martes, 18 de junio de 2013

SE HA MUERTO CRISTÓBAL DUARTE ESCAVIA

“Si en algún parque eléctrico o subestación ves por casualidad cualquier interruptor alto y espigado y pintado de rojo sus elementos metálicos, no cabe duda de que es un interruptor MFA-150; montado en la Fabrica de Aparellaje de Córdoba. En dicho interruptor el fallecido Duarte Escavia, siempre tuvo mucho que ver".

APARELLAJE

A principios de los años sesenta del siglo pasado se inauguraba en Córdoba la fabrica de Aparellaje perteneciente a Cenemesa; estas instalaciones ocupaban unas bien equipadas  naves y unas modernas oficinas, para el área de Oficina Técnica, Comercial y Administración, se podía decir que por aquellos tiempos era lo más moderno que existía en Córdoba y en muchas capitales. En esta División se fabricaba su producto estrella que no era otro que el famoso interruptor MFA150 con patente Magrini.

Por aquellos años iniciales merodearon algunos americanos que pusieron su sello en esta fábrica. Nos contaba la simpática Carmencita, aquella singular telefonista, que dominaba el inglés hablado igual que el castellano, que a Mr. Evans, y desde que estuvo en Nueva Gales del Sur, le encantaban las “Mimosas” y pidió que en la decoración inicial que hizo “Santa Marta” de los jardines que lindaban con Aparellaje, se colocara un árbol de dicha planta cerca de la ventana de dirección. El llegó a disfrutarla poco, pues fue prácticamente el primer americano que se marchó en aquellos tiempos de Córdoba, no sin antes disfrutar del festival de las cruces de Mayo, especialmente con la de la Calle Tafúres, por la que se le vio muy enfrascado con los hermanos Valverde (1958),

Con una telefonista de campeonato, Carmencita, por su preparación y capacidad lingüística, empezó a funcionar de lleno la Fábrica de Aparellaje, con el producto estrella que hemos mencionado. Marchados los americanos, quedó asentado como director de Aparellaje, Constantino Calvo, que fue una apuesta de D. Cristóbal Mayendía, el director de toda la fábrica. Un colaborador importante en el que se apoyó el Sr. Calvo, fue en el ingeniero Gregorio Díaz, un sabio en el tema teórico y práctico de los interruptores y en muchas cosas más.

El Interruptor MFA150, eran tan estrella de aquella División, que hasta los americanos, que eran accionistas de Cenemesa, consiguieron poner a un americano, Mr. Jonesscu, para que “persiguiera todo el proceso de fabricación de dicho aparato”. El Sr. Jonesscu, un hombre ya mayor, se le veía corretear todas las naves de Aparellaje, de sección en sección, con su aparato “sonotone” incorporado a su oído izquierdo, enfundado en su eterna chaqueta siempre clara, que le hacía sudar lo suyo. El singular Maroto, “El sabio gotera” con la cachimba en la mano y en la otra una versión en francés de la novela “La Buena Tierra”, solía decir: “No cabe duda que este hombre pertenece a la C.I.A.” Verdad o mentira, este hombre pasó por fábrica por su discreción y atinado trabajo, hasta que también se marchó.


EL INTERRUPTOR MFA 150 DE MAGRINI

Este interruptor estaba previsto para lineas de 138 KV, pero como las lineas que se instalaban nuevas eran a 220 KV y a 400 KV, este aparato quedó pronto pequeño. A parte de otras compañías y empresas españolas, la compañía Sevillana de Electricidad era la que más instalaba este aparato despreciando quizás otras marcas. También las térmicas de Auxini, instalaron este interruptor. Entre 1964 y 1981, se pudieron instalar unos 350 aparatos. El MFA150, fue un gran aparato pues nunca se supo que ninguno reventara, cosa que suele pasar ahora con aparatos más modernos, quizás por falta de mantenimiento o porque la operación a la que se le somete es superior a la propia potencia del interruptor. Eso, de no reventar, no lo pueden decir todos los fabricantes de esa linea de fabricación. Hoy de acuerdo con esos datos y a la vista de la experiencia acumulada podemos decir que fue una buena máquina. Sin embargo el mercado reclamaba más potencia.


EL EQUIPO HUMANO

El español que sustituyó a Mr. Jonesscu, en ese menester de “perseguir todos los conjuntos de montaje” de ese interruptor, fue Antonio Jiménez, (+), que lo hizo también,  que se puede decir que “cortó orejas y rabo” en el desempeño de esta labor. Se metió en su amplia frente todos los conjuntos de montaje del interruptor. Pero esto lo hacía con tanta naturalidad, que compaginaba el rigor de los montajes y la documentación con el hecho de ser un gran aficionado a las cosas de su Córdoba, a la que amaba por encima de todas las cosas. Antonio, se declaraba abiertamente incondicional de Miguel Reina y de Manuel Benitez el Cordobés, y es que él decía: “Hay que apuntarse siempre a los mejores”. Por ello quizás también se hizo del Real Madrid, aquel equipo de las seis Copas de Europa. Este buen profesional falleció apenas cumplidos los cincuenta y dos años.

Para todo el trabajo técnico y de diseño, la dirección de fábrica contó con el concurso de personal altamente cualificado traído de fuera y en el que destacó de forma especial el llamado grupo “De los Sevillanos”. Estos Sres. Llegaron por aquellos años a la fábrica de Aparellaje, con sueldos y primas especiales. Manolo Rodríguez, Manolo Rubia, José Roelas, Juan Martínez, Ortíz Calderón, José Bernal, ect. etc. Como es natural su llegada a Córdoba creó el propio “recelo” en el resto de la fábrica especialmente en transformadores. Pero es que la tecnología que se utilizaba en Aparellaje, era totalmente cambiante y muy compleja de un producto a otro, donde se daban mecanizados de precisión, con tratamientos y acabados, de alta tecnología, cosa que no ocurría así en los transformadores en donde básicamente el producto constaba siempre de: Parte exterior, circuito magnético y parte activa y por todo proceso la documentación era poco menos que hacer o montar s/ plano, al menos así lo entendían los "sevillanos".

LA FABRICACIÓN

Por aquellos tiempos de 1962, el Jefe de Sección de los Interrutores MFA 150, llamados vulgarmente los “Magrini”, era Luis Sánchez Molina el “queco” (+), hijo de D. Luis Sánchez, (+), hombre agradable y locuaz. La familia de los “quecos” como popularmente se denominaban a los Sánchez Molina, se vio representada por dos hermanos más, Fernando y Agustín. Que tanto uno como otro demostraron muchas cualidades entre sus compañeros. Incluso hubo un primo llamado Miguel Sánchez, (+) al que llamaban popularmente “El cantinflas”, porque siempre que podía imitaba al excelente cómico mexicano.  Todos fueron como hemos dicho grandes profesionales y mejores amigos. Su padre D. Luis Sánchez, (+), el hombre del lazo negro en su garganta a modo de corbata, fue en su tiempo, Jefe de Contabilidad; eran los tiempos de  Alfonsito Rodríguez (+) y Manolo Amo, (+) que tenían cargos representativos y de importancia en la administración y que más tarde fueron sustituidos por Baltasar Trillo, (+), (que acababa de volver del Brasil), Eusebio Muñoz, (+) y Manolo Rodríguez, (+), que más tarde se marcharía a Casa Central, no sin antes casarse con la muchacha que había sido prácticamente su secretaria. Ya, por aquellas fechas destacaba José Lujan (1961), como un gran contable, además de que era el hombre más rápido en el manejo de cualquier máquina de calcular o sumar, que tuviera manubrio.

El que se encargaba de mover muchas veces la potente grúa puente que existía en la nave, fue bastantes veces Agustín Uceda Muriel, (+), cuñado de Antonio de Patrocinio y hombre muy querido en su viejo Campo de la Verdad, en donde hace poco tiempo se le ha echado de menos por su muerte. Gran aficionado al fútbol,  fue toda su vida “un culé” reconocido, y disfrutó como un cosaco cuando asistió en la Iglesia de Santa Marina, a la boda de su ídolo de entonces que era Miguel Reina; recuerdo que allí aprovechó la oportunidad para retratarse con algunos jugadores del Barça e incluso con Pepe Samitier, que a su vez quedó maravillado de la Iglesia de Santa Marina.  Agustín Uceda, en fábrica solía responder por otro nombre como el de “Sanchis”, que le venía como consecuencia de que en un partido de fútbol del campeonato de  empresas, marcó un gol en el viejo campo de Lepanto, muy parecido al que poco tiempo antes había marcado el bravo defensa del Madrid, con la selección española. La triste noticia de su muerte, entristeció a los muchos amigos que tenía por todos los lugares de Córdoba.
 
El interruptor se empezaba a fraguar en la Oficina de Métodos y allí uno de los que destacaba en aquellos procesos y documentación no era otro que Manuel Ortíz Calderón de la Barca, (+), gran técnico y mejor padre de familia numerosa del Barrio de Cañero. Aportó muchos conocimientos a su fábrica en las largas jornadas de trabajo que permaneció al pie del cañón. También se nos ha marchado este año.

En la elaboración de los despieces hay que destacar el cortado con soplete que estaba a cargo de simpático “panchito”, que no era otro que  Antonio Mohedano, (+),  todo un artista en el manejo del soplete y el oxitomo. De vez en cuando se nos presentaba como un gran vendedor de miel de abeja procedente de su querido pueblo Alcolea. Dicha miel la guardaba detrás de la prensa BLANCH, en donde Francisco Córdoba, “El toroja”, embutía las virolas superiores de los interruptores.

Siguiendo con los despieces también tenemos que echar de menos a Blas Pérez Poyato y a Rafael Conejo Córdoba, ambos fallecidos, que se encargaban de soldar la caja central y superior respectivamente; posiblemente eran los elementos que por su estanqueidad tenían que ser soldados con todas las garantías. Eran planos 351B….. y en sus instrucciones ponían especial énfasis en el angulo de soldadura que ellos “regodeaban” con electrodos “supercito de 6” y a la intensidad de 175A.

Luego en la sección de Chapistería, se elaboraban los despieces de chapa que formaban el conjunto del aparato. El punzonado de las puertas y los largueros del carrillo soporte, destacaba la formidable profesionalidad de Manuel Dominguez “El Chester” y el inconmesurable Manuel Losada “El calabazo” (+), personajes únicos en el manejo de aquella enorme máquina punzonadora Wideman, que funcionaba con desplazamientos por “coordenadas” y que ellos lo llegaron a simplificar todo convirtiéndolo poco menos que en un trabajo de su diaria rutina.

Luego estos despieces los plegaban Antonio Álamo y Manolo García, (+), en aquella vetusta plegadora de volante, en la que hacían auténticas maravillas. Todo el conformado de los laterales y las puertas, solía ser tarea de Tomás Blanco, posiblemente el mejor profesional que haya existido “tratando con mimo” a la chapa fina. A estas cualidades excepcionales, unía la de ser un trabajador ejemplar.

El que unía todos estos despieces formando el carrillo soporte del interruptor, no era otro que Antonio Morales, “el pegolillas”, uno de los oficiales más jóvenes de aquella época. Lo de “pegolillas” le venía de forma simpática porque su jefe de equipo Pablo Tena, (Apellido legendario en fábrica), le solía llamar porque poco más o menos siempre estaba quejándose y diciendo “pegoletes”.

En el cableado del interruptor tenemos que recordar a los Cuevas, los Cerezo, los Mingues y los Oliver en aquellos tiempos iniciales, luego llegarían, Quesada, Otero, Rafalete, y el amigo Chófles. Pero posiblemente el que realizó el cableado de los últimos aparatos, fuera la generación de Gregorio Chacón Ibañez, desaparecido en plena juventud. Esta generación de cableadores a la que perteneció Gregorio, estaba muy preparada, y fueron capaces de elaborar ellos mismos los esquemas o planos de cableado.

Las pruebas y ensayos de calidad estaban a cargo del amigo Francisco Millán, que después de viajar por todo el mundo poniendo a punto y revisando estos interruptores, se convirtió en un consumado técnico en estos aparatos, destacando con Manuel Caballero, Barrena y Toledo Moreno, en los montajes exteriores de los clientes. Luego en fábrica no se puede olvidar a Bartolomé Díaz Caparros, que en el Bar Tenerife, a lo mejor no es de los mejores en el dominó, pero lo que es en el montaje de estos interruptores, era todo un "mosntruo".

Quizás después de tanto viajar, el amigo Francisco Millán, se cansó de esta vida y se marchó aún joven. Allá desde donde esté podrá observar las muchas subestaciones en donde este interruptor destacará por su altura y su color rojo inconfundible.

El que le ponía color guinda al interruptor era el singular Pedro, (+), el simpático pintor que pacientemente era casi siempre el encargado de pintar el interruptor terminado. Se cuenta que una vez llegaron a buscarle a la Peña el Cucharón (De la Fuenseca), a donde él disfrutaba de su asueto y amistades. Fue su cuñado Joaquín Cruz, (+), el que fue a buscarle, un sábado, porque corría prisa un interruptor que tenía que empezar a funcionar el lunes en la Subestación de la Lancha en Córdoba.

Para el último he querido dejar al bueno de Cristóbal Duarte Escavia, “El pujao”, que recorriendo todos los puestos de trabajo, llegó a ser el Maestro de aquella sección emblemática de los INTERRUPTORES MFA150, de Magrini, que fueron el emblema y el orgullo inicial de aquella División de Aparellaje. Cristóbal Duarte Escavia, fue siempre una excelente persona y mejor profesional. Amigo de sus amigos y compañero de todo el mundo. Trabajador incansable y amante de lo bien hecho. Se conocía todos los despieces del interruptor y fueron muchos días y horas, las que pasó en aquella sección. En 1990, llegó la ABB,  y sustituyó el ecológico aceite por el gas en los interruptores, y la verdad es que el gas nos trajo malos recuerdos para todos. Da la impresión que gasearon la fábrica de Aparellaje, pues prácticamente la han borrado totalmente del mapa.

Hace poco tiempo, ha muerto Cristóbal Duarte Escavia, y con él se ha llevado muchos recuerdos de aquellos tiempos, con el MFA 150, de fondo. Todavía recordamos aquel perol que echamos en el arroyo Guarromán, en donde nos obsequio con la exquisitez de sus “bogas en adobo al mete y saca”. De aquel perol (1967), tuvimos la suerte de disfrutar con él los siguientes:

El que esto escribe.

Luis Roldán, maestro de la magnifica y eficaz sección de montaje de los interruptores de media tensión MG, gran profesional y eficiente trabajador. La salida anticipada de Aparellaje, le hizo poco feliz y hasta los interruptores le echaron de menos.   

Manuel Torres,(+), Maestro de verificación y de montaje de interruptores DHP, DB-50, DB-25 y Pararrayos, hombre serio y trabajador.

Francisco Leiva, (+), Maestro de la sección de Cabinas y Conductos de Fases Aisladas. Los productos acabados que salieron de su sección, la 306, están esparcidos por todo el mundo e incluso hasta en los mares. (caso de las fragatas), El fue un hombre muy pragmático y alteró un tanto las normas DIN, en cuanto a nomenclaturas, pues a los planos les solía llamar de forma simpática los “mapas”.

José Toril, (+), Alto responsable de control de producción y eficiente planificador. Era prácticamente el segundo del Sr. Maedero, el Jefe de Control de Producción que encaró el Sistema Ormig, que había instalado en fábrica el singular ingeniero Sr. Miranda.

Juan Blanco, de control de producción, experto en la programación y el lanzamiento del interruptor DHP; interruptor al que llegó a dominar en todos los sentidos, llegando incluso a a memorizar todos los planos y piezas del aparato.

Antonio Jiménez (+), de control de producción el hombre que soñaba con el MFA150, y disfrutaba como un enano cuando lanzaba trabajo al taller y veía como progresaba el montaje de sus interruptores. En más de una ocasión llegó a decir “que los MFA150, eran como de su familia”. Tenía un corazón tan grande que según decía él no cogía en el Patio de los Naranjos.

Rafael Rodríguez, "El pájaro" el maestro de toda la sección de Chapistería y Soldadura, hombre ordenado y metódico para que no faltara ningún despiece a su tiempo. Su sección, posiblemente era lo mejor de toda la fábrica, por la calidad humana y sensibilidad de sus trabajadores.

Cuando por esos lugares de Dios, entre montañas y entre ríos, suene la maniobra de cierre o apertura de un interruptor, sonará el eco de tantas personas que participaron en poner en fabricación este interruptor desde cero, y especialmente Cristóbal Duarte Escavia, descansad  compañeros que Vds. ya hicisteis vuestra labor, y os ganasteis dignamente vuestra pensión aunque ahora vengan los políticos "que no han pegado un palo al agua" y se permitan el lujo de ponerla en duda o congelarla.