domingo, 31 de enero de 2016

SIMPLEMENTE PASCUAL




En aquellos tiempos de 1940-1955, la palabra Pascual nunca se podía asociar con la leche o el zumo. Con el zumo porque los naranjos era un cultivo de huerta, en donde se intercalaban con otros árboles frutales, y para nada existían la plantaciones de naranjos intensivas y de poca altura para facilitar su cosecha y explotación como ahora ocurre.  Aparte de que no existían infraestructura de regadíos en el campo para el agua que necesitan estos árboles. En cuanto a la leche, era tan escasa la leche que se bebía en las casas, que la medida del "cuartillo" era lo que solíamos comprar quien lo compraba, aparte que se producía un 400%  menos que en la actualidad.

La poca o mucha leche que comprábamos lo hacíamos en casa Natalia, que tenía el puesto de leche, por el encima del Horno de doña Pepa, y casi enfrente de la espadaña del convento de Santa María de Gracia, que estaba casi siempre coronado por un nido de cigüeñas, que al decir de Pascual el vecino de Sandalio y Dámaso los "Mellizos", eran las mismas aves que volvían todos los años. La mayoría de los vecinos del barrio sabían que las cigüeñas, con su "crotar" avisaban a las monjas de la hora de tocar vísperas. Las cigueñas eran como una inquilinas más del Convento.

Nos contaba Pascual Nacarino, que ese era su nombre, que cuando fue derribada la casa del horno, allá por el año 1980, hubo muchos interesados en conseguir un pequeño azulejo, que con la imagen de una Virgen, coronaba la puerta del citado Horno, al parecer un nieto de doña Pepa, fue el que de madrugada se quedó con el azulejo. El azulejo era una representación muy tosca de una pequeña Virgen que apareció en esa casa al obrarla al principio del siglo XX. La imagén de la Virgen se encuentra en lo que fue el Museo diocesano.

Hablando de imágenes, tenemos que decir que a la pequeñita Virgen del Pósito, que se venera en la Iglesia de San Rafael, alguien le ha robado la pequeña corona, y para ello le han destrozado la cabeza.

EL PRIMER PASCUAL

La primera vez que oímos el nombre de Pascual, fue cuando empezamos a ver aquellos tebeos de Pulgarcito que aparecieron allá por el año 1953, fue una serie creada por Nadal, en la que su autor evidenció sus dotes como guionista y dibujante. En los años cincuenta, en la sociedad española de posguerra, circulaban bastantes ejemplos de aristócratas y rentistas venidos a menos, que intentaban aparentar un rango y fortuna que ya estaban lejos de disfrutar. El "batín de brillo" era la prenda de vestir que los distinguía. El “señor” Pascual que nos mostraba aquella serie, era envidioso, tacaño, tenía mal humor y le gustaba ganar dinero de la manera más fácil posible y, lógicamente, sin trabajar. Al “señor” le gustaba rodearse sólo de personas de su misma clase social en un mundo en el que las apariencias eran lo más relevante.

Personaje entrañable como doña Urraca, o don Pio, eran personajes que retrataban a nuestra sociedad.  El simpático criado con sus "patillas· pugnaba por ser el comic más leído, y se disputaba el primer puesto por ejemplo con los hermanos Zipi y Zape, más o menos como hacen ahora las televisiones, que baste que uno saque un programa de cocina, para que todos los días y a todas las horas, tengamos programas que ahora le llaman Máster Chef.  Ahora parece que la cocina es la ciencia del futuro.

Posiblemente en aquellos años de 1950, estos programas eran impensables, primero porque las instalaciones para guisar, eran escasas, y segundo que la costumbre al buen comer, era cosa de muy pocos. En aquellos tiempos la carne del cerdo se resumía en carne de magro y carne de lomo, aparte claro está los correspondientes jamones y paletillas. Hoy en cambio y desde la Comunidad Económica Europea, nos lo presentan con quince o veinte tipos de carne, pero el marrano sigue siendo el mismo. Los menús que mucha gente comía en aquellos tiempos eran a base de pan con aceite y aceitunas, y una vez que otra "patatas al columpio",

Aquellos años, eran una época de tebeos, y éramos felices con tener un par de tebeos de los que fueran para el fin de semana. Íbamos a cambiarlos a Casa "Bizcocho" que estaba en la Calle Isaac Peral, y allí se disfrutaba de contemplar la esmerada clasificación que aquel hombre presentaba de sus tebeos. El tal "Bizcocho", hermano de Luis el estanquero de San Lorenzo, era un hombre que hablaba poco, pero tenía fama de ser muy formal en su negocio. Más chirigotero era "Casa Leal", en la Calle El Toril, que también vendía y cambiaba tebeos. Pero éste te recibía siempre con un enorme lápiz que a modo de broma, solía utilizar para sumar dos más dos. Cuando le preguntaban que porqué estaba serio, él contestaba: "Es que tengo cara de hambre, de ver tantas cocinas como tengo enfrente", y es que allí en la Calleja el Toril, se vendieron casi todas las cocinas llamadas de petróleo.

En torno a los tebeos, todos los domingos, se formaba una especie de "Mercadillo" en los alrededores del Gran Teatro, en donde se vendía y se compraba tebeos de todas las clases. Allí acudían chicos y grandes de toda Córdoba, y se solían ver grandes colecciones, aunque los más solicitados eran el Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrin, "El Cachorro", El Guerrero del Antifaz, Tony y Anita, Pacho Dinamita, El Jabato, y luego en menor proporción los comic de risa, como Pulgarcito, El TBO, Jaimito, y también algunos llevaban tebeos de "hadas" como por ejemplo los de Corín Tellado.

Pero haciendo honor al nombre de "mercadillo", allí se aprovechaba la ocasión para cambiar de todo, y para ello acudían incluso padres para cambiar estampas del "Ladrón de Bagdad", aquella colección hizo historia al igual que la película de 1924, que fue considerada como una película distinguida en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, luego después se hicieron varias versiones. Las estampas más difíciles de aquella colección del "Ladrón de Bagdad", eran el "Caballo roto", "la Estera" y el "186", Pascual Yáñez, el ordenanza de la Audiencia Provincial, tenía una gran colección. 

Y como ahora modernamente todo se politiza, ya hay quien ha dicho que aquellos simpáticos tebeos del Capitán Trueno, que siempre se le identificó como el caballero español por excelencia, y que llegó a superar tiradas de hasta 300.000 ejemplares, que los autores, bien el guionista o los dibujantes, ya reivindicaban por aquellos tiempos su catalanismo con el escudo que presentaba el héroe en el pecho.

Edelmiro Pascual Ortega, de la Calle Mucho Trigo, poseía una gran colección de tebeos del Capitán Trueno, y se la jugó en una partida de parchís del "Bar Bracero" de San Pedro. Eran tiempos en que se jugaba a casi todo, esto no lo contaba Florencio "El Chapu" de la Calle el Viento, que terminó a cargo de los comedores del Colegio Público la Aduana, él y su amigo Berenguer de la Calle el Potro, vieron más de una vez como la gente se jugaba prácticamente hasta la "pelliza".

Buena parte de aquel "Mercadillo" se terminaba cuando llegaba la hora del cine. La mayoría de los que participaban en el "Mercadillo", eran chavales jóvenes que acudían a ver la película y normalmente entraban "al Gallinero", allí y una vez acomodados, se apagaban las luces, y de momento era como si empezaran dos "películas", una, la que se proyectaba en el telón y otra la que tenía lugar en el mismo "gallinero", en donde la pequeña "Serrita", se convertía en la protagonista, demostrando toda su capacidad escénica, ya con unos y con otros. Pero también los había, de los que aprovechándose de aquella total oscuridad querían recolectar "huevos" en aquel gallinero. Más de una vez al grito de: ¡¡Aquí hay uno que me quiere tocar..........,!! se encendía la luz, se suspendía la película y al instante subía una pareja de "guardia de asalto", pero al final todo quedaba en una falsa alarma, pues los recolectores de "huevos" desaparecían como por encanto. A la "Serrita" nadie la molestaba porque ella era como de la casa. Pasado el rato y con el Patio de butacas mirando para arriba, se apagaban las luces y empezaba otra vez la película..

LOS CONTRASTES

Otro recuerdo relacionado con el nombre de Pascual, era el que nos llegaba cuando íbamos a la que se llamaba la "Misa de los Cazadores" y que tenía lugar en la Capilla de Mármol rosado de la Iglesia de San Pablo. Allí cuando a las 5 y media de la mañana o cosa así, escuchabas la Misa y nos llamaba mucho la atención que en la oraciones finales, se mencionaba a un santo con el nombre de San Pascual Bailón, luego nos enteramos de que aquella Misa se celebraba para los que habían participado en la "adoración nocturna" durante toda la noche, y ese Santo, era su patrón.

Pero Córdoba era una ciudad de contrastes. Mientras unos salían de misa, después de oír plegarias y cantos a San Pascual Baylón, fuera en la calle San Pablo, cada uno iba a su ritmo, empezando por los panaderos del cercano Horno de  la Catalana, que cargaban sus carrillos hasta lo indecible, y es que por aquellos tiempos los repartidores de pan, se hicieron buenas las teorías de Taylor y Fayol, en lo referente a trabajar por cuenta. Los panaderos empezaron a "vender el pan por cuenta" y aquello les dio muchas ganancias. Ese fue uno de los gremios de trabajadores que más ganaba, y lo hacían incluso ganando más del doble que los profesionales que elaboraban el pan. Aquella época de "bonanza" para los repartidores, la "sellaron" y nunca mejor dicha la expresión con aparatosos sellos de oro, que casi todos solían llevar en su dedo anular.

Un panadero que representaba esta forma de trabajar, era Rafael Pedraza, que repartía por Cañero, y solo le faltaba llevar en lo alto del carro-triciclo, una caja registradora. Su hijo Rafael Pedraza compañero del Colegio Gran Capitán, era de los que decía que su padre ganaba 5.000 pesetas al mes y ese sueldo en aquellos tiempos, era todo un lujo, pues eso sólo lo ganaban los trabajadores que se marchaban a Alemania..

Pero al margen del pan y los panaderos, tenemos que decir que también nos llamaba la atención algunos grupos de mujeres jóvenes, bien vestidas, unas con sus bufandas y chaquetones de pieles, otras con  sus echarpes sobre los hombros, que parecían como princesas tirando a muñecas rotas por el cansancio de toda la noche. Efectivamente algunas se veían venir cansadas, cansancio que intentaban disimular con sus maquillajes y pinturas, y es que la mayoría habían estado toda la noche entregadas a su trabajo.

En una ocasión pudimos ver a dos hermanas que aunque apellidadas Montes, todo el mundo las conocía en Córdoba, como las "bomberas". Nadie va a decir nada que ellas no dijeran, cuando de forma un tanto sorpresiva, se presentaron en 1956, en aquel Teatro Victoria, de nuestra Feria de Mayo, bailando al son de: Maera Maera y más Maera. Algunos vecinos del barrio, se quedaron sorprendidos cuando pudieron ver a las hermanas, enseñando sus braguitas, al soniquete de: Maera Maera y más Maera, y esta cantinela se repetía una  y otra vez y enseñando sus bragas. El público aplaudía a rabiar y todo el coro en número de unas 20 señoritas, enseñaban sus encantos. Aquello nos hace recordar que después de tantos años en Córdoba, HORTIGON, la casa de los encajes haya cerrado.

Pero a pesar de todas estas cosas, había gente que decía que "estábamos reprimidos" y aún hoy día siguen sonando todavía esos tópicos. Y si no que se lo digan a esas charpas de "guaperas" que se juntaban en la TENDILLAS, como los Zuritos, los Pérez Salamanca, los Mario, los Ignacio, los de la Rosa, los Jiménez, los Sánchez Saco, los Carmona, los Gordillo, los Santi, los....tantos y tantos, que disfrutaban de la noche como pocos. Estos grupos solían empezar en Hispania Royal, donde el veterano Pérez, le daba a cada uno lo suyo. El problema casi siempre para estas fiestas o diversiones era tener dinero.Y es que en aquella época cada cual y siempre en el buen sentido, "sacaba los cuernos" por donde podía.

Y siguiendo con los contrastes, diremos que en  Córdoba, la prostitución fue totalmente tolerada y era un asunto personal y libre de cada uno. Sin ninguna complicación en los alternes, a no ser claro está en que apareciera la "parienta" o en otros casos el "pariente" ahí si había ya alguna complicación. Existía trabajadoras del amor por determinadas calles de Córdoba, otras por jardines y descampados, y otras más caras en confortables casas acomodadas para ello. Las autoridades con tenerlas localizadas les bastaba. Y no solamente vamos a hablar de las trabajadoras del amor, sino que también se daban casos de hombres que entraban en la espiral del dinero, que normalmente controlaba el que pagaba y el efebo o el joven se sometía a esos dictados. En este sector desde siempre fluyó mucho dinero, y por ello podías observar que de la noche a la mañana, el compañero que tenía tanta hambre como tú, de pronto se compraba trajes, y toda clase de ropas, que le hacían vestir de forma muy destacada. Posiblemente la prenda que más blandían al aire, era un paraguas de último modelo, de aquellos buenos y auténticos de madera.

No se nos puede olvidar para nada, aquel al que llamábamos el "Pelón", que de ser el más caricato, mas chistoso y quizás el más necesitado, de la noche a la mañana, se convirtió en un chaval estilizado, bien vestido con prendas y zapatos caros, que poco a poco se fue perdiendo de nuestro entorno. Al final terminó por marcharse a donde él quiso, y en definitiva tuvo libertad de hacer lo que le pareció bien.

CERCADILLAS

La noche de Córdoba, para llevar la contra a los que decían que no había libertad para nada, les podemos decir, que el problema no era tanto de libertad, sino de dineros. Tú te ibas a cualquier Sala de los Bartolos, y si se te ocurría alternar con cualquier chica de aquellas, de momento sabías que la tenías que convidar a la clásica Botella de Champagne que por aquellas fechas 1955-56, te costaba 800 pesetas, que equivalía casi al sueldo de un albañil al mes.

En aquellas noches de Córdoba, la zona de Cercadilla era como el epicentro de una serie de personajes, que se movían por la noche en busca de "marcha". Eran gentes de todos sitios, y muchos eran de la cercana Renfe (El depósito estaba muy cerca), e incluso militares del cercano cuartel de Artillería. Un Bar que todo el mundo conocía era el BAR FLOR, que regentado por Rafael Toledano, "manitas de plata", funcionaba con mucha pulcritud. Luego estaba el "BAR MANIOBRA", ya más metido en harina como se le podía llamar a aquella calle. Antonio "El Pollero" gran conocedor de este trabajo, preparaba a sus niñas para que dejaran buenos recuerdos, sobre todo con aquellos escotes, por el que entraba la pasión y el deseo.

Luego como colofón de esta zona estaba la SEGUNDA, su propietario Manolo Yergo, era un conocido en todos estos tejes-manejes, y siempre sabía rodearse de colaboradores muy competentes y leales. Sus camareros el popular Monchi y el Picaor, y para la animación musical contaba casi siempre con los hermanos Conde, que eran clásicos en Córdoba. La instalación tenía sus discretos reservados, discreción que se hacía aún más patente, con la tenue iluminación que tenía todo él local. En una ocasión, se planteo un problema, y es que un matrimonio de Cádiz, que tenían familiares en Córdoba, sin saberlo ni uno ni otro, se encontraron el mismo día en reservados distintos, sólo las discreción de Manolo Yergo, dejó aquello en el secreto. Las mujeres de alterne como en todos sitios iban a comisión, pero cuando el cliente era primerizo o forastero, se exponía a que le dieran su bebida del "garrafón".

En esta Sala de Fiestas actúo Antonio Molina, y delante de Pepín Sánchez Aguilera, contó la anécdota tan "comentada" del traje con el que debutó en el Gran Teatro, a principios de los años 1950, y es que lo mismo de grande que le estaba el traje, fue su triunfo que le lanzó a la fama. Antonio Molina, cuando rodó la película del Cristo de los Faroles, en las escenas que ilustraban su primera actuación en un teatro, utilizó el mismo traje de su debut en Córdoba y todo fue  como homenaje a su gran amigo Manuel Rodríguez "Palitos", que se lo facilitó. "Palitos" era primo hermano de Manolete, y subalterno del Banco de Santander, aunque los que lo conocían decían de él que parecía  el director gerente de aquella entidad.

Las hijas de Fernando Fernández Castillejo, el dueño del Bar Chaleco, que tantos entierros vio pasar, recuerda que también tuvo oportunidad de ver a muchas chicas que con esclavas, anillos y pulseras de oro, al salir de Rosales, le pedían a su padre un rápido comprador, no fuera que el que se lo había donado bajo los efluvios del alcohol y la pasión se arrepintiera. Aquello como era ya casi habitual en Casa Chaleco, había un tal Pascual Serrano, platero de profesión que entendía de este negocio y ponía valor a todas estas piezas.


CON LAS ESTRELLAS

El mismo Pepín Sánchez, encargado en uno de los negocios de los Bartolos, nos contó otras anécdotas de aquellas salas. Una la protagonizó un joven capitán de infantería, que con mono azul y galones en rojo, salió a bailar a la pista un tanto lleno de alcohol, y creyendo que allí mandaban sus galones, empezó a ser inoportuno. De inmediato se le obligó a abandonar la sala, y él lógicamente se opuso, llegando incluso a sacar su pistola. No hizo falta denunciarlo ni nada, pues allí en la sala, y sentado tranquilamente había un militar de rango superior, que de paisano tomaba unas copas con unos amigos. Este impetuoso capitán de gran corpachón, fue degradado y al parecer le quitaron una estrella de su graduación. Yo ya me lo encontré precisamente con dos estrellas como jefe de mi compañía en el Cuartel del Parque de Automovilismo.

El día 25 de marzo días de la Encarnación se celebraba una fiesta aniversario del pueblo de la Rambla, y Mateo Maya Sánchez, antes de que fuera un experto en temas de soldadura, fue cabo cartero en el Parque, y ese día me pidió el favor de que le supliera como cabo cartero aquel domingo de 1966. Con toda normalidad me encaminé al Gobierno Militar para recoger la Orden de la Plaza, y luego al apartado de Correos. Con mi correo me dirigí a la base de Automovilismo y mi sorpresa fue ver al militar de las dos estrellas como Oficial de día, por lo que con todo el respeto del mundo me acerqué a él que estaba en la puerta del Bar de enfrente que no era otro que el  Bar Siboney.

El Bar Siboney, fue testigo muchas veces de las que liaba este militar cuando el alcohol se le subía a la cabeza. En el cuartel todo el mundo le temía, y más aún la tropa. Por eso le entregué el correo y me marché a la oficina para rellenar la Orden del Día, Terminado mi trabajo y cuando me disponía a marchar para mi casa, desde lejos me dijo: "Ven para acá zorzal", y me pidió que me acercara. Al llegar ante él, saludándole me cuadré,  y entonces me dice: "Toma esta carta y la llevas a la Comandancia de Obejo", yo muy nervioso, le contesté, -no tengo carnet de conducir, ni vehículo, -eso a mí no me importa-, coge cualquier camión oruga de esos y si no coges aquel tanque que ya está arreglado, pero la carta la quiero hoy en Obejo.

El telefonista de la Base, un tal Mancera, me ayudó y me puso en contacto con el sargento Pascual que era mi jefe en Ayudantía,  al momento él me tranquilizó y con su moto Vespa me llevó a Obejo, y allí  no nos encontramos a nadie, nada más que a un plantón, porque los otros dos soldados habían ido a por la comida al Llano Amarillo.

Luego y al referirle un día a José Alcaide, que compaginaba su trabajo de sacristán de San Andrés, con el de empelado civil en el Parque de Automovilismo, me llegó a decir. "Es mi Jefe, y cuando está bebido todo el mundo en la Base le teme, yo creo que hasta el coronel, nadie quiere enfrentamientos  Al final el fontanero Antonio Gordillo, que participó en algunos follones con él, me comentó que se llamaba Guerrero, y me aseguró que cuando estaba sobrio, era un tío formidable, pero cuando una copa se amontonaba con otra era una calamidad.

Ya que estamos aquí hablando de los Pascual, yo quiero resaltar a mi Sargento Pascual, todo un hombre entregado a su profesión de militar, con obediencia, entrega y trabajo. Yo puedo decir muy alto, que de todos los jefes que yo haya podido tener en mis cuarenta años de actividad profesional, jamás pude ver a una persona tan sistemática, constante y eficaz en su trabajo. Verlo resolver aquellos mastodónticos "estados trimestrales" era para descubrirse. Educado, y hombre con valores humanos, fue una persona que dejó en mi una gran impresión. Bien sabe Dios, que a estas alturas de la vida, no vamos a estar para echar piropos interesados. No, y menos ahora cuando posiblemente el peso de la edad, lo tiene desbordado, desgraciadamente creo que él ni siquiera pueda leer este comentario, pues me consta que su mente está pensando continuamente en sus obligaciones de militar honrado y eficaz que siempre lo fue.

LUIS ARANDA MARTOS

Los años de 1960, fueron unos años en donde la construcción se movió y bastante. Si había en Córdoba empresarios "flamencos" uno de ellos era Luis Aranda Martos, que desde la Calle Obispo Fitero en donde empezó, en aquellos años de dificultad, pronto montó un taller con unas grandes instalaciones en Santa Rosa, y sus maderas y su carpintería estaban presentes en muchas y grandes obras. Primero en la Universidad Laboral, en donde hizo todo el mobiliario de las aulas y salas de estudio. Pero fue una importante partida, la adjudicación de 4 torres completas de apartamientos en Torre del Mar, para una inmobiliaria que obedecía a un rótulo "TOTO". Aquella adjudicación le dio mucha alegría y por ello pensó en dar una fiesta. El tenía una persona de confianza que se llamaba Pascual, y le asesoraba en los negocios y en muchas cosas. Se trataba de traer a Córdoba, a los promotores de la Costa del Sol y darles una fiesta. En esa idea estaban los herreros que eran los Sillero, y también los fontaneros que era Ildefonso Navarro.

Pero Luis Aranda nos esperó a que los fontaneros, ni los herreros, se mojaran en el asunto, y él, ni corto ni perezoso, se citó en el Bar SALVARIN, con Manolo Yergo, y consiguió un acuerdo muy especial, que por el importe de 300.000 pesetas, le alquilara la Sala de Fiestas la SEGUNDA, para Luis Aranda y sus amigos de la Costa del Sol, según parece a aquella fiesta también acudieron alguno de los Sillero, que a la postre habían contratado toda la carpintería metálica en perfil 34, del tipo de Mondragón. Esta información nos la facilitó Antonio Luque Obispo, que trabajó en Luis Aranda Martos, y fue el que a la postre se llegaría a pagar el importe de la fiesta..

Por parte de los fontaneros no acudió ninguno de los posibles, pues el encargado de Ildefonso Navarro, que era Pascual Jiménez Escudero, era un gran profesional, pero no le gustaban estas fiestas salidas un poco de tiesto.
  
Al hablar de la Córdoba de la diversión, nadie como los BARTOLOS, para dar fe de ello. La familia de los de La Rubia, son los que más pueden hablar de esta Córdoba de las libertades, o no. Que empezaban en unas copas en el Hispania Royal (La cafetería de los Cuernos), y terminaban a altas horas de la noche en el Hotel Montes, para a modo de "tomar la espuela" meterse una taza de caldo que siempre ayudaba a conciliar el sueño.

No hemos hablado de otras salas de fiestas que habían en las afueras de Córdoba, ni hemos hablado de las casas de citas, que con nombre propio figuraban en la Córdoba de aquellos tiempos.

EL QUIOSCO DE LA RIBERA

Y no digamos en el mundo prohibido de los juegos, que el que no jugaba es porque estaba "tieso" o no sabía. Había sitios para el juego que se jugaba hasta el amanecer, concretamente había un habitáculo detrás del Quiosco de la Ribera, en donde un personaje popular al que denominaban "El Comandante" montaba allí sus interminables partidas de todo, Allí acudían después de terminar sus trabajos, los camareros, del Barril, del Boston, del Bar Plata, del Gran Bar, de Hotel Córdoba Palace, que se enfrentaban a médicos, abogados y profesionales de todas clase.

Y es que el Quiosco de la Ribera era un lugar muy especial y estaba abierto las veinticuatro horas del día, y esto le era permitido por estar ubicado al borde de la carretera de Madrid, que era el Paseo de la Ribera. Allí entraba un camarero de Casa Salinas, llamado Pascual, que era gran amigo de José Martínez,  el "guardia de asalto" que regentaba este quiosco y le ayudaba a la hora de controlar a la clientela.

Por el Quiosco pasaban desde poetas como Ricardo Molina o Juan Bernier, a toda clase de personas. Había noches que el establecimiento estaba atestado de público, que bebía, cantaba y hasta comía. Allí se dieron grandes fiestas y también hubo algunos roces propios de los celos y él alcohol. De vez en cuando una mujer salía al exterior y tras ella un cliente. Ya en la calle irían a donde les diera la gana, pues por allí estaban cerca la Calle de la Feria y Cardenal González, en donde había casas de citas. Un buen notario de todo este movimiento era el singular "MAERO", personaje que era el dueño de la mayoría de las barcas que por aquellos tiempos surcaban el río. El día que se mató Pepín Moreno, la noche anterior había estado de fiesta allí con su novia la popular "Tomata".

El "Maero" era un primer espada en los asuntos del juego en Córdoba, lo mismo jugaba en la partidas que montaba "El Comandante", que se le veía por el Bar Bracero, Casa Castillo, Casa Gamboa, la "Taberna de los Perros", o el Quiosco de Guerrero, en plenos jardines de la Victoria. En el juego del parchís no solamente jugaban los que estaban sentados en la mesa, sino que a veces solían jugar haciendo "apuestas" todos los que estaba alrededor. Los Pano, Alfonso Espejo, El Duque, el Miráime, el Regañón, el Limpia, el Maero, el Curreles y el Botines,  todos ellos eran grandes profesionales de este juego. También muchos de nuestros toreros gustaban del juego en donde fuera.

Puestos a apostar me contaba un día Pepe Martínez, el tabernero de los Perros, que un día que estaban todos las mesas llenas de gente jugando a todo, hubo un apagón de luz, como consecuencia de una tormenta que se desencadenó. La luz no llegaba y hubo gente que hasta apostó por el tiempo que iba a tardar en volver la luz. Al final prácticamente toda la Taberna era una pura apuesta.

Nos contaba Manolo Montoro Bello, gran amigo y admirador del joven poeta Alvariño, que en el año 1935, visitó Córdoba el poeta Federico García Lorca, y el singular Carreño, logró que se encontraran Lorca y Alvariño. Acudieron a ver la Virgen de las Angustias por la que Lorca tenía alguna debilidad. Luego el mencionado Carreño, en compañía de Manolo Montoro, los llevó a "La Beatilla" y desde allí Manolo Montoro, los invitó a la Taberna de los Perros en donde comieron un singular plato de "Setas adobadas". Los poetas no pagaron por ser invitados, Carreño porque estaba tieso, por eso pagó Manolo Montoro.

Y si volvemos con los contrastes, tenemos que decir que existen muchos tópicos, que se vienen arrastrando de unos a otros.

CARLOS V

Esta serie de Televisión evidentemente no ha tenido el éxito de Isabel, y es que nunca segundas partes fueron buenas, El bueno del franciscano San Pascual Baylón, llegó a conocer al emperador Carlos V, cuando apenas debió de tener 18 años, pero queremos hablar de  Carlos V, sino de las palabras que todo el mundo le adjudica en torno a la construcción del Crucero de la Catedral, cuando lo visitó en 1526. Todo el mundo repite y repite lo que el emperador pudo decir,  es como si de unos a otros, la cosa o las frases se fueran pasando. En la ciencia se sienten orgullosos de su pureza, porque a toda hipótesis se le exige una verificación. Pero en historia no ocurre eso. Todavía está por ver que en algún sitio aparezca un documento en donde esa expresión tome la categoría de verificada. Al igual que Julio Anguita, "El Califa Rojo", se hizo popular por su frases de "Programa, programa y programa", en historia había que decir lo mismo, o lo que es igual "Documento, documento y documento".

Hay que tener en cuenta que la construcción de ese crucero significó dejar a la Capilla de Villaviciosa, en un segunda lugar, ya que hasta entonces había sido la Catedral Cristiana, y allí los concejales de Córdoba, tenían reconocidos derechos de enterramiento, y con aquel traslado esos privilegios se perdieron. Luis de la Cerda, que tiene Calle en la parte posterior de la Mezquita-Catedral, puso un énfasis especial en esta disputa, pero también puede pensarse, que la pérdida de algunos privilegios le hicieran decir cosas que quizás no fueran ciertas. 

EL COMPAÑERO PASCUAL

Y ya nos encontramos en la Laboral con Antonio Pascual Cabello, simpático  compañero en aquella Universidad Laboral, que en momento determinado llegó a decir: "Solamente por comer estas habichuelas a la vinagreta" ha merecido la pena entrar en la Laboral. Era un compañero de aspecto muy serio, quizás fuera por sus gafas, pero luego era un compañero extrovertido y agradable.

En una ocasión y cuando el doctor don Segundo nos hacía un rutinario reconocimiento de la vista, éste le preguntó que porque no se cambiaba las gafas, que como se suele decir, eran auténticos "culo de vaso", y un serio Pascual Cabello le contestó: "Mire usted don Segundo, yo con estas gafas domino perfectamente hasta el "éntasis" es decir que ellas me hacen ver las columnas con una realidad pasmosa". Si usted va alguna vez a Grecia para admirar el "PARTENÓN", cualquier ojo normal la ve rectas con una poca deformación hacia el centro, pero yo puedo ver con estos cristales de "culo de vaso" el ensanchamiento que dichas columnas tienen hacía el centro para compensar defectos de visión que tiene el ojo normal. Los griegos eran tan perfectos en sus construcciones, que deformaban las columnas con el "éntasis" para que todos las viéramos normales. Con estas explicaciones don Segundo, que no era médico de problemas de vista, se quedó "sorprendido" como suele decirse con aquellas explicaciones y es que Pascual era mucho Pascual.. 

El amigo Pascual, algo mayor que yo, fue en el año 1957, cuando al verlo en la Universidad contacté de alguna forma con él. Aprovechando las fiestas de la Inmaculada, se celebraron en el Colegio Gran Capitán unas jornadas festivas, en las que como colofón se celebró una velada de “Magia” en el Hall del Colegio, que estuvo a cargo del compañero Antonio Pascual, que se nos reveló como un gran aficionado en estas “artes”. Remató su actuación con un simpático “ejercicio”, en el que del interior de dos tazas blancas superpuestas, hizo salir primero “agua”, simbolizando la riada de Valencia, que aconteció desgraciadamente por aquellas fechas, y luego, volvió a sacar una abundante cantidad de arroz, como signo de la cosecha de la esperanza y la prosperidad que todo el mundo deseaba. El amigo Pascual, con aquellas gafas, tan “antiguas” que habitualmente utilizaba, sonrió (cosa rara en él), de alegría ante los aplausos de los muchos compañeros que presenciamos aquel simpático experimento, y había hecho patente su profecía del Progreso permanente de la Comunidad Valenciana. Lástima que ahora nos hayamos enterado que unos políticos "chorizos" hayan querido provocar un corto-circuito en ese proceso de mejora a base de chanchullos, estafas y corrupciones.

Antonio Pascual, desde su tierna juventud que transcurrió en el nº 14, de la calle Aceituno, cerca del barrio de San Agustín, siempre demostró que la horma de sus “zapatos” se le quedaban pequeños, para las inquietudes tanto espirituales como científicas que siempre demostró. Si por casualidad viera la obra que se lleva a cabo en San Agustín, gracias a las gestiones del incombustible Rafael Soto Gavilán, de seguro que ya hubiera calculado las miles y miles de piedras (canto rodado), que va a llevar toda la Plaza. En aquellos tiempos la espuertas de chinos de esos que se recogían de la orilla del río lo pagaban a 2 pesetas. Manolo Zamorano "El pabilo" sabía más que nadie de eso.

Era muy niño aún, cuando su padre (gran mecánico), le compró un CINE NIC, de aquellos que nos volvían locos a los niños de aquella época. Quizás ese fue su primer contacto con la técnica que ya nunca abandonaría. Por debajo de su casa vivía el organista de San Lorenzo, que se llamaba Antonio González, este gran hombre, aunque ciego, era un sabio en todo lo que opinaba. Su gran preparación en temas musicales, los completaba con visiones “proféticas”·y él dijo de “Pascualin”. –Este chiquillo, con nada que se ponga gafas adecuadas, será una persona muy despierta y con una gran visión de futuro, ya que tiene un talante muy espiritual, solidario y científico. Además es un hombre bueno.

Con las gafas incorporadas a su rostro, aunque muy antiguas, le permitían ver todo aquello que le interesaba, En sus primeros años ingresó en el Colegio Salesiano, y a la calla callando, decidió irse para hacerse “curilla” en Montilla. Al final aquello no lo vio claro y desistió de ello. Por cierto que con el tiempo terminó en la Iglesia de la "competencia" ya que se metió en los Hermanos  "Mormones"

Don Antonio, era aquel cura espigado de Carmona, y él era el que reclutaba a todos estos chavales para "curillas". En aquella clase séptima que estaba situada en el pasillo por el que se accedía al Campo de Fútbol que rondaba con la Ronda de la Manca, pasaron además del amigo Pascual, los Paco Morales, Fidel Revuelto, Enrique Carrasco, Pérez Segado, Fernández Márquez, Santiago Repiso, López Castro, etc. etc. En aquellas épocas había curillas de sobra, no pasa como ahora que los hay pero contados con los dedos de la mano.

Aquella experiencia de clase "piloto" para posibles coronillas (tonsura), duró sólo un par de años, y el tiempo en que estaban en el Colegio, formaban parte de un coro, que era el que solía darle solemnidad a las fiestas litúrgicas, y en especial aquellas Misas del Gallo, que hay que decir que el Colegio Salesiano, fue pionero en Córdoba en este tipo de celebraciónes.

Recordamos aquella Nochebuena del año 1954, en que la mayoría de mis vecinos fueron a la Misa del Gallo, e incluso un tal Mariano Páez, que no era habitual en las Iglesias, pero aquella noche quiso ir a la Misa el Gallo. En aquellos tiempos se entraba a la Iglesia por la "Puerta de Los de Pago" en donde el portero, aquel hombre que tenía fama de mal encarado, cumplía con su misión "seleccionando" a los que no estaban en condiciones para entrar. Entre ellos no dejó entrar a tal Mariano, porque  incluso llevaba hasta una garrafita de coñac de aquellas del pelotazo.

Entre discusiones de que si y que no se puede entrar, el portero se veía negro para contener a algunos que iban más cargados de la cuenta. Al final el pobre "Bizco" como así le llamábamos los nenes, los pudo pasar a una estancia que había allí a lado y que no era otra que el Comedor de los gratuitos. Allí Mariano, Fimia, Ríos, Camacho y José Nieto, empezaron a beber y a cantar y hubo gente de la Misa que estaban más pendientes de las voces que llegaban del Patio, que de la propia Misa. Al final todos bebidos con bastante coñac, con lo mal que sienta estas borracheras, se volvieron belicosos en sus protestas, y se dedicaron a romper los platos y vajillas que allí había guardadas como comedor que era, y tuvo que ir la "guardia de asalto" para sacarlos de allí.

En aquella misma estancia que había sido el Comedor de los gratuitos, fue en donde a la altura de los 1980, José Antonio Rodríguez, el nieto de "Pepe el Tuerto", como así se le conocía en San Lorenzo,  dio sus primeros toques a su guitarra, en una Peña flamenca que allí se formó..

Muchas cosas han desaparecido del Colegio Salesiano, pero aún quedan estas estancias del Colegio inicial de 1901. Además en esas ventanas que dan a la Calle María Auxiliadora, que como ya hemos referido pertenecieron al Comedor de los gratuitos, que un día fundara don José María Doblado, con la aportación económica de Baldomero Moreno.

A cargo de aquel comedor estuvo el clérigo salesiano, Don Ginés Fernández, que hoy ya  mayor y con bastón, todos los lunes y los miércoles se encuentran en el Bar de Hacienda, junto a su amigo Francisco Carrasco Heredia, en amena charla cultural.

PASCUAL EL OBISPO

Y siguiendo con el amigo Pascual, diremos que había ingresado en la Universidad en 1956, entró en el Colegio Gran Capitán y allí ya dio sobradas muestras de inquietud e investigación. Recuerdo perfectamente que un día nos llevaron al campo de deportes para presenciar el lanzamiento de un cohete que habían preparado alumnos del Colegio Luis de Góngora, veníamos cabizbajos, pues aquello fue un total fracaso y eso que en aquel proyecto intervino el brillante compañero Ares Ares, pero el cohete no quiso subir y se quedó más bajo que el de Calabuch, ya que sólo subió unos 10 metros, de nada sirvió que el Sr. Moyano y el Sr. Emo, prestaran sus colaboración. El cohete fue a caer en el tejado de los vestuarios con evidente peligro de incendio por la hojarasca del tejado.. .
En el camino de regreso al Colegio Gran Capitán, nos dio tiempo de ver pasar aquel tren "Plateado", que para aquellas fechas 1958, era una gozada. El amigo Pascual, que era un hombre de ingenio, nos contó que España había formalizado un contrato con la casa Fiat, para que se fabricaran 10 unidades TAF, ya que las primeras unidades interiormente djaban mucho que desear. El primer TAF, fue presentado en Barcelona como tantas cosas.

El tren "Plateado"" era toda una sensación verlo pasar y los alumnos de los Colegios Gran Capitán, San Rafael y Juan de Mena, que eran los que daban a la vía del tren, se agolpaban casi al límite de la vía para ver aquel espectáculo, pero había otros que quisieron montar el espectáculo ellos, bajando a la misma vía y dedicarse a poner monedas en los raíles, para ver  lo que hacía el tren a su paso. Aquello era un peligro muy serio, y algunos de los mayores, como Pascual, Castillo y Gutiérrez, se lo debieron comentar  al Padre Vázquez, que en seguida lo resolvió. Se puso una malla de cerramiento de tela electro-soldada a 178 pesetas em ML.

Antonio Pascual Cabello,  nada más salir de la Universidad se colocó en la empresa Aer-Liper, en la sección de motores, allí coincidió con Francisco Morales Cerezo y Pedro Barrios Alfaro, estos últimos en la sección de mecanizado, pues eran torneros.

Pero al amigo Pascual, los que le conocimos nunca pudimos imaginar que este hombre de carácter serio y pensativo, muy aficionado a los juegos de “Magia”, fuera un perfecto enamoradizo. Disfrutaba como un “cosaco” con sus conquistas, y fue ésta práctica de “conquistador”, la que realizó durante mucho tiempo, además con éxito.

Como hemos dicho este Pascual, era un futurista ecológico y pensaba continuamente en el hombre, y la posibilidad de que se quedara solo y sin pareja. Para ello inventó una máquina la denominó "LA PLACENTERA", dicha máquina consistía en una plataforma que dispuesta a la altura de tu cintura, te permitía que te echaras en ella boca abajo, con toda la comodidad del mundo. Una vez acomodado en esa postura, le dabas a un botón y esa dichosa máquina o plataforma realizaba unos movimientos o vibraciones, que ni la mejor vedette del mundo te los hubiera mejorado. Y todos los que la probaron sintieron como si una "burbuja" de placer discurriera lentamente por toda la columna vertebral.

 Animado por el éxito de su máquina “placentera” quiso patentarla, pero parece ser que su compañero, Barrios Alfaro, dio el chivatazo, y todas las trabajadoras del “amor” de Córdoba, (Cercadillas, Calle la Feria, Cardenal González, y hasta las de los Patos y los Portales), fueron a protestar al Sindicato y se lo impidieron, pues se tenían que ir al paro.   

Al intentar hacer una piscina, alquiló una máquina excavadora, y se tiró todo un domingo trabajando y sin parar, Cuando se dio cuenta no podía salir y tuvo que pedir auxilio para que lo sacaran.

Pascual en su juventud quiso se cura, pero con el tiempo se pasó a la competencia y se hizo de la religión mormona. (La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.) en donde ha llegado al grado de Obispo.

A pesar de su dedicación a las cosas del alma, el amigo Pascual, sigue entregado al mundo de la investigación científica en distintos campos de la industria. Llegó a entrevistarse el ingeniero italiano Vittorio Magni , experto en autogiros, para actualizar los acuerdos sobre un proyecto común que querían acometer. Tenemos que decir que este proyecto ya fracasó en CENEMESA, de forma estrepitosa en los 1980, y creemos que también ha debido fracasar con él, pues no se ha sabido nada de los helicópteros.

En definitiva podemos decir que el compañero Pascual, ha sabido alternar perfectamente sus obligaciones como “Obispo”, y su alta capacidad de inventor e  investigador. Actualmente goza de plena salud, tiene buen sentido del humor y guarda muy buenos recuerdos de la Universidad Laboral

Ya debe de andar por los 75 años, y que le quiten lo bailado. Se atrevió con todo, y fue un hombre ejemplar como amigo y compañero. No sabemos si se habrá cambiado las gafas de culo de vaso que siempre le gustó llevar.

No queremos despedirnos sin mencionar a la "Familia de Pascual Duarte" que dió fama de Premio Nóbel,  a Camilo José Cela, publicada en 1942. Camilo José Cela, ha demostrado que era un hombre de cultura liberal, pero él y no Franco, formaba parte de aquellos intelectuales que se le ofrecieron a Franco, para "corregir la información deformada que pudieran sufrir los españoles". Aquellos señores, entre ellos importantes literarios, no fueron ni panaderos, soldadores, torneros o parados, sino que fueron intelectuales que convencieron al Caudillo de que aquello era necesario. Y ellos formaron aquel grupo de censores, por tanto a  la hora de hablar que cada palo aguante su vela.
                                                                                                                         
Y termino con el Sr, Pascual Gañan, un ingeniero de la zona de Villanueva, que hablando poco, se lo quería comer todo. En fábrica de CENEMESA, que es en la que trabajó, posibilitó que el aceite de los transformadores, que estaba almacenado en unos 300 bidones con el peligro que ello supoñia, eliminó éste peligro sustituyendo todos estos bidones por dos depósitos de 10.000 litros cada uno en poliuretano. Pero a pesar de todo esto, éste hombre necesitaba algo más y por ello y para conciliar el dolor de cabeza, se marchó a Calmante Vitaminado. 


5 comentarios:

car res dijo...

Hola amigo Manuel:
Hoy es para estar contentos,por fin el Tribunal Supremo,ha dado la razón a las demandas del
fraude de la salida a bolsa de Bankia.Muchos jubilados,como tú y yo,podrán recuperar sus
ahorros.

También es para estar contentos,porque la mayoría de bancos,ya están quitando las clausulas
suelo de hipotecas,eso favorece sobretodo a nuestros hijos,que tenían ese tipo de hipotecas,
que eran muchos.Es para empezar a creer en la Justicia.

Poco a poco,se va ganando,pero aún queda:la corrupción,El PP de Valencia,los EREs de Andalucía
el caso Rato,el yerno del rey,la familia Pujol.....Pero hoy es para estar contento.
Saludos."ben"

Anónimo dijo...

Una muy buena entrada con muchos hilos conductores y que da pistas de una Córdoba, más o menos golfa, que Alfonso López recogiera in extenso hace unos años.
La discreción del autor, supongo, hace que algunos pasajes queden "recortados" y en otros ni tan siquiera se entre, aunque es difícil que a su memoria e información se le hayan escapado. Por cierto los de Torre del Mar se apellidaban Toré.
Espero que por la buena salud de este blog, no aparezca un "ben" cualquiera que distorsione el contenido y datos del mismo con resabios políticos y malas digestiones ideológicas.

Manuel Estévez dijo...

Amigo anónimo:


Lleva usted razón en el nombre de aquellos promotores, pero en sus bloques, se podía ver la palabra TOTO, coronando la torre.

Lo que se hace es insinuar lo que pasaba y muchas veces no hay que poner nombres para nada.

He leído los dos libros de Alfonso López, y es una prueba evidente de que eso de "reprimidos" era un cuento chino. Lo "reprimido" sólo se puede referir a lo que Camilo José Cela y otros intelectuaales proponián al sistema, en las lecturas y cinematografía, pues lo que se refiere al juego y al sexo, ya era otra cosa.

En San Lorenzo y en el año 1956 o cosa así, en la zona de Sta. María de Gracia, montaron un despacho de bebidas y aceitunas, lo que se llamaba una "bodeguilla", y sólo era una "tapadera" para jugar por la noche a todo. Las leyes parecerían muy severas, pero todo el que tenía dinero y quería jugar lo hacía.

Y en cuanto a temas de sexo, el que tenía dinero podía ir a donde quisiera, desde el precio de una peseta, a miles de pesetas.

Y simplemente he querido reflejar algunos contrastes.

El Teatro Victoria, aquel del Maera, Maera, aquel año, le hizo la competencia al Circo Chino, pero a pesar de ello todos los días llenaba sus tres funciones.


Saludos
















Anónimo dijo...

Me ha llamado la atención que no se diga que la prostitución estaba regulada por el Estado de Derecho, que existía en aquellos momentos.
Recuerdo que por las puertas del Instituto, pasaban las putas, casi en formación, con destino a un servicio que había por donde estaba el cine Coliseo San Andrés, para que les hicieran el correspondiente reconocimiento sanitario, para poder ejercer su profesión.
La legislación se puede cambiar, y eso es lo que pasó, la prostitución fue considerada ilegal.
Es lo que pasa ahora con esas cosas que ocurren, el Estado de Derecho puede considerarlas ilegales, y es una cosa parecida a lo de las putas.
Las putas seguirán existiendo, pero ya no las verás pasando por la puerta del Instituto.
Otra cosa, el cabaret aquel se llamaba La Segunda, lo que da a entender que había una Primera. ¿ Donde estaba esta?
Y ya para no cansar más al Sr Estévez, y en referencia a lo último escrito. ¿ Cual es el peligro de tener almacenados 300 bidones de aceite? Y por qué si se tiene el aceite en un depósito, ya no hay peligro. Y si el depósito se hace de fibra de vidrio y se rompe por la base y se derrama todo el aceite, como así ocurrió, es esa la solución.
Saludos matinales.

Manuel Estévez dijo...

Amigo anónimo:

El aceite mineral que utilzan los transformadores como aislante liquido, es altamente inflamable, por lo que es suceptible de arder con relativa facilidad. Cunado hablo del aceite en 300 bidones, aquello implicaba que estuvieran apilados junta a las paredes que circundaban la zona llamada de chatarra, en donde a diario se quemaban aunque de forma controlada muchas cosas.

En una ocasión este control se escapó y se produno un incendio en fábrica, que causó cierta alarma, precisamente por la cantidad de bidones de aceite que había "apilados" en muy malas condiciones de limpieza y de materiales de desperdicio que a diario se tiraban a la chatarra.

Y ese hombre centró el problema en dos depositos, de poliuretano de color blanco, que si usted dice que se rompió, es que no era de garantía, y una fábrica importante tiene que adquirir productos que estén homologados.

La consulta de revisión de las prostitutas que usted dice, estaba en la Calle que va de la Plaza de Orive a la Calle del Coliseo San Andrés, y precisamente un practicante que hacía esas revisiones después de la guerra, lo metieron en la cárcel por "falsificar" botes de penicilina.

Posiblemente esta gente dejarían de pasar esas revisiones de tipo obligatorio, cuando apareció el seguro obligatorio para todo el mundo.

La PRIMERA, a la que usted querrá referirse estaba en el Brillante, nada más pasar las vías de tren, hacía la derecha. Esta Primera, fue regentada mucho tiempo por Ramón García, el padre de Pepe el del Caballo Rojo.

Pero antes de pasar las vías existía un solar amplio que pertenecía a los Maristas (pensaban poner allí el Colegio), y en esas parillas surgió la idea de la "Parilla Eléctrica" en donde la "Maja" por una peseta te atendía.


Saludos