domingo, 31 de enero de 2016

SIMPLEMENTE PASCUAL




En aquellos tiempos de 1940-1955, la palabra Pascual nunca se podía asociar con la leche o el zumo. Con el zumo porque los naranjos era un cultivo de huerta, en donde se intercalaban con otros árboles frutales, y para nada existían la plantaciones de naranjos intensivas y de poca altura para facilitar su cosecha y explotación como ahora ocurre.  Aparte de que no existían infraestructura de regadíos en el campo para el agua que necesitan estos árboles. En cuanto a la leche, era tan escasa la leche que se bebía en las casas, que la medida del "cuartillo" era lo que solíamos comprar quien lo compraba, aparte que se producía un 400%  menos que en la actualidad.

La poca o mucha leche que comprábamos lo hacíamos en casa Natalia, que tenía el puesto de leche, por el encima del Horno de doña Pepa, y casi enfrente de la espadaña del convento de Santa María de Gracia, que estaba casi siempre coronado por un nido de cigüeñas, que al decir de Pascual el vecino de Sandalio y Dámaso los "Mellizos", eran las mismas aves que volvían todos los años. La mayoría de los vecinos del barrio sabían que las cigüeñas, con su "crotar" avisaban a las monjas de la hora de tocar vísperas. Las cigueñas eran como una inquilinas más del Convento.

Nos contaba Pascual Nacarino, que ese era su nombre, que cuando fue derribada la casa del horno, allá por el año 1980, hubo muchos interesados en conseguir un pequeño azulejo, que con la imagen de una Virgen, coronaba la puerta del citado Horno, al parecer un nieto de doña Pepa, fue el que de madrugada se quedó con el azulejo. El azulejo era una representación muy tosca de una pequeña Virgen que apareció en esa casa al obrarla al principio del siglo XX. La imagén de la Virgen se encuentra en lo que fue el Museo diocesano.

Hablando de imágenes, tenemos que decir que a la pequeñita Virgen del Pósito, que se venera en la Iglesia de San Rafael, alguien le ha robado la pequeña corona, y para ello le han destrozado la cabeza.

EL PRIMER PASCUAL

La primera vez que oímos el nombre de Pascual, fue cuando empezamos a ver aquellos tebeos de Pulgarcito que aparecieron allá por el año 1953, fue una serie creada por Nadal, en la que su autor evidenció sus dotes como guionista y dibujante. En los años cincuenta, en la sociedad española de posguerra, circulaban bastantes ejemplos de aristócratas y rentistas venidos a menos, que intentaban aparentar un rango y fortuna que ya estaban lejos de disfrutar. El "batín de brillo" era la prenda de vestir que los distinguía. El “señor” Pascual que nos mostraba aquella serie, era envidioso, tacaño, tenía mal humor y le gustaba ganar dinero de la manera más fácil posible y, lógicamente, sin trabajar. Al “señor” le gustaba rodearse sólo de personas de su misma clase social en un mundo en el que las apariencias eran lo más relevante.

Personaje entrañable como doña Urraca, o don Pio, eran personajes que retrataban a nuestra sociedad.  El simpático criado con sus "patillas· pugnaba por ser el comic más leído, y se disputaba el primer puesto por ejemplo con los hermanos Zipi y Zape, más o menos como hacen ahora las televisiones, que baste que uno saque un programa de cocina, para que todos los días y a todas las horas, tengamos programas que ahora le llaman Máster Chef.  Ahora parece que la cocina es la ciencia del futuro.

Posiblemente en aquellos años de 1950, estos programas eran impensables, primero porque las instalaciones para guisar, eran escasas, y segundo que la costumbre al buen comer, era cosa de muy pocos. En aquellos tiempos la carne del cerdo se resumía en carne de magro y carne de lomo, aparte claro está los correspondientes jamones y paletillas. Hoy en cambio y desde la Comunidad Económica Europea, nos lo presentan con quince o veinte tipos de carne, pero el marrano sigue siendo el mismo. Los menús que mucha gente comía en aquellos tiempos eran a base de pan con aceite y aceitunas, y una vez que otra "patatas al columpio",

Aquellos años, eran una época de tebeos, y éramos felices con tener un par de tebeos de los que fueran para el fin de semana. Íbamos a cambiarlos a Casa "Bizcocho" que estaba en la Calle Isaac Peral, y allí se disfrutaba de contemplar la esmerada clasificación que aquel hombre presentaba de sus tebeos. El tal "Bizcocho", hermano de Luis el estanquero de San Lorenzo, era un hombre que hablaba poco, pero tenía fama de ser muy formal en su negocio. Más chirigotero era "Casa Leal", en la Calle El Toril, que también vendía y cambiaba tebeos. Pero éste te recibía siempre con un enorme lápiz que a modo de broma, solía utilizar para sumar dos más dos. Cuando le preguntaban que porqué estaba serio, él contestaba: "Es que tengo cara de hambre, de ver tantas cocinas como tengo enfrente", y es que allí en la Calleja el Toril, se vendieron casi todas las cocinas llamadas de petróleo.

En torno a los tebeos, todos los domingos, se formaba una especie de "Mercadillo" en los alrededores del Gran Teatro, en donde se vendía y se compraba tebeos de todas las clases. Allí acudían chicos y grandes de toda Córdoba, y se solían ver grandes colecciones, aunque los más solicitados eran el Capitán Trueno, Roberto Alcázar y Pedrin, "El Cachorro", El Guerrero del Antifaz, Tony y Anita, Pacho Dinamita, El Jabato, y luego en menor proporción los comic de risa, como Pulgarcito, El TBO, Jaimito, y también algunos llevaban tebeos de "hadas" como por ejemplo los de Corín Tellado.

Pero haciendo honor al nombre de "mercadillo", allí se aprovechaba la ocasión para cambiar de todo, y para ello acudían incluso padres para cambiar estampas del "Ladrón de Bagdad", aquella colección hizo historia al igual que la película de 1924, que fue considerada como una película distinguida en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, luego después se hicieron varias versiones. Las estampas más difíciles de aquella colección del "Ladrón de Bagdad", eran el "Caballo roto", "la Estera" y el "186", Pascual Yáñez, el ordenanza de la Audiencia Provincial, tenía una gran colección. 

Y como ahora modernamente todo se politiza, ya hay quien ha dicho que aquellos simpáticos tebeos del Capitán Trueno, que siempre se le identificó como el caballero español por excelencia, y que llegó a superar tiradas de hasta 300.000 ejemplares, que los autores, bien el guionista o los dibujantes, ya reivindicaban por aquellos tiempos su catalanismo con el escudo que presentaba el héroe en el pecho.

Edelmiro Pascual Ortega, de la Calle Mucho Trigo, poseía una gran colección de tebeos del Capitán Trueno, y se la jugó en una partida de parchís del "Bar Bracero" de San Pedro. Eran tiempos en que se jugaba a casi todo, esto no lo contaba Florencio "El Chapu" de la Calle el Viento, que terminó a cargo de los comedores del Colegio Público la Aduana, él y su amigo Berenguer de la Calle el Potro, vieron más de una vez como la gente se jugaba prácticamente hasta la "pelliza".

Buena parte de aquel "Mercadillo" se terminaba cuando llegaba la hora del cine. La mayoría de los que participaban en el "Mercadillo", eran chavales jóvenes que acudían a ver la película y normalmente entraban "al Gallinero", allí y una vez acomodados, se apagaban las luces, y de momento era como si empezaran dos "películas", una, la que se proyectaba en el telón y otra la que tenía lugar en el mismo "gallinero", en donde la pequeña "Serrita", se convertía en la protagonista, demostrando toda su capacidad escénica, ya con unos y con otros. Pero también los había, de los que aprovechándose de aquella total oscuridad querían recolectar "huevos" en aquel gallinero. Más de una vez al grito de: ¡¡Aquí hay uno que me quiere tocar..........,!! se encendía la luz, se suspendía la película y al instante subía una pareja de "guardia de asalto", pero al final todo quedaba en una falsa alarma, pues los recolectores de "huevos" desaparecían como por encanto. A la "Serrita" nadie la molestaba porque ella era como de la casa. Pasado el rato y con el Patio de butacas mirando para arriba, se apagaban las luces y empezaba otra vez la película..

LOS CONTRASTES

Otro recuerdo relacionado con el nombre de Pascual, era el que nos llegaba cuando íbamos a la que se llamaba la "Misa de los Cazadores" y que tenía lugar en la Capilla de Mármol rosado de la Iglesia de San Pablo. Allí cuando a las 5 y media de la mañana o cosa así, escuchabas la Misa y nos llamaba mucho la atención que en la oraciones finales, se mencionaba a un santo con el nombre de San Pascual Bailón, luego nos enteramos de que aquella Misa se celebraba para los que habían participado en la "adoración nocturna" durante toda la noche, y ese Santo, era su patrón.

Pero Córdoba era una ciudad de contrastes. Mientras unos salían de misa, después de oír plegarias y cantos a San Pascual Baylón, fuera en la calle San Pablo, cada uno iba a su ritmo, empezando por los panaderos del cercano Horno de  la Catalana, que cargaban sus carrillos hasta lo indecible, y es que por aquellos tiempos los repartidores de pan, se hicieron buenas las teorías de Taylor y Fayol, en lo referente a trabajar por cuenta. Los panaderos empezaron a "vender el pan por cuenta" y aquello les dio muchas ganancias. Ese fue uno de los gremios de trabajadores que más ganaba, y lo hacían incluso ganando más del doble que los profesionales que elaboraban el pan. Aquella época de "bonanza" para los repartidores, la "sellaron" y nunca mejor dicha la expresión con aparatosos sellos de oro, que casi todos solían llevar en su dedo anular.

Un panadero que representaba esta forma de trabajar, era Rafael Pedraza, que repartía por Cañero, y solo le faltaba llevar en lo alto del carro-triciclo, una caja registradora. Su hijo Rafael Pedraza compañero del Colegio Gran Capitán, era de los que decía que su padre ganaba 5.000 pesetas al mes y ese sueldo en aquellos tiempos, era todo un lujo, pues eso sólo lo ganaban los trabajadores que se marchaban a Alemania..

Pero al margen del pan y los panaderos, tenemos que decir que también nos llamaba la atención algunos grupos de mujeres jóvenes, bien vestidas, unas con sus bufandas y chaquetones de pieles, otras con  sus echarpes sobre los hombros, que parecían como princesas tirando a muñecas rotas por el cansancio de toda la noche. Efectivamente algunas se veían venir cansadas, cansancio que intentaban disimular con sus maquillajes y pinturas, y es que la mayoría habían estado toda la noche entregadas a su trabajo.

En una ocasión pudimos ver a dos hermanas que aunque apellidadas Montes, todo el mundo las conocía en Córdoba, como las "bomberas". Nadie va a decir nada que ellas no dijeran, cuando de forma un tanto sorpresiva, se presentaron en 1956, en aquel Teatro Victoria, de nuestra Feria de Mayo, bailando al son de: Maera Maera y más Maera. Algunos vecinos del barrio, se quedaron sorprendidos cuando pudieron ver a las hermanas, enseñando sus braguitas, al soniquete de: Maera Maera y más Maera, y esta cantinela se repetía una  y otra vez y enseñando sus bragas. El público aplaudía a rabiar y todo el coro en número de unas 20 señoritas, enseñaban sus encantos. Aquello nos hace recordar que después de tantos años en Córdoba, HORTIGON, la casa de los encajes haya cerrado.

Pero a pesar de todas estas cosas, había gente que decía que "estábamos reprimidos" y aún hoy día siguen sonando todavía esos tópicos. Y si no que se lo digan a esas charpas de "guaperas" que se juntaban en la TENDILLAS, como los Zuritos, los Pérez Salamanca, los Mario, los Ignacio, los de la Rosa, los Jiménez, los Sánchez Saco, los Carmona, los Gordillo, los Santi, los....tantos y tantos, que disfrutaban de la noche como pocos. Estos grupos solían empezar en Hispania Royal, donde el veterano Pérez, le daba a cada uno lo suyo. El problema casi siempre para estas fiestas o diversiones era tener dinero.Y es que en aquella época cada cual y siempre en el buen sentido, "sacaba los cuernos" por donde podía.

Y siguiendo con los contrastes, diremos que en  Córdoba, la prostitución fue totalmente tolerada y era un asunto personal y libre de cada uno. Sin ninguna complicación en los alternes, a no ser claro está en que apareciera la "parienta" o en otros casos el "pariente" ahí si había ya alguna complicación. Existía trabajadoras del amor por determinadas calles de Córdoba, otras por jardines y descampados, y otras más caras en confortables casas acomodadas para ello. Las autoridades con tenerlas localizadas les bastaba. Y no solamente vamos a hablar de las trabajadoras del amor, sino que también se daban casos de hombres que entraban en la espiral del dinero, que normalmente controlaba el que pagaba y el efebo o el joven se sometía a esos dictados. En este sector desde siempre fluyó mucho dinero, y por ello podías observar que de la noche a la mañana, el compañero que tenía tanta hambre como tú, de pronto se compraba trajes, y toda clase de ropas, que le hacían vestir de forma muy destacada. Posiblemente la prenda que más blandían al aire, era un paraguas de último modelo, de aquellos buenos y auténticos de madera.

No se nos puede olvidar para nada, aquel al que llamábamos el "Pelón", que de ser el más caricato, mas chistoso y quizás el más necesitado, de la noche a la mañana, se convirtió en un chaval estilizado, bien vestido con prendas y zapatos caros, que poco a poco se fue perdiendo de nuestro entorno. Al final terminó por marcharse a donde él quiso, y en definitiva tuvo libertad de hacer lo que le pareció bien.

CERCADILLAS

La noche de Córdoba, para llevar la contra a los que decían que no había libertad para nada, les podemos decir, que el problema no era tanto de libertad, sino de dineros. Tú te ibas a cualquier Sala de los Bartolos, y si se te ocurría alternar con cualquier chica de aquellas, de momento sabías que la tenías que convidar a la clásica Botella de Champagne que por aquellas fechas 1955-56, te costaba 800 pesetas, que equivalía casi al sueldo de un albañil al mes.

En aquellas noches de Córdoba, la zona de Cercadilla era como el epicentro de una serie de personajes, que se movían por la noche en busca de "marcha". Eran gentes de todos sitios, y muchos eran de la cercana Renfe (El depósito estaba muy cerca), e incluso militares del cercano cuartel de Artillería. Un Bar que todo el mundo conocía era el BAR FLOR, que regentado por Rafael Toledano, "manitas de plata", funcionaba con mucha pulcritud. Luego estaba el "BAR MANIOBRA", ya más metido en harina como se le podía llamar a aquella calle. Antonio "El Pollero" gran conocedor de este trabajo, preparaba a sus niñas para que dejaran buenos recuerdos, sobre todo con aquellos escotes, por el que entraba la pasión y el deseo.

Luego como colofón de esta zona estaba la SEGUNDA, su propietario Manolo Yergo, era un conocido en todos estos tejes-manejes, y siempre sabía rodearse de colaboradores muy competentes y leales. Sus camareros el popular Monchi y el Picaor, y para la animación musical contaba casi siempre con los hermanos Conde, que eran clásicos en Córdoba. La instalación tenía sus discretos reservados, discreción que se hacía aún más patente, con la tenue iluminación que tenía todo él local. En una ocasión, se planteo un problema, y es que un matrimonio de Cádiz, que tenían familiares en Córdoba, sin saberlo ni uno ni otro, se encontraron el mismo día en reservados distintos, sólo las discreción de Manolo Yergo, dejó aquello en el secreto. Las mujeres de alterne como en todos sitios iban a comisión, pero cuando el cliente era primerizo o forastero, se exponía a que le dieran su bebida del "garrafón".

En esta Sala de Fiestas actúo Antonio Molina, y delante de Pepín Sánchez Aguilera, contó la anécdota tan "comentada" del traje con el que debutó en el Gran Teatro, a principios de los años 1950, y es que lo mismo de grande que le estaba el traje, fue su triunfo que le lanzó a la fama. Antonio Molina, cuando rodó la película del Cristo de los Faroles, en las escenas que ilustraban su primera actuación en un teatro, utilizó el mismo traje de su debut en Córdoba y todo fue  como homenaje a su gran amigo Manuel Rodríguez "Palitos", que se lo facilitó. "Palitos" era primo hermano de Manolete, y subalterno del Banco de Santander, aunque los que lo conocían decían de él que parecía  el director gerente de aquella entidad.

Las hijas de Fernando Fernández Castillejo, el dueño del Bar Chaleco, que tantos entierros vio pasar, recuerda que también tuvo oportunidad de ver a muchas chicas que con esclavas, anillos y pulseras de oro, al salir de Rosales, le pedían a su padre un rápido comprador, no fuera que el que se lo había donado bajo los efluvios del alcohol y la pasión se arrepintiera. Aquello como era ya casi habitual en Casa Chaleco, había un tal Pascual Serrano, platero de profesión que entendía de este negocio y ponía valor a todas estas piezas.


CON LAS ESTRELLAS

El mismo Pepín Sánchez, encargado en uno de los negocios de los Bartolos, nos contó otras anécdotas de aquellas salas. Una la protagonizó un joven capitán de infantería, que con mono azul y galones en rojo, salió a bailar a la pista un tanto lleno de alcohol, y creyendo que allí mandaban sus galones, empezó a ser inoportuno. De inmediato se le obligó a abandonar la sala, y él lógicamente se opuso, llegando incluso a sacar su pistola. No hizo falta denunciarlo ni nada, pues allí en la sala, y sentado tranquilamente había un militar de rango superior, que de paisano tomaba unas copas con unos amigos. Este impetuoso capitán de gran corpachón, fue degradado y al parecer le quitaron una estrella de su graduación. Yo ya me lo encontré precisamente con dos estrellas como jefe de mi compañía en el Cuartel del Parque de Automovilismo.

El día 25 de marzo días de la Encarnación se celebraba una fiesta aniversario del pueblo de la Rambla, y Mateo Maya Sánchez, antes de que fuera un experto en temas de soldadura, fue cabo cartero en el Parque, y ese día me pidió el favor de que le supliera como cabo cartero aquel domingo de 1966. Con toda normalidad me encaminé al Gobierno Militar para recoger la Orden de la Plaza, y luego al apartado de Correos. Con mi correo me dirigí a la base de Automovilismo y mi sorpresa fue ver al militar de las dos estrellas como Oficial de día, por lo que con todo el respeto del mundo me acerqué a él que estaba en la puerta del Bar de enfrente que no era otro que el  Bar Siboney.

El Bar Siboney, fue testigo muchas veces de las que liaba este militar cuando el alcohol se le subía a la cabeza. En el cuartel todo el mundo le temía, y más aún la tropa. Por eso le entregué el correo y me marché a la oficina para rellenar la Orden del Día, Terminado mi trabajo y cuando me disponía a marchar para mi casa, desde lejos me dijo: "Ven para acá zorzal", y me pidió que me acercara. Al llegar ante él, saludándole me cuadré,  y entonces me dice: "Toma esta carta y la llevas a la Comandancia de Obejo", yo muy nervioso, le contesté, -no tengo carnet de conducir, ni vehículo, -eso a mí no me importa-, coge cualquier camión oruga de esos y si no coges aquel tanque que ya está arreglado, pero la carta la quiero hoy en Obejo.

El telefonista de la Base, un tal Mancera, me ayudó y me puso en contacto con el sargento Pascual que era mi jefe en Ayudantía,  al momento él me tranquilizó y con su moto Vespa me llevó a Obejo, y allí  no nos encontramos a nadie, nada más que a un plantón, porque los otros dos soldados habían ido a por la comida al Llano Amarillo.

Luego y al referirle un día a José Alcaide, que compaginaba su trabajo de sacristán de San Andrés, con el de empelado civil en el Parque de Automovilismo, me llegó a decir. "Es mi Jefe, y cuando está bebido todo el mundo en la Base le teme, yo creo que hasta el coronel, nadie quiere enfrentamientos  Al final el fontanero Antonio Gordillo, que participó en algunos follones con él, me comentó que se llamaba Guerrero, y me aseguró que cuando estaba sobrio, era un tío formidable, pero cuando una copa se amontonaba con otra era una calamidad.

Ya que estamos aquí hablando de los Pascual, yo quiero resaltar a mi Sargento Pascual, todo un hombre entregado a su profesión de militar, con obediencia, entrega y trabajo. Yo puedo decir muy alto, que de todos los jefes que yo haya podido tener en mis cuarenta años de actividad profesional, jamás pude ver a una persona tan sistemática, constante y eficaz en su trabajo. Verlo resolver aquellos mastodónticos "estados trimestrales" era para descubrirse. Educado, y hombre con valores humanos, fue una persona que dejó en mi una gran impresión. Bien sabe Dios, que a estas alturas de la vida, no vamos a estar para echar piropos interesados. No, y menos ahora cuando posiblemente el peso de la edad, lo tiene desbordado, desgraciadamente creo que él ni siquiera pueda leer este comentario, pues me consta que su mente está pensando continuamente en sus obligaciones de militar honrado y eficaz que siempre lo fue.

LUIS ARANDA MARTOS

Los años de 1960, fueron unos años en donde la construcción se movió y bastante. Si había en Córdoba empresarios "flamencos" uno de ellos era Luis Aranda Martos, que desde la Calle Obispo Fitero en donde empezó, en aquellos años de dificultad, pronto montó un taller con unas grandes instalaciones en Santa Rosa, y sus maderas y su carpintería estaban presentes en muchas y grandes obras. Primero en la Universidad Laboral, en donde hizo todo el mobiliario de las aulas y salas de estudio. Pero fue una importante partida, la adjudicación de 4 torres completas de apartamientos en Torre del Mar, para una inmobiliaria que obedecía a un rótulo "TOTO". Aquella adjudicación le dio mucha alegría y por ello pensó en dar una fiesta. El tenía una persona de confianza que se llamaba Pascual, y le asesoraba en los negocios y en muchas cosas. Se trataba de traer a Córdoba, a los promotores de la Costa del Sol y darles una fiesta. En esa idea estaban los herreros que eran los Sillero, y también los fontaneros que era Ildefonso Navarro.

Pero Luis Aranda nos esperó a que los fontaneros, ni los herreros, se mojaran en el asunto, y él, ni corto ni perezoso, se citó en el Bar SALVARIN, con Manolo Yergo, y consiguió un acuerdo muy especial, que por el importe de 300.000 pesetas, le alquilara la Sala de Fiestas la SEGUNDA, para Luis Aranda y sus amigos de la Costa del Sol, según parece a aquella fiesta también acudieron alguno de los Sillero, que a la postre habían contratado toda la carpintería metálica en perfil 34, del tipo de Mondragón. Esta información nos la facilitó Antonio Luque Obispo, que trabajó en Luis Aranda Martos, y fue el que a la postre se llegaría a pagar el importe de la fiesta..

Por parte de los fontaneros no acudió ninguno de los posibles, pues el encargado de Ildefonso Navarro, que era Pascual Jiménez Escudero, era un gran profesional, pero no le gustaban estas fiestas salidas un poco de tiesto.
  
Al hablar de la Córdoba de la diversión, nadie como los BARTOLOS, para dar fe de ello. La familia de los de La Rubia, son los que más pueden hablar de esta Córdoba de las libertades, o no. Que empezaban en unas copas en el Hispania Royal (La cafetería de los Cuernos), y terminaban a altas horas de la noche en el Hotel Montes, para a modo de "tomar la espuela" meterse una taza de caldo que siempre ayudaba a conciliar el sueño.

No hemos hablado de otras salas de fiestas que habían en las afueras de Córdoba, ni hemos hablado de las casas de citas, que con nombre propio figuraban en la Córdoba de aquellos tiempos.

EL QUIOSCO DE LA RIBERA

Y no digamos en el mundo prohibido de los juegos, que el que no jugaba es porque estaba "tieso" o no sabía. Había sitios para el juego que se jugaba hasta el amanecer, concretamente había un habitáculo detrás del Quiosco de la Ribera, en donde un personaje popular al que denominaban "El Comandante" montaba allí sus interminables partidas de todo, Allí acudían después de terminar sus trabajos, los camareros, del Barril, del Boston, del Bar Plata, del Gran Bar, de Hotel Córdoba Palace, que se enfrentaban a médicos, abogados y profesionales de todas clase.

Y es que el Quiosco de la Ribera era un lugar muy especial y estaba abierto las veinticuatro horas del día, y esto le era permitido por estar ubicado al borde de la carretera de Madrid, que era el Paseo de la Ribera. Allí entraba un camarero de Casa Salinas, llamado Pascual, que era gran amigo de José Martínez,  el "guardia de asalto" que regentaba este quiosco y le ayudaba a la hora de controlar a la clientela.

Por el Quiosco pasaban desde poetas como Ricardo Molina o Juan Bernier, a toda clase de personas. Había noches que el establecimiento estaba atestado de público, que bebía, cantaba y hasta comía. Allí se dieron grandes fiestas y también hubo algunos roces propios de los celos y él alcohol. De vez en cuando una mujer salía al exterior y tras ella un cliente. Ya en la calle irían a donde les diera la gana, pues por allí estaban cerca la Calle de la Feria y Cardenal González, en donde había casas de citas. Un buen notario de todo este movimiento era el singular "MAERO", personaje que era el dueño de la mayoría de las barcas que por aquellos tiempos surcaban el río. El día que se mató Pepín Moreno, la noche anterior había estado de fiesta allí con su novia la popular "Tomata".

El "Maero" era un primer espada en los asuntos del juego en Córdoba, lo mismo jugaba en la partidas que montaba "El Comandante", que se le veía por el Bar Bracero, Casa Castillo, Casa Gamboa, la "Taberna de los Perros", o el Quiosco de Guerrero, en plenos jardines de la Victoria. En el juego del parchís no solamente jugaban los que estaban sentados en la mesa, sino que a veces solían jugar haciendo "apuestas" todos los que estaba alrededor. Los Pano, Alfonso Espejo, El Duque, el Miráime, el Regañón, el Limpia, el Maero, el Curreles y el Botines,  todos ellos eran grandes profesionales de este juego. También muchos de nuestros toreros gustaban del juego en donde fuera.

Puestos a apostar me contaba un día Pepe Martínez, el tabernero de los Perros, que un día que estaban todos las mesas llenas de gente jugando a todo, hubo un apagón de luz, como consecuencia de una tormenta que se desencadenó. La luz no llegaba y hubo gente que hasta apostó por el tiempo que iba a tardar en volver la luz. Al final prácticamente toda la Taberna era una pura apuesta.

Nos contaba Manolo Montoro Bello, gran amigo y admirador del joven poeta Alvariño, que en el año 1935, visitó Córdoba el poeta Federico García Lorca, y el singular Carreño, logró que se encontraran Lorca y Alvariño. Acudieron a ver la Virgen de las Angustias por la que Lorca tenía alguna debilidad. Luego el mencionado Carreño, en compañía de Manolo Montoro, los llevó a "La Beatilla" y desde allí Manolo Montoro, los invitó a la Taberna de los Perros en donde comieron un singular plato de "Setas adobadas". Los poetas no pagaron por ser invitados, Carreño porque estaba tieso, por eso pagó Manolo Montoro.

Y si volvemos con los contrastes, tenemos que decir que existen muchos tópicos, que se vienen arrastrando de unos a otros.

CARLOS V

Esta serie de Televisión evidentemente no ha tenido el éxito de Isabel, y es que nunca segundas partes fueron buenas, El bueno del franciscano San Pascual Baylón, llegó a conocer al emperador Carlos V, cuando apenas debió de tener 18 años, pero queremos hablar de  Carlos V, sino de las palabras que todo el mundo le adjudica en torno a la construcción del Crucero de la Catedral, cuando lo visitó en 1526. Todo el mundo repite y repite lo que el emperador pudo decir,  es como si de unos a otros, la cosa o las frases se fueran pasando. En la ciencia se sienten orgullosos de su pureza, porque a toda hipótesis se le exige una verificación. Pero en historia no ocurre eso. Todavía está por ver que en algún sitio aparezca un documento en donde esa expresión tome la categoría de verificada. Al igual que Julio Anguita, "El Califa Rojo", se hizo popular por su frases de "Programa, programa y programa", en historia había que decir lo mismo, o lo que es igual "Documento, documento y documento".

Hay que tener en cuenta que la construcción de ese crucero significó dejar a la Capilla de Villaviciosa, en un segunda lugar, ya que hasta entonces había sido la Catedral Cristiana, y allí los concejales de Córdoba, tenían reconocidos derechos de enterramiento, y con aquel traslado esos privilegios se perdieron. Luis de la Cerda, que tiene Calle en la parte posterior de la Mezquita-Catedral, puso un énfasis especial en esta disputa, pero también puede pensarse, que la pérdida de algunos privilegios le hicieran decir cosas que quizás no fueran ciertas. 

EL COMPAÑERO PASCUAL

Y ya nos encontramos en la Laboral con Antonio Pascual Cabello, simpático  compañero en aquella Universidad Laboral, que en momento determinado llegó a decir: "Solamente por comer estas habichuelas a la vinagreta" ha merecido la pena entrar en la Laboral. Era un compañero de aspecto muy serio, quizás fuera por sus gafas, pero luego era un compañero extrovertido y agradable.

En una ocasión y cuando el doctor don Segundo nos hacía un rutinario reconocimiento de la vista, éste le preguntó que porque no se cambiaba las gafas, que como se suele decir, eran auténticos "culo de vaso", y un serio Pascual Cabello le contestó: "Mire usted don Segundo, yo con estas gafas domino perfectamente hasta el "éntasis" es decir que ellas me hacen ver las columnas con una realidad pasmosa". Si usted va alguna vez a Grecia para admirar el "PARTENÓN", cualquier ojo normal la ve rectas con una poca deformación hacia el centro, pero yo puedo ver con estos cristales de "culo de vaso" el ensanchamiento que dichas columnas tienen hacía el centro para compensar defectos de visión que tiene el ojo normal. Los griegos eran tan perfectos en sus construcciones, que deformaban las columnas con el "éntasis" para que todos las viéramos normales. Con estas explicaciones don Segundo, que no era médico de problemas de vista, se quedó "sorprendido" como suele decirse con aquellas explicaciones y es que Pascual era mucho Pascual.. 

El amigo Pascual, algo mayor que yo, fue en el año 1957, cuando al verlo en la Universidad contacté de alguna forma con él. Aprovechando las fiestas de la Inmaculada, se celebraron en el Colegio Gran Capitán unas jornadas festivas, en las que como colofón se celebró una velada de “Magia” en el Hall del Colegio, que estuvo a cargo del compañero Antonio Pascual, que se nos reveló como un gran aficionado en estas “artes”. Remató su actuación con un simpático “ejercicio”, en el que del interior de dos tazas blancas superpuestas, hizo salir primero “agua”, simbolizando la riada de Valencia, que aconteció desgraciadamente por aquellas fechas, y luego, volvió a sacar una abundante cantidad de arroz, como signo de la cosecha de la esperanza y la prosperidad que todo el mundo deseaba. El amigo Pascual, con aquellas gafas, tan “antiguas” que habitualmente utilizaba, sonrió (cosa rara en él), de alegría ante los aplausos de los muchos compañeros que presenciamos aquel simpático experimento, y había hecho patente su profecía del Progreso permanente de la Comunidad Valenciana. Lástima que ahora nos hayamos enterado que unos políticos "chorizos" hayan querido provocar un corto-circuito en ese proceso de mejora a base de chanchullos, estafas y corrupciones.

Antonio Pascual, desde su tierna juventud que transcurrió en el nº 14, de la calle Aceituno, cerca del barrio de San Agustín, siempre demostró que la horma de sus “zapatos” se le quedaban pequeños, para las inquietudes tanto espirituales como científicas que siempre demostró. Si por casualidad viera la obra que se lleva a cabo en San Agustín, gracias a las gestiones del incombustible Rafael Soto Gavilán, de seguro que ya hubiera calculado las miles y miles de piedras (canto rodado), que va a llevar toda la Plaza. En aquellos tiempos la espuertas de chinos de esos que se recogían de la orilla del río lo pagaban a 2 pesetas. Manolo Zamorano "El pabilo" sabía más que nadie de eso.

Era muy niño aún, cuando su padre (gran mecánico), le compró un CINE NIC, de aquellos que nos volvían locos a los niños de aquella época. Quizás ese fue su primer contacto con la técnica que ya nunca abandonaría. Por debajo de su casa vivía el organista de San Lorenzo, que se llamaba Antonio González, este gran hombre, aunque ciego, era un sabio en todo lo que opinaba. Su gran preparación en temas musicales, los completaba con visiones “proféticas”·y él dijo de “Pascualin”. –Este chiquillo, con nada que se ponga gafas adecuadas, será una persona muy despierta y con una gran visión de futuro, ya que tiene un talante muy espiritual, solidario y científico. Además es un hombre bueno.

Con las gafas incorporadas a su rostro, aunque muy antiguas, le permitían ver todo aquello que le interesaba, En sus primeros años ingresó en el Colegio Salesiano, y a la calla callando, decidió irse para hacerse “curilla” en Montilla. Al final aquello no lo vio claro y desistió de ello. Por cierto que con el tiempo terminó en la Iglesia de la "competencia" ya que se metió en los Hermanos  "Mormones"

Don Antonio, era aquel cura espigado de Carmona, y él era el que reclutaba a todos estos chavales para "curillas". En aquella clase séptima que estaba situada en el pasillo por el que se accedía al Campo de Fútbol que rondaba con la Ronda de la Manca, pasaron además del amigo Pascual, los Paco Morales, Fidel Revuelto, Enrique Carrasco, Pérez Segado, Fernández Márquez, Santiago Repiso, López Castro, etc. etc. En aquellas épocas había curillas de sobra, no pasa como ahora que los hay pero contados con los dedos de la mano.

Aquella experiencia de clase "piloto" para posibles coronillas (tonsura), duró sólo un par de años, y el tiempo en que estaban en el Colegio, formaban parte de un coro, que era el que solía darle solemnidad a las fiestas litúrgicas, y en especial aquellas Misas del Gallo, que hay que decir que el Colegio Salesiano, fue pionero en Córdoba en este tipo de celebraciónes.

Recordamos aquella Nochebuena del año 1954, en que la mayoría de mis vecinos fueron a la Misa del Gallo, e incluso un tal Mariano Páez, que no era habitual en las Iglesias, pero aquella noche quiso ir a la Misa el Gallo. En aquellos tiempos se entraba a la Iglesia por la "Puerta de Los de Pago" en donde el portero, aquel hombre que tenía fama de mal encarado, cumplía con su misión "seleccionando" a los que no estaban en condiciones para entrar. Entre ellos no dejó entrar a tal Mariano, porque  incluso llevaba hasta una garrafita de coñac de aquellas del pelotazo.

Entre discusiones de que si y que no se puede entrar, el portero se veía negro para contener a algunos que iban más cargados de la cuenta. Al final el pobre "Bizco" como así le llamábamos los nenes, los pudo pasar a una estancia que había allí a lado y que no era otra que el Comedor de los gratuitos. Allí Mariano, Fimia, Ríos, Camacho y José Nieto, empezaron a beber y a cantar y hubo gente de la Misa que estaban más pendientes de las voces que llegaban del Patio, que de la propia Misa. Al final todos bebidos con bastante coñac, con lo mal que sienta estas borracheras, se volvieron belicosos en sus protestas, y se dedicaron a romper los platos y vajillas que allí había guardadas como comedor que era, y tuvo que ir la "guardia de asalto" para sacarlos de allí.

En aquella misma estancia que había sido el Comedor de los gratuitos, fue en donde a la altura de los 1980, José Antonio Rodríguez, el nieto de "Pepe el Tuerto", como así se le conocía en San Lorenzo,  dio sus primeros toques a su guitarra, en una Peña flamenca que allí se formó..

Muchas cosas han desaparecido del Colegio Salesiano, pero aún quedan estas estancias del Colegio inicial de 1901. Además en esas ventanas que dan a la Calle María Auxiliadora, que como ya hemos referido pertenecieron al Comedor de los gratuitos, que un día fundara don José María Doblado, con la aportación económica de Baldomero Moreno.

A cargo de aquel comedor estuvo el clérigo salesiano, Don Ginés Fernández, que hoy ya  mayor y con bastón, todos los lunes y los miércoles se encuentran en el Bar de Hacienda, junto a su amigo Francisco Carrasco Heredia, en amena charla cultural.

PASCUAL EL OBISPO

Y siguiendo con el amigo Pascual, diremos que había ingresado en la Universidad en 1956, entró en el Colegio Gran Capitán y allí ya dio sobradas muestras de inquietud e investigación. Recuerdo perfectamente que un día nos llevaron al campo de deportes para presenciar el lanzamiento de un cohete que habían preparado alumnos del Colegio Luis de Góngora, veníamos cabizbajos, pues aquello fue un total fracaso y eso que en aquel proyecto intervino el brillante compañero Ares Ares, pero el cohete no quiso subir y se quedó más bajo que el de Calabuch, ya que sólo subió unos 10 metros, de nada sirvió que el Sr. Moyano y el Sr. Emo, prestaran sus colaboración. El cohete fue a caer en el tejado de los vestuarios con evidente peligro de incendio por la hojarasca del tejado.. .
En el camino de regreso al Colegio Gran Capitán, nos dio tiempo de ver pasar aquel tren "Plateado", que para aquellas fechas 1958, era una gozada. El amigo Pascual, que era un hombre de ingenio, nos contó que España había formalizado un contrato con la casa Fiat, para que se fabricaran 10 unidades TAF, ya que las primeras unidades interiormente djaban mucho que desear. El primer TAF, fue presentado en Barcelona como tantas cosas.

El tren "Plateado"" era toda una sensación verlo pasar y los alumnos de los Colegios Gran Capitán, San Rafael y Juan de Mena, que eran los que daban a la vía del tren, se agolpaban casi al límite de la vía para ver aquel espectáculo, pero había otros que quisieron montar el espectáculo ellos, bajando a la misma vía y dedicarse a poner monedas en los raíles, para ver  lo que hacía el tren a su paso. Aquello era un peligro muy serio, y algunos de los mayores, como Pascual, Castillo y Gutiérrez, se lo debieron comentar  al Padre Vázquez, que en seguida lo resolvió. Se puso una malla de cerramiento de tela electro-soldada a 178 pesetas em ML.

Antonio Pascual Cabello,  nada más salir de la Universidad se colocó en la empresa Aer-Liper, en la sección de motores, allí coincidió con Francisco Morales Cerezo y Pedro Barrios Alfaro, estos últimos en la sección de mecanizado, pues eran torneros.

Pero al amigo Pascual, los que le conocimos nunca pudimos imaginar que este hombre de carácter serio y pensativo, muy aficionado a los juegos de “Magia”, fuera un perfecto enamoradizo. Disfrutaba como un “cosaco” con sus conquistas, y fue ésta práctica de “conquistador”, la que realizó durante mucho tiempo, además con éxito.

Como hemos dicho este Pascual, era un futurista ecológico y pensaba continuamente en el hombre, y la posibilidad de que se quedara solo y sin pareja. Para ello inventó una máquina la denominó "LA PLACENTERA", dicha máquina consistía en una plataforma que dispuesta a la altura de tu cintura, te permitía que te echaras en ella boca abajo, con toda la comodidad del mundo. Una vez acomodado en esa postura, le dabas a un botón y esa dichosa máquina o plataforma realizaba unos movimientos o vibraciones, que ni la mejor vedette del mundo te los hubiera mejorado. Y todos los que la probaron sintieron como si una "burbuja" de placer discurriera lentamente por toda la columna vertebral.

 Animado por el éxito de su máquina “placentera” quiso patentarla, pero parece ser que su compañero, Barrios Alfaro, dio el chivatazo, y todas las trabajadoras del “amor” de Córdoba, (Cercadillas, Calle la Feria, Cardenal González, y hasta las de los Patos y los Portales), fueron a protestar al Sindicato y se lo impidieron, pues se tenían que ir al paro.   

Al intentar hacer una piscina, alquiló una máquina excavadora, y se tiró todo un domingo trabajando y sin parar, Cuando se dio cuenta no podía salir y tuvo que pedir auxilio para que lo sacaran.

Pascual en su juventud quiso se cura, pero con el tiempo se pasó a la competencia y se hizo de la religión mormona. (La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.) en donde ha llegado al grado de Obispo.

A pesar de su dedicación a las cosas del alma, el amigo Pascual, sigue entregado al mundo de la investigación científica en distintos campos de la industria. Llegó a entrevistarse el ingeniero italiano Vittorio Magni , experto en autogiros, para actualizar los acuerdos sobre un proyecto común que querían acometer. Tenemos que decir que este proyecto ya fracasó en CENEMESA, de forma estrepitosa en los 1980, y creemos que también ha debido fracasar con él, pues no se ha sabido nada de los helicópteros.

En definitiva podemos decir que el compañero Pascual, ha sabido alternar perfectamente sus obligaciones como “Obispo”, y su alta capacidad de inventor e  investigador. Actualmente goza de plena salud, tiene buen sentido del humor y guarda muy buenos recuerdos de la Universidad Laboral

Ya debe de andar por los 75 años, y que le quiten lo bailado. Se atrevió con todo, y fue un hombre ejemplar como amigo y compañero. No sabemos si se habrá cambiado las gafas de culo de vaso que siempre le gustó llevar.

No queremos despedirnos sin mencionar a la "Familia de Pascual Duarte" que dió fama de Premio Nóbel,  a Camilo José Cela, publicada en 1942. Camilo José Cela, ha demostrado que era un hombre de cultura liberal, pero él y no Franco, formaba parte de aquellos intelectuales que se le ofrecieron a Franco, para "corregir la información deformada que pudieran sufrir los españoles". Aquellos señores, entre ellos importantes literarios, no fueron ni panaderos, soldadores, torneros o parados, sino que fueron intelectuales que convencieron al Caudillo de que aquello era necesario. Y ellos formaron aquel grupo de censores, por tanto a  la hora de hablar que cada palo aguante su vela.
                                                                                                                         
Y termino con el Sr, Pascual Gañan, un ingeniero de la zona de Villanueva, que hablando poco, se lo quería comer todo. En fábrica de CENEMESA, que es en la que trabajó, posibilitó que el aceite de los transformadores, que estaba almacenado en unos 300 bidones con el peligro que ello supoñia, eliminó éste peligro sustituyendo todos estos bidones por dos depósitos de 10.000 litros cada uno en poliuretano. Pero a pesar de todo esto, éste hombre necesitaba algo más y por ello y para conciliar el dolor de cabeza, se marchó a Calmante Vitaminado. 


domingo, 10 de enero de 2016

CORDOBA EN LOS SELLOS



Para  empezar quiero hablar del sello oficial de Córdoba, con fecha 4 de marzo de 1241, el rey Fernando III mandó que Córdoba como ciudad tuviera sello propio, está documentado y según menciona don José Valverde Madrid, existen documentos con fecha 18 de septiembre de 1246, que lo acreditan. En tiempos de Sancho IV, éste escudo "tenía por un lado una vista de la ciudad con su río y el puente y por la otra un solitario león.

Ya en tiempos de Pedro I, el sello tiene por el anverso, la ciudad con su río, una noria, con un fondo de torre y palmeras del Patio de los Naranjos, y por el reverso el solitario león. Este sello se conserva en el archivo de los Duques de Medinaceli.

En el siglo XIV apareció un sello de Córdoba en un convento franciscano de Martos en la provincia de Jaén, muestra por su anverso la vista de la ciudad, el puente, el río, noria y torre de la mezquita como estaba antes de la remodelación por Hernán Ruiz III en 1589. Al sello de Córdoba por el reverso se le puso el León con la leyenda "Corduva domus militae inclita fonsque sophie" que en castellano de lectura fácil es: Córdoba ciudad de guerrera gente y de sabiduría clara fuente".

Definitivamente desde el siglo XVI hasta el siglo XIX, Córdoba usó como sello de tinta uno con un león rampante, unas veces coronado y otras sin coronar pero que atendiendo a su origen real debía de estarlo. También presenta detalles de las armas de Castilla y las de León.

Luego en los centros oficiales se han utilizado sellos que siempre muestran el león coronado o no, y detalle de las armas de los reyes de Castilla y de León, y por su anverso se muestra una vista de la ciudad, con el río, la noria, puente, y como fondo las palmeras y la torre del Patio de los Naranjos antes de remodelas por Hernán Ruiz III.

CORDOBA EN LOS SELLOS DE CORREOS

A la hora de hablar de Córdoba no sabemos si escoger la Córdoba que cantaron los poetas, la Córdoba de sus Cruces  y sus Patios, la Córdoba a la que llamaron el Califato del toreo, o simplemente la Córdoba que nos describa la Historia. Nosotros nos quedamos con la Córdoba, que vivimos, que palpamos en el día a día, llena de sufrimientos y alegrías. No hay mayor satisfacción que el amor reñido, el amor imposible, porque donde hay amor siempre habrá esperanza.

El sello de correos, es el resumen corto de la historia, a veces alargado por él título, pero Córdoba, es tan grande que es imposible representarla en un sello. El sello es como el aldabonazo de algo que nos quieren enseñar, pero Córdoba, es lo que está dentro. Córdoba, no es la Andalucía disfrazada de rociera o de gitana ni mucho menos, es algo más grande e importante.

Recuerdo aquella Córdoba, en la que el Patio era foro y ágora, asamblea reducida y pública, consejo de vecinos llenos de humanidad  y  participantes en la historia de nuestro pueblo, que se aunaban en la lucha del día a día, y que sabían descansar en la siesta, soñando con su Historia. Muchas veces el despertador en aquella siesta era el olor a "patata cocida", que enterrada en aquella cocina de carbón, tú madre que estaba pendiente de todo te la preparaba con todo el cariño del mundo.

Pero para ir bien acompañado en este del Patio, nos cogeremos de la mano de Pablo García Baena, y diremos: "Toda Córdoba patio, Toda Córdoba atrio de Roma, edén árabe, huerto judío y si alguien pueda llamar suyas estas rosas, será esta Córdoba de los mayos felices, de las noches largas como miradas en la fiesta. Esta si será la ciudad que soñamos los cordobeses".

EL PRIMER  SELLO ESPAÑOL

En España por un Real Decreto de 24 de octubre de 1849, se ordena la implantación del sello adhesivo como tasa de previo franqueo para la correspondencia en España. Dos meses más tarde en enero de 1850, aparece la primera serie de sellos españoles, compuesta de cinco valores, todos ellos con la efigie de la Reina Isabel II.  Estos sellos en un principio iban sin dentar y fueron grabados por Bartolomé Coromina, y fueron impresos en litografía, en la fábrica Nacional del Sello.

El 31 de Octubre de 1850, se inauguró el edificio que alberga las actuales Cortes de los Diputados, antaño se utilizó como Palacio de las Cortes, el Convento del Espíritu Santo, de la Orden de Clérigos Menores. Este edificio sufrió un gran incendio 1823, y las reuniones políticas pasaron a celebrarse en la Iglesia del Convento. Mientras duraron las obras del actual Congreso de los diputados, las reuniones políticas se celebraron en el Salón de Baile del Teatro Real de Madrid, alguien diría que ningún escenario mejor para las disputas políticas que un salón de baile. El proyecto de las nuevas Cortes en la Carrera de San Jerónimo fue ejecutado por el arquitecto valenciano Narciso Pascual Colomer y la decoración interior estuvo a cargo de Carlos Ruiz de Ribera.

España en relación a Europa tenía un retraso importante en sus estructuras productivas y de impuestos, con lo que al gobierno le faltaban continuamente ingresos para poder "pagar los bonos de deuda", y la deuda y los intereses galopaban de forma escandalosa con el peligro evidente de que se cerraran las fuentes de financiación. Por eso cada vez que llegaba un liberal al poder lo intentaba arreglar con la desamortización.

La primera la tenemos en el gobierno de Manuel Godoy en 1798, la segunda la tenemos cuando en España estaban los franceses 1813, la tercera se produce con Canga Arguelles 1814, luego viene la de Álvarez de Mendizábal en 1837, luego la de Baldomero Espartero en 1841 y finalmente una de las más importantes la de Pascual Madoz en 1855.

Era una forma de intentar conseguir efectivo para poder pagar BONOS DE DEUDA, pues el gobierno estaba endeudado hasta el cuello. Así de esta forma se trataba agilizar el valor de inmuebles que estaban "EN MANOS MUERTAS" y no producían prácticamente nada.

La desamortización que se llevaba a cabo consistió básicamente en la expropiación de los bienes desamortizados y su nacionalización y posterior venta en pública subasta al mejor postor. El sujeto objeto de la desamortización era la Iglesia y las órdenes religiosas, así como algunos Ayuntamientos e instituciones del Estado.

Tantas desamortizaciones en tampoco periodo de tiempo ponía a las claras que el problema del estado, era más bien estructural que coyuntural, por lo que se imponía una modernización de la estructuras productivas y una política impositiva que facilitara ingresos para atender las necesidades de los ministerios.

Quedó demostrado que aquello tampoco resultó, pues hubo bienes inmuebles subastados, a los que nadie acudió. Y eso que en muchos casos ocurrió lo mismo que pasó con Galerías Preciados, que una vez expropiados dichos almacenes por el gobierno de 1983, se les vendió a un venezolano llamado Gustavo Cisneros, que pagó un importe irrisorio de 1.500 millones de pesetas, todo un precio acordado en un Consejo de Ministros. Este Gustavo Cisneros, al parecer amigo del presidente del gobierno, vendió Galerías Preciados el 15 de enero de 1988, por la cantidad de 30.600 millones de pesetas.

Por tanto la deuda española contraída en aquellos años de 1850-1900, hizo que hubiera que acudir a la banca Rothschild, familia de origen judío asentada en Alemania y como aval o contrapartida se les entregó la explotación de las famosas Minas de Almadén, que para su obtención mundial de plata el mercurio les era fundamental.

Estas famosas Minas de Almadén siguieron en su poder o controladas por la banca Rothschild hasta el año 1921.

A modo de resumen y para que los que quieran datos históricos, el Estado gobernado por los Liberales, llevó a cabo aquella desamortización de los bienes de la Iglesia porque estaban "MUERTOS Y PARADOS"  y por ello no generaban riqueza.

Si hablamos de Córdoba tenemos el ejemplo del Monasterio de San Jerónimo, del que tenemos que decir que los empleados de  Amortización en 1835, realizaron un inventario de todo lo existente en el Monasterio: Archivo, sacristía, sala capitular, iglesia, biblioteca, celda prioral, cocina, refectorio, despensa, bodega, torre, huerta, etc. etc. hasta terminar con un recuento del ganado y animales, Este inventario fue publicado en mayo de 1837 en el boletín de la provincia de Córdoba, pp. 56-59. Como se ve nada escapó a la diligencia de los funcionarios. En 1840, se hace un informe del edificio y se llega a la conclusión de que su estado es LAMENTABLE.  

Esto hace que el Ministerio de Hacienda y por cuarta vez, lo saque a subasta pública y es entonces cuando la viuda del Marqués de Guadalcázar, lo compra por el importe de 72.0701 pesetas, y lo une a la compra de la Huerta que su marido había comprado en una subasta anterior.

Después de estas barbaridades en las ventas de buena parte del patrimonio de la Iglesia, el gobierno de su majestad, para compensar estas expropiaciones, que según los expertos, el único efecto positivo que pudo hacer, es darle satisfacción a los que no simpatizaban con la Iglesia y comprobaron cómo se le expropiaban sus propiedades, todas ellas en su mayoría producto de donaciones y partidas que aparecían en los testamentos de aquellas gentes para los que la salvación estaba ligada directamente con ayudar a la Iglesia.

No ya por su fracaso en la desamortización, sino para compensar en parte el gran perjuicio que se había realizado a los conventos y a la Iglesia en general, el gobierno decide en 1851, FIRMAR UN CONCORDATO, con la Iglesia de Roma, en donde entre otras cosas, y para compensar las propiedades AMORTIZADAS, les concede un acuerdo de que ella la Administración se compromete a sufragar los gastos de los curas en su servicio a las Iglesias.

Esa es la razón de la famosa cruz en la casilla de la liquidación de la renta que últimamente se le ha querido dar un sentido de voluntariedad.

En la antigüedad eran muchos los nobles y gente de bien que antes de morir testaban algunas partidas para la Iglesia, y también en bastantes casos al no existir hijos en descendencia, muchos bienes iban a parar a la iglesia. En los muchos testamentos de la Edad Media que hemos consultado he podido apreciar partidas "curiosas" y muy reiterativas, como por ejemplo: "Para mantener encendida la lámpara de la Capilla, 6 arrobas de aceite al año" También se observan partidas para las "Emparedadas" mujeres que al quedar viudas o solas y de forma voluntaria, optaban por encerrarse en una Iglesia sin salir de ella, dejando lo mucho o lo poco que tuvieran al servicio de la Iglesia.

SELLO EN LA REPÚBLICA

Desde 1931 a esta fecha de hoy en el año 2016, aparece Córdoba en 69 emisiones de sellos y 13 de ellas están dedicadas a la Mezquita-Catedral. Con lo que podemos observar que la Mezquita-Catedral, es uno de los monumentos más importantes de España.

Coincidiendo con este primer sello de la Mezquita-Catedral en época de la República (1931), sello realizado con motivo del III Congreso de la Unión Postal  Panamericana, celebrada el 10 de octubre de 1931. Sobre la Mezquita-Catedral se desató una polémica muy importante.

Por esta fechas el arquitecto restaurador suplente de la Mezquita-Catedral de Córdoba, estaba embarcado de una obra que le llevó mucho tiempo decidirse, intentar localizar en el subsuelo de la Mezquita de Abderramán I, la Iglesia de San Vicente, que las propias crónicas árabes, Abbás Ibn Firnás (810-887), Abubakr (1105-1185), Al-Jayyan (989-1079), Al-Idrisi (1099-1166), Ibn-Khaldun (1332-1406), y que con su extensa pluma lo relata Al-Maqqari, en su libro: "La dinastía musulmana en España" y que fue traducida por Pascual de Gayancos al inglés.

Este arquitecto don Félix Hernández suplente de Rodríguez Cano, como arqueólogo, se dispuso a levantar el suelo de la citada Mezquita para buscar los cimientos o elementos de la mencionada Iglesia de San Vicente.

La espectacularidad del monumento, y la cantidad de periodistas que atrajo aquella obra, fue creando bulos y fantasías sobre la procedencia o no de esa obra, incluso el periódico CORDOBA, publicó una foto montaje de las obras, en la que aparecían columnas caídas o a punto de derrumbarse, aprovechando que era el día de los santos inocentes. Aquella broma disparó los comentarios y para muchos la Mezquita de Córdoba, se había hundido. El autor o los autores de la idea, se quedaron tan tranquilos. Una vez más la prensa más que informar lo que hizo es "deformar" la realidad.

Fue tal la polémica que se planteó, que las diferencias y los recelos profesionales,  salieron a flote en forma de denuncias y comentarios poco afortunados. Parece ser que fue el diputado García Hidalgo, el que advirtió a las autoridades de Madrid.

Don Rafael Lahoz Saldaña, (01-09-1892-Calatayut) padre del autor de las celosías de la polémica, como arquitecto provincial elaboró un informe contrario a esa obra de excavación en el suelo de la Mezquita-Catedral, en el que hacía la siguientes manifestaciones dirigidas al presidente de la Diputación:

1º.-Las obras se están realizando sin las oportunas precauciones que exigen para su seguridad un monumento de esta categoría tan importe a nivel mundial.

2ª.-En los elementos del edificio no se notan grietas recientes y si las antiguas de cuando el edificio se desplomó en tiempos remotos.

3º.-Si es importante investigar el subsuelo de esta Mezquita, más importante es el respeto que merece como monumento único y más bello de España.

Las autoridades se comunican con el Ministro de Bellas Artes, y éste dispone que vengan para Córdoba, don Leopoldo Torres Balbás y don José Rodríguez Cano, ambos arquitectos restauradores de la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba respectivamente.

Estos señores expertos en el tema de la Mezquita, visitan las obras con todo el suelo levantado (zona de Abderramán I) y eso sí, un tanto los tajos  "desordenados", y en todo momento son acompañados por don Félix Hernández y el encargado de la obra Rafael Aguilar.

El informe de estos dos técnicos no se hace esperar y tranquilizan a todo el mundo de que en ese trabajo no se pone en peligro nada, otra cosa es que la obra se pueda llevar de forma más ordenada.

Pero a pesar de ello, de Madrid y del Ministerio de Bellas Artes, llega una orden tajante de paralizar las obras y devolver a su situación anterior el edificio.

Después de este informe, y a pesar de la ausencia del Gobernador Civil y del presidente de la Comisión de Monumentos de Córdoba, se reúne esta con toda urgencia. A dicha reunión asisten: Enrique Romero, Rafael Castejón, Samuel de los Santos, Rafael Romero, José de la Torre y como secretario José María Rey, entre otros. Esta Comisión, con los informes en la mano y escuchando también al responsable de la obra don Félix Hernández, emiten un comunicado en el que vienen a decir:

"Que el edificio de la Mezquita Catedral, en ningún momento ha estado expuesto a ningún peligro por el curso de las obras, y que de forma rotunda apoyan la profesionalidad de don Félix Hernández y su equipo, firmado José María Rey".

Según parece sería finalmente el coronel Cascajo, el que ya entrada la contienda de nuestra guerra civil, le ordenó de forma un tanto brusca, que cerrara aquellas zanjas y excavaciones sin más.

PERSONAJES DE CORDOBA EN LOS SELLOS

El Cristo de los Faroles, fue realizado el monumento por el cantero-escultor Juan Navarro León, y la imagen del Cristo por Gómez de Sandoval, en el año 1794, una de las personas que más trabajó en este empeño fue el capuchino franciscano Fray Diego José de Cádiz.

Está enclavado en la Plaza de Capuchinos una plaza que en boca del poeta Ricardo Molina Tenor, "No es nada más que un rectángulo de cal y cielo", un acerado en granito rodea a todo un conjunto empedrado. A esta Plaza se accede por la Calle Conde de Torres Cabrera y por la Cuesta del Bailío.

Esta plaza fue construida sobre unas casas de la familia de don Juan Antonio de Palafox marqués de Almunia, que pertenecían al Convento de los Capuchinos, pero fueron cedidas a la ciudad de Córdoba por facilitar el tránsito entre dos barrios muy populares de Córdoba en 1689, y el nombre inicial de esta plaza fue Plaza de los Almunias o Plaza del Corbacho.

Pero hasta muy entrados los años 1950, siempre hubo una discusión de cuál sería el nombre real de esta Plaza, así como el nombre del Crucificado de la Plaza. Hay quien defiende que el nombre real del Crucificado es "Santísimo Cristo de los Desagravios y la Misericordia". Incluso indican que existe una placa rotulada que indica ese nombre desde 1794. Así en el 21 de Julio de 1953, es en el diario CÓRDOBA, en donde el padre Faustino de San Luis de Barrameda, pública un extenso articulo sobre el tema. También se cuestiona si el nombre de la Plaza ha de ser llamada de Los Dolores, o de Capuchinos. Ya hemos dicho que son muchas personas las que se han cruzado comunicaciones en los periódicos sobre ésta Plaza.

Yo lo que tengo que decir que desde el Realejo para abajo, y desde los años 1950, nosotros siempre hemos llamado a este Cristo como el CRISTO DE LOS FAROLES y a la Plaza como la PLAZA DE CAPUCHINOS,  y ese es el nombre que heredamos de nuestros padres y del ambiente de nuestros vecinos.

A modo de "REVALIDA" sobre el nombre del Cristo, significó la película rodada en 1957, con el nombre del CRISTO DE LOS FAROLES, película que popularizó el cantante malagueño Antonio Molina,  de moda por aquellas fechas.

Manuel Rodríguez Sánchez "Palitos" en presencia de Ceular el que fuera apoderado del Banco Santander, nos contaba en las oficinas del Banco Santander en donde trabajaba, Banco, que  años más tarde sería "atracado" (diciembre 1996), que posiblemente el traje que le pusieron el día de su debut en Córdoba (1952), tan grande y desproporcionado, sería el mismo que debió sacar en la pelicula en su primera actuación.

Aquel debut  en Córdoba, le supuso pasar de "telonero" a artista de primer orden en aquel espectáculo denominado "Fantasía de Estrellas" y que paseaba por Andalucía el empresario Juan Lara. Después del gran éxito de Córdoba, lo continuo por Málaga, Granada y Cádiz. De allí volvió a Madrid ya como primera figura y triunfó plenamente en el Teatro Fuencarral. El tal Juan de Lara, era intimo de Antonio Cabrera, y parece ser que fue éste, que en sus tiempos apoderó a Dora la Cordobesita, el que le insinuó que lo presentara como primer artista.

Fue igualmente el extrovertido "Palitos", que haría una gran amistad con Antonio Molina, durante su debut y estancia en Córdoba. El que nos comentó que durante el rodaje de la película EL CRISTO DE LOS FAROLES, se comieron un guiso de habichuelas con oreja, convite en el que también participarón entre otros, una joven y simpática Rafaela Aparicio, don Antonio Díaz Jaén, Manuel Trujillo y el que guisó las habichuelas, que fue el joven charcutero de San Agustín, Rafael Valle.

La Plaza de Capuchinos a principios del siglo XX presentaba un aspecto de pena como todas las calles de Córdoba, el DIARIO ABC, desde Madrid presenta una foto del Cristo de los Faroles de 1905 que es de pena, por lo que ya por aquellas fechas el nombre de CRISTO DE LOS FAROLES, era una realidad..

En los años 1945, se llegó al convencimiento de que hacía falta algo de dedicación a esa parte tan entrañable de Córdoba, y fue posteriormente el Ayuntamiento el que acometió esa labor. Se remodeló la Cuesta del Bailío, se entronizó la Fuente que la corona, que fue idea del arquitecto Víctor Escribano Ucelay, y la Plaza adquirió una categoría única.

Atrás quedaban esas simpáticas "salvajadas" según nos comentaba Arturo Morales Contreras, de que su hermano "El Gonzo", con José "El Suegra" y Pepe "El lobo", los tres trabajadores de la Electro Mecánicas, en una de sus "jaranas" habituales en aquella época, años 1950, toda su cosa era bajar la "Cuesta de los Dolores" montados en un coche de caballos.

Pero también el CRISTO DE LOS FAROLES, sabe de otro tipo de problemas. Al final de los años 1960, la mayoría de los trabajadores estábamos inmersos en la necesidad de adquirir un piso, bien de primera ubicación como yo, o bien para una nueva mudanza como era casi habitual. En aquellos tiempos el importe de la HIPOTECA, suponía el 30% del sueldo de un trabajador de tipo medio. Pero a pesar de ello había que echar muchas horas extraordinarias para salir airoso de aquellos pagos.

Las HORAS EXTRAS, llegaron a ser como un SINDROME, que cambiaba la vida y la felicidad de las personas. La simple idea o el rumor de que iban a quitar LAS HORAS EXTRAS, era como una hecatombe para aquellas economías. Se sufrió mucho con las horas, no por lo que hubiera que trabajar, sino porque te las pudieran quitar. Allí en fábrica y en aquellos años, nos juntábamos un grupo de amigos, (todavía no habían llegado los partidos políticos que lo envenenaron todo), y como éramos cordobeses de verdad, el VIENES DE DOLORES, después de salir de fábrica, solíamos ir a la Plaza de Capuchinos a visitar a LA REINA DE CORDOBA. y de camino pedir al Cristo de los Faroles, que las horas extras no nos faltarán.

Que recuerde estábamos: Paco Leiva al que de forma simpática llamábamos "El Mapas", por la forma en que tenía de abrir los planos de su Sección de Montaje de Cabinas, José Cabello "El León", porque era un tío que se leía hasta el canto de los periódicos. Luis Roldán "El Chato", el personaje que de tanto bregar con sus interruptores MG, creyó que formaban parte de su propia familia y Antonio Jiménez "El Cosío", el hombre que cada vez que oía hablar de Córdoba, se echaba a llorar de emoción.

Y siguiendo con la Plaza de Capuchinos, diremos que también sabe de "gallos de pelea" como aquellas que en los años 1950-60, organizaba el tabernero Ramón "El pellejero". Al teatro de las peleas de gallos, acudía mucha gente conocida de Córdoba. Allí se apostaba, se bebía y disfrutaba aquel que tenía la afición a los gallos de pelea y a las apuestas. La "taquilla" de aquel pequeño teatrillo estaba en donde hoy está el "Poema de Mario López a la Plaza de Capuchinos", y por aquella taquilla pasaban toreros, agricultores y gente de importancia de Córdoba. De San Agustín, por decir algunos, estaba casi siempre, los Pizarro, los "Pinturas", los Paco Arenas, y también los hermanos Valverde con su padre a cabeza.

En una ocasión se presentó por allí el CABO MAULEON de la Guardia Civil, (famoso Cabo de la Magdalena), todo el mundo hasta los gallos se pusieron firmes, pero pronto se tranquilizaron todos, cuando supieron que el Cabo sólo iba buscando a un sujeto que había vendido "INCIENSO FALSO", a don Marcelino, el padre del cura de San Lorenzo. Esto nos lo relató Manuel Serrano, que estaba al cargo del pequeño bar. 

Finalmente está el encanto poético que nos relataba Luís Quirós Luna, aquel entrañable y veterano compañero de Westinghouse, que amaba a Córdoba por todos sus costados. El nos recordaba las de veces que sorprendió al Duque de la Mezquita, el Marqués del Cucharón, Jerónimo Paredes, Juan Blancas, Enrique Octavio, y unos cuantos más, recitando por turnos alrededor del Cristo de los Faroles,  en aquellas noches estrelladas del mes de agosto.

MANUEL RODRIGUEZ SÁNCHEZ "MANOLETE"

Este torero singular y único, nació en 1917 en Córdoba, en la Calle Conde de Torres Cabrera, a los pocos años su madre se marchó a vivir a la Plaza de la Lagunilla, crisol de toreros. Estudió en el Colegio Salesiano, por lo que era muy frecuente que pasara muchos días por la Calle Roelas. A este respecto mi madre nos contaba que fueron muchas las veces que lo vio pasar y de entre los chiquillos era él una de los más tímidos.

Nos contaba Pepe Luis, el hijo de "Palitos" su primo hermano, que se juntaba con todos los chavales de la Plazuela el Moreno, todos muy abocados al mundo de los toros, y que en un Taller de Carpintería (Pericet), guardaban su carro-toro, que se los había proporcionado el padre de "Fernandi" su intimo amigo de toda la vida. Los días que no tenían colegio (los jueves), y los días de vacaciones, solían irse debajo del Viaducto del Pretorio, (frente al Cuartel de Automovilismo) y allí jugar al toro. Me recalcaba Pepe Luis, que casi siempre era Manolete el que empujaba el carro-toro.

Su prudencia y su timidez le hacían siempre ponerse al servicio de los demás. Pero sería él, solamente él, el que llegaría a la cumbre del toreo. Había nacido en un ambiente familiar taurino, pero no había primeras figuras en su genealogía. Su carrera como novillero fue meteórica y muy práctica. En el entorno del Campo de la Merced, el que no era torero, lo sacaban en hombros, por lo que pronto le echaron el ojo, y allí vieron que había materia de figura.

Tomó la alternativa en la Feria de Sevilla de 1939, en un principio al toro de su alternativa le habían puesto en el campo el nombre de "comunista", nombre que él, serio y responsable como siempre, y dado las fechas en que se celebraba la corrida,  pidió que le quitaran ese nombre. A pesar de este gesto por su parte, gente que siempre le tuvo envidia y posiblemente odio, empezó a cundir "el bulo" de que Manolete se dedicaba a practicar la suerte de matar con los presos políticos. Esta canallada la cundió cierto sector de la izquierda, quizás en ciega venganza por haber perdido la guerra, y aún hoy, existen por algunos pueblos esas habladurías. 

Otro comentario que también fue cundido por el vulgo, era el de la "bandera", y sinceramente que la verdad de todo esto, lo podemos leer en las memorias de don Indalecio Prieto, escritas allá por el 1950, en las que viene a decir en referencia al torero lo siguiente: 

"Cuando vino a Méjico quiso venir a visitarme y lo hizo a todo el grupo de exiliados que aquí estábamos, y nos trató de forma afectuosa y cariñosa". Yo le quise invitar a comer y aceptó y lo llevé al restaurante en el que yo era cliente habitual. Se presentó un cuarto de hora antes de la hora convenida y me sorprendió cuando hacía indicaciones al camarero para que en mi mesa no me pusiera una banderita de la República, que siempre solía ponerme como atención a mis cargos ostentados en el gobierno de la República. Manolete al presenciar mi gesto, me preguntó, el porqué lo hacía, y le contesté: "No quiero que una foto de ese tipo le pueda traer problemas a usted que es joven".

Esa es realmente la historia de la "bandera" que tanto ha contado y recontado la gente. También Antonio Jaén Morente, al que visitó se expresaba en términos parecidos, de que era un hombre que por su caballerosidad y calidad humana era el mejor embajador que España necesitaba.

En 1942, le compró a la familia de los Cruz Conde su casa-palacio de la Avenida de Cervantes, casa que fue edificada en el siglo XIX, por el padre de Ortega y Gasset, obligado por la salud de la madre del filosofo, que se vendría a vivir a Córdoba.

Manolete pensaba retirarse pues estaba cansado de que había mucha gente que sin saber porqué, le odiaban y le cuestionaban todo. Es más se metían con su familia y con todo lo que podían. Aceptó torear en Linares aquel mes de agosto de 1947, y un toro de nombre "Islero" se lo llevó para siempre. Me contaba mi madre que el "sauce" que hay en el costado izquierdo de la Iglesia de Santa Marina, tenía más de 15 o 20 chavales, encima de sus ramas para presenciar el entierro a su paso por la Calle Mayor de Santa Marina, en donde todos los Balcones estaban cubiertos con crespones negros. La Lagunilla era como su plaza de toros del cielo y allí todo el mundo empezó a gritar "torero, torero, torero". Las jóvenes de Santa Marina le hicieron un hermosa ofrenda floral.

Fue enterrado en olor de multitud en el Cementerio de la Salud, entierro que fue realizado por la Funeraria Católica Moreno. Fue enterrado en un panteón que le facilitó la familia de los Sánchez de Puerta, hasta que fue realizado su mausoleo, que fue inaugurado en 1951. El autor del mausoleo fue Amadeo Ruiz Olomos, que fue elegido por la familia ante otro proyecto de Juan de Avalos, muy vinculado a Córdoba e intimo amigo de don Manuel Ocaña Jiménez.

El picador de toros cordobés EL CATALINO, en una entrevista publicada en el diario CORDOBA, nos decía: "Todo el mundo en esta profesión, sabe donde está cada uno, y Manolete, es el torero que tiene repertorio para todos los toros, y eso está al alcance de muy pocos toreros".

Al principio de los años 1950, solíamos ir a la Lagunilla a por café de estraperlo, por cada paquetillo de 12 pipas te costaba una peseta. La casa era la que quedaba a espaldas de la estatua de Manolete. Era una casa de un patio estrecho y alargado, al final a la derecha estaba la vivienda de Isabel, la mujer que vendía. Allí había de todo, pero siempre nos llamaba la atención un cuadro muy grande en el que aparecía su marido con Manolete a hombros, por la Avenida de Cervantes.

MUJERES DE JULIO ROMERO

Referidos al Pintor Julio Romero de Torres, en 1965, se emitieron una serie compuesta de 10 sellos, en donde aparecen los cuadros más famosos del pintor cordobés, referidos a las mujeres que pintó y estos son algunos de los nombres:

Francisca Pellicer, Amalia Fernández Heredia, Ana López, María Palou, "Pastora Imperio". Encarnación López, "Musidora"· Dolores Castro, Pepita Suárez Parias y María Teresa López

Ana López, "La Cara Sucia" o "La Pelá", sería la primera modelo del pintor. Ella es una de las prostitutas que se calienta en el brasero en el cuadro "VIVIDORAS DEL AMOR". 

Más tarde posaría para el cuadro "CARMEN" y "MUSA GITANA", esta modelo fue de las pocas que cobró. En el cuadro de "MUSA GITANA" pintor y modelo adquirieron gran notoriedad y la modelo terminó abandonando la profesión de la calle y puso un negocio propio, A raíz de su éxito, Ana que tenía un cuerpo escultural, empezó a coger kilos, y se escapaba de lo que era una modelo a pintar. Ella junto a Amalia "LA GITANA" fueron dos de las personas que formaron el cortejo fúnebre del pintor.

Amalia Fernández "LA GITANA", era una joven que se dedicaba a la recogida de cartones, trapos, y suelas para reciclar. De noche actuaba en algunos tablaos improvisados de flamenco. Con apenas 19 años, y en las puertas del Circulo de Labradores, el pintor la vio y quedó prendada de su cara y figura y fue su modelo en los cuadros "LAS NIÑAS DE LA RIBERA", "POEMA A CORDOBA" "MAL DE AMORES", "LA SAETA" etc. etc. Fue la modelo que más veces posó.  Por estos cuadro si llegó a cobrar fue a peseta por cada uno, pero eso no le impidió morir pobre como siempre había sido. Murió en 1976, en su domicilio de siempre en la Plaza de la Alhóndiga.

Pastora Imperio, la esposa del célebre torero el Gallo, también fue modelo del pintor en varios cuadros, eso significó que gente importante quisiera posar para el pintor. En su estudio de la Calle Pelayo de Madrid, lo llamaban "Refugio de pecadoras".

Encarnación López, "La Argentinita" era una famosa bailaora y que le fue presentada por uno de los hermanos Álvarez Quintero, amigos de sus tertulias bohemias de Madrid, también terminó siendo modelo del pintor o le dedicó algún cuadro.

Más tarde pintó a la actriz francesa Jeane Roques, a la que el pintor la vio en la representación teatral  "EL DIA DE MUSIDORA".  La actriz vino a España para unos tres meses, pero lo cierto es que se quedó por lo menos cinco años. Julio Romero, la pintó de forma sensual, recostada y semidesnuda, y con una mirada de vampiresa. El cuadro lo denominó "MUSIDORA".

Dolores Castro Ruíz, "Dora la Cordobesita", fue una belleza cordobesa del Barrio cordobés  de San Agustín. Al pintor se la presentaron con motivo de su actuación en el Teatro Romea de Madrid en 1919. Y le dedicó varios cuadros, que le sirvieron a la artista para triunfar y coger gran renombre, En 1927, "Dora la Cordobesita" se casó con el torero "Chicuelo" y se retiró por completo de la escena. Su boda se celebró ante la Virgen de los Dolores. Murió en 1965, al calor de sus hijos.

Pepita Suárez Parias, nació en Córdoba en 1912 y falleció en el 2000. Muy joven con apenas 15 años, su belleza cautivó al pintor que ya estaba bastante enfermo. Tuvieron que intervenir terceras personas ante la madre de la joven para que ésta accediera a ser modelo. Ella aparece como modelo en el cuadro "LA COPLA", "LA NIÑA DE LAS UVAS" y quizás el cuadro que mayor  representó al estilo de Julio Romero fue "VIVA EL PELO", en donde la modelo aparece de perfil luciendo un precioso moño, con una manzana en las manos. Esta muchacha modelo fue una gran madre de familia, ya que tuvo ocho hijos y treinta nietos. Murió siempre a la espera de algún reconocimiento.

María Teresa López, fue una mujer argentina de nacimiento, pero de padres españoles que habían emigrado a Argentina y de vuelta a Córdoba, se instalaron en el Barrio de San Pedro, cerca de la casa del pintor. Había nacido en el 1913,  y Julio Romero de Torres, que en opinión de Mercedes Valverde, que lo ha estudiado muy bien, era un auténtico don Juan, y se enamoraba con mucha frecuencia. Con esta mujer lo intentó todo, pero según parece sólo consiguió pintarla, posiblemente en el cuadro más famoso del pintor "LA CHUIQUITA PICONERA". A esta mujer que murió en el Sanatorio de los Morales en el año 2003, el haber posado para el pintor le complicó y mucho su vida particular. Incluso el que fuera su marido le exigió la prueba de su virginidad. Quizás por todo esto, el matrimonio sólo le duró un par de años. Tras éste fracaso en su vida particular decidió vivir sola acompañada siempre del recuerdo de "su gloria" y la amargura producto de las muchas murmuraciones que tuvo que escuchar. Los últimos años de su vida los pasó en una residencia de Palma del Río.

Según Mercedes Valverde, la erudita en la vida y el personaje de Julio Romero de Torres, deja entrever que era un hombre al estilo de "don Juan" y que le atraían todas las mujeres. En sus estancias en Madrid, alternó con todo el mundo incluso en fiestas castizas y de abolengo. Y siempre fue un hombre admirado por las mujeres. Después de muerto, fueron muchas las que se "adjudicaban" el hecho de "haber sido modelos" del pintor. Otras muchas no tuvieron inconveniente en reconocer su ilusión por haber podido  "posar" para el pintor. En ese simpático "creencia" de haber sido modelo del pintor estuvo la "Cantinera del Cuartel de la Reina", esposa de Luis del Río, que con el tiempo serían los mozos de la  Taberna de Pérez Barquero, del Jardín del Alpargate.

Era tal la fama y el atractivo que el pintor representaba para las mujeres, que mi madre me llegó a contar que el día de su entierro el 10 de mayo de 1930, (ella tenía 23 años), el trayecto que va desde Puerta Nueva al Cementerio, eran como unos improvisados palcos, en donde cientos y cientos de mujeres de todas las edades, acudieron para contemplar el cortejo fúnebre del célebre pintor. Daba la impresión de que la mayoría de mujeres jóvenes y menos jóvenes de San Agustín, Santa Marina y San Lorenzo y los alrededores, se habían dado cita a un lado y a otro de la carretera que conduce al Cementerio de San Rafael.

En aquellos tiempos el recorrido entre Puerta Nueva y el Cementerio de San Rafael, se consideraba el "trayecto final" y los clientes de "Casa Chaleco", o los trabajadores de Matadero Municipal, de la Fundición García Márquez y Casas, Talleres de Amador Naz, Almacén de Pieles de la Torre y los propios vecinos de la "Casa del Tercio" jamás vieron algo igual. 

Posiblemente habría que remontarse al año 1862, en que la Reina Isabel II, entró en Córdoba por Puerta Nueva.

"El Puentecito de San Rafael", este puente, el de la copla que cantara Antoñita Moreno en 1950, lanzó a la fama a este pequeño puente, que era uno más de los que había en el trayecto de la carretera de Córdoba a Alcolea. Con el mismo tipo de barandillas y además pintadas del mismo color rojo y blanco. Uno había también en la Choza del Cojo, otro en la Gasolinera de San Carlos, otro en el arroyo de Rabanales, otro en la Gasolinera las Cigüeñas, y otro a la entrada de Alcolea. Alguno, más que puente en realidad eran como simples “pasos de cuneta”, El Puentecito de San Rafael, llegó a tener incluso gente que lo tuvieron como vivienda. De los últimos inquilinos fue una familia que pertenecía a la saga de "Los Salpullíos".


Entre los personajes referidos a Córdoba también aparecen los siguientes :


Ab-Al-Raman II                           Gonzalo Jiménez de Quesada        
Ab-Al-Raman III                          Sebastián de Belalcázar               
Almanzor                                      Benito Daza                              
Séneca                                           Bartolomé Cárdenas Bermejo        
Averroes                                        Julio Romero de Torres                
Maimónides                                   Luís de Góngora                
Gonzalo Fernández de Córdoba    Juan Valera                     
José Gómez del Moral                   Joaquín Cortés

Entre lugares o motivos referidos a Córdoba aparecen:

La Sinagoga                                  La presa del pantano de Iznajar    
La Facultad de Veterinaria            El Parador de la Arruzafa
El Castillo de Montilla                  El Castillo de Almodóvar
La Calleja de las Flores                 El Puente Romano
El Cristo de los Faroles                 La Denominación "Montilla-Moriles"
El  Centenario "Día de Córdoba"   La Fiesta de los Patios 
Trajes típicos de Córdoba             La Puerta del Puente
El Cristo del Calvario                    La Puerta y Arco de la Luna
Escudo de Córdoba                      El Córdoba CF. por su ascenso a primera

Curiosidades

Del sello de la Mezquita-Catedral de 1964, se emitieron 15 millones al valor de una peseta.
En 1976 se prepararon dos sellos para el Correo Paraguayo, con motivos de Córdoba.
En 1987 se preparó un sello de la Mezquita-Catedral para Mauritania
En 1999 se preparó un sello para Dominica

LAS MUJERES DE CORDOBA

Había un erudito en el tema de los sellos que decía: El sello era sólo como un  aldabonazo, a la historia,  al arte y a cualquier conmemoración, y en el caso de Julio Romero, un homenaje a su forma de interpretar la belleza de la mujer cordobesa. Pero Julio Romero, con su entierro ya pasó y en Córdoba, la belleza de sus mujeres siempre ha estado ahí, manifestándose en concursos y en la mayoría de las veces en el anonimato. Por ello relaciono aquí a una serie de mujeres que por su belleza merecieron ser portada de cualquier sello.

A Luisa Gutiérrez Gómez en 1925, que fue  nombrada  BELLEZA del Barrio de San Lorenzo, en un concurso que se celebró con motivo de las Fiestas de San Lorenzo, en los que se instaló una gran tómbola para ayuda de los más necesitados, todas estas fiestas con cucaña, bailes, y verbenas fueron organizados por gente del barrio y en donde destacó la colaboración de don Juan de Austria y Carrión y Antonio Torderas el dueño de la "Barata".

A la ganadora del concurso se le regaló un precioso Mantón de Manila, que posiblemente terminaría vendido en la en la Casa del Empeño. Esta bella mujer Luisa, vivió hasta la edad de 102 años, y aunque algo desmemoriada por la edad, pero nunca se le olvidó el señalar a todo el que le visitaba en su casa, hacía el cuadro que colgaba en su salón, le había pintado José Luis Muñoz Baena, copiando la foto de "Mis San Lorenzo" que por aquellas fechas de agosto de 1925, publicó una revista festiva del Barrio.  A todos les decía: "Que lástima, esa  era yo con 25 años". Se murió con ese cuadro presidiendo su salón.

Otras mujeres de Córdoba que igualmente fueron muy bellas y ganaron los concursos, que organizaban la Peñas en sus verbenas. Recordaremos a la  Peña los Oliveños, los Amigos de San Agustín, a la Peña Puerta Nueva, a la Peña San Antonio, a la Peña los de Acá, a la Peña de los Minguitos, a la Peña Deportiva el Príncipe, Peña los Amigos de San Bartolomé, Peña los Amigos de la Viñuela, Peña el Higuerón, Peña el Alcázar Viejo, Peña los 14 Pollitos, Peña de la Huerta de la Reina, Peña Amigos de Santa Marina. De todos esos concursos y de otros que se organizaron en Córdoba, hemos querido recordar una relación de mujeres guapas en donde las hubiera y que todas ellas pudieron ser portada de cualquier sello.

Trinidad Santiago Garzón                                 Teresa Jiménez Morante
Ana Hidalgo Rodríguez                                     María F. Delgado Sánchez            
Puri Serrano Gaitán                                        María Reyes Heredia          
Margarita Ruiz Mora                                        Paqui Gutiérrez Moya         
Pepita Pérez Cabello                                       Manuela Beltrán Jiménez    
Conchita Rodríguez Fernández                          Antonia de la Haba Páez    
Carmen Cuadrado Luque                                  Paqui Ramírez Flores          
Encarnación Cantero Martín                             Mercedes Salazar Velasco  
María Torres Mariscal                                      Concha Sánchez Castell              
Paqui Toledano Valera                                     Rosa Escavia Valencia                 
Teresa Jiménez Morante                                  Laura Tejero Ordiales                  
Carmen Rubio Cabello                                      Magdalena Ruiz Sánchez.
Mari Carmen Pérez Pérez                                 Rafaela Castro Muñoz
Carmen Gómez Hinojosa                                  Dulcenombre Cobos Machín
María José León Molina                                    María Dolores Flores Luque
Lourdes Torralbo Luna                                     Mari Chelo de los Ríos Gutiérrez
Carmen Bravo González                                   Maribel Ramírez de Blas      
Rosa María Rojo Cañaveras                              Dolores Belmonte Zafra
Rafaela Muñoz Armada                                    María José Osuna Díaz
Fuensanta García Herrero                                Fabiana Riobóo Camacho
Ana Gutiérrez Salado         


Y otras muchas que en el anonimato que se llevaba en aquellas épocas, escondieron su belleza, porque era una norma muy habitual de esta Córdoba, callada y sola. Desgraciadamente la belleza de estas mujeres ya no se comenta en los periódicos, porque el Ayuntamiento siguiendo la presión de esas otras mujeres progresistas, que creen que la belleza de la mujer está en ir poco menos que con un pantalón roto, sin apenas peinar y a poder ser con una mochila en la espalda, ha quitado estos concursos por considerarlos machistas.

No obstante  queremos resaltar aquí a Ángeles García Berenguer, que como belleza de Córdoba, recibió en 1962, al ciclista paisano Antonio Gómez del Moral con motivo de la llegada a Córdoba de la vuelta ciclista a España. La belleza de la sobrina de Pablo García Baena, fue como el bello  anuncio del posterior triunfo del ciclista cordobés en "EL TOUR DEL PORVENIR", que ganó de forma brillante aquel año de 1962. El mismo año en que el Córdoba CF. subió por primera vez a Primera División.

Ni que decir tiene que la señorita García Berenguer, con su singular belleza cordobesa, era un auténtico poema, hecho de carne y hueso. Total maravillosa.

Quiero resaltar aquí alguna de las injusticias que se cometieron con este corredor cordobés, que siempre que la prensa hablaba del citado "Tour del Porvenir", citaban siempre al mismo, esto es, a un tal Gabica, que siendo solamente "segundo" se llevó todos los sellos de correos de esa prueba.