), y fue vecino
de los balcones de "CASA LA APARADORA". Fue un buen trabajador de la Electro Mecánicas, hombre
que dio cuentas por todas las casas del barrio, fue cronista deportivo de Radio
Atalaya de Cabra, y candidato a cuantas elecciones hubo tanto en la dictadura
de Franco como después. Tuvo una gran amistad con José Reus Piña el que fuera
presidente del Club Atlético San Lorenzo, y convivió muchas veces en la PEÑA
DEPORTIVA EL PRINCIPE, sede del Club San Lorenzo.
Finalmente
fue concejal independiente por el PCE, y de esta forma colmaría sus
aspiraciones políticas. Fue uno de los fundadores del "CLUB MATRIMONIOS DE
LA UNION", en unión de Rafael Camacho Peña (1931-2009) y Ángel Infantes
Córdoba (1941),, del Barrio y también
trabajadores de le Electro Mecánicas. Al final de sus días Leonardo
Rodríguez, colaboraba con una publicación semanal en el DIARIO CORDOBA, en
donde los temas era Córdoba y sus Peñas, y lo presentaba en su "PATIO DE
LOS NARANJOS".
TABERNA "LOS GALLEGOS"
Luego estaba
la Taberna de MANUEL ALEN, "el Gallego", que la regentaban sus hijos.
En esta taberna entraba gente pintoresca
y simpática de la zona. Uno de los que solía entrar era José García
Repullo, hermano del "Tinte" que fuera jugador del Córdoba y del
Atlético de Madrid. Este hombre, era cobrador de Sevillana de Electricidad, y
comentaban algunos "medio en broma y medio en serio" que cuando
jugaba al dominó y perdía con enfado y de mala manera, solía incluso como dar a
entender que le iba a "CORTAR LA LUZ" a los que le habían
"ahorcado el seis doble". Luego como es natural no pasaba nada. Y de
eso el simpático Carrillo sabía bastante.
En esta
Taberna y por culpa de la rivalidad futbolística entraba Francisco Jiménez
"El Guapo", que después de discusiones sin sentido del fútbol, fue a
parar a esta Taberna, él, que vivía en la Calle Alvar Rodríguez, un poco
alejado de la misma.
Como él, se
sentaban diariamente en una mesa, unos cuatro, que de distintos lugares del
barrio, seguían siendo fieles al Atlético de Bilbao. Ellos eran amigos por lo
que tenían muchas cosas en común; en primer lugar la escasez económica por su
corta paga o la "ayuda"; en segundo lugar un miedo bastante grande a
lo que eran las enfermedades y los contagios. Por eso un día el
"Guapo" al salir de jugar su habituales partidas a las porras, (no
jugaban a otra cosa); me llegaría a confesar: "Mis amigos y yo, nos vamos a nuestra casa, y después de almorzar
al mediodía, nos acostamos hasta la mañana del día siguiente". Eso es
una forma de ahorrar dineros, no pasar frío y evitar enfermedades.
La Casa que
estaba al lado también era del "Gallego" y allí vivieron dos
personajes irrepetibles, por ser buenas personas y gente muy agradable, se
trataba de los "Hermanos Cócoros", que por tener unas cabezas
repletas de abundante pelo, le habían puesto este apodo. Fue en el Oratorio de
los Salesianos, donde don José María Izquierdo les tomó cierta simpatía, por su
afán de colaborar y, un día que vino a
cuento, nos presentó la cabeza de uno de ellos, repleta de aquella madeja de
pelo, diciendo que todo era producto de que se lavaban la cabeza con JABON LAGARTO y se la enjuagaban en AGUA Y
VINAGRE.
Los "Córocos"
como no pudo ser de otra forma, en unión de algunos, como los Rafael Bueno,
Rafael Salazar, De la Coba Ruano, Antonio Sánchez, Pedro Larrea, Francisco
Rueda, Paco García, Francisco Chamorro, Manolo Peña, Andrés González, Emilio
Soler, Paco Roldán, Manolo Jaén, Paco León, José Urbano, Antonio Sanz, y otros
de las mismas Costanillas y de la Calle Rivas y Palmas, formaron aquél grupo de
"traviesos legionarios" que desfilaban de forma maravillosa por las
calles, a los toques de la trompeta del singular Luis Ranchal Ramírez, que era uno
de los mayores del grupo. Y es que por aquellos años de 1955-56, todo el mundo
quería imitar a aquellos Legionarios,
que con el Cabo Gastador, JHONY y su Cabra al frente, hacían las delicias de
los chavales cuando venían a Córdoba por Semana Santa.
La Casa
adjunta a la Taberna del Gallego, era también una Casa de bastantes vecinos,
que empezaron a irse, unos a Cañero, otros al Campo de la Verdad y al Polígono
de la Fuensanta, por lo que poco a poco, el gallego Manuel Alen, se fue
quedando con la Casa vacía. A la familia de los Cócoros, por ejemplo, les dio
alojamiento en otra Casa de la Calle Marroquíes, muy cerca de la que fue la
Casa de los Tafur de larga historia en Córdoba.
El gallego
al quedarse la Casa vacía, y mientras le salía un comprador llenó las
habitaciones con pequeños talleres de plateros, que daba la impresión de que se
"escondían" de todo lo que sonara a impuestos. Allí estuvieron el
"López" , el "Ramírez", el "Osuna", el
"Rodríguez" y unos cuantos más. Eran pequeños talleres con uno o
varios trabajadores, que trabajaban unos para los "Navarro" otros
para los "Aguilar" y la mayoría para Rafael Gómez, "El
Sandokan".
Al final de
los años, 1990, y con el tema del IVA y los plateros de actualidad, nos
contaron que un día llegó a la "Taberna El Gallego", el citado
cobrador José García Repullo, acompañado de un jubilado de Hacienda, con el que
guardaba amistad desde sus tiempos en la Escuela Obrera del Arroyo de San
Lorenzo. El amigo Repullo, quizás para "gastar alguna broma", dijo:
"Aquí vengo con un inspector de Hacienda", aquella palabra de
"Inspector de Hacienda" se propagó como una maldición por el patio, por
los bajantes, por las tuberías, en donde estaba todos aquellos pequeños
talleres, y produjo poco menos que un "terremoto" pues todos los
plateros se apresuraron abandonar el taller y casi todos con la prisa se
dejaron hasta los transistores puestos y todo."
HERMENEGILDA LA JERINGUERA
En esta
Calle también fue muy importante el Horno de Pan. Pero sin lugar a dudas otro
gran centro de gravedad de la Calle lo constituyó el Puesto de Jeringos de
Hermenegilda, ayudada por Carmela Trujillo, allí junto a un aparatoso
transformador, hacía todos los días sus jeringos. Era significativo que los
días que amanecían con "tormenta" bajaba sensiblemente la venta, pues
la gente le tenía mucho miedo a las descargas eléctricas y más con el
transformador al lado. Tenemos que decir que este transformador está
actualmente alojado en la Calle Guzmanas.
En una ocasión le preguntaron a la tal Hermenegilda, que porqué había
escogido el sitio junto al transformador y ella contestó: "En invierno,
nos arrimamos un poquito más y nos da calor y en verano, nos retiramos todo lo
que podemos. Pero este sitio tiene la ventaja de que tenemos una fuente en el
rincón". Esto lo decía en relación a la Fuente de MARIBLANCA, que estaba
en el rincón que hace la Calle Rivas y Palmas con Calle Montero.
Retirada por
edad Hermenegilda, sería Carmen Trujillo la que se quedaría con el puesto y se
buscó como ayudanta a la singular "Piquito Plata" personaje cariñoso
y célebre de la Calle Montero, que se casaría con Pepe el pintor, y que fue
también alma de aquél Carnaval que surgió de esta Calle.
LA CASA DE LA "SARAPIA"
Posiblemente
la casa de más vecinos de toda la Calle, (60), y allí destacaba Josefita Muñoz
"La Sarapia". Esta casa causó sensación cuando a finales de los años
1950, se presentó al Concurso de los Patios de Córdoba, y obtuvo un señalado
Primer Premio, en competencia con varios Patios más de la misma Calle. Vecinos
como el "Bizcocho", el "Tarugo" y la "Malparida",
disfrutaron de su Patio; y se puede decir que hasta la "cortita de
genio" la farmacéutica doña Piedad Candel, que por el portal de la casa se
comunicaba con su farmacia, siempre estaba dispuesta a atender a todo el mundo,
fuera la hora que fuese. El medicamento estrella de aquellos tiempos, no cabe
duda de que era "EL OPTALIDÓN", y que servía para todo, luego le
llegaron a achacar hasta propiedades "de drogadicción" por lo que fue
retirado de las farmacias. En esta casa puso su primera Cruz de Mayo la Peña de
los 14 Pollitos en el año 1952.
No hace
falta decir que en esta casa, los problemas de las pilas, los servicios comunes
y el pozo, estaban a la orden del día, pero eso sí, había un sentido de la
solidaridad de unos vecinos para con otros, que por encima de las
"normales discusiones" se oían frases de: Fulanita dale una vuelta a
mi madre que está ahí sentada en el Patio; Menganita, que voy un momento a San
Juan de Letrán, dale una vuelta a mi niño. Eran expresiones que demostraban que
unos se ayudaban a otros. Todavía no había llegado las "Guarderías"
para niños y las residencias o asilos para los "Mayores".
BAR EL "24"
A
mitad de la Calle existía un Bar al que llamaban el "Lotero" Este era
un antiguo guardia civil, de nombre Alfonso, que siendo amante de la Lotería,
llegó a empapelar su Taberna con décimos de Lotería que iban desde la 5 pesetas
de 1945, a precio de 50 pesetas de los años 1960. Esa colección que él se
apresuró a colocar en la pared, hoy valdría un buen dinero. El vino de 24 que
aquí se bebía, era de la bodega "El Pelotazo" del Jardín del
Alpargate, y era suministrado por Mariano, que "garrafa al hombro" transportaba
el vino.
La
clientela de esta "Taberna el 24", eran arrieros, piconeros y gente
del campo, y que cuando adoquinaron la Calle Montero, allá por el 1954,
quedaron asombrados de la cantidad de grillos que salieron al levantar las losas
antiguas en aquél verano. Muy cerca de la puerta de esta
Taberna, empezó Francisco Castro, recién venido del pueblo de la Victoria a
vender Huevos en un canasto de mimbre, y así docena a docena, llegó a levantar
un pequeño imperio, que significó "HUEVOS CASTRO".
En esta
Taberna y durante un tiempo tuvo su sede la Peña "Córdoba Soberana"
que aunque fundada en Casa Enrique, se trasladó a esta Taberna. Esta Peña fue
fundada por el mayor de los Domínguez, que llegaría a ser uno de los primeros
Presidentes de la Federación de Peñas.
BAR "CASA MANOLIN"
En la esquina con la Calle Velasco, hubo también una
casa con muchos vecinos, y de la que era casero un tal Anacleto, pero la casa
enorme y con muchos vecinos, era una ruina a la hora de recolectar las mensualidades.
Fue de las primeras casas que se quedó casi vacía, pues muchos se marcharon
como ya hemos insinuado, al Barrio Cañero y al Campo de la Verdad. Al quedar la
casa vacía, parece ser que el solar se dividió en dos partes y con una se
quedaría la familia de Manolín, una excelente persona, que vivía con sus dos
hermanas. Y de tener un puesto de verduras y alimentación, quiso pasar a poner
una BAR, y aquello eran palabras mayores. Equiparon el BAR, muy bien e incluso
pusieron futbolines y caballitos para los niños chicos, pero allí entraba poca
gente; y todo porque este hombre y sus hermanas sabían poco de Taberna.
Un vecino de
Alfonso Espejo, me confesó que esa Taberna, sólo tuvo clientela el día que dos
casas más bajo, el cura Novo, llevó a la Virgen de los Remedios, a la Calle
Velasco (1956). y tuvieron allí la Virgen toda la noche.
TABERNA "LAS MONTAÑAS"
La Taberna
"La Montaña", cogió el título del nombre de la Calle y en realidad
era una pequeña tabernilla, y allí en torno al mostrador y un vino de Montilla, se juntaban un jugoso
grupo de amigos, pues el Tabernero, vecino de Carmela "La Piconera"
en la Calle María Auxiliadora, tenía muchas tablas para despachar vino.
Coincidió que enfrente hubo por algún tiempo hubo una especie de Ambulatorio de
médicos, en donde se daba asistencia médica a los asegurados de la Bilbaína,
que era como se solía llamar a la compañía Seguros Bilbao. En esta Taberna se
fundó en el año 1948, la "Peña de los 14 pollitos", siendo su primer
presidente Manolo Polonio Carrasco, y su secretario José Alcalá Moreno. A
partir de los años 1950, se trasladaron a la Beatilla..
LA TABERNA "EL PANCHO"
Luis Jiménez Gavilán
puso la Taberna a la que denominó "Taberna del Pancho" en la esquina
de la Calle Montero, con Calle Dormitorio, pero allí le advirtieron de que iban
a enrasar el Pozanco con la Calle Montero, y se cambió de sitio, situando la
Taberna unas casas más para adentro, en donde se ubicaría definitivamente.
El nombre del
"Pancho" perteneció a una saga de los Jiménez Gavilán que eran nada
más y nada menos que 6 varones y 2 hembras. Todos nacieron en la Calle Obispo
Aguacil y de allí pasaron a Calle Mayor
de Santa Marina, Calle Dormitorio, Calle Montero, y luego se repartieron por
las Calles Juan Tocino, Calle Hornillo, Calle Costanillas y Calle, Custodio, y
con la alegría de su simpático apodo. Antonio, el de la Calle Custodio, tenía
un camión y le puso en la cabina "Pancho". A toda esta generación de
"Panchos", dio lugar el matrimonio de Manuel Jiménez López, piconero,
con Carmen Gavilán Fernández.
Y las vueltas que da
la vida, una nieta de Manuel Jiménez López, e hija de Antonio Jiménez Gavilán,
se casó con Tomás Rubio, que fuera Jefe de Personal de CENEMESA, durante los
años 1964-66, y que para nosotros es de grato recuerdo.
En el interior de la
citada "Taberna el Pancho" existió de siempre un limón (árbol), y que
en torno a él, se fundaría la célebre "Peña el Limón" que comandada
por Ramón Medina, disfrutaban en sus reuniones y fiestas de amigos, de cantar y
recrear las cosas bonitas de Córdoba.
Eran los tiempos en
los que el Medio del Vino "Fino Mío" solía costar 0.40 pesetas, y se
puede decir que el Vino de Montilla-Moriles, era la bebida rey de todas
aquellos vecinos de Córdoba, que en la Taberna encontraban un lugar de reunión
y amistad.
,
En cuanto al célebre
Limón, tenemos que decir que en 1996, se secó y gracias a que tenía en su base
un retoño, se pudo recuperar. y tutelar hasta ahora que en 2016, también se ha
secado, y afortunadamente otro retoño lo va a sustituir. En relación con el
problema del Limón, nos decía José Montero, miembro que fue de la "Peña el
Limón" "Es que hasta los árboles que hay en las Tabernas, están
tristes y amargados, pues no se habla nada más que de política, de fútbol y de
citas con la Seguridad Social. Atrás se quedó aquél sabor a buen vino, y la
entrañable amistad entre los amigos; ahora terminó diciendo, a la Taberna no se
va a convivir sino a discutir de lo que sea..
Actualmente los
taberneros son los hijos de José Péculo Guerrero, que tomó la Taberna a Paco
"El Rubio" en el año 1969.
CASA "EL CALICHI"
Más hacía
San Agustín, y en el "PATIO DE CALICHI", (Antonio Gómez Gutiérrez
1923-2015), vivían entre otros dos vecinos irrepetibles, la Manola y su hermano
El Matías Prats, célebre por sus avatares con el CORDOBA CF, él, trabajador de
aquella "Mítica Porcelana" de las Margaritas, y decimos lo de
"Mítica" porque con alguna de la gente que allí llegó a trabajar, no
nos explicamos cómo de allí se pudiera fabricar "UNA PEROLA O
CACEROLA" En aquella "mítica" Porcelana, llegó a trabajar mucha
gente de San Lorenzo, empezando por Manolo Santos y terminando por el amigo
Camacho, y era tal el nivel de absentismo de esta gente, que nos contaba
Vicente Soler, que estos trabajadores se solían reunir en una mesa de la
"Taberna de Casa Manolo" y teniendo poco menos que un
"CUADRANTE" para ver al que le tocaba el turno de accidentarse.
Pero también
en esta Casa vivió Ángel Parejas, que quizás heredara de su padre, la enorme
imaginación y el arte para la realización y montaje de carrozas festivas para
las Romerías y Fiestas Populares. De él tomaron buena nota gente como los
hermanos Cervantes, e incluso Isidoro Álvarez "Don Arturo". Parejas
murió relativamente joven.
Este patio
del "Caliche" nombre con el que se le conoció a este hombre que nació
en la Calle Horno del Agua, en 1923, y se hizo a si mismo dando cuentas como "Ditero",
lo que le suponía recorrerse todos los días el Barrio, Calle a Calle y casa por
casa. De casado vivió en la Calle los Frailes, y fue vecino del
"patriarca" de los caracoles de la Magdalena. Al final de los años
1950, compró la Casa de la Calle Montero nº 12, y en las veces que lo adornó se
pudo comprobar que posiblemente fue el mejor Patio que nunca se presentó en
Córdoba a concurso.
También en
esta Calle Montero, estaban la "CASA DEL NIÑO" que en 1958, se
presentó a concurso y contó con la presencia de José Luis y su Guitarra. Igualmente
El Horno de "La Niña", La Ermita de la Montañas, tan antigua como sus
carpinteros. La "Casa del Águila" de Angelita Zamora Herrador, etc.
etc. con uno de los Carriles muy cerca..
Al final de
la Calle y ya para entrar en San Agustín estaban las vendedoras a voleo (estaban
en el suelo), "Pepa la Chata" y Carmen Calero, que vendían pimientos,
ajos, laurel, perejil, limones y cosas de poca monta. El puesto lo extendían en
el mismo suelo en mitad de la Calle, junto a la puerta del carnicero Antonio
Martínez. La "Chata" tenía un hermano que era policía municipal, pero
eso no le impedía a ella vender por las tardes-noches pan al estraperlo.
LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MONTAÑAS
Es sin duda el lugar
más antiguo de la Calle y uno de los más antiguos de Córdoba. Este recinto que
otrora fuera el Hospital de San Martín se remonta a época anterior a la
Reconquista, ya que hay varios autores antiguos que la citan como la Iglesia a
la que acudía Juan de Gorze, el que
fuera embajador de Otón I, (Alemania), en su larga espera de ser recibido por el Califa Abderramán III, (tardaría dos
años), y tuvo tiempo por tanto, de asistir los domingos a la citada Iglesia,
según citan Bartolomé Sánchez de Feria, en el Yermo de Córdoba, 1782, y
Enrique Flórez , en La Palestra Sagrada 1753. Como hemos dicho estuvo
dos años en Córdoba y cumplió la misión que le habían encomendado. Murió el
domingo anterior del miércoles de ceniza, en el año 969, y como se ve una fecha
muy relacionada con el carnaval.
Después de la
Reconquista este Hospital de San Martín fue convertido en Hospedería y ocupado
por ermitaños de la Albaida, y que utilizaban este recinto para acoger en
Córdoba a los ermitaños que tenían que bajar a la ciudad desde la sierra.
Trajeron a la Iglesia la imagen de la Virgen de las Montañas, y permaneció en
ella hasta el año 1835, en que con la desamortización la mayoría de los objetos
sagrados de aquella Ermita, fueron trasladados a la Parroquia de San Lorenzo y
a la Ermita de San Juan de Letrán.
La Virgen de las
Montañas presidió durante años la Capilla del Bautismo de la Iglesia de San
Lorenzo (al fondo del Sagrario), hasta que en 1966, con motivo de unos cambios
que se realizaron en la Iglesia de San Lorenzo, ("Se le llamó remodelación
del Cura Novo"), se quitó el retablo del altar mayor del siglo XVIII, se
desmontó el coro y el órgano a fuelle también del siglo XVIII, y se cambió la
ubicación de la pila de Bautismo a la parte posterior de la Iglesia en donde se
"alojó" el retablo del altar mayor, perdiendo algunos penachos
superiores y laterales que no encajaban en la nueva ubicación.
En 1976 el obispo de
Córdoba, el vasco Monseñor Cirarda Lachiondo, vendió muchos inmuebles de la
diócesis y entre ellos vendió lo que era el edificio de la Ermita de San Martín
que estaba vacía y ocupada por unos carpinteros en régimen de alquiler. Hay que
recordar que esta antigua hospedería desde la desamortización estaba cerrada y
fue ocupada por un taller de carpinteros. En 1923 sufrió un derrumbe de tejados
y muros de apoyo, y fue restaurada como se pudo y en 1976, cambió su uso,
pasando de alquiler a ser propiedad de Mariano Villar Asís, vecino de la Calle
Cristo. A este profesional de la carpintería le sucedieron sus hijos, Ricardo y
Rafael, que son por cierto los que presentan a concurso sus patios contiguos de
la Calle Guzmanas.
Las antigüedades que
allí hubo y el antiquísimo nombre de San Martín, nos indica que después de la
Reconquista, los ermitaños de la Albaida tomaron esta pequeña Iglesia para
hospicio suyo. Durante la dominación musulmana no se llegaron a destruir todas
las Iglesias antiguas y pequeñas, aunque quedaran mutiladas y pobres, y esa fue
una de las razones por la que los citados ermitaños de la Albaida, la tomaron,
trayendo por tanto una imagen de la Virgen a la que llamaron de las Montañas.
En la página 43 del
Yermo de Córdoba dice: "No menos prueba esta misma antigüedad la memoria
justificada en varios papeles y apuntamientos, que conserva la Congregación
(Ermitaños) de haver sido inmemorialmente hospedería de los Ermitaños la
pequeña, y antiquísima Iglesia de San Martín, que hoy conocemos con el título
de la Ermita de Nuestra Señora de las Montañas. Este nombre da muy bien a
entender haver sido propia de los que vivían en las montañas, y que estos
colocaron allí esta Imagen de la Señora, que es todo nuestro consuelo, y única
esperanza. En esta Iglesia se descubren aún rostros de esta verdad, y de no
poca ancianidad. En las memorias, que conserva el Archivo de los Ermitaños, se
hace mención de esta Hospedería, donde vivía un ermitaño para alojar a los que
por algún motivo venían a Córdoba, y allí se recogían y curaban los enfermos, y
al fin se enterraron algunos.".
En 1835 con la
desamortización muchas de las cosas de valor de aquella ermita, fueron de un
lado para otro, y no siempre con buen camino. La parroquia de San Lorenzo se
llevó todo lo que pudo y entre aquellos valores se llevó la Virgen de las
Montañas, que desde los ermitaños recibió veneración en esa Ermita, en la cual
le celebraban unos cultos que terminaban con una procesión por la Calle Montero
y aledaños.
En 1923 como hemos
dicho, se derrumbó la techumbre de la Ermita y se tiró un tiempo como "que
no era de nadie" finalmente un carpintero Mariano Villar, que vivía en la
Calle El Cristo, en la llamada Casa de los Martínez, compró dicha Ermita, ante
la oferta de venta que le hiciera el Obispo Cirarda, (1976), que vino del norte
con una idea de superioridad tal, que empezó a vender cosas de la Iglesia como
si tal cosa. A este Mariano Villar le sucedieron sus familiares y que ahora ya
serán sus nietos.
M. Estévez