lunes, 7 de abril de 2014

LOS "PIJAMAS DE PAPEL"



Era el nombre que se le daba a aquel papel continuo con sus correspondientes perforaciones para ser arrastrado por el rodillo en las impresoras matrices. Este papel se utilizaba en los llamados Centros de procesos de datos, que por aquellos tiempos años 60-70-80, del pasado siglo, parecían unas salas que daban “culto” a un aparatoso ordenador y se parecían más a una nave espacial que a otra cosa. En aquellos tiempos, el gran negocio de IBM, era posiblemente las toneladas de papel continuo que vendía a sus clientes, en donde se imprimían los largos listados que tanto proliferaban en las empresas en proceso de informatización, bien es verdad que muchos listados no servían para nada.  A las enormes hojas de aquel listado se le llamaba “Papel-Pijama”. Los listados los “justificaban” por si venía una auditoria.

El papel continuo, tenía un fondo formado por líneas de color azul, verde, o gris, para facilitar la lectura. Todavía recordamos en Westinghouse, aquel archivo que estaba regentado por Ángel Martínez “El Macho”, al que la gente de izquierdas le echaban en cara el haber participado en la División Azul. Pero no sabían “éstos” o no le interesaba saberlo, que este buen hombre no tuvo más remedio que alistarse por haber pegado a un cabo primero en el servicio militar. Su jefe un capitán que lo apreciaba mucho, le recomendó el alistamiento para evitar el consejo de guerra. El amigo “El Macho” era una de las personas más antiguas de fábrica.

Lo de “El Macho”, era una costumbre que el tenía de llamar a todas las personas normales con las que trataba, y quien lo conocía no le daba importancia alguna a aquella expresión, pues la decía sin maldad alguna. No obstante aquello le costó más de un disgusto. En una ocasión llegó a su archivo un perito de aquellos que los había un tanto “perifollados”, y le pidió la búsqueda de un determinado documento. Cuando logró encontrar el documento, se presentó en su despacho diciéndole: “Macho, aquí tiene usted el papel que quería,” a lo que el perito, un tanto autoritario le contestó: “Oiga de “macho” nada, a mi se me habla de usted” A lo que el simpático archivero le replicó: “De acuerdo “macho”, así lo haré.” Al perito le faltó poco para subirse por las paredes.

Pues bien, en aquel archivo, fue tal la cantidad de listados de papel “Pijama”, que llegaban semanalmente, que se llegó a dudar de si la estructura del suelo podía soportar aquel peso. Antonio Varo, uno de los peritos más preparados de fábrica, y que operaba como Jefe de los Servicios Generales de fábrica, certificó que aquella estructura aguantaba perfectamente. Allí había listados de todas clases, y lo que no decía uno, lo decía el otro. Los escribanos antiguos (notarios), cobraban por las líneas escritas, quizás de esta forma la gente de Sistemas, querían justificarse produciendo listados a punta pala. Si grandes eran los ordenadores, más grandes eran los listados.

En general el Departamento de Sistemas, tardó mucho tiempo, a pesar de los cursos y seminarios, en hacer cosas útiles para la Fabricación y Estudios, ya que todos los "paquetes" de informática se compraban en la calle y muchas veces no coincidían con las características de nuestra fabricación. Es lamentable, porque no decirlo, que a nadie se le ocurriera "informatizar" el SISTEMA ORMIG. de Fabricación que tantos años llevaba en fábrica y que todo el mundo conocía a la perfección. Si había que relacionarlo con el almacén, para eso estaba Sistemas y se le hacían las aperturas que hiciera falta. No que instalaron "un paquete", que nada más que en papel era todo una ruina. Al poco tiempo ese programa se desechó y se volvió a comprar otro "paquete" quizás mas apropiado, pero indudablemente tampoco pensado para este tipo de fabricación. 

En sistemas lo que si funcionaban bien era el trabajo serio, eficaz y constante de personas como Seoane, Ordoñez, Molina, y unos cuantos más que se machacaban todos los datos día por día, aunque luego no figurarán para nada. Y como no mencionar aquí la labor en plan inicial que realizó el amigo Andrés Galán, con las máquinas perforadas. 

Afortunadamente llegaron los ordenadores personales y eso posibilitó que destacados técnicos incorporaran sus conocimientos a la informática. Un caso importante fue el de A. Fernández Onorato, que logró hacer un primer programa para calcular la sección del cobre de las bobinas de los transformadores, con lo que ello significaba, pues se venía haciendo dichos cálculos poco menos que "echando cobre para que sobrara".

Alguien llegó a decir que en aquellos primeros años, el Departamento de Sistemas, más que programas, lo que producían eran listados llenos de “Pijamas”. Pedías una simple relación de personal clasificada por secciones y te facilitaban un listado enorme, con renglones a doble espacio para intentar “llenar” el modelo de papel que arrastraba la impresora de matriz. En aquellos tiempos, la venta de un ordenador central, no constituía el negocio para IBM, el buen negocio era el consumo del papel “Pijama”, algo parecido a lo que pasa ahora con las impresoras de tinta. Lo que vale no es la impresora, sino la tinta para la impresora.

Afortunadamente, llegaron los ordenadores personales, y con ellos el uso individualizado, para que cada profesional se pudiera confeccionar sus programas, y llegar a soluciones que muchas veces el Departamento de Sistemas, no podía llegar por su total desconocimiento del trabajo a informatizar. Y ya estos ordenadores centraron el consumo de papel desapareciendo poco a poco los “Pijamas” y ese abuso de listados para todo.


EL “PIJAMA” EN LOS ERES

Para relatar el siguiente comentario quiero que nos situemos en aquellos tiempos (1976-1987). La fábrica Westinghouse de Córdoba estaba sumida en una profunda crisis. La convulsión económica provocada por la guerra del Yom-Kippur (1973) vino a España con más retraso, pero de forma un tanto más virulenta.

Graves problemas económicos y sociales, falta de pedidos en el sector de Bienes de Equipo y una plantilla sobredimensionada hacían casi imposible una marcha eficaz de la empresa. Cada División, Servicio o Departamento funcionaba en muchos aspectos como si fueran un compartimento estanco e independiente de la dirección. Debido a la tensa situación social y política que se vivía en la empresa, muchos jefes optaban por “nadar y guardar la ropa”. Para ello buscaban relacionarse con los políticos de turno (Comité de Empresa) y otros incluso con los americanos de “Madrid”. Todo antes que arrimar el hombro junto con su director, para intentar sacar a flote a la empresa.

Los americanos llegaron por este tiempo a las oficinas centrales de Madrid. Y desde allí, con sus computadoras, pretendían arreglar los excedentes de plantilla que afectaban a la fábrica de Córdoba. Pero el desconocimiento total que tenían de nuestra Reglamentación Laboral les hizo coger unos enfados monumentales.

Ellos desde sus criterios empresariales de talante netamente liberal pensaron que la falta circunstancial de pedidos, se resolvía con una rebaja de la plantilla, al igual que habitualmente se hacía en su país. Pero en España, en aquellos momentos, que no era una democracia al estilo Europeo, tenía quizás algo positivo, una reglamentación laboral, que NO PERMITÍA EL DESPIDO LIBRE.

Era el año 1978, y la patata caliente de la crisis pasó a la dirección de la empresa en Córdoba y a los sindicatos. La fábrica quería adaptar su plantilla a la cartera de pedidos, y eso significaba prescindir al menos del 33% de la plantilla. Por todos lados se oía un nuevo concepto: “Plantilla equivalente”.

Después de muchas discusiones y aprovechando que todavía no había aparecido el ESTATUTO DE LOS TRABAJADORES, los representantes sindicales y la empresa, lograron consensuar un expediente con 317 productores de una plantilla de 1763. De esta forma se inauguraba posiblemente en Córdoba el primer ERE.

Este expediente de suspensiones temporales significó un antes y un después, en el camino irremisible de los ERES. Fueron muchas las negociaciones, que se dieron entre la empresa y los representantes sindicales, llegando finalmente como hemos dicho a confeccionar una lista de 317 productores, que aparentemente “sobraban” en la organización de la empresa.

Este primer ERE, que se produjo en Westinghouse, y posiblemente como hemos dicho en Córdoba, tuvo el carácter de suspensión temporal durante DIEZ Y OCHO MESES. Nunca ninguna suspensión fue aceptada por ningún trabajador, y menos si era por un periodo de 18 meses. Quizás por ello la fabrica y de acuerdo con los representantes sindicales de la Empresa, estableció una compensación económica para los afectados, que osciló según categorías y antigüedad, entre TRESCIENTAS Y QUINIENTAS MIL PESETAS, por trabajador incluido en el expediente.

En la práctica estas personas aparte de la indemnización, se iban cobrando más durante el tiempo de suspensión, por una serie de garantías que la fábrica acordó.


LOS PRIMEROS “TUNANTES” DE LOS ERES

Algunos lideres sindicales y políticos, que se hallaban en excedencia por ocupar puestos de interés institucional (concejales de Ayuntamiento, etc.) al enterarse de que daban indemnizaciones por aparecer en el expediente, EN 24 HORAS, se incorporaron a fábrica, (de forma ficticia), para ser incluidos de forma voluntaria en el expediente y tener derecho a la indemnización. Aparentemente esto era una descarada inmoralidad, pero la fábrica a sabiendas de ello lo consintió, le interesaba llevarse bien con los políticos. Podemos decir que aquí aparecieron los primeros “tunantes” de los ERES.

Además de estas situaciones irregulares hubo algunos políticos de determinados partidos, que ocupando un puesto en el Parlamento nacional (Diputado o Senador), y en situación de clara excedencia, siguieron cobrando la nómina mensual de fábrica, como si tal cosa, con la complicidad manifiesta del jefe de personal. De una forma u otra, estas fueron “corruptelas” que ya se dieron en Córdoba, en su fábrica de Westinghouse.


DEMASIADOS ERES

Fueron tantos los expedientes (ERES), que prácticamente les tocó a casi toda la plantilla, dejando muchas preocupaciones y sufrimientos, en todos sus miembros.  Fueron tiempos muy difíciles sobre todo a la hora de elaborar las listas del personal “teóricamente sobrante”. Fue rocambolesca aquella reunión celebrada con el Comité de Empresa, para elegir las personas que irían incluidas en el primer expediente. Mientras los sindicales, llevaban todos, una copia del mismo listado del personal, los jefes, S. Nicolás, S. Guirado, J. M. Retenaga, M. Fontelos, C. Calvo, B.Tobes, ect. ect. se presentaban cada uno con un “Pijama o Listado” con una ordenación diferente. Unos se presentaron con el listado ordenado por nº de IBM, otros por orden alfabético, otros por orden de antigüedad, otros por número de Sección, en fin un galimatías, que solamente evidenciaba lo mal que estaba coordinado el Departamento de Sistemas. Y es que aquello demostró que se producían “Listados-Pijama” a gusto del consumidor.

   
LA ANÉCDOTA DEL PRIMER EXPEDIENTE

Todo este movimiento de expedientes de suspensiones y reducciones de jornada, ocurría en un ambiente sindical y laboral, con asambleas un día si y otro también. Es bueno traer aquí la anécdota que con motivo del primer expediente (los 317 indemnizados). Dos días antes de la marcha de estos productores con su talón de la indemnización en la mano, Diego Sánchez, miembro del Comité de empresa y muy próximo al PCE, decía en una asamblea:

“Compañeros al Capital no hay que darle tregua, hay que combatirlo, con la unidad de todos los trabajadores”.

Pues bien a este simpático compañero sindical hubo que haberlo visto aconsejar a un pariente suyo (incluido en el expediente) y que salía con el talón en los siguientes términos:

“Antonio, ahí en el fichero, hay un Sr. Del Banco Andalucía, que es el que te da el CATORCE POR CIENTO, aprovecha la oportunidad y no seas tonto”.

La anécdota está en que choca el mensaje que este hombre dio a la asamblea días antes, y la recomendación que le dio a su pariente. Y es que todos de alguna forma jugamos a capitalistas, cuando nos llega la oportunidad.


LOS HÚNGAROS

El día 25 de diciembre del 2011, escribíamos un tema recordatorio hablando de los HUNGAROS, aquella sección singular y única de la Westinghouse, fábrica de Córdoba, que era el taller de Calderería. Allí en la sección, lógicamente había un grupo de enormes profesionales que atendían a la granalla y cuando se ponían su ropa de protección se les solía decir: “Ponte el PIJAMA, para la granalla”.

Al decir HÚNGAROS, era querer recordar a una de las secciones más simpáticas y laboriosas de fábrica. Esta sección la 901, consiguió una homologación, podemos decir universal, cuando se les exigió que hicieran las cubas para los transformadores de una importante central nuclear francesa, propiedad de EURODIF. Este reto fue muy exigente para toda la fábrica de Córdoba, pero muy especialmente para esta sección, ya que fueron muchos los protocolos y homologaciones que tuvieron que cumplir en lo referente a la chapa.  

Fueron más de 20 transformadores los que hubo que fabricar para dicha central y el producto lo repartió Westinghouse (adjudicataria de la central), entre sus fábricas de Córdoba y de Chaleruart (Bélgica), que se repartieron la carga prácticamente al 50%. 

Es curioso que a tono con los precios que está tomando el recibo de la luz en este país, haya gente que pida -No a las Nucleares-, y en cambio el país vecino (Francia), nos exporta energía posiblemente desde ese complejo nuclear que tiene junto a los Pirineos, muy cerca de nuestra frontera, pero es igual, aquí somos así, lo que se trata es de protestar por todo, pero eso sí, sólo en determinados  momentos.
 
Para empezar los cálculos de los transformadores de 350.000 KVA, los realizó el ingeniero cordobés A. Marín, que se tuvo que desplazar a Bélgica, para realizar dicho trabajo, lo que demostró muy a las claras el nivel de nuestro personal.

Con independencia de cómo funcionara el Departamento de Sistemas, esta fábrica siempre fue cabecera en Europa en hitos de fabricación. Fue la primera en fabricar un transformador de 125.000 KVA, allá por los años sesenta. Luego vinieron los transformadores para EURODIF, y se fueron aumentando paulatinamente las potencias, hasta conseguir un transformador de 1.100.000 KVA, el de más potencia del mundo, para una empresa de USA. Posteriormente se han conseguido el transformador de gran potencia y en modalidad DESFASE, con lo que se ha logrado otro hito mundial en este tipo de máquinas.


VOLVIENDO CON EL “PIJAMA”

Uno de los principales componentes de aquella sección de los Húngaros, (901 Calderería) fue sin lugar a dudas Francisco Rincón Guerrero, excelente compañero, gran profesional y un soldador de categoría universal, ya que trabajó por medio mundo dejando el “sello de la calidad” por todos los sitios por donde pasó.

Me decía su buen amigo Alfaro Solano, que la cosa que más le entristecía era cuando por culpa de la crisis de la fábrica 1977-1987, se producían aquellos expedientes de suspensiones temporales de plantilla, que tiraban por tierra todos los ánimos de los trabajadores de la fábrica y en especial de aquel taller emblemático. En 1987, se marchó pre-jubilado y le dieron como recuerdo  “UN PIJAMA” que así era la forma en como hemos dicho se denominaba a este “papel-listado” de ordenador, en donde venía detallado año por año, las cantidades a cobrar hasta que te llegara la muerte. Durante aquellos años, hubo un trasiego muy grande de “PIJAMAS” para un lado y para otro, y fue J. Carranza, una de las personas que más entendieron de esta “prenda”.

A principios de este mes de marzo, (2014), Francisco Rincón, ha fallecido a punto de cumplir los 83 años. No sabemos si en su “Pijama”, estaba “prevista” esta fecha de su muerte, pero lo cierto es que a los compañeros que aún le quedan, ha supuesto toda una amarga sorpresa, pues se ha ido un hombre de unas cualidades humanas únicas.

Allá por el año 2004, coincidí con él una mañana de domingo en el Patio de los Naranjos, y después de saludarnos, me comentaba lo que fue la fábrica y lo poco que quedaba de ella. Recordaba a los compañeros que se habían ido ya, después de trabajar durante muchos años en aquella sección, donde los ruidos, por el aplanado de aquellos tremendos paños de chapa, los revolucionados motores de las “radiales”, el ruido de las enormes grúas, producían una angustia de sudor, esfuerzo y trabajo. Todo ello bajo la atenta batuta, de Julián Saénz Barquín, como el maestro, y de un  Pedro Reina Ramírez, que era el hombre que controlaba de forma eficaz la fabricación. Allí, ellos dos, eran los únicos que a veces realizaban parte de su trabajo sentados en su mesa. El resto, todos los demás, cortaban, esmerilaban, aplanaban, plegaban, soldaban y montaba aquellas enormes cubas de los transformadores durante las doce horas que de promedio se echaban todos los días.

Hablamos y se quejó, de lo poco que solían cobrar los trabajadores después de cuarenta años trabajando intensamente. Incluso él, con viajes en misión por todo el mundo, establecía la comparación con lo que cobraban los políticos y los “enchufados” de los partidos. Estaba avergonzado por el tema de la corrupción y los ERES, que no hacían nada más que robar dineros destinados al trabajador. Luego y para cambiar el tema, empezó con algunos chistes y recuerdos de aquella sección y de la fábrica en general. Tenía buena memoria y un gracejo especial.

Recordaba en aquel Patio de los Naranjos, como a principios de los años sesenta del pasado siglo y durante unos años, las procesiones de Semana Santa, pasaban por el Patio de los Naranjos, a donde había colocados incluso una importante fila de palcos. El desfile procesional entraba por la Puerta de los Deanes y salía por la Puerta de Santa Catalina. Recordaba con cierto orgullo, como incluso por aquellos años desfilaba en las procesiones una banda de la Guardia Civil, que causó sensación. Eran tiempos, en donde la galería norte de Patio de los Naranjos estaba tabicada con dependencias, entre otras con parte del Archivo de la Catedral. Le recordé yo, que el paso del Señor del Prendimiento de los Salesianos, que lo llevaba uno de los hermanos Sáez, se encontró con que no pasaba por la Puerta de Santa Catalina,  y entonces tuvo que hacer una maniobra difícil y laboriosa, para darle la vuelta al paso y sacarlo por la Puerta de Perdón, y pasando por delante de la Virgen de los Faroles, encaró la calle Cardenal Herrero, para seguir por la calle Cardenal González.
 
También recordamos,  que nos cipreses no estaban sembrados en aquella época, ya que fueron sembrados el año 1982. Como no, nos fijamos en las cuatro celosías que bajo idea del arquitecto D. Rafael de la Hoz Arderius, fueron dibujadas por su “maquetista” Eulogio Blanco, en su estudio de la Calle Nueva. Estas celosías, totalmente engarzadas pieza a pieza, fueron realizadas por el artista cordobés Moreno Anguita, que las elaboró con una madera traída del Canadá. Todo ello se realizó en un taller de la Calle Doña Berenguela en Córdoba, donde Moyano, uno de los fundadores de la Peña Los Romeros de la Paz, afilaba con esmero las herramientas que sirvieron para labrar aquella obra de arte. Era el año 1972.

Precisamente en este Muro Norte, en la zona en donde fueron colocadas estas celosías, allá por el año 1463, se apreciaron muestras de cierto desplazamiento del conjunto del muro, motivados por el empuje de todo el edificio de sur-norte. Para compensar este empuje, se colocaron en el interior importantes contrafuertes, que equilibraron el edificio. Eran tiempos del obispo D. Gonzalo de Illescas, fraile jerónimo.  

Estando hablando de todo esto, vimos salir a las personas que habían asistido a la Misa de 12  y entre ellas a D. Pedro Salinas, que fue asesor jurídico de la fábrica durante bastante años. Después de nuestro saludo a D. Pedro, persona muy amable y gran profesional, el amigo Rincón me preguntó por la antigüedad de D. Pedro en la Westinghouse, le aclaré que a mediados de los años setenta, sustituyó a D. Carlos Fernández, joven abogado, que abandonó la fábrica, un tanto molesto por el trato que le había dispensado la dirección de la fábrica, sobre todo cuando recurrió una resolución del magistrado Angulo, que era un hombre muy difícil en sus sentencias.

Efectivamente, en un conflicto laboral sobre un tema de incentivos, el citado magistrado dio en aquellos tiempos una resolución con una expresión matemática, que por lo extraña y exagerada, unió en la disconformidad, tanto a los trabajadores como a la empresa. Pero ante los intentos de pedir oficialmente una revisión, la negativa del magistrado era contundente. De alguna forma solía decir “Que el que sabía de leyes, era él”. En la fábrica hubo reuniones de “notables” para ver la forma de pedir al magistrado una revisión de dicha resolución.

Finalmente, Carlos Fernández, apoyándose en que la resolución se centraba en una fórmula matemática, pensó y dijo:

 “El juez sabrá más que nadie de leyes, pero no de matemáticas”.

Y así fue como con la certificación de un licenciado en matemáticas se le hizo ver que aquella fórmula era poco menos que inviable. Finalmente el magistrado Angulo aceptó y por toda solución pidió a las partes que se pusieran de acuerdo. Aquello de alguna manera debió suponer un triunfo moral para la empresa, pues incluso D. Cristóbal Sánchez, que era su director, ordenó que a las centrales sindicales, se les diera una especie de gratificación económica, por la actitud de colaboración que habían mostrado en el conflicto. Se reconoció la labor de las centrales sindicales, pero Carlos Fernández, interpretó que a él, como autor de la idea, prácticamente ni se le reconocieron sus méritos. A los pocos días presentó su dimisión.

Estando mirando para el cielo del Patio de los Naranjos, nos llamó la atención el ruido que formaba un helicóptero que seguramente hacía vigilancia por el espacio aéreo, pues a Córdoba habían venido importantes autoridades árabes que se habían reunido con Rosa Aguilar.


LOS HELICÓPTEROS

Aquel ruido del helicóptero nos hizo recordar cuando a mediados del 1986, La Junta de Andalucía, se sacó de la manga la carta para fabricar helicópteros en Westinghouse, y de esta forma solucionar el problema de la falta de pedidos en esta empresa. La idea de los helicópteros, la aportó un tal -Faccione-, que fue el presidente de la empresa “fantasma”, que se hizo cargo de ella, después de la marcha de los americanos. Para lo cual se creó en las antiguas instalaciones de expediciones, y muy cerca del comedor, una nave y servicios anexos, que llegó a denominarse AEROVERSA

Este proyecto de helicóptero, era el resultado del trabajo de un buen aficionado-técnico, de origen italiano que había diseñado dos modelos pequeños de vuelo vertical: autogiros y helicópteros, para una persona y dos personas. La principal novedad de estos aparatos eran su pequeño volumen y capacidad para adentrarse en cualquier zona de aterrizaje.

Se formó una empresa que se llamaría AEROVERSA, con un capital inicial de 30 millones de pesetas, de los que Westinghouse, aportaría 18 millones y el SOPREA, una empresa de la Junta de Andalucía aportaría 12 millones.  En el acuerdo de constitución se señalaba que todas las inversiones necesarias para el desarrollo del proyecto, construcción de prototipos, pruebas, certificaciones y el lanzamiento comercial, serían gestionadas por AEROVERSA, mientras Westinghouse, correría con las inversiones  necesarias para la fabricación en serie de estos aparatos.

En aquel proyecto de empresa y línea de fabricación se llegó a decir que para el primer año de funcionamiento se necesitaría una plantilla de 213 personas, todos ellos trabajadores de Westinghouse, como una medida de recolocación ante la crisis que atravesaba el sector de bienes de equipo pendientes de una reconversión a nivel estatal. En cuanto a los planes de fabricación se había previsto la fabricación de 30 unidades monoplaza y 120 biplaza. Se pretendía alcanzar al cabo de los tres años las 120 unidades monoplaza y 430 unidades biplaza. 

En aquel proyecto creyeron más los políticos que los propios técnicos y personal de fábrica, pues claramente se advirtieron algunas cosas:

-El modelo monoplaza, del que se habían hecho pruebas se le apreciaba un “recorrido” por muchas empresas y proyectos italianos, sin cuajar en ninguno, según se desprendían de las revistas de aficionados al aeromodelismo que lo divulgaban.   

-El modelo biplaza, era un modelo menos experimentado, e igualmente se le apreciaba un “recorrido” por bastantes empresas y proyectos italianos. Además tanto un modelo como otro, carecían de los certificados de homologación correspondientes. Pero no obstante, los impulsores del proyecto, creían firmemente en que estos certificados se lograrían.

Un día al que se le denominó “DÍA D”, se improvisó una pista de despegue, que el eficiente ingeniero Baldomero Hernández, preparó en terrenos de fábrica. A aquella demostración de despegue, vuelo y aterrizaje, asistió un tal Carlos Espinosa de los Monteros, que había sido nombrado presidente de Westinghouse. No sabemos el tiempo que tardó de reponerse del chasco que se llevó al ver que al primer intento de vuelo de aquel aparato (biplaza), terminó cayendo en un sembrado. No cabía duda de que el negocio de esta fábrica seguía siendo los transformadores.

Evidentemente, aquí no eran problemas de fabricación, aquí eran problemas de “diseño y fiabilidad”, que al menos en aquella época, los aparatos no tenían.

Curiosamente a aquel ensayo o prueba, no asistieron técnicos destacados de la Junta de Andalucía, aunque eso sí, políticamente ya se había intentado rentabilizar aquel proyecto por parte de uno de sus principales valedores como fue José Miguel Salinas Moya, que desde la Junta de Andalucía se volcó por aquel proyecto. Y hablamos del intento de rentabilizar dicho proyecto, porque se quiso hacer poco menos que un vÍdeo de José Miguel, por el interior de la fábrica, aprovechando que era candidato a la alcaldía de Córdoba (1987). Al final, aquel vÍdeo no llegó a realizarse (menos mal que no), a pesar que el camión con pantallas y equipo se presentó en fábrica, un domingo por la mañana, aprovechando que posiblemente no había nadie de la oposición. (léase sindicatos).

Decimos que menos mal que no se realizó aquel vídeo, pues hubiera sido una propaganda para una empresa y proyecto, que al poco tiempo fracasó rotundamente. Ese proyecto, nunca llegó a calar en fábrica.

Fueron Adolfo Plaza y Emilio Molina, los encargados de abandonar aquella aventura de los “helicópteros”, que aunque la intención pudo ser buena, los cimientos del diseño, y producto, no lo eran. Y eso que hubo profesionales como Antonio Espino, Alba Vega, Jaén Pastor y Enrique Cabello entre otros, que colaboraron todo lo que pudieron para que aquello pudiera salir adelante.

Luego le aclaré a mi amigo Rincón que José Miguel Salinas Moya, era nieto de un antiguo alcalde de Córdoba, Rafael Salinas Anchelerga, y su padre fue el abogado  José Salinas González, que subió al Córdoba CF, a la primera división (1962). También le dije que esta larga dinastía de los Salinas, habían sabido desenvolverse muy bien en la Dictadura de Primo de Rivera, en la Monarquía de Alfonso XIII, en la Dictadura de Franco, y en la actual Constitución, ocupando incluso altos cargos en la institución de la Iglesia. Pero que el contraste más singular que se da en este José Miguel Salinas, que fue Vice-presidente de la Junta de Andalucía, Presidente de la Diputación de Córdoba, y miembro de la ejecutiva de PSOE, es que mientras que su partido el PSOE, defiende la enseñanza pública y gratuita, él, además de otras empresas liberales, es uno de los dueños del Colegio Británico, posiblemente uno de los colegios más caros que haya en España.

Tampoco llegó a buen puerto el proyecto que auspiciado con los dineros que garantizaba José M. Salinas, consistente en fabricar Metacrilato. Era una empresa que dos militantes de la UGT, Fernández y Villén, pretendían montar en unión con Pila Cervantes, que era el conocedor de la tecnología, por estar trabajando en una fábrica de dicho producto. Aunque el dinero se quedó esperando, los tres compañeros citados no se ponían de acuerdo, en quien era el que debía de abandonar inicialmente la fábrica para empezar el negocio, y entonces dio lugar a que apareciera por el horizonte político el caso de Juan Guerra, para que la disponibilidad de dineros se perdiera como por encanto.   


EL MONASTERIO DE SAN JERÓNIMO

Otra de las personas que vimos salir de aquella Misa de 12, fue a la Marquesa del Mérito, doña Victoria Elena López de Carrizoza y Patiño, acompañada de su marido el noble belga Henri, Comte du Chastel de la Howaederie, que suelen venir a la Catedral en los meses de primavera. 

El amigo Rincón, me habló que en el taller siempre hubo gente muy aficionada a buscar espárragos por el campo y muchos escogían los lugares cercanos al Monasterio. Por cierto que hoy Medio Ambiente, lo está prohibiendo todo, ya que del campo, no se pueden coger, madroños, manzanilla, hinojos, espárragos, y muchas cosas más que crecen en el campo de forma salvaje. A éste respeto le recordé a mi amigo, que en su lejano día los Reyes Católicos emitieron una sentencia que en referencia a este asunto, dice lo siguiente:

“En el campo lo que no es producto del trabajo del hombre, pertenece al común de todos los ciudadanos” Fue poco más o menos la “resolución” de una sentencia dada en el año 1478, por los Reyes Católicos.

Pero al margen de esto, empezamos a comentar cosas del citado lugar, que se encuentran en un paraje de privilegio de nuestra sierra. A la pregunta de cuando se habían marchado los frailes, le dije que se habían marchado en 1835, y que dicho Monasterio pasó al estado, y que después de salir tres o cuatro veces a subasta, fue vendido en 1871, el año que nació Ricardo de Montis.

El Monasterio de San Jerónimo, después de marcharse los frailes, fue vendido por Hacienda, a la cuarta tentativa por el precio de 72.701 pesetas, en el año 1871, a la Marquesa viuda de Guadalcázar, con ello se completaba la adquisición que ya había hecho su difunto marido de la huerta del Monasterio.

Durante este periodo el Monasterio se sintió abandonado y dejado, hasta el punto que se desplazó en 1901, una delegación de notables de Córdoba, que enjuiciaron el estado y las posibles soluciones a aportar al edificio. En esta visita, que en aquella época se llamó excursión cultural, participaron R. Ramírez de Arellano, El Padre Pueyo, el párroco de San Andrés, y el escultor Mateo Inurria, que con cámara en ristre tomaron fotos y redactaron un informe del estado en que encontraron el edificio, dicho informe se publicó en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones. El informe, hablaba de la pena que daba el estado lamentable en que se encontraba el Edificio del Monasterio, con incluso tumbas abiertas y profanadas.

En 1912, el Monasterio fue adquirido por José María López de Carrizoza y Garvey, Marqués del Mérito, que se había casado con la cordobesa Carmen Martel, hija de los Condes de Torres Cabrera, y ellos fueron los que poco a poco fueron restaurando el Monasterio, sobre todo dada la gran iniciativa cultural de la esposa.

Al principio de los años 30 del pasado siglo, el Monasterio, pasó a manos de D. José María López de Carrizoza y Martel, que se casó con Elena Patiño, la hija del “rey del estaño” de Bolivia. Tuvieron una única hija que se llamó Victoria Elena López de Carrizoza y Patiño, que nació 1932 en Paris y es la actual Marquesa del Mérito.

Victoria Elena López de Carrizoza y Patiño, la que vimos salir de Misa de 12, con su marido Henri, Comte du Chastel de la Howarderie, accedió a la propiedad del Monasterio, por compra a su padre. Y es explicable esto, porque su padre se había un tanto arruinado, sobre todo con las expropiaciones que sufrió en Cuba a la llegada de Fidel Castro al poder. La hija había heredado el capital de los Patiño por la línea de su madre, Elena Patiño.


EL COLECTEROL

Al hablar de bastantes cosas de la actualidad también salió el tema como no, del dichoso colecterol, que se había convertido en una gran preocupación para todo el mundo. Que si no comas esto, ni aquello, ni apenas nada. Una cosa de la que te advierten de que tienes que tener cuidado, es con el consumo de huevos, por esa razón hay mucha gente que ya ni los quiere ver. Precisamente en el libro de San Jerónimo, escrito por D. Manuel Nieto, éste, al describir la dieta que tenían los frailes, habla de que en su comedor estaba instituida “LA MESA DE LOS HUEVOS”, es decir que nada más entrar al comedor y hacía mano izquierda, solía haber una gran bandeja llena de huevos duros apilados en forma de pirámide para que los frailes cogieran los que necesitaran para su dieta diaria. Estaba demostrado que estos frailes en su mayoría “longevos” consumían diariamente 4 o 5 huevos. Otra cosa que se añadía a su dieta diaria, era una botella de vino, bien tinto o de pitarra, aquel que se elaboraba de forma artesanal y que es famoso en el pueblo cordobés de Villaviciosa. El vino era para el consumo de todo el día, y el tamaño de la botella  era el equivalente a lo que en la Feria llamábamos “Media botella”. Sabemos que el colecterol, está  demostrado científicamente, que su exceso, es perjudicial para la salud. Ya en 1985, a Michael S. Brown y Joseph L. Goldstein, le dieron el premio Nóbel de Medicina, por sus trabajos reafirmando estas opiniones.

Finalmente le recordé la veces que habíamos estado incluso dentro de la tapia del Monasterio, aprovechando que José Méndez, familiar del “Pisto”, trabajaba para la marquesa, y dada la amistad que teníamos con Alfonso “El droguero”, nos permitió más de una vez entrar en el recinto y disfrutar de buenas esparragueras y de los espléndidos naranjos que allí había “sembrados en forma de terraza”. También tuvimos la oportunidad de ver nada más entrar que en aquel amplio patio que antecede a la entrada por la Iglesia, había un enorme “peñasco” que cayó al patio, al desprenderse de un cerro próximo, quizás como anunciando la que se avecinaba en España, a raíz de aquel año 1975. También pudimos ver en el patio del “casero” una reproducción del servatillo que desaparecía en todas las partes que lo ponían, cosa que ocurrió en San Lorenzo, cuando en el homenaje a Aben Hazan, se puso en el pequeño jardín de su homenaje, un servatillo, que hasta el día de hoy no se sabe su paradero.

Por cierto hablando de naranjos en el año 1958, (julio), visitó la Catedral de Córdoba y el Patio de los Naranjos, el obispo jesuita monseñor Aloysius Ogihara, que quiso llevarse a la ciudad japonesa de Hiroshima, unos tallos de naranjos del citado patio, porque según decía el obispo, querían reproducir en la ciudad que sufrió el primer bombardeo atómico, una especie de “Habitat-Patio”, parecido al Patio de los Naranjos, como símbolo de la Paz. En este proyecto participó de lleno el Ayuntamiento de Córdoba, que fue quien se encargó de enviar dichos tallos y semillas de naranjos. La prensa local dio buena información de este asunto. Por cierto que este obispo, mantenía la teoría de que dicho Patio de los Naranjos, fue obra de Abderramán II, en contra de los que dicen que fue obra del gran Abderramán III..

Hablando de los naranjos, me dijo el amigo Rincón, que su amigo Manuel Soriano, el “campanero” le había indicado que de todos los naranjos que hay en el patio, tres son de naranjas de exquisito comer, y que pocos son los que los conocen. Y que la fecha en que ya aparecen naranjos en dicho patio, es la de 1512. No obstante el árbol más antiguo del patio es la Palmera, que ya aparece en los sellos capitulares en el siglo XIII. En 1698, se llevó a cabo una renovación de cipreses y se plantaron rosales, y será por último Tomás Fernández, quien comenta que en el “ameno patio”, hay 80 naranjos, 12 cipreses, tres palmas y varios cinamomos. Hay también un único olivo, que fue plantado en 1741. Los naranjos eran tan significativos en el patio, que Ambrosio de Morales, en 1581, habla de: “El huerto de naranjos del patio de la Catedral”.  

Buena oportunidad para que en estos primeros días del mes de marzo, cualquier campana de la Catedral, hubiera doblado como hacía antaño con el “doble de cepa”, por Francisco Rincón Guerreo, honrado trabajador, que en su etapa profesional y laboral colaboró a levantar a este país, “encerrado” en aquella nave que familiarmente se le denominó los “Húngaros” y que les tocó bregar con lo más pesado y oscuro del mundo, para que ahora algunos políticos y afines, un día sí y otro también, sean denunciados por corrupción.



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