jueves, 19 de octubre de 2017

CALLE MONTERO

Calle Montero 1950



LA CALLE MONTERO

Así la Calle Montero una de las principales Calles que afluyen y participan del ambiente de San Agustín, tenía en 1857 unos 455 vecinos, y en el año 1945-50, pasa a tener 1100 vecinos, lo que supone un incremento del 241%.

En aquellos tiempos 1945-1950, las gentes de esta Calle Montero, era por lo general muy joven. La pirámide de edades nos daba una media de edad para toda la Calle de 28 años.

Aquí están relacionadas las personas de más edad de la citada Calle, y se puede observar el predominio en la supervivencia de las mujeres. No obstante en cuanto a miembros de un sexo u otro, se puede decir que están prácticamente estaban al  50%. 

Francisca Fernández Suárez, 88 años; Dolores Salmerón Barquillo, 88 años; Teresa Almagro Rosa, 87 años; José del Estar Gómez, 86 años; Benito Morante Juárez, 83 años; José Ortiz López, 83 años; Socorro Rosado Guerrero, 80 años; Carmen Vela de Burgos, 80 años; Francisca Peña Jiménez, 78 años; Margarita Lechado Luna, 78 años.  

Por contra posiblemente las personas más jóvenes de la Calle fueran

Cándida Moreno León; Josefa Rodríguez Sánchez; Manuel Sánchez Vargas; Rafael Cruz Mortón

ALGUNOS DATOS SOBRE LOS VECINOS (1945-50)

Las personas de 60 años o mayores, suponen el 14 % del total de los vecinos de la Calle, es decir unos 78 vecinos.

Menores de 20 años hay un 62 %. es decir  682 vecinos.

Mayores de 70 años hay un 5 %  es decir  55  vecinos  

En edad escolar 539 niños menores de 14 años

Mujeres dedicadas a "su casa"  281

Hombre dedicados a profesión de "jornaleros u otros", 113
Vecinos con Oficios no determinados 169 

OFICIOS DE LOS VECINOS

Los vecinos de esta singular Calle desarrollaban una serie de profesiones habituales desde la más remota antigüedad, por ejemplo:

Albañiles: Manuel Bellón, Francisco Alcaide, Rafael Calvo, Victoriano Rueda, Miguel Rodríguez, Amador Berenjena, Rafael Salazar, Rafael Martínez, Manuel Bello, Francisco Torralba, José Camacho, Luis Ruz, Joaquín Cabello, Manuel Rodríguez, José Olivares, Carlos Encuentra, Rafael Agüera, Enrique López, Antonio Chueca. Enrique Ramírez, Rafael Flores.

Ayudantes de Farmacia: Manuel de la Haba, Rafael Moreno.

Agricultores: Ricardo Olivares, José Ortiz,

Barberos: José Aroca, José Cáceres,

Bomberos: José Primo,

Camareros: Antonio Escolar, Antonio Camacho

Carpinteros-Ebanistas: Francisco Ruiz, Manuel Montenegro, Francisco Almirón, Manuel Ortiz, Diego Cortés, Luis Ranchal, José Moreno, Ignacio Córdoba, Antonio Carretero, Francisco Calvo, Federico Castro, Ángel de la Coba, Francisco Obregón, Antonio Cantero, Enrique Luque, Rafael Roldán

Carrero municipal: Fernando Claus, Ángel Soler.

Cocineras-Cocineros: Dolores Armenteros, Antonio Baltanás,

Confiteros: Vicente Soler, Antonio Luna,

Correos: Juan Carbonell,

Cristaleros: Juan J. Ortiz,

Chofer-Transportistas: Ángel de la Virgen, Manuel Ramírez, Enrique Jiménez, Diego Guerrero, Juan A. Velasco, Ángel Carpintero, Emilio Lara, Juan R. Moreno, Manuel Muñoz, Enrique Soto, Diego González.

Dependientes: Basilio Calvo, Juan García, Francisco Carmona, Francisco Ruano, Ricardo Sánchez..

Electricistas: Rafael Bueno, José Salazar,

Empleado-Empleada-Contable: Emilia Encuentra, Francisco Guerrero, Miguel Camacho; Eleuterio Pérez, Ángel Butelo, Rafael Hurtado, Antonio Pérez, Ricardo González, Diego Díaz

Ferroviarios: Francisco Serrano,

Fotógrafos: Jorge Ortiz,

Ganaderos: Rafael Almagro,

Herreros-Metalúrgicos: Cesáreo Rueda, Juan Quesada, Rafael Ramos, Antonio Camacho, Francisco García, Venancio Rodríguez, Antonio Sánchez, Jesús Cantero, Bartolomé Cañero, Francisco Roldán, Luis Acuña, José Vázquez, .

Industriales-Comercio: Leandro Sanz, Francisco Navajas, Laureano Garrido, Rafael Zamora, José Zamora, Pedro Zamora, Manuel Salto, Juan Pérez, Manuel Bautista, Rafael Martínez,

Latoneros: Enrique Castaño,

Lavanderas: Antonia Urbano, Dolores Zarza,

Maestro:
Luis Guerrero,

Marmolista: José Larrea,

Mecánicos: José León, Eulogio Ruz, José Martínez, Isidro Ruano, Antonio Lozano, Antonio Jiménez, Enrique Dorado, José Rey.

Militares: Manuel Relaño, José Chueca, Mateo García, Manuel Chicharro, Francisco Luna, Mateo García, Antonio Mondejar, Antonio Ruz, Rafael Cordobés, Enrique Santos, Jesús Cantero, .

Modistas-Sastras-Sastres: Dolores Carbonell, Antonia Molina, María Montenegro, Ángela Almirón, Francisco Morales, Antonio Reina, Enrique Torres,

Panadero: Antonio Gálvez, Antonio Rodríguez, Luis Fernández, Enrique Aguilar, Antonio Muñoz

Pintores: Francisco Navajas, Rafael León, Francisco Frasquel, Eduardo López

Policía Armada-Municipales: Agustín Camacho, Víctor Luna, Juan Majuelos, Antonio Moreno, Rafael López, Diego Muñoz, Diego Jimeno,

Plateros: Antonio Galisteo, Rafael Rodríguez, Luis Rodríguez,

Portero: Manuel Jaén.

Pulidoras: Carmen Aguilar.

Religiosas: María Camacho,

Sacristanes: Antonio Ruiz,

Escultor-Tallista: José Ortiz,

Tapiceros: Eugenio Sánchez,

Tipógrafos: Enrique Parejas,

Vendedores: Rafael Gallego,

Zapateros: Rafael Ruiz, Joaquín Díaz, Enrique Pérez

La CALLE MONTERO

Es una Calle llena de pequeñas historias, y con unos vecinos, que tenían su filosofía de vivir forjada en lucha continua con las dificultades. Sin existir los móviles, allí se conocían todas las noticias que fueran importantes al instante; se sabían los precios de todo lo que se vendía en la  Plaza de San Agustín, y se tenían hasta noticias de última hora del estado de las "preñadas" que había en toda la Calle, e incluso se conocía al detalle, los vecinos a los que le iban a cortar la luz. Allí se sabía y conocía casi todo y era bonito el comprobar cómo la solidaridad afloraba por cualquier defunción o desgracia que hubiera en la Calle; no había nada más que ver el trasiego de sillas de unos vecinos para otros a la hora de velar él cadáver. Ahora en la mayoría de los casos al muerto lo llevan a la nevera de un Tanatorio y allí sólo suelen ir los familiares más directos y algún que otro vecino.

Por otra parte la Calle Montero, era una Calle viva y con mucha actividad, y llegado el momento fue el mercado ideal para los "diteros" que casa a casa, se pateaban la Calle todos los días, vendiendo desde una cacerola hasta incluso unas bragas. Ellos vendían de todo, y de ello pudieron dar fe los "diteros" Pepe Pano, Manolo Castillo, Paco Flores, Ricardo Torres, Pepe Merlo, Antonio Adame, Antonio Gómez, e incluso el mismo Leonardo Rodríguez, que sería una de las personas más polifacéticas de esta Calle.

EL "TELEVISOR"  Y LA CALLE MONTERO

Los 1960 fueron años de un despegue en lo económico y festivo; quizás todo ello coincidió con el ascenso del Córdoba a Primera División (abril-1962), y ya los partidos de fútbol televisados, o programas como "REINA POR UN DIA" de Televisión, hizo que todo el mundo quisiera tener fuera como fuera un televisor en su casa. Para el colmo de aquella sana aspiración, el que fuera controvertido presidente del Betis, don Manuel Ruiz de Lopera, había comprado un stock de más de 7.000 televisores de la marca IBERIA, pero como él no era habitual en el comercio los puso en manos de los "diteros" que llenaron en un santiamén de televisores, barriadas tan populares como las Palmeras, las Moreras, y cómo no, la Calle Montero. Eran los tiempos en que ELECTRODOMESTICOS MARIN, vendiendo televisores IBERIA, se iba a salir del mapa. El mismo Juan Marín, uno de los fundadores de la Peña Los Bohemios, nos llegaría a decir: "faltaban televisores para la demanda que se tenía en aquellos tiempos".

No cabe duda que los partidos de Copa de Europa, los Estudios Uno, la serie Bonanza, El Virginiano y el citado programa de "REINA POR UN DIA", que presentaban José Luis Barcelona y Mario Cabré, disparó el consumo de los dichosos aparatos de televisión.

El mismo Crescencio Marrodan, inauguraba y regalaba a la ciudad de Córdoba un flamenco RELOJ DE LAS TENDILLAS, que con los toques a la guitarra de Juan Serrano Rodríguez, y la voz de Matías Prats, anunciaba los productos PHILIPS, y los televisores que él representaba.

Un día hablando con Eulalio García "EL LALI" en su establecimiento de la Calle Almonas, nos decía: "En la Calle Montero entró el televisor como si fuera el contagio de una enfermedad; llevabas un aparato para instalar y a la salida en el mismo portal de la casa, te abordaban un par de vecinos que querían que le llevaras otro cuanto antes". Aquello fue un ciclo imparable; y es que en aquellos años principios del 1960, nadie quería ser menos que nadie, y menos en la Calle Montero, por lo que se puede decir  que casi todo el mundo llegó a tener su propio televisor. Estaba claro que nadie quería que se "lo contaran" y lo querían ver todo con sus propios ojos y en directo.

Pero en aquellos tiempos, al igual que ahora pasa con los llamados "productos chinos", los televisores "clonados" se fabricaban en Córdoba en cualquier local, garaje, o incluso en cualquier nave perdida en el campo. Así tenemos televisores montados "frente a las vacas" que había en la zona de la REDONDA, televisores montados en LOS OLIVOS BORRACHOS, el BARRIO NARANJO, el ZUMBACON, VALDEOLLEROS, enfrente de la FUENTE DE LA PIEDRA ESCRITA, o en la estrecha Calle CUSTODIO, por debajo de Herrador el practicante.

A los nombres clásicos de las marcas reconocidas como IBERIA, INTER, PHILIPS, ASKAR, GRUNDIG, o WESTINGHOUSE, se unieron una serie de nombres rocambolescos y rimbombantes elegidos por estos fabricantes, como BIG BEN, HERCULES, ESTRELLA, APOLO, ZODIAC, LUMEN, SANSON, TULIPAN, ORFEO, SILVANIA, TITANIC, o incluso hubo uno de estos fabricantes que le puso el nombre de "T-555", porque el fumaba el tabaco inglés de los tres cincos.    

En la Electro Mecánicas que yo sepa hubo muchos profesionales de oficio, que se dedicaron a montar televisores; entre ellos podemos citar a Joaquín López Molina, Rafael López Herrador, Rafael Ponferrada Gómez, Juan Molina Duque, Enrique Morales Jiménez, Rafael Bueno Velasco, y también por otros sitios estaban Antonio Ochoa, Crescencio Martínez, José González, Rafael Rojas, Pablo Ruiz,  etc. etc. pero a pesar de ello, la demanda era mayor que la oferta. Luego el citado Eulalio García y los Hermanos Gómez los comercializaban y llenaron Córdoba de televisores, de TURMIX, y de letras. Fueron años imparables y ello se notaba en las Terrazas de Verano del BAR LITRI o el BAR PLAYA, por citar a algunos bares, pero es que también se notaba en otras cosas, como por ejemplo "La compra de objetos de oro" que solía vender casa por casa, el "Cartero" Alfonso Ayllón, con lo que se puede decir que se hizo más rico que pobre.

Además estos vendedores de televisores "clonados" tenían el slogan de: "Si no te gusta te lo cambio" y enseguida te mandaban otro televisor. Pero en la práctica no había tal cambio de aparato, sino que en la mayoría de los casos  lo que te cambiaban era "la caja del televisor". Eso le ocurrió a la "Garrota" que en los mundiales del 66, y en el partido Inglaterra-Alemania, se le llegó a poner la imagen "boca abajo" y esta agradable mujer nada más comprobar aquello cruzó a la Sociedad Plateros para llamar por teléfono al citado "LALI". Desde allí y quizás para quitársela de encima, alguien al escuchar la mal explicada avería del televisor, no tuvieron nada más que contestarle "¡COÑO!, PONGALA USTED BOCA ABAJO", Lógicamente el citado "LALI" se llevó el aparato con la promesa de traerle otro nuevo, cosa que hizo a los dos días. Pero pudimos comprobar que era el mismo "perro" (televisor), con distinto collar (caja).

Por eso la fabricación de "cajas de televisor" tuvo una gran demanda, llegando incluso a que algunos talleres de Ebanistería, se volcaran durante un tiempo en hacer "cajas para los televisores". Anguita en el Cerro de la Golondrina y  Diego Soto, en el callejón del Adarve, se puede decir que por artistas fueron los primeros en hacer estas "cajas de televisor", pero al poco tiempo, y dada la cantidad que se necesitaba, ya empezaron a llegar como los ataúdes de la zona de Valencia.,

Después de todo aquello, ya en la Calle Montero, casi todos los vecinos tenían televisor. Atrás se habían quedado las únicas distracciones que habían constituido en las casas de vecinos, las "Cantiñas de Cádiz" que cantaba el célebre "Alicates" apoyado en sus encorvadas piernas y siempre acompañado de sus airosas castañuelas, Atrás quedaron también aquellos seriales de la Cadena Ser, como único interés de las casas de vecinos, Y atrás, cómo no, quedaron aquellas situaciones como  la que ocurrió con motivo de la explosión de Cádiz (19-08-1947), en la que todo el mundo de la Calle Montero, Los Frailes, San Juan de Palomares y la Banda, se concentraron en la ventana del Bar de Antonio Millán, para escuchar por radio las "Noticias sobre la Explosión de Cádiz", donde la voladura de un polvorín escandalizó y amedrantó a la mayoría de la opinión pública.

Y entre aquellos que escucharon las noticias de Radio Córdoba, con motivo de la explosión de Cádiz, tendríamos que citar a Manuel Hidalgo, que joven aún y vecino de la Plaza de San Juan de Letrán, quedó cautivado por el encanto de la voz de Josefina Quirós, locutora de Radio Córdoba, con la que al final se casaría.

Y es que como hemos dicho en la Calle Montero, todo el mundo vendía de todo, y todos los servicios estaban cubiertos. Incluso en aquellos tiempos el poder ver bien el televisor planteó alguna necesidad de gafas, o de graduación de la vista, cosa que antes no había ocurrido. Pero para cubrir esta necesidad allí estaba "Paco el Barbero", al que los amigos solían llamar "El Cojo Palanca" por su gran afición al citado cantaor, que te daba VALES para la "ÓPTICA SANCHEZ" de la Calle Doce de Octubre, y que luego lo pagabas en cómodos plazos. El dueño de esta óptica era Manuel Sánchez, que fue el Tabernero de Casa Armenta de San Lorenzo

OTRAS COSAS DE LA CALLE MONTERO

Para conocer el espíritu que respiraba esta Calle, baste recordar al practicante don Francisco, que con su bata blanca y montado en su bicicleta BH, se recorría la calle varias veces al día de un lado para otro. A este practicante solterón muchos lo tomaban por loco pues con frecuencia solía acudir desde su casa en Barrionuevo con la bata blanca y los pelos blancos algo volados. Fue una figura clásica de esta Calle. 

Hay documentos que demuestran que la "Saga de los Molina Sánchez Lagartijo" tienen su origen en la Calle Montero. Y es que los De Molina, "de ascendencia moriscas", cuando llegaron a Córdoba pidieron un barrio que fuera "importante" por su carácter, huyendo de su calle "LOS MORISCOS" que les habían habilitado para ellos, y se refugiaron en las Calles colindantes a San Lorenzo y Santa Marina. Y así en la Calle Montero, muy cerca de la Portería de San Martín (Hoy Ermita  de las Montañas), fue en donde vivió el Alonso de Molina (1657) que sería el padre de Juan Molina Gavilán, tatarabuelo del torero "Lagartijo". La Calle Montero era una calle en donde los cordobeses de aquellos años entre 1930 y 1960 asumían su disfraz de la vida diaria, cosa que les permitía vivir en paz y armonía.

La Calle cogió fama con los Carnavales, pero la gente de fuera que venía a presenciarlos, nunca supo que los "Carnavales" era una cosa que ocurría en esta Calle casi a diario, en donde cada persona o vecino iba metido en su disfraz de la vida, compaginando problemas, risas y llantos, con la mayor naturalidad. Por tanto el "Carnaval" en esta Calle no empezó por la ocurrencia de cuatro simpáticas personas como, "El Chícharo", "El Caparrín", "la Mecedora" y "El Lunares", que les daba por disfrazarse de lo que en realidad querían. No cabe duda de que la Calle Montero era un "Carnaval Virtual" permanente."

LA FUENTE DE "MARIBLANCA"

Según Juan Aranda Doncel, esta fuente se debió instalar en Córdoba en torno al 1690, cuando se intentó mejorar el abastecimiento de agua a los barrios más retirados de la Medina. Se instaló en el ensanche que hace la Calle Rivas y Palma, a la desembocadura con la Calle del Montero, nombre que tenía por entonces. En realidad esta zona era llamada en la antigüedad como el "MULADAR DE MARIBLANCA", en donde iban a parar todos los desechos que sobraban en las casas. En un principio esta Fuente fue alimentada por el venero de Miraflores.

Pero con el tiempo, esta Fuente, al igual que la que hubo en la Plaza de San Lorenzo, y la del Jardín del Alpargate fueron abastecidas finalmente por agua del venero llamado popularmente "Sombrero del Rey" en el Puente de Pedroches. Este venero fue concedido por el rey Felipe V, al Ayuntamiento de Córdoba el 5 de diciembre de 1724.

Este venero discurría por la Huerta del Pilero y de allí iba al Marrubial por la Puerta de Plasencia en donde existía una alcubilla de distribución y desde allí y por la Calle de los Frailes, llegaba a la Plaza de San Juan de Letrán, a donde iba a parar al arca de distribución que existía en la Calle Montero en su confluencia con Rivas y Palma, y que en aquellos tiempos se le llamó a esa especie de Plaza, como la del "MULADAR DE MARI BLANCA".

Esta fuente llegó a estar hasta finales de los años 1940, en que se remodeló el rincón de la citada Calle para instalar un transformador de 800 KVA, que estuvo hasta finales de los años 1960, que coincidió con el puesto de jeríngos de Hermenegilda.

MARIA ANTONIA "LA APARADORA"

Una mujer encantadora y muy laboriosa, siempre trabajando con su máquina de "Aparar". En aquél portal por debajo de la "Taberna de los Gallegos", tenía su zapatería Roque Zafra Carmona (1900-1970), esposo de María Antonia Nieves Robles (1897-1983), "LA PARADORA", que completaba con la máquina los trabajos de su marido. En este portal se formaban animadas tertulias de vecinos para hablar de lo "DIVINO Y LO HUMANO", y muchas veces participó con su presencia "Antonio e Tonto", un disminuido psíquico de la Calle Roelas, al que la gente joven de forma irrespetuosa pero sin maldad le asignábamos ese nombre,  

En esta casa se dieron muchas cosas y es comprensible incluso el pensar que de aquí pudo surgir la idea del Carnaval, ya que aquí vivía uno de sus principales protagonistas como sería el "CAPARRIN", que en esta casa coincidía muchas veces con "EL CHICHARITO" el "MECEDORA" y el "LUNAR".

Esta María Antonia Nieves Robles "LA APARADORA", la recordaré siempre porque le supo dar cariño y confianza a un disminuido psíquico de nombre ANTONIO LANTI CRIADO, (1923-1988) de la Calle Roelas. Este Antonio, había nacido en el año 1923, por lo que naturalmente era bastante mayor que todos nosotros; y tenía una alteración psíquica muy severa, pero era pacifico. Su madre Teresa y sus hermanas Teresa y Carmen, lo tenían siempre como un "palmito" de limpio y presentable, bregando con él hasta los últimos días de su vida.

Todos los días salía de su casa en la tarde para dar una vuelta por un recorrido que ya se conocía de un día para otro. Agarrado a la pared y con sus pantalones cortos, Antonio, iba andando pasito a pasito. Primero pasaba por el puesto de arropías que estaba enfrente de la Taberna de Casa Ordóñez, y allí a su manera "piropeaba" a la "TRINI", la guapa hija de la arropiera. Luego continuaba Calle María Auxiliadora adelante, hasta llegar a la Sociedad de Plateros, en donde empezaba a gritar "Pepita, Pepita....", y no callaba hasta que la hija de la "naranjera", la tal Pepita, no se asomaba a su ventana y le hacía un gesto cariñoso, que le llenaba de felicidad. Luego continuaba por la Calle El Queso, hasta salir a la Calle los Frailes, adonde también le dedicaba sus piropos a la sobrina de "Rafaelita", que era una persona que se portaba muy bien con él. Seguía su recorrido por San Juan de Letrán para terminar como siempre en Casa de María Antonia, la "APARADORA", de la Calle Montero, cuyo portal era un lugar habitual de tertulias y buena armonía. Se sentaba y disfrutaba del cariño de los vecinos, que le daban muestras de quererlo de verdad, e incluso muchas veces hasta le daban su merienda. Siempre que llovía o había cualquier inconveniente, eran sus hermanas las que acudían a recogerlo. Por el trato tan humano que se le daba a diario a Antonio, he querido resaltar a esta buena mujer María Antonia y a sus vecinos.

RADIO "ATALAYA DE CABRA"

En esta Calle los comercios empezaban prácticamente en San Juan de Letrán, con la pasamanería de "LA TIENDA DE MARI", en donde vendía por decir algo, hasta el serrín para los días de lluvia. Su mujer Mari Gómez, tiraba de libreta para apuntar, y en esa libreta se podía apreciar la evolución histórica de los sueldos del Barrio. Un personaje que solía llegar por aquí fue Leonardo Rodríguez García (1931-2007), natural de Tetuán (Marruecos), y que llegaría a Córdoba con 8 años a la Calle Obispo López Criado (Piedra Escrita), y fue vecino de los balcones de "CASA LA APARADORA". Fue un buen  trabajador de la Electro Mecánicas, hombre que dio cuentas por todas las casas del barrio, fue cronista deportivo de Radio Atalaya de Cabra, y candidato a cuantas elecciones hubo tanto en la dictadura de Franco como después. Tuvo una gran amistad con José Reus Piña el que fuera presidente del Club Atlético San Lorenzo, y convivió muchas veces en la PEÑA DEPORTIVA EL PRINCIPE, sede del Club San Lorenzo.

Finalmente fue concejal independiente por el PCE, y de esta forma colmaría sus aspiraciones políticas. Fue uno de los fundadores del "CLUB MATRIMONIOS DE LA UNION", en unión de Rafael Camacho Peña (1931-2009) y Ángel Infantes Córdoba (1941),, del Barrio y también  trabajadores de le Electro Mecánicas. Al final de sus días Leonardo Rodríguez, colaboraba con una publicación semanal en el DIARIO CORDOBA, en donde los temas era Córdoba y sus Peñas, y lo presentaba en su "PATIO DE LOS NARANJOS".

TABERNA "LOS GALLEGOS"

Luego estaba la Taberna de MANUEL ALEN, "el Gallego", que la regentaban sus hijos. En esta taberna entraba gente pintoresca  y simpática de la zona. Uno de los que solía entrar era José García Repullo, hermano del "Tinte" que fuera jugador del Córdoba y del Atlético de Madrid. Este hombre, era cobrador de Sevillana de Electricidad, y comentaban algunos "medio en broma y medio en serio" que cuando jugaba al dominó y perdía con enfado y de mala manera, solía incluso como dar a entender que le iba a "CORTAR LA LUZ" a los que le habían "ahorcado el seis doble". Luego como es natural no pasaba nada. Y de eso el simpático Carrillo sabía bastante.

En esta Taberna y por culpa de la rivalidad futbolística entraba Francisco Jiménez "El Guapo", que después de discusiones sin sentido del fútbol, fue a parar a esta Taberna, él, que vivía en la Calle Alvar Rodríguez, un poco alejado de la misma.

Como él, se sentaban diariamente en una mesa, unos cuatro, que de distintos lugares del barrio, seguían siendo fieles al Atlético de Bilbao. Ellos eran amigos por lo que tenían muchas cosas en común; en primer lugar la escasez económica por su corta paga o la "ayuda"; en segundo lugar un miedo bastante grande a lo que eran las enfermedades y los contagios. Por eso un día el "Guapo" al salir de jugar su habituales partidas a las porras, (no jugaban a otra cosa); me llegaría a confesar: "Mis amigos y yo, nos vamos a nuestra casa, y después de almorzar al mediodía, nos acostamos hasta la mañana del día siguiente". Eso es una forma de ahorrar dineros, no pasar frío y evitar enfermedades.

La Casa que estaba al lado también era del "Gallego" y allí vivieron dos personajes irrepetibles, por ser buenas personas y gente muy agradable, se trataba de los "Hermanos Cócoros", que por tener unas cabezas repletas de abundante pelo, le habían puesto este apodo. Fue en el Oratorio de los Salesianos, donde don José María Izquierdo les tomó cierta simpatía, por su afán de colaborar y,  un día que vino a cuento, nos presentó la cabeza de uno de ellos, repleta de aquella madeja de pelo, diciendo que todo era producto de que se lavaban la cabeza  con JABON LAGARTO y se la enjuagaban en AGUA Y VINAGRE.

Los "Córocos" como no pudo ser de otra forma, en unión de algunos, como los Rafael Bueno, Rafael Salazar, De la Coba Ruano, Antonio Sánchez, Pedro Larrea, Francisco Rueda, Paco García, Francisco Chamorro, Manolo Peña, Andrés González, Emilio Soler, Paco Roldán, Manolo Jaén, Paco León, José Urbano, Antonio Sanz, y otros de las mismas Costanillas y de la Calle Rivas y Palmas, formaron aquél grupo de "traviesos legionarios" que desfilaban de forma maravillosa por las calles, a los toques de la trompeta del singular Luis Ranchal Ramírez, que era uno de los mayores del grupo. Y es que por aquellos años de 1955-56, todo el mundo quería imitar a  aquellos Legionarios, que con el Cabo Gastador, JHONY y su Cabra al frente, hacían las delicias de los chavales cuando venían a Córdoba por Semana Santa.

La Casa adjunta a la Taberna del Gallego, era también una Casa de bastantes vecinos, que empezaron a irse, unos a Cañero, otros al Campo de la Verdad y al Polígono de la Fuensanta, por lo que poco a poco, el gallego Manuel Alen, se fue quedando con la Casa vacía. A la familia de los Cócoros, por ejemplo, les dio alojamiento en otra Casa de la Calle Marroquíes, muy cerca de la que fue la Casa de los Tafur de larga historia en Córdoba.

El gallego al quedarse la Casa vacía, y mientras le salía un comprador llenó las habitaciones con pequeños talleres de plateros, que daba la impresión de que se "escondían" de todo lo que sonara a impuestos. Allí estuvieron el "López" , el "Ramírez", el "Osuna", el "Rodríguez" y unos cuantos más. Eran pequeños talleres con uno o varios trabajadores, que trabajaban unos para los "Navarro" otros para los "Aguilar" y la mayoría para Rafael Gómez, "El Sandokan".

Al final de los años, 1990, y con el tema del IVA y los plateros de actualidad, nos contaron que un día llegó a la "Taberna El Gallego", el citado cobrador José García Repullo, acompañado de un jubilado de Hacienda, con el que guardaba amistad desde sus tiempos en la Escuela Obrera del Arroyo de San Lorenzo. El amigo Repullo, quizás para "gastar alguna broma", dijo: "Aquí vengo con un inspector de Hacienda", aquella palabra de "Inspector de Hacienda" se propagó como una maldición por el patio, por los bajantes, por las tuberías, en donde estaba todos aquellos pequeños talleres, y produjo poco menos que un "terremoto" pues todos los plateros se apresuraron abandonar el taller y casi todos con la prisa se dejaron hasta los transistores puestos y todo."

HERMENEGILDA LA JERINGUERA

En esta Calle también fue muy importante el Horno de Pan. Pero sin lugar a dudas otro gran centro de gravedad de la Calle lo constituyó el Puesto de Jeringos de Hermenegilda, ayudada por Carmela Trujillo, allí junto a un aparatoso transformador, hacía todos los días sus jeringos. Era significativo que los días que amanecían con "tormenta" bajaba sensiblemente la venta, pues la gente le tenía mucho miedo a las descargas eléctricas y más con el transformador al lado. Tenemos que decir que este transformador está actualmente alojado en la Calle Guzmanas.  En una ocasión le preguntaron a la tal Hermenegilda, que porqué había escogido el sitio junto al transformador y ella contestó: "En invierno, nos arrimamos un poquito más y nos da calor y en verano, nos retiramos todo lo que podemos. Pero este sitio tiene la ventaja de que tenemos una fuente en el rincón". Esto lo decía en relación a la Fuente de MARIBLANCA, que estaba en el rincón que hace la Calle Rivas y Palmas con Calle Montero.

Retirada por edad Hermenegilda, sería Carmen Trujillo la que se quedaría con el puesto y se buscó como ayudanta a la singular "Piquito Plata" personaje cariñoso y célebre de la Calle Montero, que se casaría con Pepe el pintor, y que fue también alma de aquél Carnaval que surgió de esta Calle.

LA CASA DE LA "SARAPIA"

Posiblemente la casa de más vecinos de toda la Calle, (60), y allí destacaba Josefita Muñoz "La Sarapia". Esta casa causó sensación cuando a finales de los años 1950, se presentó al Concurso de los Patios de Córdoba, y obtuvo un señalado Primer Premio, en competencia con varios Patios más de la misma Calle. Vecinos como el "Bizcocho", el "Tarugo" y la "Malparida", disfrutaron de su Patio; y se puede decir que hasta la "cortita de genio" la farmacéutica doña Piedad Candel, que por el portal de la casa se comunicaba con su farmacia, siempre estaba dispuesta a atender a todo el mundo, fuera la hora que fuese. El medicamento estrella de aquellos tiempos, no cabe duda de que era "EL OPTALIDÓN", y que servía para todo, luego le llegaron a achacar hasta propiedades "de drogadicción" por lo que fue retirado de las farmacias. En esta casa puso su primera Cruz de Mayo la Peña de los 14 Pollitos en el año 1952.

No hace falta decir que en esta casa, los problemas de las pilas, los servicios comunes y el pozo, estaban a la orden del día, pero eso sí, había un sentido de la solidaridad de unos vecinos para con otros, que por encima de las "normales discusiones" se oían frases de: Fulanita dale una vuelta a mi madre que está ahí sentada en el Patio; Menganita, que voy un momento a San Juan de Letrán, dale una vuelta a mi niño. Eran expresiones que demostraban que unos se ayudaban a otros. Todavía no había llegado las "Guarderías" para niños y las residencias o asilos para los "Mayores".   


BAR EL "24"

A mitad de la Calle existía un Bar al que llamaban el "Lotero" Este era un antiguo guardia civil, de nombre Alfonso, que siendo amante de la Lotería, llegó a empapelar su Taberna con décimos de Lotería que iban desde la 5 pesetas de 1945, a precio de 50 pesetas de los años 1960. Esa colección que él se apresuró a colocar en la pared, hoy valdría un buen dinero. El vino de 24 que aquí se bebía, era de la bodega "El Pelotazo" del Jardín del Alpargate, y era suministrado por Mariano, que "garrafa al hombro" transportaba el vino.

La clientela de esta "Taberna el 24", eran arrieros, piconeros y gente del campo, y que cuando adoquinaron la Calle Montero, allá por el 1954, quedaron asombrados de la cantidad de grillos que salieron al levantar las losas antiguas en aquél verano.  Muy cerca de la puerta de esta Taberna, empezó Francisco Castro, recién venido del pueblo de la Victoria a vender Huevos en un canasto de mimbre, y así docena a docena, llegó a levantar un pequeño imperio, que significó "HUEVOS CASTRO".

En esta Taberna y durante un tiempo tuvo su sede la Peña "Córdoba Soberana" que aunque fundada en Casa Enrique, se trasladó a esta Taberna. Esta Peña fue fundada por el mayor de los Domínguez, que llegaría a ser uno de los primeros Presidentes de la Federación de Peñas.

BAR "CASA MANOLIN"

En la esquina con la Calle Velasco, hubo también una casa con muchos vecinos, y de la que era casero un tal Anacleto, pero la casa enorme y con muchos vecinos, era una ruina a la hora de recolectar las mensualidades. Fue de las primeras casas que se quedó casi vacía, pues muchos se marcharon como ya hemos insinuado, al Barrio Cañero y al Campo de la Verdad. Al quedar la casa vacía, parece ser que el solar se dividió en dos partes y con una se quedaría la familia de Manolín, una excelente persona, que vivía con sus dos hermanas. Y de tener un puesto de verduras y alimentación, quiso pasar a poner una BAR, y aquello eran palabras mayores. Equiparon el BAR, muy bien e incluso pusieron futbolines y caballitos para los niños chicos, pero allí entraba poca gente; y todo porque este hombre y sus hermanas sabían poco de Taberna.

Un vecino de Alfonso Espejo, me confesó que esa Taberna, sólo tuvo clientela el día que dos casas más bajo, el cura Novo, llevó a la Virgen de los Remedios, a la Calle Velasco (1956). y tuvieron allí la Virgen toda la noche.

TABERNA "LAS MONTAÑAS"

La Taberna "La Montaña", cogió el título del nombre de la Calle y en realidad era una pequeña tabernilla, y allí en torno al mostrador  y un vino de Montilla, se juntaban un jugoso grupo de amigos, pues el Tabernero, vecino de Carmela "La Piconera" en la Calle María Auxiliadora, tenía muchas tablas para despachar vino. Coincidió que enfrente hubo por algún tiempo hubo una especie de Ambulatorio de médicos, en donde se daba asistencia médica a los asegurados de la Bilbaína, que era como se solía llamar a la compañía Seguros Bilbao. En esta Taberna se fundó en el año 1948, la "Peña de los 14 pollitos", siendo su primer presidente Manolo Polonio Carrasco, y su secretario José Alcalá Moreno. A partir de los años 1950, se trasladaron a la Beatilla.. 

LA TABERNA "EL PANCHO"

Luis Jiménez Gavilán puso la Taberna a la que denominó "Taberna del Pancho" en la esquina de la Calle Montero, con Calle Dormitorio, pero allí le advirtieron de que iban a enrasar el Pozanco con la Calle Montero, y se cambió de sitio, situando la Taberna unas casas más para adentro, en donde se ubicaría definitivamente.

El nombre del "Pancho" perteneció a una saga de los Jiménez Gavilán que eran nada más y nada menos que 6 varones y 2 hembras. Todos nacieron en la Calle Obispo Aguacil  y de allí pasaron a Calle Mayor de Santa Marina, Calle Dormitorio, Calle Montero, y luego se repartieron por las Calles Juan Tocino, Calle Hornillo, Calle Costanillas y Calle, Custodio, y con la alegría de su simpático apodo. Antonio, el de la Calle Custodio, tenía un camión y le puso en la cabina "Pancho". A toda esta generación de "Panchos", dio lugar el matrimonio de Manuel Jiménez López, piconero, con Carmen Gavilán Fernández.

Y las vueltas que da la vida, una nieta de Manuel Jiménez López, e hija de Antonio Jiménez Gavilán, se casó con Tomás Rubio, que fuera Jefe de Personal de CENEMESA, durante los años 1964-66, y que para nosotros es de grato recuerdo.

En el interior de la citada "Taberna el Pancho" existió de siempre un limón (árbol), y que en torno a él, se fundaría la célebre "Peña el Limón" que comandada por Ramón Medina, disfrutaban en sus reuniones y fiestas de amigos, de cantar y recrear las cosas bonitas de Córdoba.

Eran los tiempos en los que el Medio del Vino "Fino Mío" solía costar 0.40 pesetas, y se puede decir que el Vino de Montilla-Moriles, era la bebida rey de todas aquellos vecinos de Córdoba, que en la Taberna encontraban un lugar de reunión y amistad.
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En cuanto al célebre Limón, tenemos que decir que en 1996, se secó y gracias a que tenía en su base un retoño, se pudo recuperar. y tutelar hasta ahora que en 2016, también se ha secado, y afortunadamente otro retoño lo va a sustituir. En relación con el problema del Limón, nos decía José Montero, miembro que fue de la "Peña el Limón" "Es que hasta los árboles que hay en las Tabernas, están tristes y amargados, pues no se habla nada más que de política, de fútbol y de citas con la Seguridad Social. Atrás se quedó aquél sabor a buen vino, y la entrañable amistad entre los amigos; ahora terminó diciendo, a la Taberna no se va a convivir sino a discutir de lo que sea..

Actualmente los taberneros son los hijos de José Péculo Guerrero, que tomó la Taberna a Paco "El Rubio" en el año 1969.

CASA "EL CALICHI"

Más hacía San Agustín, y en el "PATIO DE CALICHI", (Antonio Gómez Gutiérrez 1923-2015), vivían entre otros dos vecinos irrepetibles, la Manola y su hermano El Matías Prats, célebre por sus avatares con el CORDOBA CF, él, trabajador de aquella "Mítica Porcelana" de las Margaritas, y decimos lo de "Mítica" porque con alguna de la gente que allí llegó a trabajar, no nos explicamos cómo de allí se pudiera fabricar "UNA PEROLA O CACEROLA" En aquella "mítica" Porcelana, llegó a trabajar mucha gente de San Lorenzo, empezando por Manolo Santos y terminando por el amigo Camacho, y era tal el nivel de absentismo de esta gente, que nos contaba Vicente Soler, que estos trabajadores se solían reunir en una mesa de la "Taberna de Casa Manolo" y teniendo poco menos que un "CUADRANTE" para ver al que le tocaba el turno de accidentarse.   

Pero también en esta Casa vivió Ángel Parejas, que quizás heredara de su padre, la enorme imaginación y el arte para la realización y montaje de carrozas festivas para las Romerías y Fiestas Populares. De él tomaron buena nota gente como los hermanos Cervantes, e incluso Isidoro Álvarez "Don Arturo". Parejas murió relativamente joven.

Este patio del "Caliche" nombre con el que se le conoció a este hombre que nació en la Calle Horno del Agua, en 1923, y se hizo a si mismo dando cuentas como "Ditero", lo que le suponía recorrerse todos los días el Barrio, Calle a Calle y casa por casa. De casado vivió en la Calle los Frailes, y fue vecino del "patriarca" de los caracoles de la Magdalena. Al final de los años 1950, compró la Casa de la Calle Montero nº 12, y en las veces que lo adornó se pudo comprobar que posiblemente fue el mejor Patio que nunca se presentó en Córdoba a concurso.

También en esta Calle Montero, estaban la "CASA DEL NIÑO" que en 1958, se presentó a concurso y contó con la presencia de José Luis y su Guitarra. Igualmente El Horno de "La Niña", La Ermita de la Montañas, tan antigua como sus carpinteros. La "Casa del Águila" de Angelita Zamora Herrador, etc. etc. con uno de los Carriles muy cerca..

Al final de la Calle y ya para entrar en San Agustín estaban las vendedoras a voleo (estaban en el suelo), "Pepa la Chata" y Carmen Calero, que vendían pimientos, ajos, laurel, perejil, limones y cosas de poca monta. El puesto lo extendían en el mismo suelo en mitad de la Calle, junto a la puerta del carnicero Antonio Martínez. La "Chata" tenía un hermano que era policía municipal, pero eso no le impedía a ella vender por las tardes-noches pan al estraperlo. 

LA ERMITA DE NUESTRA SEÑORA DE LAS MONTAÑAS

Es sin duda el lugar más antiguo de la Calle y uno de los más antiguos de Córdoba. Este recinto que otrora fuera el Hospital de San Martín se remonta a época anterior a la Reconquista, ya que hay varios autores antiguos que la citan como la Iglesia a la que acudía  Juan de Gorze, el que fuera embajador de Otón I, (Alemania), en su larga espera de ser recibido  por el Califa Abderramán III, (tardaría dos años), y tuvo tiempo por tanto, de asistir los domingos a la citada Iglesia, según citan Bartolomé Sánchez de Feria, en el Yermo de Córdoba, 1782, y Enrique Flórez , en La Palestra Sagrada 1753. Como hemos dicho estuvo dos años en Córdoba y cumplió la misión que le habían encomendado. Murió el domingo anterior del miércoles de ceniza, en el año 969, y como se ve una fecha muy relacionada con el carnaval.

Después de la Reconquista este Hospital de San Martín fue convertido en Hospedería y ocupado por ermitaños de la Albaida, y que utilizaban este recinto para acoger en Córdoba a los ermitaños que tenían que bajar a la ciudad desde la sierra. Trajeron a la Iglesia la imagen de la Virgen de las Montañas, y permaneció en ella hasta el año 1835, en que con la desamortización la mayoría de los objetos sagrados de aquella Ermita, fueron trasladados a la Parroquia de San Lorenzo y a la Ermita de San Juan de Letrán.

La Virgen de las Montañas presidió durante años la Capilla del Bautismo de la Iglesia de San Lorenzo (al fondo del Sagrario), hasta que en 1966, con motivo de unos cambios que se realizaron en la Iglesia de San Lorenzo, ("Se le llamó remodelación del Cura Novo"), se quitó el retablo del altar mayor del siglo XVIII, se desmontó el coro y el órgano a fuelle también del siglo XVIII, y se cambió la ubicación de la pila de Bautismo a la parte posterior de la Iglesia en donde se "alojó" el retablo del altar mayor, perdiendo algunos penachos superiores y laterales que no encajaban en la nueva ubicación. 

En 1976 el obispo de Córdoba, el vasco Monseñor Cirarda Lachiondo, vendió muchos inmuebles de la diócesis y entre ellos vendió lo que era el edificio de la Ermita de San Martín que estaba vacía y ocupada por unos carpinteros en régimen de alquiler. Hay que recordar que esta antigua hospedería desde la desamortización estaba cerrada y fue ocupada por un taller de carpinteros. En 1923 sufrió un derrumbe de tejados y muros de apoyo, y fue restaurada como se pudo y en 1976, cambió su uso, pasando de alquiler a ser propiedad de Mariano Villar Asís, vecino de la Calle Cristo. A este profesional de la carpintería le sucedieron sus hijos, Ricardo y Rafael, que son por cierto los que presentan a concurso sus patios contiguos de la Calle Guzmanas.

Las antigüedades que allí hubo y el antiquísimo nombre de San Martín, nos indica que después de la Reconquista, los ermitaños de la Albaida tomaron esta pequeña Iglesia para hospicio suyo. Durante la dominación musulmana no se llegaron a destruir todas las Iglesias antiguas y pequeñas, aunque quedaran mutiladas y pobres, y esa fue una de las razones por la que los citados ermitaños de la Albaida, la tomaron, trayendo por tanto una imagen de la Virgen a la que llamaron de las Montañas.

En la página 43 del Yermo de Córdoba dice: "No menos prueba esta misma antigüedad la memoria justificada en varios papeles y apuntamientos, que conserva la Congregación (Ermitaños) de haver sido inmemorialmente hospedería de los Ermitaños la pequeña, y antiquísima Iglesia de San Martín, que hoy conocemos con el título de la Ermita de Nuestra Señora de las Montañas. Este nombre da muy bien a entender haver sido propia de los que vivían en las montañas, y que estos colocaron allí esta Imagen de la Señora, que es todo nuestro consuelo, y única esperanza. En esta Iglesia se descubren aún rostros de esta verdad, y de no poca ancianidad. En las memorias, que conserva el Archivo de los Ermitaños, se hace mención de esta Hospedería, donde vivía un ermitaño para alojar a los que por algún motivo venían a Córdoba, y allí se recogían y curaban los enfermos, y al fin se enterraron algunos.".

En 1835 con la desamortización muchas de las cosas de valor de aquella ermita, fueron de un lado para otro, y no siempre con buen camino. La parroquia de San Lorenzo se llevó todo lo que pudo y entre aquellos valores se llevó la Virgen de las Montañas, que desde los ermitaños recibió veneración en esa Ermita, en la cual le celebraban unos cultos que terminaban con una procesión por la Calle Montero y aledaños.

En 1923 como hemos dicho, se derrumbó la techumbre de la Ermita y se tiró un tiempo como "que no era de nadie" finalmente un carpintero Mariano Villar, que vivía en la Calle El Cristo, en la llamada Casa de los Martínez, compró dicha Ermita, ante la oferta de venta que le hiciera el Obispo Cirarda, (1976), que vino del norte con una idea de superioridad tal, que empezó a vender cosas de la Iglesia como si tal cosa. A este Mariano Villar le sucedieron sus familiares y que ahora ya serán sus nietos.


M. Estévez