miércoles, 16 de noviembre de 2016

EL MONASTERIO DE SAN JERONIMO (II)





DOÑA CARMEN MARTEL DE ARTEAGA

No cabe duda que de la calidad humana y el nivel cultural de esta cordobesa, se debe en gran parte la realidad actual del Monasterio de San Jerónimo. Mujer comprometida con Córdoba, y con las causas que lo requerían. Organizó varios festivales taurinos benéficos, por la buena relación que mantuvo siempre con los toreros y los ganaderos de su época. En la Feria de Córdoba, se dejó sentir organizando "Tómbolas o Kermes" de tipo benéfico para ayuda de los más necesitados. Nada más de enterarse del "Desastre de Annual" su marido gestionó la adquisición de una ambulancia y su donación para la Cruz Roja. 

A ella le pilló en Londres, pero el 21 de julio de 1921, mientras que Alfonso XIII presidía en Burgos la entrada solemne de los restos del Cid en la Catedral. de Marruecos llegaban noticias trágicas de la peor derrota del ejército español en su historia. En dicha derrota, en parte por culpa de una mala disposición militar, y en segundo lugar por un gobierno que nunca supo el problema que realmente tuvo en Marruecos en la zona del Protectorado. 

A nivel nacional se organizó para el 21 de diciembre de 1921, Una Gran "Corrida Patriótica", para recabar fondos para las víctimas. El cartel anunciador de aquel evento se le encargó a Julio Romero de Torres, a propuesta de la marquesa del Mérito. El cartel representaba a una dama de la Cruz Roja que de rodillas y mirando al tendido cubre con una bandera de España a un soldado muerto. En dicho festival intervino El Gallo, Belmonte y Sánchez Mejías. El Cartel se guarda en el Museo Municipal.  

FESTIVAL TAURINO

Los marqueses del Mérito, señores López de Carrizosa, aunque jerezanos de nacimiento, estaban fuertemente vinculados a nuestra ciudad, donde pasaban largas temporadas, tanto en su señorial mansión de la avenida del Gran Capitán, como en el propio Monasterio. Por cierto el Palacio del Gran Capitán en los años 1930, pasaría a ser sede del Gobierno Civil de Córdoba. Años antes, allí se colocó la Tribuna de autoridades para la inauguración del Monumento al Gran Capitán. (16/11/1923).

En el 14 de noviembre de 1915, los Marqueses del Mérito, organizaron un festival taurino, con carácter benéfico y que se celebró en el Coso de los Tejares, que para el recuerdo tenemos que decir que dicha Plaza fue inaugurada en el 1846, y que sería reconstruida en 1866, a consecuencia de un voraz incendio que casi la destruyó. En el festival la Plaza estaba llena a rebosar. Antes de la inauguración de esta Plaza, los toros se daban en la explanada del Campo de la Merced, hoy convertido en un espléndido Jardín. 

La Marquesa del Mérito de quien partió la idea del festival, entraría de forma solemne en la Plaza, cogida del brazo por don Manuel Enrique Barrios, alcalde de Córdoba, que presidió dicho festejo acompañado de Rafael Guerra Bejarano  "Guerrita" que hacía las veces de asesor taurino.

Los toreros fueron José Gómez "Gallito" su hermano el "Gallo", Curro Posada. Rafael González "Machaquito" y algunos subalternos de Córdoba, que se las vieron todos con unos novillos donados por don Eduardo Miura, Gamero Cívico, Albarrán y los Domecq. En este festival, los toreros actuaron de novilleros, los ganaderos de toreros, y el único que remató por suerte una tarde completa fue el rejoneador Antonio Cañero.

El público de Córdoba respondió muy bien llenando la Plaza con su presencia, bien es verdad que los precios fueron muy asequibles. Se establecieron entradas especiales para señoras y niños, a peseta y dos reales.

Los Marqueses del Mérito, ante el éxito del festejo, quisieron obsequiar a todo el que colaboró, y ofrecieron una recepción y convite en la Finca "San José de Vista Alegre" (Hoy Finca San Pedro y San Benito), propiedad de don José María Roldán, que está situada en las estribaciones de las Ermitas. En aquel convite celebrado en la citada Finca, fue en donde se realizó la famosa foto, en la que aparecen sentados los cordobeses El Guerra y Machaquito, y detrás los hermanos "Gallito", José y Rafael. Esta foto que daría la vuelta al mundo, fue realizada por Francisco. J. Montilla, el que fuera editor de la revista cordobesa "RECUERDO DE FERIA". En dicha comentada foto, el mayor en edad es el Guerra que ya tiene 53 años, le sigue Machaquito con 35, El Gallo con 33 y el más joven Joselito con 20 años.

La Excma. Marquesa del Mérito, doña María del Carmen Martel y Arteaga, hija de Córdoba y de la Cepa cordobesa; espíritu exquisito, a quien  su ciudad debió entre otras obras, la restauración del Monasterio de San Jerónimo, Ingresó en la Real Academia de Córdoba, con la categoría de Académico Correspondiente residente en Córdoba, el 24 de enero de 1924. Este titular aparece en el Boletín de la Real Academia de Córdoba, nº 57 de 1947.

EL AGUA DEL MONASTERIO

Lo que escribieron crónicas de historia sobre Córdoba, coinciden en afirmar que una de las razones por las que los árabes, un país que venían de la dureza del desierto, se enamoraran de Córdoba, fue el olor a romero, el sabor de los madroños de su Sierra y su riqueza en agua. Córdoba con esa falda de la Sierra siempre fue un acuífero garantizado. Pero M. Nieto, en su libro Islam y Cristianismo habla también del Puente, que sobre el Río Guadalquivir era toda una garantía para poder salir huyendo hacia el sur que era desde donde ellos venían.

Pero yo me quedo con unos versos que hablan "De manantiales de agua pura y permanente, -que bajan por las laderas del fondo de la tierra- puras y sin contaminación". El experto cañero Bonilla, del que todo su trabajo fue publicado con otro nombre, llegó a decir: "Hay gente que en los llanos de Santa Elena, lugar mítico en donde se celebró la Batalla de las Navas, si tienes la suerte de ver llover copiosamente por aquellos olivares sin fin, has de saber que si vienes para Córdoba, parte de ese agua la puedes beber en cualquier venero de la sierra hasta dos meses después de aquella lluvia.".   

Ya en 1493, los reyes conceden licencia al Monasterio de San Jerónimo y permiso para que pueda aprovecharse del agua de una dehesa y repare la fuente existente en la huerta del Monasterio.

Por lo que dispone de un gran venero, que en 1950 el marqués llamó a Rafael Prieto, gerente de "Flores Santa Marta", para repararlo por un hundimiento interior. Esta reparación la realizó Rafael Uceda "El largo" del Campo de la Verdad, con domicilio en la Calle del Horno, que desembocaba en los Peñones de San Julián. El venero viene a tener un caudal de un litro por segundo.

Este venero daba agua suficiente a todo el Monasterio, incluidas las fuentes, y los servicios domésticos, al final el agua, llenaba una alberca que servía de depósito para el regadío del huerto que estaba situado en la parte inferior del Monasterio. Al final de los años 1960, a los marqueses le surge la idea de construir una piscina, para lo que se conectan a la red de EMACSA, varias veces el fontanero Juan Gordillo, tuvo necesidad de ir al Monasterio para regular la presión. Era Feria de Mayo, y la marquesa se disponía para bajar a Córdoba y disfrutar de la fiesta, y entonces surgió la conversación del "Baile de Sevillanas" y quedó muy complacida cuando se enteró que el simpático fontanero, las bailaba de maravilla.

En la piscina grande y profunda que refresca el verano del Monasterio, se puede ver como el chorro que aflora por la "BOCA DE UN LEON", llena el nivel de la piscina. Esta piscina tuvo su protagonismo durante el rodaje de la película "LA CASA DE LAS PALOMAS", en donde se pudo ver a ORNELLA MUTI como se bañaba ante la mirada indiscreta del amante de su madre LUCIA BOSE, en la película.

Esta piscina ha sido frecuentemente utilizada por los hijos y la familia de Pepe Sibagas el encargado y de Rafael Luque Muñoz el hortelano, que eran a la postre los inquilinos habituales del Monasterio, pues en la temporada de verano era muy raro que los marqueses estuvieran por aquí.

EL MARQUÉS "CORDOBES"

Así es como tendríamos que llamar a JOSÉ Mª LÓPEZ de CARRIZOSA y MARTEL, que como hemos dicho heredó el título de marqués del Mérito por muerte de su padre en 1927. Obviamente además heredó propiedades y las propias Bodegas Mérito que el padre había fundado en 1898. Este marqués nació en Córdoba en el palacio de la familia en el Gran Capitán, y la mayor parte de su juventud la pasó en el palacio de los Condes de Torres Cabrera sus abuelos maternos.

Los Condes de Torres Cabrera, abandonaron su Palacio, que ya en 1927, estaba vacío y silencioso. Fue adquirido por la familia de los Meléndez Valdez, y esta familia entre 1935 y 1939, lo alquilaría para sede del Colegio Cervantes. En 1940, fue comprado por Rafael Cruz Conde, que es la familia que lo ocupa actualmente.

Hay que decir que éste marqués del Mérito fue pionero en el tema de los terrenos que existen alrededor del COTO DOÑANA, y llegado el momento de salvaguardar el Parque, sus terrenos fueron expropiados y sólo le dejaron una pequeña finca, y una casa en la aldea del Rocío, que gestiona y disfruta la actual marquesa.

La educación del Marqués se desarrolló en Colegios de Londres como era habitual en las clases acomodadas de aquella época.

LA BODA DEL MARQUÉS

En el "DIARIO ABC de Madrid" con el título "UNA GRAN BODA", relata la crónica de la boda celebrada el 2 de junio de 1929, y cita a los personajes:

JOSE Mª. LÓPEZ DE CARRIZOSA Y MARTEL, de 34 años, Marqués del Mérito.
(Córdoba 1895-1963),

Hijo de JOSE LÓPEZ DE CARRIZOSA y GARVEY, (Jerez 1862-1927), y de MARIA del CARMEN MARTEL y ARTEAGA (Córdoba 1871-1937).

se casa con:

ELENA PATIÑO RODRIGUEZ, de 22 años (Bolivia 1907-1942)

Hija de SIMON I. PATIÑO ITURRI (Bolivia 1860-1947), de ascendencia vasca y de ALBINA RODRIGUEZ OCAMPO (Bolivia 1873-1953).

Los padrinos fueron la madre del novio doña CARMEN MARTEL DE ARTEAGA, marquesa de VALPARAISO, viuda del marqués del Mérito, y como padrino actúo SIMON I. PATIÑO ITURRI, padre de la novia.

La boda se celebró en París en el Palacio de la Avenida Foch. propiedad de su abuelo materno el "Rey del Estaño" que a su vez era representante de Bolivia, cargo que se denominaba ministro (parecido al de embajador). La celebración del matrimonio religioso contó con el permiso expreso de su Santidad Pio XI y la ceremonia fue oficiada por el nuncio apostólico en Paris monseñor Luigi Maglione, gran amigo de la familia. La petición de permiso al Papa Pio XI, fueron cursadas desde Córdoba, por don Adolfo Pérez Muñoz, y sería su estrecho colaborador don José M. Gallegos Rocafull (1895-1963), de Jerez como el padre del marqués quien lo tramitara.

Nos contaba el periódico, que el palacio del "Rey del Estaño", lucía con toda su brillantez, reflejando en su exquisita decoración, un entorno de muebles únicos, con  lujosos tapices del gusto de Beauvais. Por otra parte, las elegantes lámparas del mejor cristal de "MURANO" se reflejaban en aquellos majestuosos espejos con penachos de oro. El altar estaba adornado con una especie de delicada alfombra de rosas blancas y unos ribetes de tulipanes, flores todas traídas expresamente de Holanda.

La música que sonó fue interpretada por una acreditada orquesta de Londres que deleitó los oídos de los etiquetados asistentes con la marcha LOHENGRIN. A la boda asistieron toda clase de personalidades de la nobleza europea, así como todos los diplomáticos acreditados en Paris, civiles y militares.

Incluso hubo una representación de los reyes de España. Como damas de honor actuaron la hermana del novio y la hija del embajador de Méjico.

La novia iba ataviada con un traje creación de Paul Poiret en el que brillaban los encajes traídos de Londres, y que se agrupaban en torno a una especie de columna salomónica de exquisitos pliegues y remates. Los zapatos de la novia causaron una general sensación, pues fueron un diseño especial de Rue Rivoli una de las más acreditadas zapaterías de Paris. Un maravilloso velo de encaje se contorneaba alrededor de un mechón de pelo, que con su forma de trenza, se asemejaba a la mejor diadema.

El novio iba ataviado con el uniforme de caballero de la Orden de Santiago, complementado con toda la elegancia acorde con aquel impresionante ambiente.

A pesar de que la boda se celebraba en Paris, el lenguaje, el ambiente y hasta la música del baile (argentina), tenía un aire hispano. Como es natural no faltó de nada en aquella boda. Para no faltar no lo hizo, ni la Duquesa de Montpensier, viejo título nobiliario, al que la historia lo recordará en el periodo de la restauración española (1874-1885).

EL AVION

El marqués del Mérito fue un hombre de mucha actividad y quizás muy atrevido para su época, en 1947 se compra una aeronave EC-APP, la operación de compra se realizó en Cuba a donde él iba y venía con mucha frecuencia. El avión se lo embarcaron para España en donde llegaría el 10 de mayo de 1947. Fue un tipo de avión que compró la fuerza aérea de los Estados Unidos en 1945, y que al cancelar el pedido con los fabricantes americanos, quedaron unas cuantas unidades para el uso de civiles.

Este avión de seguir funcionando, sería la matricula del PIPER-L-14, más antigua de España.

Pero el marqués realizó muchos viajes a África, Madrid y Sevilla, y en el año 1952. le vende la avioneta a doña Victoria Puentedura Ojeda, natural de Málaga, luego fue adquirida por don Manuel López Manteola en 1955, y finalmente en 1995 es adquirida por don Antonio Figueredo.

Con independencia de los viajes particulares del marqués, esta avioneta hizo muchos trabajos de fumigación y de publicidad. El precio aproximado de esta avión en 1947 fue de 2.600 dólares, incluido su transporte a Córdoba.

El marqués del Mérito siempre estuvo en el sitio que él creyó oportuno, acompañó a Alfonso XIII, cuando se marchó al exilio, y también estuvo en la operación del  avión alquilado en Inglaterra al precio de 1.100 libras esterlinas, para que Franco se incorporara desde Canarias al Alzamiento Nacional. El precio del avión "EL DRAGON RAPIDO", lo pagó el banquero mallorquín Juan Marchs y el Duque de Alba garantizó de alguna forma la operación.

El avión significó para el marqués un medio de evasión, que supo utilizar en muchos momentos. La muerte de su primera esposa, los problemas de las bodegas como consecuencia de la revolución cubana, y otras circunstancias, dieron lugar a que este hombre fuera como un huidizo permanente. Atrás quedaron sus disfrutes en el Club del Tiro al Blanco de Córdoba, Sociedad de la que fue uno de los principales precursores, y sus excursiones de monterías por todos los lugares más importantes de España, incluso del extranjero.

El colaboró intensamente en un gran trabajo sobre la cabra montés en Sierra Madrona. Hay que resaltar que la intervención del Marqués del Mérito en el Risquillo, y en las Aulagas, consiguieron preservar la especie de la cabra montés en Sierra Morena.

ECOS DE LA BODA

En 1975, y cuando todo el follón de las ejecuciones del Goloso, me encuentro en Madrid, haciendo un curso de tiempos MTM (Tiempos predeterminados), que se celebraban en una especie de Instituto MAYNARD, que estaba instalado en uno de los pisos altos del Edificio España de Madrid.

Parábamos cerca de la estación de Atocha, y todos los días, hacíamos el camino hasta la Plaza de España andando, y pudimos presenciar que en la mayoría de los bancos de madera de la Calle Atocha, aparecían unas pintadas en sus respaldos, que decían:  "DIOS PATRIA Y REY". No cabe duda de que la cosa estaba caldeada.

El curso era por la mañana, y solíamos aprovechar las tardes para conocer Madrid. Lo primero que hicimos fue visitar el "Restaurante de los JIMENEZ", que además de ser de Córdoba, eran los suegros de Manolo Zurito. Dicho Restaurante estaba a mitad de la Calle BARBIERI, en la misma acera en la que se encontraba el Tablao Flamenco del Manolo Caracol.

Luego acompañados de Marcos Herrera, que trabajaba en el departamento de informática de Westinghouse, con cita en la Calle Víctor Hugo. Nos llevaba a visitar lo más importante de Madrid y terminábamos en el "BAR CASA CHICOTE", y nos tomábamos un CINZANO, que por cierto nos costaba lo suyo. Pero más que el precio nos sorprendió la cantidad de camareros que había en aquel establecimiento. Fueron varios los días que fuimos, pero el viernes último y cuando ya nos veníamos para Córdoba, observamos que estaban en el Bar, Rafael Cabello de Alba y el hijo de Pérez Barquero, el gerente de "El Tiro al Plato" de la Finca de los Ballesteros en Córdoba.

Un camarero que había de Córdoba, le comentó a Cabello de Alba, de que nosotros, también éramos de Córdoba, y entonces nos pidió que nos uniésemos a su grupo. Al poco tiempo vimos aparecer a PERICO CHICOTE, un personaje que creímos que nos íbamos a marchar de Madrid sin verlo.

No cabe duda, de que este hombre saldría siempre en función de las visitas y Rafael Cabello de Alba, era ya un personaje importante.

Yo llevaba varios días que había visto un letrero colgado en el Bar que decía; "MARQUES DEL MERITO TENIA 500.000 PESETAS, y ahora las tiene D. Guillermo Marcos Arteaga. BRANDY SINGULAR ENCOMIENDA DE MERITO".

Así que cuando vi a este hombre (Chicote), le pregunté que era aquello y él no lo explicó todo, indicándonos de que se trataba de un concurso para premiar al mejor profesional de BARMAN. Luego nos siguió hablando de que él había mantenido una buena relación con el Marqués del Mérito, y más de una vez se desplazó con él y su avioneta al Monasterio en la Sierra de Córdoba. Nos confirmó que él llegó a estar en su boda, y que coincidió con el grupo de amigos que fueron de Córdoba a Paris en 1929. y que formaban parte de la "Peña La Campera" de Córdoba, como eran Eduardo Sotomayor, Manuel García, Antonio Losada, Antonio Herruzo, Gabriel Bellido, Enrique García y como no, Juan Barasona, entre otros.

Como quiera que alguien le comentara que debió de ser una boda espectacular, él muy dado a los coctel nos diría: "Entre el resplandor y el brillo del Estaño y la solera de los bodegueros de Jerez, allí se palpó una calidad y un gusto, que se parecía mucho al sabor de un AMONTILLADO FINO de 1870.

EL PANTEÓN

Aunque el título de marqués del Mérito es oriundo de Jerez de la Frontera, el marqués "cordobés" quiso que sus padres y la familia relacionada con él, fueran enterrados en Córdoba, para lo que en 1953, y por consejo de su gran amigo José Molleja Álvarez (1882-1949), decidió hacerse un panteón en el Cementerio de la Salud. El diseño del panteón se lo encargó al arquitecto Enrique García Sanz, que fue el que diseñó el de los Molleja, sus grandes amigos y dueños de la Ferretería de la Campana.

La elaboración y el montaje fue realizado en un Taller de la Calle Zarco y los oficiales fueron los canteros: Rafael García y Enrique Parejas, que por cierto según me comentó su hijo Enrique Parejas Alberca, años antes, estos mismos canteros, realizaron la fachada del Edificio de Correos de Córdoba, así como los buzones. Como anécdota de este trabajo, me contó, que se les olvidó incluir en el precio la realización del hoy polémico "Escudo" que preside la fachada principal. Por tanto dicho "Escudo" le salió gratis a la administración.

En el panteón, el marqués en 1955, enterró a sus padres cuyos cadáveres se trajo de Jerez. También trasladó el de su esposa Elena Patiño, que había muerto en  Nueva York en 1942. Posteriormente sería la actual marquesa del Mérito, la que en 1963, se trajo el cadáver de su padre muerto en Madrid en ese año. Finalmente la segunda esposa del marqués del Mérito, Graciela Abril Olivera (1911-2001), sería enterrada en el panteón familiar por su hijastra, la actual marquesa del Mérito, que lo mandó traer desde Madrid en donde falleció en el año 2001.

JUAN BARASONA SANTALO (1902-1967)

En 1974, Bernardo, el contable de LUIS ARANDA MARTOS, empresa dedicada a la carpintería industrial, y que en aquellos momentos, estaba en su mayor apogeo, nos había recomendado a su cuñado Alfonso Román "El droguero de San Lorenzo" para que RAFAEL LUQUE MUÑOZ, jardinero y hortelano del Monasterio, nos facilitara la posible entrada a San Jerónimo. Con don JUAN BARASONA, era mejor, nos diría el citado RAFAEL LUQUE, indicándonos que el administrador y hombre de confianza de la marquesa era JOSE BARASONA, hijo del anterior, pero bastante más serio y parco en palabras. Sucedió al padre a la muerte de éste en 1967.

Quiero recordar a un personaje como JUAN BARASONA, que fue uno de los íntimos del marqués del Mérito, padre de la actual marquesa. El sería el que puso en contacto al marqués, con la élite de la Córdoba que amaba la montería.

Rafael Espejo Jiménez, el gran profesional de la madera, nos contaría que en una ocasión el Marqués del Mérito, contrató a Diego Soto, exquisito profesional de la madera, para que le restaurara una puerta interior del Monasterio. El fue el profesional que allí acudió y pudo comprobar que Pepito "El Sevillano" hizo de oportuno asesor en estos menesteres para el Marqués.

A JUNA BARASONA, entre otras cosas, le debe la ciudad de Córdoba la idea de un parque Zoológico, al que colaboró él, orientando al alcalde Guzmán Reina, donando para ello un león que él había amamantado en su Casa del Alcázar Viejo. Por su muerte en 1967, no pudo asistir a su inauguración que tuvo lugar en el 1968.

EL ECO DEL GREGORIANO

Una tarde del año 2000, tuvimos la oportunidad de asistir a un concierto de gregoriano, que daba un grupo de aficionados bajo la dirección de M. Nieto Cumplido. En principio del Monasterio nos sorprendió todo. Pero todavía quedaran en aquel amplio patio porticado los ecos del canto gregoriano, que desde aquella fuente central se esparció como una sinfonía mágica en aquel bello atardecer de la Sierra de Córdoba.

Al terminar el canto gregoriano, la marquesa nos hizo pasar a un salón propio de la Edad Media, y sorprendentemente nos advirtió: "Por favor cuando me vean en compañía de mi esposo, no me llamen por marquesa". No supimos el alcance de esta sugerencia, pero sería el ex-ministro Pimentel, el que nos aclararía:" Es que "INA" respeta mucho la presencia de su esposo".  

Una vez en el citado salón pudimos apreciar que estaba todo en color verde a juego con los tapices y las cortinas. Desde allí pudimos observar el refectorio que todavía guardaba el estilo y la esencia de la época lejana de los frailes. Se nos obsequió con una copa de vino y unos pequeños bocados, servidos con estilo y empaque, incluso con la ayuda del hortelano, que con una "casaca" de camarero servía con estilo. Allí nos explicó M. Nieto, la llamada "Mesa de los Huevos", una mesa que se encontraba nada más entrar al comedor, y en la que había una amplia bandeja con huevos cocidos, fritos y escalfados. Cada fraile solía coger los que creyera oportunos para su comida del día. Igualmente disponían de unas botellas de vino blanco de la sierra tipo "Pitarra" y de vino tinto tipo "Piñuelo". Cada fraile podía disponer de una botella diaria, que venía a contener unos cuatro medios.

Esto nos demostraba, nos diría don M. Nieto, que el colesterol y el alcohol para los frailes no eran problemas, ya que los frailes solían morir bastantes viejos.


LA MARQUESA COMPRA EL MONASTERIO

Como a muchos bodegueros de Jerez, Cuba fue un gran escaparate para sus vinos y sus licores, y las Bodegas Marqués del Mérito, también estuvieron allí en primera fila. Quizás por el nivel tradicional o cultural de aquella población, muchas bodegas se especializaron en los vinos "SANTOS PARA CURAR" y les pusieron el nombre de todas las advocaciones del santoral que encontraron en la isla. Bodegas Marqués del Mérito, tuvo una marca muy difundida que fue: "LA CARIDAD DE NUESTRA SEÑORA DEL COBRE", vino tónico muy famoso que se antojaba muy curativo.  

La llegada de la revolución cubana a la Isla, (1960-61), supuso un duro golpe para la economía de los bodegueros jerezanos. Eso unido quizás a un posible desorden en sus otros negocios, vino a poner un tanto en "cuarentena" la economía del marqués "cordobés", que terminó vendiéndole a su hija el Monasterio de San Jerónimo, ya que ella había heredado buena parte de la fortuna del "Rey del Estaño" por parte de su madre.

Su hija y heredera del marquesado, Victoria Elena López de Carrizosa y Patiño, que nació en Paris en 1932, al faltar su madre, muerta en 1942, vivió prácticamente en Paris en casa de sus abuelos maternos. No hacía nada más que repetir lo que antes había hecho su padre, que vivió prácticamente en el Palacio de los Condes de Torres Cabrera, sus abuelos maternos.

Nos dice el periódico ABC, que el 13 de diciembre de 1957, en la ciudad de Paris se sucedieron dos acontecimientos importantes en relación con España; en uno el pintor Salvador Dalí hacía la presentación de su libro "El Quijote", posiblemente el libro más caro del mundo. Pero para los cordobeses, también se celebró otro acontecimiento importante pues se casaba la hija del Marqués del Mérito, María Elena López de Carrizosa y Patiño, (1932), con el aristócrata belga Henri du Chastel Howarderie (1924).

Los salones del Palacio de los Ortiz Patiño, de la Avenida Foch de París, aparecían todos  engalanados, y de allí se preparó la comitiva de la novia que iba vestida con un modelo muy especial de Chistían Dior y que iba acompañada por un grupo infantil de pajes, cuya vestimenta había sido diseñada por el artista chileno Raimundo Larraín que se había inspirado en un cuadro de Goya. Los pajes brillaban con luz propia pues eran nada más y nada menos que la saga más pequeña del "Rey del Estaño".

La novia nacida en Paris y criada en la misma ciudad al calor de sus abuelos maternos, buscó la Iglesia de Saint Severin por su discreción y sus calles estrechas   en medio del Barrio Universitario de Paris. Al pie del altar le esperaba su novio el aristócrata belga Henri du Chastel Howarderie, para ser casados por un obispo familiar del novio. Este Obispo en su homilía recordó la importancia que EL CAMINO DE SANTIAGO, había significado para toda la Europa del Norte.

No hace falta decir que el convite en cuanto a elegancia, música e invitados,  intentó recordar el matrimonio de sus padres acaecido en 1929, y celebrado en el mismo "Palacio del Rey del Estaño". El padre de la novia que ya contaba con 62 años, y casado de segundas nupcias con la cubana Graciela Abril Olivera, fue el padrino de boda. 

Los novios marcharon de viaje de novios a la Isla de Cuba, y otras Islas del Atlántico. Quizás se echó de menos la representación cordobesa que acudió a la boda del Marqués en el año 1929.

En 1963, a la muerte de su padre heredó el marquesado del Mérito. Él título de Valparaíso, fue a parar a su primo Gonzalo Fernández de Córdoba y Topete (1917-2015). 

EL LEON DEL MONASTERIO

A San Jerónimo se le suele representar con un sombrero, ropa de cardenal y con una cruz en una mano, y con la otra en clara actitud de darse golpes de pecho. A sus pies aparece un león y una calavera.

La leyenda del león cuenta que este animal tenía atravesada una pata con una enorme espina y San Jerónimo llamó a los monjes y juntos, le limpiaron la herida y se la curaron. El león se recuperó y se quedó con la comunidad como si fuera un animal de compañía, e incluso llegó a familiarizarse con el burro que había en el Monasterio, y juntos ayudaron mucho a los monjes. Esta leyenda siempre se ha atribuido a San Gerónimo, cuando realmente le ocurrió a  San Gerásimo. Lo cierto y verdad es que los frailes del Monasterio de San Jerónimo, en su sello reproducen el león.

En la parroquia de San Lorenzo hay un juego de 6 candelabros plateados de muy buena hechura, que en su día vinieron del Monasterio, igualmente unos ciriales y una Cruz de Guía, todos simulando plata, y en todos ellos se les puede ver un sello estampado en el que aparece el león, como distintivo del Monasterio.

En relación con el león y el Monasterio, un día nos relató José Ortega Niza, compañero de Westinghouse, que vivió la Casa de Paso de la Plaza del Moreno, que allá por los finales de los años de 1979, los compañeros Baltasar Trillo, Francisco Carrasco, Juan Cebrián y Bernardo Romero, andaban alrededor del Monasterio de San Jerónimo buscando espárragos y localizando el curso de los arroyos. En un momento de la excursión de pronto vuelve un Bernardo un tanto asustado, diciendo poco más o menos: "¡Acabo de ver un león enorme!. Tú estás loco le contestaron sus compañeros, pero luego resultó verdad y es que el león de un Circo que instalaron en la cercana Posadas, se había escapado y el animal por los cerros había llegado a las cercanías de San Jerónimo de Valparaíso, entre la finca el Hornillo y el Monasterio. 

Además de los candelabros, en San Lorenzo también hubo tres o cuatro libros corales, de 0.80 x 1.30 MTS. espléndidos y realizados por los frailes jerónimos, que fueron a parar a destino desconocido.

También en las monjas clarisas del Cister se pueden apreciar los asientos de lo que fue el presbiterio del Monasterio. En el convento de Santa Marta, existe una buena colección de manuscritos de 0.60 x 0.25 MTS. igualmente realizados por los frailes jerónimos y que se hallan en el coro.

Finalmente en el archivo de la Catedral de Córdoba se encuentra una rica colección de libros corales, de una ejecución primorosa y de mucho valor artístico, pues solamente ver algunas "LETRAS CAPITALES", ya demuestran mucho arte. Sus dimensiones son: 0.80 x 1.30 MTS. Y se encuentran en la 2ª. planta del Archivo,  en un espléndido mobiliario que hace fácil su consulta. 

LOS AMIGOS DEL MARQUÉS

El marqués don José López de Carrizosa y Martel, por haber nacido en Córdoba, le llamaremos "cordobés". Era una persona muy especial y en Córdoba, a no ser sus primos los Martel, sus reuniones fueran muy pocas. El se desenvolvía preferentemente en Madrid y Jerez, que era en donde tenía sus negocios y bodegas. Aquí en Córdoba sólo tenía relación con sus amigos de la "Peña Campera", en torno a las cacerías, las rehalas y las monterías, y algo en la Sociedad del Tiro al Plato de la que llegó a ser presidente. Y es que el mismo avión lo utilizaba para "salir huyendo".

Al principio de los "transistores" (1954), se trajo de Londres un aparato de radio, pequeño y manejable, que solía pasearse con él por los jardines del Monasterio escuchando música. El transistor era de la marca "Texas" y una de las veces que acudimos de visita al Monasterio, nos mostraron dicho transistor como una pieza de antigüedad más del Monasterio.

Los viejos del lugar nos comentaron que alguna vez que otra se dejó ver por la Taberna "El Bolillo" en versión cercana al Gran Teatro y allí probaba alguna copa.

El Marqués del Mérito falleció el día 2 de julio de 1963 en Madrid a los 68 años. Sus restos fueron traídos a Córdoba, por su hija, y enterrados en el Panteón familiar del Cementerio de la Salud. En donde ya estaban enterrados sus padres y su primera esposa, Elena Patiño Rodríguez. Fue Miembro Correspondiente de la Real Academia de Córdoba desde el año 1948.  

Sus muchos amigos de la "Peña Campera", (1928), le acompañaron en aquella despedida, y entre ellos se pudo ver a Eduardo Sotomayor, Antonio Losada, Manuel García Plaza, Gabriel Bellido, Mir de las Heras, Antonio Herruzo, Álvarez Molleja, Juan Barasona y el arquitecto Enrique García Sanz, que sería el que le diseñó su Panteón familiar en el Cementerio de la Salud. La "Peña Campera" fue fundada en el Circulo de la Amistad en el 1928, por don Eduardo Sotomayor y el torero Guerrita, ambos grandes rehaleros, y apasionados por la montería y los toros.

Poco antes de morirse el marqués, contaría Pedro Guerra, cajero del Banco Popular Español de la Calle Cruz Conde, que un día se presentó el marqués del Mérito con Rafael Jodas Páez, para hacerle efectiva una transferencia como pago a la renovación de la instalación eléctrica que le realizó en el Monasterio. (1958) A pesar de la discreción del Banco Popular, nos pudimos enterar que dicha cuenta tenía el nombre de "TESTAMENTARÍA". y tenía poco movimiento.

MANOLETE Y EL MARQUES DEL MÉRITO

Manolete en plena carrera de torero, solía frecuentar con relativa frecuencia la ganadería de don Eduardo Sotomayor, que tenía los toros pastando en las dehesas de Córdoba La Vieja y las Cuevas de Artaza, y allí hizo amistad sucesivamente con los Sotomayor y los Eraso, que a partir de 1938, compraron parte de estos terrenos para instalar su ganadería de caballos. El Monasterio de San Jerónimo, que preside todos aquellos horizontes, es testigo de que en aquellos primeros años, Manolete con Lola Eraso, parecían que iban por el camino del matrimonio.

Pero sin lugar a duda los grandes desplazamientos, y las prolongadas ausencias del torero, hizo que este noviazgo no fragura adecuadamente, o quizás fuera porque no había un interés muy grande por alguno de los dos. Pero en honor a la verdad la prensa aprovechaba algunas fotos en donde el torero y Lola la hija de don Rafael Eraso aparecieran, para considerarlos como novios. Finalmente ella tiró por otros derroteros.

La familia de Manolete, y en especial su madre, eran muy exigentes con él y siempre que hablaba de "noviazgo" no encontraba nada más que problemas e inconvenientes y la célebre palabra de "ya habrá tiempo".

Lo cierto y verdad es que Manolete entró en una situación de angustia y desánimo evidentes, y sólo la compañía de una persona que velara por él, podía cambiar aquella situación. En su casa había cuajado la idea de que la actriz manchega Lupe Sino, había sido una activista republicana durante la guerra civil española.

Por toda esta situación el torero visitaba con cierta frecuencia a su amigo y consejero don Eduardo Sotomayor en su casa Chalet de la "Huerta del Barrio Naranjo", y allí se confesaba con él. Pero un día se montaron en el Hispano Suiza de Manolete, y se llegaron al Monasterio de San Jerónimo, y allí les esperaba el Marqués del Mérito que con unos amigos acababa de llegar de una cacería. Don Eduardo Sotomayor, gran amigo del Marqués (eran de la misma edad), le presentó al torero y le contó sus problemas de angustia y de desánimo, por lo que había estado todo el año 1946 sin torear. Incluso en este asunto llegó a mediar el Obispo Fray Albino, que mantuvo una entrevista con el torero.

Allí en la soledad y el silencio del Monasterio de San Jerónimo, cada palabra y cada consejo, daba la impresión que le calaba al torero hasta los huesos. Después de mucho hablar, y de intentar buscar soluciones, don José López de Carrizosa, invitó a Manolete a pasar unos días en aquel "retiro tan edificante" del Monasterio, para que pudiera pensar.

Manolete dudaba el ofrecimiento, pues en el pasado año 1946, ya había estado  descansando, un par de semanas en la finca de un amigo en Guadalajara, en donde incluso se bañó en el próximo Rio Valdefuentes, y pocos efectos de tranquilidad había experimentado.

Al final sería su común amigo el ganadero Eduardo Sotomayor Criado (1895-1973), el que lo convenció a que pasara una temporada en el citado San Jerónimo. El ganadero le prometió que él también se llegaría por allí.

Pero el marqués era un hombre muy desenquieto y enseguida les propuso a Manolete y a don Eduardo, realizar un viaje a Jerez, en donde el marqués se movía como pez en el agua. Tuvieron dudas sobre el vehículo que iban a utilizar para el transporte, pero al final fue Manolete el que puso su coche Hispano Suiza, para realizar el viaje.

Estando en Jerez y después de su acomodo en un céntrico Hotel, se llegaron al Casino de Jerez, que fuera fundado en 1850, y desde allí alternaron con bodegueros y gente del toro, que para ellos fue un lujo el tener por allí a Manolete. Pero al torero de Córdoba le cansaba esta popularidad y se lo hizo ver a sus amigos, y entonces el marqués que reaccionaba con mucha rapidez le propuso llegarse por la Venta de Vargas, lugar que a Manolete le traía muy buenos recuerdos.   

Y es que lo mejor de la Venta, salvando caldos y ollas, premios y distinciones, siempre fue su gente, mamá Catalina, el bueno de Juan, María, José y Lolo, y que vieron en el torero cordobés unos de sus clientes que con más clase pasaron por la Venta. Aquel patriarca de la Venta, que vio más de una vez deslumbrase a Manolete al amanecer, y vio como el torero de Córdoba, salía al encuentro de los peones que iban encima de sus borriquillos en dirección al tajo. El gran torero de Córdoba, abría su espléndida cartera y les pagaba el importe de la soldada del día para que se volvieran a sus casas. La Venta de Vargas, era un templo de toros, cante, filosofía, en donde se justificaba la razón del vivir día a día, por eso Manolete fue feliz con la idea del inquieto marqués.

Y de vuelta en Córdoba, y al dejar al marqués en su Monasterio de San Jerónimo, Eduardo Sotomayor, le diría: "Debieras de aprender de la vitalidad del marqués y animarte, él desde sus tiempos del servicio militar que no lo pudo realizar por una complicación del corazón, lleva una vida de total actividad y es tal su ánimo, que incluso se atreve a pilotar un avión". Estas palabras se las decía camino ya de Córdoba.

El torero un poco más alegre le comentó a su amigo el ganadero, que iba a mandar a Lupe Sino al balneario de Lanjarón (Granada), mientras resolvía unas corridas que tenía en el mes de agosto.

Poco después de aquellos días de paz y sosiego Manolete en una entrevista que le realizó Matías Prats, le diría: "He ganado ya más dinero que cinco generaciones de mis antepasados juntas, lo que quiero es retirarme y casarme y disfrutar de lo que he ganado."

LAS ANCAS DE RANA

El Monasterio fue siempre un lugar en donde se dieron importantes comidas y banquetes, incluso guardando el estilo propio de la Edad Media.

Feliciano Delgado, uno de los impulsores del grupo gastronómico "LOS TIESOS DE PASTRANA" que aunque habitualmente se reunían un día a la semana en el Restaurante el Churrasco, fueron varias veces que los componentes de este grupo (18), se desplazaron al Monasterio, a comer y guisar entre lebrillos, y platos de época.

También se vio por allí más de una vez al estado mayor del recién inaugurado Hotel Córdoba Palace (1956), con su director Ángel Palomino Jiménez (1919-2004), al frente, y su cocinero Félix Sánchez Aguilera, (1927-2002), acompañados de Francisco Muñoz Martín (1919-2003), el que fuera jugador del Córdoba y jefe de barra del citado Hotel.

En 1983, sería el Caballo Rojo, el que prepararía un menú a base de "OLLA PODRIDA", guisada por el Chico Medina, y servida entre otros por él amigo Reyes y  Pedro Montes Polo. La comida fue en atención al presidente alemán y su séquito con diplomáticos españoles.

Luego por la prensa nos pudimos enterar que para algunos príncipes del Golfo Pérsico, también se prepararon comidas de alto copete.

He dejado para lo último y que son las ANCAS DE RANA, que una caprichosa Lucía Bosé, (1931), quiso comer el día de su cumpleaños y durante el rodaje de la película "LA CASA DE LAS PALOMAS" (1972). Rafael Luque Muñoz, era un empleado del Monasterio, en donde tenía el cometido de hortelano, jardinero y a veces colaboraba hasta de etiquetado camarero. Durante el rodaje de la citada película trabajó como un tramoyista más y pudo oír que la famosa actriz italiana, madre de Miguel Bosé, tenía el capricho de comer ANCAS DE RANA. Este menú no era muy habitual en Córdoba, y fue el bueno de Rafael Luque el que se ofreció con su pequeña moto, para que su cuñado José López Muñoz "El Pisto" le proporcionara el citado menú de cumpleaños, para la mujer que ganó el concurso de Miss Italia de 1947, en clara competencia con Gina Lollobrigida y Silvana Mangano entre otras.

El tabernero "EL Pisto" recurrió a Pepe "El Leones" el tío más completo que había en Córdoba, en la captura de estos animales. Lo localizó como no, en la Taberna "El Tomate" cerca de la Calle Antón de Montoro (La Redonda), y éste le aseguró que para la mañana del día siguiente le entregaría a  "Miguelito" en el Campo de la Verdad, ranas suficientes para un guiso con tomate, e incluso le habló en la Taberna "Casa Villoslada" de San Pedro, pero éste las ponía en adobo. Aquello se pudo realizar gracias a la diligencia del "Pisto".
 
LA BELLEZAS DE CORDOBA

En el año 1924, en la Feria de Córdoba con cartel anunciador de de Manuel León Astruc e impreso como casi todos los de la época en Imprenta Litográfica Ortega  en Valencia.

Hay que señalar que en esta Feria fueron sustituidas las luminarias de gas, por bombillas de energía eléctrica, que fueron colocadas en unos farolillos, enlazados en forma de guirnaldas, que iban de calle a calle de aquella Feria.

El cartel de Feria quiere representar el Arco del Portillo con un cielo estrellado y una gitana con flores rosas, nos sugiere el relato de los Festejos de la Feria. En primer lugar y en el denominado programa aparece: "CONCURSO DE LAS REINAS DE LOS BARRIOS", en donde nos cita con foto incluida, las muchachas que por su belleza fueron escogidas como "Bellezas de los Barrios". Este tribunal estuvo formado por el presidente de la Comisión el Sr. Conde del Portillo, don Enrique Romero de Torres, don Manuel Lapuente León y don José Carretero como secretario. El alcalde de Córdoba era don José Cruz Conde.

Las elegidas fueron: Luisa Gutiérrez Gómez, por el Barrio de San Lorenzo. Carmen Mohedano Baena, por el Barrio del Alcázar Viejo. María Merino Borrego, por el Barrio de Santiago. Josefa Domínguez Calzada, por el Barrio de Santa Marina. María Cabrera Arjona, por el Barrio de la Catedral. Rosalía Solís Tapia, por el Barrio de San Nicolás. Carmen Melgarejo Pérez, por el Barrio de la Trinidad. Rafaela Jurado, por el Barrio de San Miguel. Carmen Palacios Sánchez, por el Barrio de la Compañía. Luisa Villarreal Martínez, por el Barrio de San Pedro. Carmen Montilla Alcaide, por el Barrio del Campo de la Verdad.

A todas estas "Reinas de la Belleza", la mayoría de un nivel social popular, se les regaló un Mantón de Manila, unos de color amarillo, y otros de color rojo. La mayoría terminaron en la Casa del Empeño de la Calle Manriques.

ANTONIO BEJARANO NIETO

El que fuera secretario del Ayuntamiento de Córdoba, con los alcaldes, Rafael Salinas, Alfonso Cruz Conde, Antonio Cruz Conde, Antonio Guzmán Reina, Antonio Alarcón y con la entrada de la democracia fue jefe de protocolo hasta jubilación.

Fue un hombre que tuvo mucha relación con la Hermandad de Jesús Rescatado que se venera en los Padres Trinitarios. Su Hermandad fue refundada en 1942, y él mejor que nadie nos relató, la devoción que la duquesa de Medinaceli sentía por este Cristo. Esta cordobesa, de soltera Concepción Rey de Pablo-Blanco (1903-1971), fue presentada al Duque de Medinaceli, (viudo), en una fiesta que organizó el Marqués del Mérito en Madrid, con motivo del éxito obtenido en una gran montería en el coto Carboneras, en donde se les adjudicó sus Caracolas de Oro.

Después de esta presentación, la cosa terminó en boda, ante los comentarios de los familiares del Duque. La boda se celebró el 22 de diciembre de 1939, y Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salaber XVII duque de Medinaceli (1880-1956), se casaba con la cordobesa Concepción Rey de Pablo-Blanco, en la Basílica de la Milagrosa de Madrid. El Duque tenía 59 años y la cordobesa 36.

Según Bejarano Nieto, esta mujer durante años y hasta su muerte costea la flores que sacaba el Cristo en Semana Santa. Al morir la Duquesa en 1971, sería "Flores Santa Marta" los que asumieron el exorno floral del Rescatado, y siempre contaron con la buena disposición de Concepción Fuentes Lobato "La Pichichi", también muy devota del Rescatado. Muchas veces le "reservaban" a la Duquesa, el balcón de la Taberna  Ogallas, para ver la entrada de su Cristo.   

ALFONSO XIII EN EL CIRCULO DE LA AMISTAD

El 23 de mayo de 1921 se había celebrado una reunión de la Asociación Nacional de Olivareros en el Palacio de Viana, con el lema "La cuestión del aceite". El acto se iba a cerrar con una cena en el Circulo de la Amistad, en donde la Marquesa del Mérito a título personal había conseguido la asistencia del rey Alfonso XIII, que volvía de Málaga de inaugurar el pantano del Chorro, la gran obra de los Benjumea.

Con toda solemnidad se celebró la comida servida por el restaurante del Hotel Suizo, y con asistencia de gran número de personalidades. Pero con independencia del menú, la recepción al rey y los ilustres invitados, ésta cena pasó a la historia por el discurso tan atrevido del monarca, que recibió multitud de críticas y opiniones en todos los sentidos:

El  discurso es una transcripción que hizo el Marqués de Viana, tomando notas decía literalmente:

"En estos amenos y tranquilos jardines de la Casa de Don Gómez, propia del Marqués de Viana, en el atardecer del 23 de mayo de 1921, el Rey Don Alfonso XIII, q.D.g, pensó el siguiente famoso discurso que pronunció por la noche en el gran salón de fiestas del Circulo de la Amistad de esta Capital, ante numeroso público que aplaudió con clamoroso entusiasmo, al que se unió España entera con las mismas muestras de aprobación cuando fue divulgado.

Así se expresó el Rey:

"Acertadamente vuestro Alcalde ha recordado el lema de muy noble y muy leal que escribe Córdoba en su escudo.

Ha sido esta ciudad siempre de las más importantes de España, incluso en la época en que el país estaba dividido en pequeños Reinos e igualmente importante en el periodo de la Reconquista. Después de aquellos días de gloria vinieron otros de retraimiento en que pareció que Córdoba, satisfecha de su papel en el pasado, esperaba inactiva su resurgimiento.

Este está más cercano  de lo que creéis los cordobeses.

Tengo intensa afición al estudio constante de los problemas que interesan a mi país; por eso he podido apreciar que en gran parte de España y especialmente en Andalucía, son deficientísimos los medios de transporte y que estas deficiencias fueron mayores aún durante la guerra.

En España las comunicaciones no son rápidas; por eso la distribución de la producción y de las subsistencias no se verifica con la facilidad y regularidad necesarias y esto es muy importante ya que refleja e influye tan poderosamente en toda la vida del país y en la economía nacional.

En este momento mi Gobierno tiene presentado al Parlamento un proyecto de verdadera trascendencia sobre este problema. Ahora bien, el Rey no es absoluto ni puede hacer otra cosa que autorizar con su firma que los proyectos vayan al Parlamento; pero no puede hacer nada para que salgan de allí aprobados.

Yo estoy muy satisfecho de no contraer responsabilidades; esas responsabilidades que pasaron de la Corona al Parlamento. Prefiero, sin esas responsabilidades, ofrecer mi vida a mi país, pero es muy duro que no pueda prosperar lo que interesa a todos por pequeñeces de política.

Presenta un proyecto mi Gobierno, lo combaten y cae. Los Ministros que suceden a los caídos tampoco pueden adelantar, porque los anteriores se han convertido en oposición. ¡Cómo van a ayudar a los que le sustituyeron!.

Algunos podrán sospechar que al expresarme así me aparto en cierto modo de mis deberes constitucionales; pero yo digo que después de diez y nueve años de Rey en los que varias veces he arriesgado mi vida, no he de incurrir en una falta de esta especie.

Yo creo que las provincias deben empezar un movimiento de apoyo á su Rey y a los proyectos que serán beneficiosos y entonces el Parlamento se acordará de que es mandatario del pueblo porque eso significa el voto que dais en las urnas; entonces la firma del Rey será una garantía de que estos beneficios serán una realidad. Por mejoras que tanto significan para Córdoba como, por ejemplo, el ferrocarril directo a Puertollano, hacer navegable el Guadalquivir hasta aquí, para barcos de regular calado, lo que permitirá establecer precios de transporte á dos céntimos por tonelada y kilómetro, si llegan a realizarse. ¿Quién podrá competir con esta ciudad, que será el centro de exportación andaluza, porque a estas circunstancias favorables unirá la feracidad de su suelo privilegiado?.
    
Alcalde: Saludo a Córdoba que recuerda siempre su lema de Muy Noble y Muy Leal.
Córdoba 23 de mayo de 1921.
Firmado : Alfonso XIII." 
 
Este discurso se encuentra enmarcado en un magnifico pergamino, y se halla colgado en el Salón Comedor del Palacio de Viana.

De alguna manera aquel discurso, quejándose de la inoperancia del Parlamento, se interpreta como un anticipo de la Dictadura de Primo de Rivera. (13/09/1923-28/01/1930), que vendría después.