martes, 9 de julio de 2013

PARECE UNA FABRICA DE GASEOSAS.

En el mes de abril del 2010, hablábamos de la Casa de la Nevería, citándola entre otras cosas, por ser una casa grande  y afable por la forma de vivir sus sencillos vecinos. Fue derribada en la década de los 90, del siglo pasado. Allí en aquella casa y durante muchos años vivieron muchas familias, que formaron parte del barrio de San Lorenzo y de la Córdoba profunda.

En la vivienda que daban sus ventanas a la Calle, en los últimos años, estuvieron ocupadas por un taller de motos, regentado por el célebre Bartolo Expósito, personaje muy singular en el tema de las motos en Córdoba. Entrando para el patio la primera vivienda que nos tropezábamos era la de “Rafael”, el hombre de carácter agradable que siempre le podíamos observar detrás de su pequeño jazmín con su cigarro de “cuarterón verde” colocado en la boca. Este hombre era un encanto de persona, y era cuñado de Francisco Uceda, aquel gran albañil que por los años cincuenta, se dedicó a rehabilitar muchas casas del casco antiguo de Córdoba. Ya de chaval trabajó en la rehabilitación de la Papelería de Segura, (Esquina de Osio), que durante la guerra fue destruida por una bomba, la misma que destrozó el brazo derecho de la estatua de Osio. 

Paco “El largo” como así le llamaban, de  casado vivió cerca de la Plaza de Santa Teresa del Campo de la Verdad, en la Calleja del horno que terminaba en los Peñones de San Julián y que era paralela a la Calle del Cine Benavente. Desgraciadamente hace poco tiempo ha fallecido su hijo Agustín Uceda Muriel, que supo sembrar el viejo Campo de la Verdad, de muchos amigos y familiares. También en la Plaza de toros de Córdoba, se echará de menos a este chicarron, que corriendo por el callejón les facilitaba las varas a los picadores.

Paco “El largo”, como hemos dicho que se le conocía, de joven se crió en San Lorenzo, muy cerca de la Calle Roelas y por ello un día en que estaba haciendo unas reparaciones de albañilería en la fábrica de gaseosas El Marrubial, cita en la C/ Alvaro Paulo, les comentaba en la barra de la Taberna de Ordóñez, a sus antiguos compañeros de colegio Rafael Villalba, Antonio Cervantes y Luis Cabello, diciéndole más o menos:

“En la casa llamada la “Neveria” de la Calle Mayor de San Lorenzo, en donde vive mi hermana, hubo en su día una fábrica de hielo que fue pionera de este negocio, en toda Andalucía, en esa casa hay agua por todas partes, incluso los curas de los Salesianos, cuando instalaron su Colegio allá por el 1900, alimentaron sus pozos para el suministro de dicho venero y yo de joven trabajé con uno al que le llamaban “El Bola” para perfilar las conducciones de agua que desembocan en los depósitos-pozos que se encuentran dentro del cine o teatro que tienen ellos”. (Teatro Avanti).

Efectivamente, en el diario CÓRDOBA, de 1864, ya aparecen anuncios de esta fábrica de hielo. Al parecer fue una empresa francesa, Mr. Caville y Cª. la que se instaló en la Calle Mayor, en el número 153, poco tiempo después de que un tal Carre patentara la obtención del hielo industrial, .

Fueron muchos los vecinos que convivieron en estos patios de la Neveria, y algunos de ellos, conocieron y vieron perfectamente la existencia de un sótano conforme se entraba hacia la izquierda, un poco antes de la vivienda de Jeromo García y Amalia Estévez, en el que existía un pozo, y con muchos restos de maquinaria para la producción de hielo. Los vecinos más jovenes sabían del celo que se tomaba el “casero” José Cejas Jiménez, por proteger  estas viejas instalaciones de la antigua fábrica.

Las familias de los Morrugares, los Castro, los Jiménez, los Martinez, los Cejas, los Polo, los primos de los Polo, los Panos, los Salvori, los García, los Sotos, los Merinos, los Espinar, los Alcaide, Manolo y Trini, los Bellidos, etc. etc., antiguos vecinos de la “Nevería”, tanto sus hijos, como sus nietos y familiares, cada vez que pasaban “por su calle” se fijaban en la que fue su casa. Todos tienen múltiples recuerdos de lo que muchas veces aconteció en el patio de aquella enorme casa. Como no, recuerdan al ya mencionado “casero” que era además guarda de parques y jardines. También recordaban al singular y malhumorado Clemente Martinez, que fue el encargado del futbolín que en San Lorenzo, había puesto Manolo Sánchez, el yerno de la famosa “Amada”; que además de regentar por un tiempo la taberna de Casa Armenta, puso esta distracción del futbolín, en un local que tenía en la esquina de San Lorenzo, con la calle Roelas. A falta de televisión, radio y móviles, el juego de futbolín y el Cine Iris de invierno, eran prácticamente las unicas distracciones que se tenían en el barrio. Ya que hablamos del futbolín, tenemos que reconocer que el “Pano Chico” era de los más destacados, pero sin lugar a dudas el mejor de todos, por su forma original de jugar, fue Fernando Fernández “El Nano”, vecino del cercano “Picadero y vecino de los Cosano y de Manolin el Boca.. El último dueño de la casa de la “Neveria”, fue el suegro de don Ernesto García Cornejo, persona ésta, que llegó a ser director del Instituto Góngora de Córdoba.

En la década de los 90 y como hemos dicho, la casa fue derribada y el solar fue adquirido por Vimcorsa. El Solar se comunicaba al fondo con la casa de las pajeras, y de los hermanos Santos Santacruz, que en su patio, y al borde de las pilas, llenaban los   colchones con las hojas secas de las mazorcas del maíz y que luego vendían a la gente más popular de Córdoba y también de “tapadillo”para algunos señoras que habían “empeñado la lana”.

Estos antiguos vecinos, cada vez que pasaban por la obra de su casa, esperaban la sorpresa de ver al menos una LINDA FACHADA, acorde con el barrio y la calle. Pero no, en los planos de la empresa, se veía perfectamente que la fachada estaba definida. Al principio todos creían que pudiera tratarse de la fachada de una fábrica de caramelos, de galletas o de gaseosas la que se iba a poner al principio de las viviendas, pero no, la empresa Canval, formal en todo momento, dijo que esa era la fachada del edificio de viviendas.

No hace falta decir los comentarios que surgieron por todos los centros del barrio. Bares, Tiendas y hasta en la Iglesia y en el propio portalón de San Lorenzo, adonde lamentaban profundamente de que el Ayuntamiento, hubiera AUTORIZADO ESA FACHADA, que no pega ni con cola con la linea estética de la Calle María Auxiliadora. Se trata de la única fachada en toda la calle que no tiene un balcón, por lo que se ve lamentable. Y da la sensación de que ha AUTORIZADO esa fachada, haciendo “oídos sordos” a las quejas que desde que estaba la obra en los pilares, les han ido dando, a unos y a otros. Se han limitado a decir que el proyecto lo aprobó hace tiempo el Concejal  un tal Sr. Tejada.

El Ayuntamiento dice que “a lo hecho pecho” igual que ocurre con la implantación del “granito” en toda Córdoba, que como si de una plaga muy “barata”se tratara. Se ha introducido por toda la Ciudad, ciudad de calor donde las haya y que están los suelos permanentemente manchados. No hay que ir muy lejos para contemplar el error de este pavimento, pues la Calle Jesús María-Blanco Belmonte, es una obra que desde que se terminó, UN DÍA SI Y OTRO TAMBIÉN, están levantando y cambiando losas rotas y partidas a lo largo de toda la calle. Lo más lamentable de todo esto es que se hizo con dineros públicos de los ciudadanos. 

En definitiva el Ayuntamiento en vista de que es incapaz de resolver los problemas del paro, ha optado por hacer y poner fachadas contrarias a la armonía del barrio. De que forma más lamentable gastaron estos políticos, los dineros en una campaña de “Córdoba la ciudad de la cultura”, para que luego consientan tales chapuzas.

Para muchas personas del barrio era incomprensible que se hubiera previsto una fachada sin ningún balcón, rompiendo con ello “la estética y lo que parece ser norma predominante en la calle”. Una puerta de entrada gigante, dos horribles puertas de transformador y una puerta enorme de cochera, será por toda definición, la fachada para la primera planta de esta casa. En plantas superiores unas ventanas con sabor a oficinas, que dan la sensación que estamos hablando DE LA FACHADA DE UNA FABRICA CUALQUIERA DE GASEOSAS, quizás los autores del proyecto, nos hayan querido recordar que en la Calle Alvar Rodriguez, antes de que tuviera su taller de bicicletas el eficiente “Santi”, hubo también una fábrica de gaseosas, aprovechando el venero que por allí pasaba.

A la gente del “Realejo para  abajo” una de nuestras grandes aspiraciones de siempre, fue la de tener en casa un balcón, quizás teníamos “sana envidia” de aquella Calle Nueva, de cuando éramos jóvenes, y que solíamos acudir a ella para ver los desfiles de Semana Santa, la Cabalgata de Reyes Magos y cualquier evento que fuera importante en nuestra ciudad, comprobando lo a gusto que estaban los que desde su balcones solían presenciar estos eventos.

Parece que fue ayer cuando el recordado Ignacio Torronteras Paz, a duras penas, colocó el balcón de su casa (Casa Amparito), porque según nos decía él, quería un balcón en su fachada, para que ésta guardara el estilo con la calle y de paso poder ver bien al Cristo de Gracia en su maravilloso desfile del Jueves Santo.


Por las tabernas y establecimientos del barrio, se está comentando como hemos dicho, la horrorosa FACHADA, que han previsto para la Neveria. Nadie se pregunta como se ha podido aprobar un proyecto que rompe el “equilibrio y la tónica de balcones que es general en toda la calle.” A esa fachada, por ejemplo, le pega el alumbrado a base de faroles, como a un santo dos pistolas. Que lástima de oportunidad perdida. Una vez más da la impresión de que a nuestros ediles y representantes, le importan muy poco los vecinos y lo que estos piensen.

4 comentarios:

Molón Suave dijo...

¿Qué cómo se ha podido aprobar esa fachada, dices? La comisión, amigo, el dinero calentito p'al bolsillo. En el urbanismo es la primera y casi única ley que impera.

Manuel Estévez dijo...

Amigo Molón


Me alegra que te hayas sensibilizado con el problema. Hoy de forma concreta, nos hemos reunido de una forma u otra 46 personas, que tienen algo que ver con esa relación de vecinos que se cita, y todos, lamentan que estas autoridades que nos representan, NO TENGAN NI IDEA DE LA CÓRDOBA, que muchos aún de nosotros sentimos.

Saludos amigo Molon.
















Anónimo dijo...

Me encantan estos comentarios porque responden a un concepto de historia local, o más bien de barrio, que a veces se pierden aunque en algunos casos llegan a formar parte de la conocida historia universal.
Eso es lo que me ha pasado con motivo del centenario de la batalla de las Navas de Tolosa.
He encontrado unos manuscritos antiguos en los que se habla de un tal Antón García Larrauri que participó en la famosa batalla como escudero de Don Alfonso de Iruña , alferez real del rey de Navarra.
Antón García Larrauri era herrero, y vivía en el barrio pamplonés de Rochapea, y un cronista de ese barrio es el que me ha dado a conocer a ese personaje.
Una vez terminada la batalla nuestro Antón vió las famosas cadenas y comprobó que tenían un defecto de fabricación,los eslabones no estaban cerrados, y solicitó a su alférez llevarse las cadenas a Pamplona. El permiso le fue concedido, y las cadenas iniciaron el viaje a Pamplona.
Cuando la comitiva llegó a Pamplona, Antón conoció a una vasca natural de Arrigorriaga y se prendó de sus encantos, porque era una chicarrona brava y fuerte al contrario de lo que era él, un chico elegante, tímido y de pocas carnes, a pesar de que en su cartilla militar al regreso del combate le habían puesto, valor acreditado.
Nuestro Antón se olvidó de las cadenas y se marchó a Arrigorriaga, pero las cadenas llegaron a Pamplona y el rey curioseó el botín obtenido en la batalla y vió las famosas cadenas, e hizo el siguiente comentario: " Para que necesitamos unas cadenas tan gordas, no hay prisionero que sea capaz de llevarlas y mucho menos estos moros muertos de hambre". Dicha esa frase ordenó que se presentara el notario mayor del reino y le ordenó que a partir de ese día el escudo de Navarra se completaría con las cadenas, y ese es el origen de la composición actual del escudo.
Consultado ese extremo en el archivo de Simancas aparece una cita, en la que se pone en duda el nombre del moro apellidado Miramamolín, pues parece ser que se debe a un equívoco. Pasaba por allí un vecino de Guarromán, acompañado por otro y le dijo: " Mira Manolín que cadenas más gordas tiene la tienda del moro", y por eso le atribuyeron al moro ese nombre.
Ya aclarado el tema de las cadenas, solo nos queda por decir lo que le pasó a nuestro Antón en Arrigorriaga.
Los mozos del pueblo, vascos, y diferentes, al ver la pareja formada por Antón y la vasca en la que había un intercambio de roles se burlaban de Antón achacando al apellido García una cierta falta de masculinidad, por lo que Antón renunció a su apellido y desde entonces él y sus descendientes se llaman de apellido Larrauri. En Arrigorriaga montó su herrería que según algunos fue el embrión de Altos Hornos de Vizcaya, y posteriormente la herrería evolucionó a una fundición de aceros especiales, que hoy sigue existiendo en Arrigorriaga, o por lo menos así nos lo parece.
Otra cosa, más reciente he sabido de un hijo de un tabernero no del barrio de San Lorenzo, sino tal vez del Realejo o de San Andrés, que lo contaré si lo considera conveniente el editor de este blog.
Saludos.

Manuel Estévez dijo...

Amigo San Martin


Maravilloso y elocuente tu comentario en torno a las Navas de Tolosa, se ve claramente que eres un hombre documentado en la historia real y en la historia "irreal". Bonita forma de explicar el origen de la siderurgia en el país vasco.

Yo estuvo el año pasado en el pueblo de San Elena con motivo de la celebración de un aniversario de la batalla, y según me dijeron allí todavía está por localizar el lugar exacto en donde tuvo lugar la memorable batalla.


Saludos.