martes, 26 de junio de 2012

EL APELLIDO ROLDAN EN CORDOBA


Este apellido viene de Francia y se le ve su protagonismo histórico en la famosa batalla de Roncevalles, en donde los francos se enfrentaron a los sarracenos. Este apellido se centró fundamentalmente en el Reino de Aragón, pero hubo dos ramas que bajaron para Jaén y Córdoba, dentro de la provincia de Córdoba, es la localidad de la Rambla, en donde más abunda este apellido. Según últimas estadísticas en la provincia de Córdoba, se estiman que alrededor de 500 sujetos llevan este apellido.  

"EL CANTAR DE ROLDAN"

Con motivo de esta batalla surgió una famosa composición poética, que hablaba de héroes y traidores.  

“La valentía de los héroes es admirable y sin límite alguno, el morir por dignidad es su primera elección a considerar antes de ver nublado su título de invictos y perder su honor”

"La única posibilidad de descubrir los límites de lo posible es aventurarse un poco más allá de ellos, hacia lo imposible."

Todo escrito es reflejo de la época en que vivió su autor. El Cantar de Roldan, escrito a finales del siglo XI, cuenta sólo la última parte de una prolongada guerra entre francos y sarracenos.   Está centrado, sobre todo, en la culminación de una batalla en los pirineos, (Rocenvalles), en la que la victoria final es de los francos, después de que Roldan tenga una muerte heroica debido a la traición de Ganelón, registrando así como la única y vil estrategia que pudo provocar la caída de aquellos grandes hombres.


PEDRO DUQUE CORNEJO Y ROLDAN

Aunque no era cordobés, nació en Sevilla en 1677, su obra cumbre y la más importante de su vida artística la realizó en Córdoba, empezando su ejecución en 1748, en la Mezquita-Catedral de Córdoba, donde llevó a cabo, la construcción de los pulpitos y el coro, así como el tallado de toda la sillería de la Catedral. Es ésta, quizás, como ya hemos dicho su obra más importante. Tallado todo en madera de caoba, armonizan en ella líneas curvas, contrastados empalmes a “inglete” y expresivos relieves. Todo el conjunto refleja su ingenio y expresa una imaginación que empieza y termina en su maravillosa expresión artística. Las 105 sillas del coro, zona alta y baja, forman un conjunto único. En el frontal del coro, y en el ángulo inferior derecho conforme el espectador, se encuentra LA FIRMA Y FECHA DE TERMINACION. de Pedro Duque Cornejo y Roldán, que ha sido descubierta recientemente. El artista sevillano se encuentra enterrado en la Catedral de Córdoba, a la entrada del Coro. Murió en 1757.

Cuando le fue adjudicada esta obra el escultor contaba 69 años de edad, y tuvo que competir con el proyecto de Tomás Jerónimo de Pedrajas, pero finalmente una comisión formada por el Obispo y varios miembros del Cabildo, eligió el trabajo a modo de prueba presentado por Pedro Duque Cornejo, consistente en UN MEDALLON DE UNA SOLA PIEZA, hecha en madera de pino.

En el contrato de realización, según nos relata Nieto Cumplido en su libro de la Catedral de Córdoba, (pág. 550), se establecieron una serie de diez condiciones prioritarias. La primera se le obligaba a que estableciera su residencia en Córdoba, mientras durase el trabajo. Por la segunda se comprometía a dirigir personalmente toda la obra. Por la tercera percibiría una soldada de 300 ducados anuales hasta dejarlo terminado. En todo momento la obra podía ser “verificada” por una comisión llamada de expertos. La madera de caoba y demás materiales le serían suministrados por el Cabildo, cliente  de la obra. Por cada medallón pequeño cobraría 8 pesos y por los grandes 48 pesos. Por los niños pequeños que rematan las sillas altas 4 pesos y por la talla decorativa de las sillas, cobraría 16 pesos por cada una. 

EL terremoto de Lisboa de 1755, la Mezquita-Catedral, lo “sobrellevó” sin grandes alteraciones, solamente en la Sillería del Coro que llevaba pocos años terminada sufrió algunos desperfectos que fueron subsanados con evidente rapidez.  Hay que tener en cuenta que la duración del movimiento telúrico fue el tiempo en que se tarda en rezar UN CREDO, según figura registrado en el Acta del Cabildo Catedral de aquellas fechas.

El eminente critico de arte y arquitecto Chueca Goitia, dijo ante el comportamiento de las columnas de la Mezquita-Catedral, en el terremoto, de que cada columna ante el MOVIMIENTO SISMICO, se comportó como la rotula de la rodilla, en clara alusión al conjunto formado por: Columna, capitel y cimacio, sobre lo que se sostienen todas las arcadas de la mezquita. Este movimiento de “vibración” hizo que el monumento a nivel de piedras no se moviera. 


EL OTRO "ARTISTA" LUIS ROLDAN

Se trata del ex director de la Guardia Civil, Luís Roldán, que en 2010, fue puesto en libertad, después de cumplir con  el trámite en el Centro de Inserción Social Trece Rosas de Zaragoza.

Este político socialista del principio de los noventa, protagonizó una rocambolesca huida y una esperpéntica entrega, que ni en el Cine del agente 07, suele darse. El, por toda responsabilidad en el dinero que malversó y por el que fue condenado a 31 años de prisión y a una serie de multas, se ha limitado a decir: “Que el responsable de la desaparición de los diez millones de euros, es Francisco Paesa, el ex agente del Ministerio del Interior, que intervino en aquella “captura de Bangkok”.

Lo único de positivo y que no oliera a engaño bochornoso de corrupción, de todo este asunto, es que por primera vez, al menos dimitió UN MINISTRO, Antonio Asunción, por lo demás todo este asunto resultó ser una cantidad de mentiras y engaños todos enlazados por políticos inmersos en la corrupción al amparo del poder. Incluso el encauzado en sus declaraciones públicas aseguró categóricamente:

“Que jamás había estado en Laos y que los 306 días que estuvo fugado los pasó en París y posteriormente en Bangkok "donde se acabó la farsa de la que yo fui ajeno totalmente".
Igualmente Roldán afirmó que se le ofreció en algún momento "desaparecer para siempre" cambiando su identidad y su aspecto físico pero que "nunca quiso eludir el volver a España y hacer frente a todo".
Hoy en el 2012, este hombre a 16 años de todo aquel escándalo, lleva dos año viviendo de su pensión tranquilamente en Zaragoza, mientras en el país hay padres de familia en el paro.


EL APELLIDO ROLDÁN EN CENEMESA

El Sr. Roldán “Volteretas” (+)

En primer lugar merece aparecer con letras importantes, el Sr. Roldán, alias el “Volteretas” como le decían cariñosamente los aprendices. Este hombre bajito en estatura, pero alto en calidad profesional, fue durante muchos años, el referente de los costes y los presupuestos de fábrica, y es que era un profesional meticuloso, ordenado y que no se casaba con nadie.

Con motivo de la inauguración de la División de Aparellaje, se inventaron un departamento de análisis de costes, en donde ya lo obviaron a él y pusieron al frente a un alto Jefe, que vestía y llevaba como nadie los trajes. Al final todo resultaba  pura “farfolla” y todo el esfuerzo no sirvió para nada.

Como ejemplo pondremos la ORDEN DEL BARCO, (OT 661.103,) que era la Orden de trabajo que se correspondía con la fabricación, montaje y cableado de muchas cabinas, y por que por su amplitud en el tiempo, todos los trabajadores la llamaban popularmente la Orden de “El Barco”. 

Esta Orden de Trabajo 661.103, que se correspondía con el trabajo de ejecución, montaje y cableado  de un número importante de cabinas de control, que iban destinadas al equipamiento del cuadro de máquinas, de un gran petrolero para Arabia Saudi, y que se estaba haciendo en los Astilleros de  MATA GORDA, (Cádiz). Posiblemente  era el más grande de aquellos tiempos, incluso mayor que uno cuyo nombre era “El Arteaga”. Equipar aquel  petrolero  supuso  muchas horas de trabajo y prácticamente el debut de Cenemesa-Aparellaje, en esa tecnología. A aquella OT, se le llamó familiarmente “El Barco” y para dar a entender el control de costes que había en aquellos tiempos, solamente tendremos que decir que estaba ya el Petrolero, yendo y viniendo por el Canal de Suez, haciendo sus recorridos normales y todavía se le estaban apuntando cargo de horas a su Orden de Trabajo. No por poner buenas “perchas”.se hacían mejores trajes.


Manuel Roldán “El FAFO” (+)

Este hombre que entró en fábrica allá por los años cincuenta, y se desarrolló en LA División de motores, trabajando en labores de montaje y conexionado, demostrando en todo momento su calidad profesional y humana. Con el cierre final de esta fábrica, año 1964, pasó a Transformadores en donde estuvo de jefe de equipo en la Sección de  Chapa Magnética. Nada más llegar a esta Sección y a pesar que en ella había destacados comunistas, se sintió llamado por el MOVIMIENTO DE CURSILLOS, de Cristiandad, al que se entregó con mucho afán e ilusión. Se sentía muy feliz e ilusionado pues según él le había descubierto otra dimensión a la VIDA.

Lo de “FAFO”, le venía porque era hermano de la popular “FAFI”, otra  diligente compañera de fábrica, muy aventajada en el bobinado de motores y en el conexionado. Era una mujer de regular estatura pero muy extrovertida y de rostro agradable que tenía un encanto y simpatía que cautivaba. Era una mujer líder entre las bobinadoras, y fue conocida en aquellos tiempos de forma universal.

Manuel Rodán Herrera, está enterrado en el Cementerio de San Rafael, muy cerca de Luisa Gutiérrez Gómez, que fue belleza del Barrio de San Lorenzo, en 1925.



José Roldán Ordóñez  (El Cartucheras) (+)

José Guillermo, como a el le gustaba que le llamaran fue un aprendiz superdotado en conocimientos mecánicos y técnicos. Siempre perteneció a la sección de Herramental, en donde fue una figura. Su apodo de “cartucheras” lo heredó de su padre, que fue un gran profesional también en fábrica.

Quizás su único defecto fuera que no supo vender convenientemente su demostrada valía. Todavía recuerdo cuando aún muy joven (1962), trabajaba en un pequeño torno que había junto a la prensa excéntrica en donde Antonio Moreno, demostraba que era posiblemente el mejor diseñador de útiles de doblar y de embutir que había en toda España, aparte de ser una gran persona.

Pepe Roldán era un gran aficionado a los toros y en aquellos años, cuando todo el mundo era de el Cordobés, el se decidió por José Mª. Montilla. Le gustaba ser singular en todo, y por ello en el aspecto técnico era completísimo. Lo dominaba todo, cálculos de engranajes, matrices, resistencia de materiales, matemáticas, dibujo y desarrollos, etc. Pero en donde era un completo documentado era en Medicina, no en balde poseía una amplia biblioteca de todas las especialidades y autores.

Era un hombre que por su buena presencia siempre tuvo buena aceptación entre las mujeres, y al parecer mantuvo relaciones con bastantes de ellas, .pero con frecuencia y con la boca pequeña, el se quejaba, de que la que para él fue posiblemente el amor de su vida, (quizás por su fama de aventurero), no le correspondió. Afortunadamente al final de su vida supo encontrar su pareja adecuada. Fermín Pérez González, su compañero y consejero y hasta diríamos, confesor, podría haber contado muchas anécdotas de este singular personaje.

Desgraciadamente una enfermedad irreversible, se lo llevó con 64 años. El médico que le trató todo el proceso de su enfermedad, se tuvo que acostumbrar a mantener coloquios y cambios de impresiones sobre la terapia a aplicar.

José Roldán Moreno “El Chatillo Roldán” (+)

Nacido y criado en la Calle Mancera, (Calle Almonas), muy cerca de donde vivió Ramón Medina, y actualmente vive Pilar Chofles Miranda. Pepe Roldán cuando estaba en el Sº.-.Tiempos de Aparellaje, a las órdenes del Sr. Amorós, convivió con compañeros de  alto nivel técnico y profesional como Manuel Ortiz Calderón, Manuel Rubia, Ricardo Criado. Manolo Rodríguez, e incluso con los famosos “Sevillanos”.

Desde mediados de los sesenta él y Ricardo Criado Pérez, (+), formaron un dúo inseparable y muy eficaz en la asignación de tiempos para ofertas, en toda clase de pedidos. Era una enciclopedia en el tema de los tiempos estimados, por lo que el y el citado Ricardo Criado, se complementaban y eran personas con una alta capacidad para la interpretación de planos y esquemas. Pero su preparación era tan cualificada y experimentada que lo mismo valoraban un conducto de fases aisladas, que un cuadro de alta, de baja o un centro de transformación. Eran muy eficaces y como tal se les reconocía esa capacidad de forma universal en fábrica. Durante un poco tiempo estuvo colaborando con ellos, Bartolomé Reina., que no supo o no quiso progresar en esas tareas, porque según parece para este hombre su inquietud era la política y por ello se pasaba buena parte de la jornada en temas de alcance político.

En una ocasión el bueno del “Chatillo Roldán” se quejaba de que por hacer caso al bueno de Antonio Mudarra Aceituno, (de Alcolea,) se acercó a una finca que había en la margen izquierda de la carretera pasando el Puente de Alcolea, (frente a Carbonell). Se trataba de ir a la rebusca de manzanas que al parecer el dueño no había querido recogerlas ese año. Eso fue lo que al parecer le confirmó el bueno de Mudarra, e incluso le dijo que él personalmente había cogido también varias veces. (1986)

Con esa información y con ganas de pasar un rato distraído “rebuscando en los manzanos”,”El Chatillo”, se presentó allí acompañado de su cuñado y todo. Efectivamente entraron en la finca y aquello era un trasiego de gente que entraban y salían, incluso con furgonetas. Cuando calcularon que habían cogido suficientes manzanas, se dispusieron a abandonar la finca en dirección para Córdoba, cuando sorpresivamente les estaba esperando una pareja de la Guardia Civil, que al parecer había sido alertada por la propiedad. Fueron detenidos y a pesar de las quejas  y las explicaciones fueron llevados al cuartelillo hasta altas horas de la madrugada, por lo tuvo que recurrir a otro cuñado para que llamara a un conocido abogado que les avalara legalmente su versión de los hechos. Después de esta experiencia prometió que jamás iría nunca más a ninguna rebusca, no sin antes echarle una bronca a tal Mudarra, vecino del barrio de los Ángeles, que por aquellos tiempos trabajaba muy cerca de él.

Por razones de edad tuvo que prejubilarse y aquella situación no la supo aceptar y le costó poco menos que una enfermedad. Para colmo, su amigo de trabajo de toda la vida, Ricardo, se le muere (2005). El vivió enfrente del Santuario de la Fuensanta siendo vecino de Antonio Camargo Bello, compañero de él, en el servicio de tiempos de Aparellaje, en donde estuvieron muchos años a las órdenes de Pedro Pérez, perito, que era natural de Puente Geníl.

Ángel Roldán Bermudo (El muerto) (+)

A este hombre de piel blanca y muy hiperactivo, le conocí en varios sitios de fábrica trabajando, pero en el Departamento que más tiempo estuvo fue en PERSONAL, (1963-68), allí al parecer tuvo a su cargo algunos trabajos de archivo según el sistema DECIMAL, que ya había sido instituido por el sobrino de D. Antonio Jaén Morente, de nombre Manuel Jaén Lacalle, que fue quien organizó en Córdoba, lo que luego se llamó el Departamento de Personal.

En aquel Departamento estaba, Antonio Herrera, (+) como jefe de oficina, y que fue concejal de UCD, en el Ayuntamiento de Córdoba, también fue director durante dos años, de la empresa de autobuses Aucorsa   Igualmente eran compañeros suyos, Agustín Bravo, Paco Moreno, (+) Antonio Fuentes (+) Vicente Rojo, (+) Juan Arjona, (+), Rafael Araujo y Ángel Roldán. (+). El Sr. Porras, era el abogado asesor de la empresa..

El trabajo de Ángel Roldán, no lo conocí muy bien y simplemente por oídas, supe que se empleo en labores auxiliares, pero en lo que si tenemos certeza, es en lo que nos fueron confirmando los distintos cajeros de aquella época, Rafael Pérez, Rafael Quirós, Rafael Araujo, y es que el citado Ángel Roldán “El muerto” como le llamaban, estaba un día si y otro también con un vale de caja para cobrar un anticipo. Era un hombre que para él posiblemente el anticipo, sería una obsesión, pero la verdad según los distintos cajeros, cada dos por tres estaba en la ventanilla. También es verdad que éramos muchos los que frecuentábamos la Caja en petición de ayuda, incluso había un perito de transformadores, que después del “Muerto” era un fuera de serie en esto de los vales de Caja.

Contracta esta situación en que la fábrica daba anticipos a sus trabajadores casi siempre que lo necesitaban. (Hablamos de CENEMESA), con lo que ocurrió con los suecos de ABB, que nada más llegar (1990), ellos que venían de un país con tremendo sentido social (Suecia), los SUPRIMIERON TODOS LOS ANTICIPOS. Y eso era un beneficio que habíamos venido disfrutando los trabajadores desde toda la vida e historia de la fábrica. Por eso el “muerto” hizo bien en marcharse de fábrica, pues de lo contrario no hubiera podido sobrevivir sin anticipos.

Alejandro Rodríguez Roldán

Un ingeniero que vino a Fabrica I, cuando la quisieron levantar fabricando transformadores pequeños. El Sr. Ronda Agra, abrió esta fábrica a todas las compañías eléctricas y creó unas buenas expectativas de mercado, por lo que la fábrica de la mano de Fernández Luna, como Jefe de División, empezó a organizarse. En esta organización tuvieron que ver mucho el ingeniero Sr. Lagartos y el Sr. Alejandro Rodríguez Roldán. En esa época (1969), se le suministró un pedido gigante transformadores de distribución a Fidel Castro. Eran camiones y camiones enteros, los que salieron llenos de transformadores pequeños. La única condición que pusieron las autoridades cubanas, es que la placa de características de Westinghouse, no apareciera para nada. La empresa a la que iba dirigida las expediciones era MAQUIPOR que pagó religiosamente.

Jerónimo Roldán “El mocos”

La División de Transformadores, fue siempre la gallina de los huevos de oro, de Cenemesa y de Westinghouse. Todo el mundo sabía que era la que ganaba dineros para enjugar las pérdidas de las demás Divisiones. En esta fábrica el Control de Producción era fundamental, pues aunque el producto era tan repetitivo como el “pasadoble”, eran tantos los transformadores que había en cartera, que era necesario “programarlos”, para que al final acudieran todos sus elementos “espaciados” según fecha de pedido, al lugar de montaje. Luís Bermejo (+), hombre alto y con bigote, (excelente persona), era el encargado de esta programación y para ello obedecía órdenes de un tal Sr. Corazón, que parecía más un personaje propio de portada de revista que de Control de Producción.

A este Sr. Corazón, le sustituyó en el puesto Jerónimo Roldán, que supo rodearse de un equipo eficaz de colaboradores, como Pedro Reina, Prieto, Trigo, Carranza, Corcuera, Mantero, Bravo, etc. etc. que dinamizó el Servicio, convirtiéndose en uno de los Servicios más eficaces de fábrica, bien es verdad que siempre contó con unos trabajadores de mano de obra de taller, que fueron ejemplares, como Lucena, Carrasco, etc. etc.

Cariñosamente, le llamaban “el mocos”, porque al parecer tenía la costumbre de hacer “munición” con mucha frecuencia, metiéndose los dedos en las narices. Bromas a parte, este hombre fue un gran profesional que supo sintonizar con las directrices que le daba Mateo González, Jefe de Fabricación, consiguiendo en aquella época el máximo exponente y esplendor de la fábrica. (1972-78).    

domingo, 17 de junio de 2012

EL RELOJ


EL RELOJ EN LA HISTORIA

El reloj ha sido el instrumento que desde antiguo necesitó la humanidad para medir y determinar el curso del tiempo sobre todo diurno. El arco diurno era el recorrido del sol sobre la superficie de la tierra. Dicho arco fue ya dividido por los egipcios en doce partes, a la que al parecer y por motivos religiosos, le aplicaron el nombre de hora, o “deber sacerdotal”. Desde antiguo, los relojes y las horas han tenido una gran relación con las religiones.

Igualmente hacia 2400 años de C. los sumerios, ya utilizaban calendarios de tiempo divididos en 12 partes o meses, e incluso llegaban a la división de días. Es conocido  por instrumentos que se han encontrado que llegaban hasta la división de minutos. Las construcciones llamadas “ZIGURATS” que eran construcciones con peldaños que servían de escala para medir “por conteo” los que aparecían oscurecidos por la sombra de sus propios bordes. Todos los instrumentos de medición de la antigüedad eran de anclaje fijo, y la marcha de la sombra del sol se comparaba en cualquier tipo de escala.

La primera referencia escrita sobre estos elementos de medición “del tiempo” aparece en el siglo VII a de C., y no es otro sino el famoso “CUADRANTE DE ACHAZ”. 
 
Hay griegos y romanos, que describen ya en su época, a determinados instrumentos llamados “RELOJES DE SOL”. El autor griego más antiguo Heródoto (484-426 a C.), reseña ya los conocimientos griegos del tiempo, diciendo que manejaban ya la división del día en doce partes. Esos Conocimientos, los habían heredado de los babilonios.       

Por lo tanto el sistema horario de los griegos era ya “TEMPORARIO”, y es que ellos ya entendían la hora como la doceava parte del “ARCO DIURNO” que determinaba el recorrido del sol, pero en un principio “LA HORA VARIABA” en función de que el “ARCO DIURNO” también variaba.

Los romanos, heredaron estos conocimientos de los griegos y ya Plinio el Viejo, en su Historia Natural, Capitulo XIV, relata la historia del reloj de sol que el emperador Augusto hizo construir en el Campo de Marte, aprovechando un obelisco egipcio, al que llamó Reloj Solar de Augusto.

EL RELOJ DE ARENA

El reloj de arena es un instrumento para medir espacio de tiempos. Se uso se considera muy antiguo, pero una de las primeras referencias históricas en que aparece es en el cuadro de LA TEMPLANZA, en el buen gobierno de 1338. Consta de dos pequeños compartimentos simétricos, comunicados entre si por un estrechamiento. Uno de ellos está lleno de arena y que al ponerlo en vertical, por la acción de la gravedad dicha arena pasa al compartimiento inferior determinando un espacio de tiempo de duración. Dándole la vuelta al reloj, empieza otra vez a “contar”. Este reloj de tiempo se utiliza con mucha frecuencia en la actualidad, en las atracciones de feria, para determinar la duración del recorrido que avala el billete.

EL RELOJ EN LA FÁBRICA.

En Cenemesa, en tiempos del Sr.Miranda, estaban muy en boga las teorías de Taylor y Fayol, sobre la necesidad de medir las tareas de producción  mediante las técnicas del cronometraje.

El aparente “patrón” de aquel desembarco de cronometradores, fue Rafael Morales, “Moralón”, un hombre sabio para aquellos tiempos, pero que sus teorías tenía que haberlas refrendado con la realidad de la vida y el entorno social de la vida laboral, el siempre creyó que la organización idónea del mundo tendía a formas cuadradas.

Para este proyecto inicial contó con acreditados profesionales, como Ricardo Criado, Francisco Montes, José Roldán, Antonio Arjona, Juan Zafra, y otros más, pero la llegada masiva de personal que provenía del taller, hizo que la labor de “cronometrador” se enconara hasta limites inimaginables. Todo el mundo dudaba del otro, y se estableció una especie de dialéctica del engaño por sistema. La impopularidad de los cronometradores llegó a niveles extremos. Solamente el interés de los trabajadores de que sus trabajos fueron “incluidos” en el control que daba derecho a incentivos, hizo factible, aún con dificultades, esta cohabitación.

Lo mismo que el “reloj” llegó a crear problemas laborales y de enfrentamiento, el reloj, también fue utilizado por muchos dirigentes incapaces de dar más de si, para justificar la falta de viabilidad de un producto, todas las culpas se las achacaban a la falta de productividad por los tiempos. El “reloj”, o en su traducción los ciclos de fabricación, fueron erróneamente los “culpables” durante un tiempo de que los productos elaborados no fueran competitivos.

Hay que decir que el “reloj” fue ignorado, cuando en 1963, demostró que aquí los motores “CARSA” y “EDESA”, se montaban en un tiempo perfectamente competitivo que le habían exigido, y ello lo demostraron, Isabelita Hernández, encantadora mujer y mejor bobinadora, y la no menos espectacular “Sofi” que además de una joven de portada de revista, bobinaba como los mismos ángeles.

Ángeles  aparte, los empresarios vascos, se llevaron los motores para Erandio, porque tiraron para su tierra. El reloj, no sirvió de nada.

Pero a pesar de estas enseñanzas, algunos jefes, en especial de Aparellaje, seguían creyendo que la clave estaba en los tiempos. Y es que la mayoría de ingenieros, salvando honrosas excepciones (José Manuel Corral y Manolo Martínez, entre ellos), estaban al frente de Servicios y Departamentos, entregados a labores burocráticas, en donde se limitaban a mantener el puesto “caiga quien caiga” y a lo mejor algunos completaban su trabajo  firmando “partes de horas” y haciendo infinidad de rutinarias “notas de servicio”. Pero lo que se dice, labor de investigación y análisis, nada de nada.

Se empeñaron por todos los medios en poner a trabajar a los talleres, ignorando por otra parte las desviaciones en los costes, que posiblemente venían de otro sitio. Bien por mala gestión en los abastecimientos, bien en que no se controlaban adecuadamente los gastos generales, o bien por el excesivo coste del capitulo de intereses.

Una serie de problemas marcaban aquella fabricación, así a nivel de interruptores  el tener unos modelos obsoletos, y en la mayoría de los casos muy complejos, con los que no había posibilidades de competir en el mercado con otros modelos más modernos y tecnológicamente más simplificados y baratos. Aquí es donde se veía la desgracia, de que las cabezas teóricamente preparadas para  investigar, no investigaban nada o casi nada.

A nivel de cuadros de AT y BT, tenemos que indicar que el 80% del valor añadido eran sofisticados relés y otros aparatos de medición y control que todos provenían de fuera, por lo que nosotros, solamente aportábamos “el cascaron de chapa”, el embarrado  y el cableado. Aquí tampoco teníamos una línea homologada de producto que por costes hubiera sido rentable, Cada vez que un cliente nos pedía un producto, constituía en si un diseño nuevo. Ya que no poseíamos ningún catálogo, de cabinas hechas en serie. En vez del cliente adaptarse a nuestro producto, nosotros teníamos que adaptarnos al cliente, con las probaturas y fallos de diseño que eso suponía. 

Al principio de los años 80, (82-84), al director general Adolfo Plaza, se le ocurrió hacer una simple auditoria interna de lo que era el abastecimiento del almacén de herramientas de la División. de  Aparellaje.

De lo que se pudo observar allí, hubo motivos para despedir a unos pocos responsables. (Sólo fue depuesto el Jefe de Operaciones). Se pudo comprobar que el almacén de herramientas, por dejadez, descuido o por ignorancia, era “abastecido” en muchos casos, según criterio de los propios proveedores. Era frecuente que por ejemplo “pedidos de plaquitas de corte” herramientas sumamente caras, eran duplicados o triplicados por “error del proveedor”, y en vez de ser devueltos esos pedidos, “SE ACEPTABAN” por necesidades de fabricación. Esa “necesidad de fabricación” era determinada por el almacenero, que era el último del escalafón y que a lo mejor se lo comentaba a su jefe “al paso” en cualquier ocasión.

Efectivamente durante aquel año, de 1983, se habían comprado “plaquitas de corte” (para los tornos y fresas) en cantidad tal de que todos los tornos de fábrica y las fresadoras, trabajando las 24 horas del día sin parar, hubiera habido “plaquitas suficientes” para al menos cinco años. Por otra parte la insultante abundancia de dicha herramienta de corte, daba lugar a darlas de baja aún con capacidad de utilización.
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Esto es referido a esta herramienta en concreto, que en cuanto a otras, las diferencias iban por el estilo. Claro está que este desorden y dejadez en los criterios de compras, eran millones de pesetas, que no podían lógicamente compensar  los obreros trabajando a reloj.

El resultado final de aquella auditoria interna demostró que las compras del almacén en vez de suponer unos 60 millones de pesetas, en la práctica se habían comprado unos 140 millones. Esta evidencia nos demostraba que no se funcionaba con presupuestos. Lo único que se presupuestó correctamente en fábrica de siempre era el coste del personal, que lo hacía muy de siempre  Juan Arjona.

Y para ver simplemente que se compraba sin ton ni son, traemos aquí a colación el ejemplo de los simpáticos BOTIJOS. Todos los años, y con la llegada del verano, la fabrica compraba unos doscientos botijos, para dotar a los talleres de agua fresca. De forma tradicional, estos botijos se venían comprando de la “Mujer torera” que tenía su tienda en la Calle Cruz Conde. En el año 1978, o cosa así se prohibió en dicha calle el aparcamiento en doble fila de vehículos, por lo que la DKW, de fábrica, no tuvo posibilidad de aparcar para recoger los citados botijos.

Planteado el problema en fábrica al Sr. Tafur, responsable de Seguridad e Higiene, este se lamentaba junto a unos miembros del Comité de Seguridad e Higiene, en el despacho-almacén, de la simpática Consuelo Simón, que era la encargada del material de seguridad e higiene, monos, botas, gafas, botijos, toallas, etc. etc.

Se estaba enfrascados en la discusión del problema de los botijos, cuando una mujer llamada “Chelo”, que por su vestimenta parecía más un hombre que una mujer dijo: “Miren Vds. yo vengo desde la Rambla, para traer cal para blanquear, pero si quieren Vds. botijos, mañana mismo os traigo una furgoneta llena a esta misma hora”. Si sorprendió a todos el ofrecimiento de esta mujer, más sorprendió el precio por unidad de botijo que se acordó, que no llegaba ni a la tercera parte de lo que se le pagaba a la “Mujer torera” y encima no había que ir a por ellos. Con el ejemplo del botijo, queremos decir que allí se “compraba” pero muchas veces no se luchaba por el precio de la compra.

 EL RELOJ DE HERRAMENTAL

Como no recordar aquel reloj de pared de la relojería suiza que presidía la nave de herramental. A ese reloj acudían todas las miradas de aquellos singulares profesionales que trabajaban en esta nave.

Debajo exactamente del reloj, estaba el veterano Francisco Montilla, con su archivo itinerante de planos, y que los repartía con agrado y simpatía Uno de los profesionales que casi oía el tic tac del reloj, era  Luís Gutiérrez, posiblemente uno de los mejores matriceros que existieron en aquella época. También estaban el constante Domingo Babiano, Antonio de la Torre, “el Moro”, Suárez, Izquierdo, Manuel Morales, Guillermo Roldán, Antonio Afán, Rafael Fernández, Manuel León, José Guisado, etc. etc. y hasta el simpático “Tarzán” que cuidaba del mantenimiento de aquel moderno taller..

Curiosamente, todos estos grandes profesionales eran unos especialistas en manejar “el comparador de reloj” para medir “la vida de la matrices”.

En aquel taller todo estaba sincronizado y el único que se salía de aquella severidad profesional era Rafael Mora “El Sastre”, que tenía más de gitano simpático que de oficio. Y decimos, de que daba la impresión de estar  sincronizado, pues llegaba la aguja a las 3 en punto, (hora de salida), y todas las cerraduras de los cajones de herramientas “sonaban sus candados a la vez”. Todos los componentes del taller, aunque cansados por ser final de jornada, sacaban fuerzas de flaqueza, para apresurarse al vestuario para entre bromas y comentarios, cambiarse por la vestimenta de la calle y dirigirse a la parada del autobús, donde muchas veces les esperaba la Encarna, la simpática jubilada de la "Letro", que vendía tabaco. A la hora programada salía los autobuses.

El reloj de pared que hemos relatado, estaba perfectamente sincronizado con la sirena de fábrica, pues para ello Rafael Santacruz, el singular “Rafalete el relojero”, además de ser un excelente profesional del bobinaje y el cableado, cuidaba del mantenimiento y puesta a punto de los 22 relojes de fábrica.

EL RELOJ DE LOS EMPLEADOS

El personal de Oficinas (empleados), registraban sus fichas de control (entradas y salidas), en unos relojes de sobremesa marca “Relco-T”, en los que mediante una regleta graduable marcaba los días de la semana y las horas de la entrada y la salida. Todos los esfuerzos del fabricante y del servicio de guardería de fábrica por el exacto funcionamiento de estos relojes, se venía abajo cuando un grupo de técnicos a los que se le denominó “LOS SEVILLANOS”, (vinieron a fábrica procedentes de Sevilla, incluso con sueldos especiales), entre los que podemos citar a Acevedo, Rodríguez, Roelas, Rubia, Martínez, Ortíz, etc. etc., se las averiguaron de forma hábil e inteligente, para con el uso de unas  PLANTILLAS, pudieran falsificar la hora de entrada que obtenían del reloj. Para estos señores, el “reloj” era su aliado.


EL RELOJ EN LA UNIVERSIDAD

En la Universidad Laboral, en aquellos tiempos de finales de 1950, y cuando nuestros padres el que tenía era un reloj enorme de la marca DOGMA, CAUNY o PRYMA, de aquellos que se vendían como rosquillas. A muchos de nosotros y cuando ninguno teníamos reloj por sistema, nos llamaba la atención cuando llegaba la hora de terminar la clase, en vez de sonar el horrendo timbre que se oía en muchas escuelas americanas, llegaba un señor elegantemente uniformado y abriendo la puerta del Aula decía: "Sr. Profesor es la hora", el Sr. Madrid, como se llamaba el bedel, le daba un toque de respeto a aquella apertura de puerta.


 
LA DUQUESA DE ALBA EN LA CALLE ALMONAS

Emilio García Gómez, era el relojero de la Calle Almonas, y él como otras personas en Córdoba, acostumbraban a comprar “lotes vencidos”, de artículos que se subastaban en la Casa del Empeño, (Monte de Piedad), porque los dueños de las papelillas no habían acudido a renovarlas a su tiempo.

En una ocasión, y de forma sorprendente se presentó en la casa del citado relojero, el “Duque de la Mezquita”, (Juan Rodríguez Mora), conocido y popular anticuario de la Calle Encarnación, acompañado de la Duquesa de Alba y otras personas, que al parecer andaba recorriendo las casas de “los compra lotes”, porque querían localizar un reloj de bolsillo, que era una autentica joya de relojería. Se trataba de un “Victoriano de oro de cuerda llave” de J. R. LOSADA.

La duquesa de Alba, al no encontrar lo que buscaba, se encaprichó de una MÁQUINA SINGER MODELO DE 1812, que tenía la señora de Emilio. Lógicamente no se la vendió, pero llegó a ofertar muy fuerte por ella.

El famoso relojero J. R. LOSADA, cuya relojería estaba ubicada en Londres, en Regent Street, ha sido uno de los relojeros más famosos del mundo. De origen español, se marchó a vivir a Londres por casamiento de su madre en segundas nupcias con un relojero ingles. Allí, de aprendiz, aprendió todos los secretos del oficio y llegado un momento, fue su gran talento e ingenio lo que lo convirtieron en uno de los relojeros más famosos del mundo. Posiblemente sólo BREGUET A.L., le pudo superar en ingenio y categoría.

RELOJES CATALINOS

Los famosos relojes “Catalinos” se hacían pieza a pieza por los artistas relojeros. El cliente los encargaba y ellos le daban un plazo de 2 o 3 meses para su ejecución. Se le llamaban “Catalinos” porque el cilindro principal o engrane central lo formaba una rueda dentada “similar” a la que utilizaron para el tormento de Santa Catalina.

A mediados del siglo XIX, ya se empezaron a hacer en serie las cajas de los relojes por los llamados “cajistas”, fundamentalmente en Inglaterra y Estados Unidos. También poco a poco se fueron haciendo otros elementos comunes en los relojes. En esta profesión llegó a decirse que el relojero que de una “argolla metálica de una simple cortina”  no era capaz de hacer un bisel, ni era relojero ni era nada.

RELOJES CHINOS

Un  audaz joyero cordobés comercializó un famoso reloj que utilizaba a un famoso torero para su mejor escaparate. En cierta ocasión, alguien cercano al citado joyero le comentó al relojero de San Lorenzo: “Vente a China, que allí te fabrican un reloj por trescientas pesetas y luego lo puedes vender por DIEZ MIL PESETAS.”, lógicamente, el relojero retirado ya,  y dedicado a la pintura hizo oídos sordos a esta proposición.

RELOJES DE LUJO

Todo el mundo habla de los Rolex como el reloj de más categoría, pues bien según los entendidos, hay relojes por encargo, que dejan a estos relojes en el escalón más bajo de la alta gama. Se conoce un reloj, propiedad de un jeque del Golfo Pérsico, valorado en CUARENTA MILLONES DE DOLARES, lógicamente es un PATEK-PHILLIPPE, de oro y hecho a mano.

Contracta el precio de los relojes de esta casa, los más caros del mundo, con los de la empresa coreana, MIYOTA, que fabrica maquinas de circuito impreso por un tubo, en cantidades de 200 unidades por minuto.

CURIOSIDADES EN TORNO AL RELOJ

Los primeros relojes mecánicos surgieron en los conventos y monasterios de Italia, allá por el Siglo XV. Eran relojes para marcar el horario de los rezos, vísperas, maitines, etc. etc. Eran relojes de una sola aguja y que ya en 1750, BREGUET, los fabricó en la modalidad llamada “relojes de suscripción”.

El antiguo reloj de la Plaza de las Tendillas, edificio de David Rico, fue instalado por la Joyería-Relojería de ENRIQUE TIENDA, y que fue inaugurado en la Noche Vieja de 1929, este simpático relojero, repartió para la ocasión miles y miles de paquetes de uvas. Años más tarde se instalaría en la relojería Suiza de la Calle Nueva y que se dedicó fundamentalmente al reloj de pared.

El famoso reloj de la Puerta del Sol de Madrid, fue fabricado en sus orígenes, por J. R. LOSADA, LONDON.

El reloj digital más preciso del mundo, es el de la casa japonesa CASIO, según ha quedado demostrado por todo el mundo.

Cuando se habla históricamente de relojes antiguos, casi siempre se refieren a la modalidad de bolsillo.

EL RELOJ DE LA TORRE DE SAN LORENZO

El barrio de San Lorenzo por aquellos tiempos (principios siglo XX), era pobre de solemnidad, y fue gracias al cura párroco D. Mariano Amaya, como logró traer una poca riqueza cultural con la llegada e inauguración del Colegio Salesiano, aquello significó para el barrio, uno de sus mejores apoyos. Luego el cura que le sucedió, comprendiendo que en el barrio la gente tenía "pocos relojes", pidió permiso al Ayuntamiento (1911), para instalar el actual reloj.

El Ayuntamiento tomó en serio aquella petición y en un pleno del 12 de Agosto de 1911, se aprueba la inclusión del presupuesto para instalar un reloj en la torre. Al año siguiente y en el 12 de Agosto de 1912, se saca a concurso público la colocación de un reloj para la torre por un importe de 2.000 ptas. La esfera del reloj, debe de ser de 1 metro de diámetro y tener cuerda al menos para 8 días, teniendo que dar las horas, las medias y los cuartos, para lo que le instalaron 3 campanas..

El reloj, fue adjudicado al relojero D. Rafael Toner y Sunar por el importe de 3.000 ptas., el 18 de Noviembre de 1912.

Finalmente y siguiendo la información que nos ha facilitado Juan Galán, el reloj fue inaugurado, el día 4 de Marzo de 1913.  (Martes), En dicha inauguración a la que asistió todo el barrio, ostentó la representación de la Parroquia, D. Faustino Mateo Naz, (párroco), que supo agradecer a las autoridades municipales que acudieron al acto,  (El alcalde no estuvo), el bien que le se hacía por este popular barrio.

El reloj, revolucionó al barrio, pues además de marcar las horas de celebraciones religiosas, (Ángelus, Vísperas, Oración, Ánimas, etc). ayudaba a las mujeres de aquellas casas, para guiarlas  de como llevaban las faenas de la casa. Muchas solían decir: "Ay las doce y la olla sin hervir". En fin que el reloj que era de contrapesos, fue un alivio para el barrio.

Durante muchos años, fue Luis Castillejo, el vecino de la Ribera, el relojero que le daba cuerda junto a los relojes de pared marca "Morell" que existen en la Iglesia de San Rafael. Por cierto que a principio de los años cincuenta, este simpático relojero que tenía el taller en San Pablo (hoy toldos Estévez), se llevó un susto tremendo cuando el Autobús (azul), de la Linea de San Lorenzo, se metió en la Confitería San Pablo. que era el local por encima. A raíz de esto, el bueno de Luis, dejó de darle personalmente cuerda al reloj y en su lugar lo hacía "Rafael el hijo de Rosa", del Arroyo de San Lorenzo..

EL RELOJ EN LA MILI

 En aquel campamento CIR nº 5,  donde en compañía de Pepe Millán, Manolo Vargas, Meléndez Villagras, Pepe Lara, Bernardo Moreno, Rafael López, Ángel Márquez, García Maroto, se convivía en aquella primera compañía primer batallón. Todo bajo aquellas chabolas que fueron “licenciadas” a la quinta siguiente (1967).

Aunque en el Servicio Militar, los toques de trompeta marcaban los horarios de la tropa, por las mañanas, era el reloj del cabo primero Luís Pilo Sanz, el que al toque de su silbato, no sólo había que despertarse, sino que había que estar formados en la puerta de la chabola, con correajes, cartucheras y mosquetón. Eso era una exigencia que costaba mucho cumplirlo, pues a la chabola con doce soldados (1 cabo veterano y once reclutas), se le hacía “responsable” con que solo uno de sus componentes no se incorporara a tiempo. Una noche de lluvia, se pujó el nudo de la cuerda que cerraba la puerta de la chabola, y por la mañana no hubo quien la abriera, consecuencia, paso ligero cuesta arriba, porque el reloj (“el silbato”), nos había puesto falta. Hoy viendo aquellos comportamientos, llegamos a la conclusión de que el Cabo primero Sr. Pilo, no llegaría a General, y que ahora ya “jubilado” tendrá que reconocer que era excesivo “tocar el silbato” para que la tropa se despertara y no admitir circunstancias de lluvias ni imponderables de que la cuerda se pujara. El paso ligero aquel de “cerro arriba y cerro abajo”, no hay quien no lo quite ya, pero al menos debe de servir de recordatorio de que en aquella ocasión, este simpático cabo primero, se pasó un poco con unos pobres reclutas.
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LA CALLE EL RELOJ

La simpática y estrecha calle de Córdoba, con sabor a vino. Primero porque por allí andaban las bodegas Pozo, segundo porque en dicha calle desembocaba la Calle Munda, que además de tener el Colegio de Árbitros, tenía casi más metros cuadrados de taberna que de viviendas. Allí se juntó la Taberna más moderna que era la Barrera, inigualable por sus boquerones fritos y sus tertulias de fin de semana. Más arriba, Casa Camilo, taberna clásica en donde las hubiera  y en la que la mayoría de los clientes usaban la corbata como atuendo de respeto para tomarse sus medios. Luego estaba la taberna Munda, famosa porque en ella se encontraban al mediodía los empleados del centro farmacéutico de la Compañía.

Para algunos que se empeñaban en tomarse sus medios, pasara lo que pasara, el tiempo y el reloj, perdía toda actualidad. Era la oscuridad que entraba por el patio y la calle, lo que determinaba que era hora de abandonar el mostrador.




     





jueves, 7 de junio de 2012

LA HORA DEL DESAYUNO

El bocadillo en su origen fue una forma sencilla de “atajar el hambre”, aprovechando que uno estaba normalmente fuera de su casa. Por lo general el bocadillo se componía de pan “un bollo pequeño”, o un trozo de pan abierto, para que se pudiera meter entre medias, un poco de cualquier chacina de aquellas que había más baratas y corrientes, como eran “La mina” “El salami”, “La butifarra” “El tocino de beta”, etc. etc.

Bocadillo, era lo que los “viajeros” de aquellos “Trenes Botijo”, (1955-1960), llevaban cuando se desplazaban para ver cualquier partido del Atlético de Bilbao, en sus desplazamientos a Sevilla, Granada o Jaén. En la mayoría de las veces el bocadillo, era a base de una media telera y una tortilla de patatas, pues en aquellos tiempos “no se estilaba” el comer en bares o restaurantes. A veces como envoltorio, se utilizaba incluso una caja de zapatos.

Bocadillos de mermelada, de chorizo y de caballa, eran los que daban en la Sección femenina, a todas aquellas cooperadoras, que organizaban los campamentos de verano de aquellas chiquillas de los barrios marginales  de Córdoba. Más de una vez llegamos a ver como estas muchachas, hasta “purgaban de piojos” a algunas chicas que lo necesitaban.

Mi antiguo compañero de fábrica, Pila Cervantes, gran tornero y mejor persona, iba a por los bollos para esos bocadillos, al horno de la Calle Morales, donde unas hermanas, de aspecto “estoico” y apellidadas Liébana, le despachaban con toda la seriedad del mundo. Para el desplazamiento solía utilizar una pequeña bicicleta, que en aquellos años de 1955, estaba siempre amarrada en la cancela de Entrada. Por cierto dicha cancela, se encuentra colocada hoy en día en la puerta falsa de la Diputación que da a la Calle Reyes Católicos, frente al Bar Puerto Rico.

Bocadillos de calamares, era la especialidad del “Caballo Blanco”,  Bar, que se encontraba en la Calle García Lovera, (enfrente del Circulo de la Amistad.) Era  curioso, pues mientras el Bar Gambrinus, se especializó en algunas partidas de billar, el  “Caballo Blanco”, cogió fama por los bocadillos de calamares. Testigo de todo esto,  fue el hermano del barbero de la peluquería que había en la esquina, Manuel Jiménez Torres que como electricista colaboró en la instalación del citado “Caballo Blanco”. “Manolo el de las Quinielas”, nombre que le pusieron al acertar los catorce resultados, en el año 1955,. Dicho premio le permitió quedarse con el traspaso de  la Taberna “Casa Armenta”, de San Lorenzo. También aprovechó lógicamente el impulso económico que le dio la quiniela para casarse con su novia Petra, que vendía pescado en el puesto de su tía “La Nicasia”. Con toda seguridad esta pareja se conoció mientras él trabajaba en San Agustín, en El Bar Andaluz, que estaba ubicado en lo que fue la casa de la popular Dora la Cordobesita.

El convite de la boda se celebró de forma fastuosa para aquellos tiempos en el Cine Iris de invierno, que era propiedad de la familia de los  Moya. No se si echaron un NODO o no, antes de empezar la celebración, pero lo que si podemos decir es que la cantidad de bandejas con “bocadillos de medias noches” incluso “Milojas” que pasaron, fueron tenidas en cuenta por todo el mundo. Nosotros los más jóvenes, saboreamos dichas “medias noches” que fueron servidas por la Confitería San Rafael, gracias a que el padre del torero “Chiquilin” (El que alternó con Finito), por razones de edad, se juntaba con nosotros (era sobrino del novio), y por ello nos pudo agenciar una “bandeja” de aquellos “bocadillos medias noches”. La verdad es que nos dimos un banquete en el llano del desaparecido CINE ASTORIA.

LA LATA DE SARDINAS

Era en Mayo de 1965, y estando haciendo el campamento militar en Cerro Muriano, un día nos llevan a todos al Campo Amarillo, para presenciar una exhibición de saltos de paracaidistas que venían de la Base de Alcantarilla. Con ello trataban de captar voluntarios para aquel tercio. A las 8 de la mañana, nos dieron como siempre el café a campo abierto, y nos sorprendió que los “rancheros” nos entregaban además un “chusco y una lata de sardinas”, de la marca “CONSERVAS RUIZ POLO”, y nos dijeron que eso era “el bocadillo”.

Nos llevaron en formación de tres en fondo, sección por sección, y campo a través hasta las instalaciones militares de Obejo, (llano Amarillo), en donde en aquel tremendo llano, iban a tener lugar aquellos lanzamientos. Una vez que llegamos allí, nos agrupamos en torno al vehiculo aljibe. Formamos un gran grupo los componentes de mi chabola, en donde estábamos por tanto,  José Martos López, José Mendoza, José Mendieta, Rafalín González, Ángel Márquez, José Membríves, Luís Mújica, José Luís Thous, Pepe Mártinez, Bernardo Moreno, el Cabo Maroto, y el que esto os cuenta. Estando acampados, vimos los preparativos para facilitar los lanzamientos de la brigada paracaidistas. Señales de humo, cintas de acotación, etc. etc.

Ante el aburrimiento y la espera, recuerdo que empezamos a jugarnos la lata de sardinas a los “chinos” por lo que la mayoría se quedó con el “chusco” sólo para el bocadillo. Uno de los más aventajados en el juego fue Manolo Vargas, “El fontanero”, que por estar al cargo del remolque aljibe del agua, se acercó a nuestro grupo.

A las doce y media de la mañana, empezaron a pasar varios aviones transporte, que se nos antojaron enormes, merodeando seguramente el sitio. El campo de lanzamiento,  estaba perfectamente delimitado como si de un campo de fútbol se tratara, al menos los soldados que presenciábamos el espectáculo, estábamos sentados en derredor configurando una especie de graderíos de estadio. Finalmente y sobre la una de la mañana, empezaron los lanzamientos, y nos quedamos con la gana de ver caer a algún  paracaidista, dentro de la zona señalada, por lo que no pudimos contemplar la operación del aterrizaje y posterior repliegue del paracaídas, pues por razones achacables al aire, la falta de experiencia o lo que sea, el paracaidista más próximo que nos cayó cerca de nosotros, fue un sargento que lo hizo a nuestra espaldas y se quedó enganchado en una encina. Con un cierto sabor a fracaso y con bastante hambre (sólo habíamos comido un chusco en toda la mañana), volvimos a nuestro campamento y a las tres de la tarde nos dieron el rancho.      

EL BOCADILLO DE LOS COSTALEROS

En el año 1975, un bocadillo era lo que le daban a aquellos esforzados jóvenes que de la mano de Ignacio Torronteras Paz, se atrevieron a sacar como “costaleros” y por primera vez en Córdoba, un paso como fue la Virgen del Rosario, de la Hermandad de la Expiración de San Pablo. Tradicionalmente estas labores de costaleros lo hacían esforzados faeneros, de las Lonjas y de la Estación. Después de esa “primera cuadrilla” de la Hermandad de la Expiración, fue la Esperanza (La Virgen de los Gitanos), la que también sacó su paso con cuadrilla propia. Luego ya en 1978, se formó una de las cuadrillas de costaleros que han dado más esplendor a la Semana Santa Cordobesa en el Martes Santo. Andrés Roig, el simpático fotógrafo de FOTO LEON, como capataz, formó la cuadrilla de costaleros del Prendimiento, que en un principio estuvo formada entre otros, por Jesús “El Ciego”, Manolo Polonio, “El Porro”, “El Huevos”, Manolo Cabanes, “El Carro-Paja”, “El Bonilla”, “El Pipo”, “El Algarrobo”, Paquito Pineda, Carlos Bretones, “El Lapa”, Antonio “El Cabezón”, Manolo Ramírez, “Quique”, el hijo de Paca la Bombera, Juan de Dios, “El Porro”, etc. etc. Todos, bajo la dirección de Andrés, lograron que se formara una “saga” de costaleros, que se ha hecho famosa en la  Semana Santa de Córdoba, y a lo mejor como único pago, a pesar de su satisfacción personal, sólo recibían un bocadillo, en el BAR SANTO REINO, regentado por el singular Andrés.

Más adelante, los componentes de este grupo de costaleros, bajo la dirección como capataz de Manolo Ramírez, y animados por Francisco Figueroa, continuaron dando singular esplendor a la Semana Santa de Córdoba, en su Martes Santo. Y es que este grupo, no cabe duda de que fue algo singular en todos los sentidos. El otro día por ejemplo, festividad de María Auxiliadora, me crucé con Jesús “El Ciego”, que iba acompañando cariñosamente a su madre, al parecer enferma, por lo que la llevaba cogida del brazo, para ver la procesión de la Virgen. Yo al verlo le pregunté que adonde iba y él de forma agradable como siempre, me contestó: “Manolo, tantas veces he sacado a los Titulares de mi Hermandad, que ahora que mi madre me necesita, la saco yo a ella, con todo el cariño del mundo”. No cabe duda de que “El Ciego”, además de costalero ejemplar, es un hijo maravilloso.

EL BOCADILLO EN LOS LABORATORIOS BESOY

Las guerra de 1936, no significó para este país ningún retroceso en las condiciones laborales y de precariedad que ya tenían algunos centros de trabajo en Córdoba. Por los Laboratorios BESOY, desde los años 1920, han pasado o bien como dueños o en la gerencia gente importante de Córdoba, baste recordar entre ellos a D. Enrique Villegas, que en 1912, llegó a ser incluso concejal del Ayuntamiento de Córdoba,  y a Vicente Lombardía Diez, republicano, íntimo amigo de D. Eloy Vaquero Cantillo, que fue recordado por los alumnos de la Escuela Obrera del Arroyo de San Lorenzo, por la “Chocolatada” que ofreció, con motivo del primer aniversario de la Republica.

Pues bien antes y después de la guerra, trabajadores como la Carmen Vioque, La Soti, Antonia Serrano “La Chata”, La Eulalia, La Pepa Prieto, La Enriqueta, La Manoli Polo, La Rafalita Romero, las hermanas Carmen y Encarnación Gutiérrez, etc. etc., ni antes de la guerra ni después tuvieron tiempo de BOCADILLO, ellas; decía Carmen Gutiérrez, hacían cola en el Water para poder comerse a escondidas, un plátano, una manzana, o un pedazo de pan con lo que fuera. Para cuando llegó la hora del Bocadillo, ya había pasado el Laboratorio a mejor vida. De todas estas personas mencionadas creo que la única que vive es Manoli Polo Luque, que era una chavalilla por aquellas fechas.   

EL BOCADILLO EN LA BANCA

Hablar de la Banca son palabras mayores, más con la cantidad de chaparrones que están cayendo últimamente. Primero Zapatero, tuvo que inyectarle millones de euros por un tubo, y ahora el caso de Bankia, pone a las claras que alguien como el Banco de España, no ha hecho bien los deberes. Es curioso que el periódico “CORDOBA”, manifieste lo que nos cuesta a los españoles reflotar Bankia (497 euros por español), cuando en época de Zapatero, no dijo NI PIO.  Algo tendrá el agua cuando la bendicen.

Hablar del “Bocadillo” en la banca, es hablar de una especie de élite de trabajadores que en Córdoba, se han prejubilado con pensiones muy superiores a cualquier trabajador. En Cajasur, por ejemplo, hay señores que estando en una simple ventanilla, cobran a efectos reales de pensión el doble que cualquier trabajador de ABB, que fue prejubilado de forma forzosa por el famoso expediente del 1993.

Aclarado en justicia este tema, tengo que decir que en la Banca, se platearon muchos problemas  con el tema de los horarios. Que si jornada partida, que si jornada reducida, etc. etc. A principios de 1970, este tema estalló, porque el hijo del empleado de la ventanilla de Caja del Banco Vizcaya, el Sr. Segorbe, se salió, a las puertas del banco “PARA COMERSE EL BOCADILLO”,  esto, significó un antes y un después, y la banca negoció en Convenio, darle a su empleados una cantidad lineal y fija de 600 pesetas, mes, como compensación del bocadillo. También consiguieron que las fiestas suprimidas del calendario (como por ejemplo, el día de Franco), aparecieran compensadas en sus emolumentos.

EL BOCADILLO EN LAS MANIFESTACIONES.

En todas las épocas de la vida hay gente que vive sus obligaciones de trabajo y familiares por encima de las que marque un determinado partido político o corriente de opinión. En la época de la Dictadura, hubo gente trabajadora y cumplidora con su país, que no vivió necesariamente la guerra y por tanto no conoció nada más que aquella realidad. Hubo sin embargo gente que eran proclives a la libertad que representaba la filosofía del Muro de Berlín, marxistas desde luego, que mantuvieron una actitud beligerante contra todo aquel que no estaba de acuerdo con lo que decían ellos.

Pusieron de moda el llamar “facha” a todo aquel que no era comunista Stanilista, o cercano a Ceacescu, También pusieron de moda el decir que todos los que iban a alguna manifestación de aquellas, llevaban “EL BOCADILLO” incluido. Como  muchas cosas de lo que dicen los políticos, aquello era una mentira más. Por otro lado es sorprendente ahora ver a tanto manifestante con bandera, por lo que sería importante comprobar si se ha cambiado el sentido del BOCADILLO, por la bandera.

No cabe duda de que en todas esas manifestaciones, hay un núcleo central  de gente liberada y abanderados que cobran incluso sus dietas por participar en la manifestación. Y muchos de ellos que se la dan de demócratas no sabrían si elegir entre el bueno de Fidel Castro o el resurgido líder de la dinastía Kim de Corea del Norte.

EL BOCADILLO DEL “6” DE DUQUE DE HORNACHUELOS

Cristóbal Camargo, según dicen los entendidos al dominó es posiblemente uno de los mejores jugadores de este juego que hay en Córdoba. El, todos los días solía acudir al “Llano Amarillo” (Tras la Puerta), a jugar su partida de dominó y tenía por costumbre después de jubilarse, el tomarse todos los días una copa de ponche. Mientras se tomaba su copa, le gustaba recordar tiempos pasados y un día se remontó a los tiempos de 1960, en que en el “6” de Duque de Hornachuelos, se juntaban varios camareros para jugarse al dominó “un bocadillo”, de aquellos que solían poner en la Antigua Guardia de Franco, y que sólo costaban 1.50 pesetas. Más de una vez, fueron miembros de aquella partida, El simpático barbero “Chumilla” y Alfredo, el fotógrafo.

EL BOCADILLO EN LA COSNTRUCCIÓN

Al principio de los años 1960, se acordó el derecho al bocadillo en el gremio de la construcción. Era un cuarto de hora, al pie del tajo, en el que cada cual hacía una pequeña exhibición de lo que en su casa le habían puesto de bocadillo. Eran bocadillos en su mayoría a base de pan del día anterior y UN POCO DE MINA, TOCINO DE BETA Y CUALQUIER OTRA CHACINA. Los trabajadores de la obra que estaban a destajo, (fontaneros, pega-yesos, soladores, etc. etc. solían hacer un “escote” y compraban un par de teleras con un litro de aceite, que por aquellos tiempos costaba unas quince pesetas. Se comía pan con aceite como menú en la obra.

EL BOCADILLO EN CAJASUR

No cabe duda de que Cajasur fue una de las las empresas que fue pionera en conceder todas la ventajas para la hora llamada del “BOCADILLO”, y que luego se transformó en la hora del desayuno y el despelote. Al poco tiempo de inaugurarse el edificio central de Cajasur, en Ronda de los Tejares, y puestos al habla con José Luís Caballero, que tenía experiencia en las restauración de los Colegios Mayores y del mismo Circulo de la Amistad, se instaló en la segunda planta un formidable Bar, para atender al personal empleado, en orden de desayunos, bocadillos e incluso comidas. Tan integrado estuvo este servicio de restauración en Cajasur, que incluso parte de los camareros y dependientes pasaron a ser empleados de la entidad de ahorro. Pero quizás porque en Cajasur, todo era distinto, muchos empleados, no se contentaban con este bar “in situ”, sino que salían a la Calle, a donde les placía, a desayunar a su aire. Incluso algunos, que por lo que se ve tenían poco que hacer, se acercaban hasta los “Toneles” y allí prácticamente empalmaban el desayuno con el aperitivo. De estos barros vinieron estos lodos.   

LA HORA DEL DESAYUNO

En aquellos empresas que antes había en Córdoba, a lo que ahora se le llama “la hora del desayuno”, se le llamaba entonces “la hora del bocadillo”, cuyo tiempo estaba regulado aún por Convenio Colectivo. En las empresas grandes incluso se daba un pito de sirena, para indicar cuando empezaba y terminaba la hora del descanso.

Durante mucho tiempo la hora del bocadillo era de UN CUARTO DE HORA, que finalmente llegó a completarse con VEINTE MINUTOS.

Pero bien entendido que los trabajadores de jornada continuada de 8 a 15, no disponían de tiempo de PARADA. Sólo los relevos de taller tenían derecho al tiempo lógico del bocadillo.

Luego es verdad y al principio de los años setenta (siglo XX), en muchos rincones concretos de determinados departamentos u oficinas, se solían utilizar aquellas maquinitas italianas para hacerse un café rápido y que te tomabas a con la mayor discrección. Todavía recuerdo al simpático Fernando Sánchez Molina, “El Queco”, que se preocupaba de que todos sus compañeros de Control de Producción, y de otros departamentos, pudieran utilizar una máquina que él se encargaba de que estuviera a punto y de que nunca faltara el buen café. Aquello era un autoservicio, y cada uno tenía prácticamente su hora de utilizar aquella simpática maquinilla. Era llegar y topar por lo que apenas se perdían ni 10 minutos. Llegó un momento de que hasta los jefes llegaron a conocer la existencia de estas maquinillas pero se hacía con tanta naturalidad y discreción, que nunca fueron causa de problema alguno.

Con el tiempo, la maquinilla italiana se fue extendiendo prácticamente por todas las oficinas de fábrica y se puede decir que casi todo el mundo tomaba su café. Eso si, de forma rápida y ordenada. No obstante la dirección de fábrica consciente de esta realidad, tuvo a bien el ordenar máquinas de café por toda la fábrica, para que la toma de un café rápido estuviera al alcance de todos los trabajadores.

Pero hoy, todo es distinto, puedes ir a cualquier centro oficial y observaras que la mitad de las ventanillas no funcionan por sistema, y es que los funcionarios “han salido a desayunar”. Igual pasa cuando llegas a cualquier oficina de Cajasur y puedes observar que con la cola de gente hasta la calle, tanto el director como la mitad de los empleados “están desayunando”.

Muchas veces cuando pasas por el Bar Puerto Rico, puedes ver el salón lleno de empleados de dicha Institución, y muchos da la impresión que están desayunando, sin preocuparse de horario, ni de reloj alguno. Igualmente cuando subes San Pablo arriba, puedes observar como algunas empleadas del Ayuntamiento, no solamente tienen tiempo de salir a desayunar, sino que también hacen cola si hace falta en cualquier supermercado que se tercie para hacer parte de la compra. Es curioso el caso de un funcionario alto como el solo, de la forma tan “pausada” como encara la Calle Nueva para ir en busca del desayuno, viéndole con la actividad que va circulando, o una de dos, o no le llama la atención el propio desayuno, o ese es su ritmo natural de trabajar, con lo que así se explican las colas de la administración.

A modo de conclusión diremos que no estamos en contra de que cualquier trabajador tenga derecho a un tiempo de bocadillo o desayuno, pero una cosa es eso, y otra es SALIR A LA CALLE, con apariencia de tener todo el tiempo del mundo, y que las instituciones y otros centros, funcionen a medio gas por la dichosa “hora del desayuno”. No es que se pida que en cada sitio suene UNA SIRENA, como antaño, pero si que haya un control para de esta forma defender los intereses de los ciudadanos, que tienen derecho a que la gente que recibe sueldos de las instituciones del Estado, trabajen lo que tienen que trabajar.

Estos datos sobre la hora de tardar o no tardar en TOMAR EL DESAYUNO, me los han facilitado en la puerta del mismo Ayuntamiento. Allí he aprovechado que salía un concejal del PSOE, para tomar también su café, y le he preguntado lo siguiente: “Oiga Sr. Concejal, que tiempo tienen los empleados del Ayuntamiento para tomar el desayuno”, a lo que él, solícito me ha contestado: “El tiempo que puedan echar en el “desayuno” es indistinto, pueden echar más o menos, lo importante para ellos, es que cumplan su “jornada de 37. horas y media semanales”, por lo que la mayoría “compensan” las horas que puedan tardar.

Después de dicho esto, queda poco que decir. Pero si es importante que en el Ayuntamiento de la Ciudad, hubiera un cierto orden en los horarios, ya que no es lo mismo “QUE LAS VENTANILLAS Y PUNTO DE ATENCION A LOS CIUDADANOS”, estén al máximo atendidas cuando llegan los ciudadanos, que no el personal “falte en esos momentos” aunque amplíe su jornada cuando le parezca bien. La eficacia necesita cierto ordenamiento.

Con independencia del ordenamiento anterior, es DEL TODO IMPRESENTABLE, que una Institución como el Ayuntamiento, que por su trabajo no genera IVA para el país, como hacen por ejemplo las empresas que emplean a los albañiles, los mineros, los pega-yesos, los pintores, los carpinteros, los torneros, los soldadores, los fontaneros, los electricistas, los fresadores, los chapistas y cualquier productor de mano de obra directa, (que incluso puedan estar sujetos a control de tiempos,) se permitan el lujo de trabajar solamente TREINTA Y SIETE HORAS Y MEDIA A LA SEMANA.

Luego con la que está cayendo, nos quejaremos en donde están los motivos de que  este país, entre unas cosas y otras tengamos una deuda de más de tres BILLONES DE EUROS.





lunes, 4 de junio de 2012

BANKIA


FUE ILUSION DE TODOS

Muchas veces cuando éramos jóvenes suspirábamos por haber sido banqueros, eran nuestros padres, cuando al pedirle algo que no tenían, solían decirnos: “Tú te crees que yo tengo los dineros de un banquero”. Luego cuando se abrieron las perspectivas de encontrar un trabajo, nuestros padres suspiraban porque nos colocaran en un banco, aunque fuera de botones. Para nosotros en aquellos años finales de los cincuenta, el banco más familiar y próximo era el Monte de Piedad y Caja de Ahorros del Sr. Medina, que realizaba sus exámenes de ingreso en los “altos” de un edificio conjunto a la Iglesia de la Compañía. Eran numerosos los opositores, que en la prueba “clásica” de mecanografía, solían llevar máquina propia, para preocupación manifiesta de los que apenas teníamos pulsaciones. Lo mismo que en la salud, allí las pulsaciones por minuto que tenias en la máquina eran muchas veces decisivas.

El colocarte en una entidad bancaria, era un salto cualitativo en nuestras vidas, simplemente con “estar en una ventanilla”, te salía infinitamente más rentable que cualquier oficio profesional o colocación. Simplemente a nivel de pagas extras, cobraban el doble o el triple que los demás trabajadores. Llegaron a tener pluses por “bocadillo” y por fiestas suprimidas. La banca lo podía todo.

Todo el mundo que haya leído un poco conocerá las ventajas y privilegios que desde antaño tuvieron los empleados del Banco Nacional San Carlos, (1789), posteriormente el Banco Español de San Fernando, (1832) y el actual Banco de España, se han considerado siempre unos privilegiados. .
  
LA GESTION DE LOS BANCOS

Antiguamente los bancos eran gestionados por personas altamente cualificadas y sólo los acontecimientos, guerras, peligros del mar, sublevaciones de las colonias, y las grandes obras que se acometieron (puertos, canales, despeñaperros, malas cosechas por la sequía, etc.), determinó que se originaran, grandes DESCONFIANZAS, que hacían poco menos que la liquidez desapareciera de los mercados y se colapsara toda la economía.

Pero ahora modernamente los consejos de administración están formados por hombres de paja, que provienen de representar a familias ilustres, a los partidos políticos, a los sindicatos, y a la misma institución, dando la impresión de que a lo único que se entregan es a ganar cuanto más dinero mejor para ellos y sus clanes, preocupándole poco o casi nada la marcha general de la entidad bancaria, entre otras cosas porque en la mayoría de los casos, ellos poco entienden de ello. Por eso no es de sorprender que de la noche a la mañana, determinados “parásitos de la sociedad” que no han dado un palo al agua, estén en la nómina de algunas entidades bancarias.

ALGUNAS TRAMPAS

Todo el que haya tenido que trabajar con los bancos, se ha quedado con la impresión de que todo lo quieren. El banco te cobra por todo, te cobra por cualquier certificado, te cobra por cualquier estadillo de movimientos pasados que le pidas de tu cuenta. Para todo existe la comisión oportuna y gastos adicionales. Durante los años sesenta-ochenta del pasado siglo, los bancos sabían perfectamente quienes originaban “los circuitos de letras de peloteo”, pero en muchos casos a ellos les daba igual porque lo que se trataba era de ganar y ganar dineros. Había muchos empleados de banca que alguna vez se les oyó decir: “Al banco les interesan determinadas cuentas con números rojos”, pues les reportan unos buenos intereses. Cualquier “triquiñuela” que creyera hacer un cliente con el banco, el banco de sobra la conocía. Algunos bancos también han “blanqueado el dinero que ha hecho falta” Todavía recuerdo cuando tocó la lotería de Navidad (1992), en el Supermercados Deza, como un banco que hacía esquina con el Gran Capitán, por orden de un cliente de los llamados preferentes, le compró a precio más caro un montón de papelillas de aquellas premiadas. Se podía ver como la gente sencilla acudía al citado banco, con sus papelillas y una telefonista les daba “una especie de número” para ser atendidos. A modo de resumen diremos, que se entraba por la puerta oficial del Banco, y después de esperar una razonable cola, te atendían y salías con el dinero en billetes flamantes por otra puerta para disimular.

LOS ACTIVOS TÓXICOS

Ahora se ha puesto de moda la palabra “Activos Tóxicos”, en referencia a esos activos pertenecientes a créditos de difícil recuperación. En los años setenta, recuerdo como el Banco Hispano, del Gran Capitán junto a Galerías Preciados, “cambió” un activo tóxico de un cliente que ya era mayor y tenía algunas devoluciones (“Manolo el de las Cabras”), a otro que era más joven y por tanto tenía más capacidad para pagar. Se trataba de un tal Diego Cortés,  al que de la mano del director y con un préstamo facilitado por el mismo banco, le COMPRARON, al pobre negociante de cabras, la nave situada en la Calle Platero Pedro de Bares, y que era objeto de la hipoteca. El pobre Manolo, perdió lógicamente valor de su patrimonio, mientras el banco hizo su negocio y el tal Cortés, evidentemente más joven y con dinero prestado, se quedó con la nave por una cantidad más baja que el precio de mercado. Una vez más el Banco, fue hábil y cambió el activo tóxico de uno a otro cliente que ofrecía más garantías. Atrás quedó el engatusamiento y el engaño al que sometieron a este cliente de toda la vida en el Banco.

LA DESCONFIANZA

La desconfianza entre los mercados, es la principal causa de las crisis financieras. El poder endeudarse, ha sido siempre una actitud de poderío, de solvencia y era precisamente porque se endeudaban los que de forma natural  tenían un patrimonio, bien por su asentada colocación, sus valores inmobiliarios, u otro tipo de bienes. Hoy en cambio se han endeudado tantas personas, con el único aval del objeto de su deuda, el piso, el chalet u otra vivienda que pretendía comprar.

Pero es que esa desconfianza en la deuda y la solvencia, por sus magnitudes, se ha extendido a los gobiernos y a sus propias instituciones, y es que los poderes políticos  han venido gastando bastante más de lo que realmente disponían, o ingresaban en sus presupuestos. Lógicamente estas desconfianzas son ya de mayor calado, por lo que se ha liado todo el Caos en Europa. En donde todo el mundo recela de la solvencia del otro, y del que está enfrente. Lógicamente en toda crisis a nivel de estados miembros, todos al final luchan por el VALOR LÓGICO DE SU HEGEMONIA, y por ello se puede apreciar como cada país “arrima el ascua a su sardina” para ello les da igual CAIGA QUIEN CAIGA.

Aunque en esta situación se pueden buscar responsabilidades en los políticos, en las instituciones y en los ciudadanos que se han pasado en su forma de endeudarse, no cabe ninguna duda de que la banca en general ha sido LA PRINCIPAL CULPABLE, de que se haya llegado a esta situación, por su afán de ganar dineros a toda costa. Era una frase muy común entre los banqueros, y que se mantuvo durante mucho tiempo lo de que “los números rojos” de muchos clientes, eran una ganga en cuanto a la rentabilidad de intereses. El tener “números rojos” que al final se pagaban era un auténtico negocio.

LA CRISIS

La posible crisis de los bancos y su situación, no es porque su sentido de la USURA, se haya relajado, ya que los bancos en su afán desmedido de ganar, ganar y ganar, han dado créditos a gobiernos, instituciones y ciudadanos de a pie que no tenían garantizada su solvencia, por ello HA SURGIDO LA DESCONFIANZA, de unos contra otros. Para todo se han partido de Balances de referencia INFLADOS, que luego en la práctica, han demostrado su real valor. La desconfianza mutua, ha hecho que la liquidez desaparezca, y también que muchos especuladores de bolsa abandonen el barco, con lo que la financiación ha quedado coja. A la hora de la verdad en los balances no ha aparecido nada más que impagados con sabor a “ladrillo devuelto”. Y es que como venían diciendo muchos “El día que se desinfle el globo” de tanto dinero teórico circulando, más de uno va a saber lo que vale un peine.

Esta culpa echándosela a la banca, es un acto totalmente justo, pues la banca en general está dirigida por gente que ocupa el sillón sin la preparación adecuada y en muchos casos ni mínima. En el caso de las Cajas de Ahorro, el caso es ya de juzgado de guardia, pues entre los partidos políticos, los sindicatos y los recomendados de las propias  instituciones, han convertido los consejos de administración, en oscuros mosaicos de gente variopinta, que no QUIEREN NADA MAS QUE DINERO PARA ELLOS, y por falta de preparación y ética les trae sin cuidado la marcha global de la institución.

ESPLENDIDOS CON EL DINERO DE OTROS

Quiero resaltar aquí, de que en plena crisis del sector de las Cajas de Ahorro, en donde hay muchas que prácticamente han desaparecido, e incluso otras no lo han hecho, porque el Gobierno las ha rescatado con dinero público de todos los españoles,  curiosamente a sus jubilados y prejubilados, les han asegurado en la práctica dos “jubilaciones” .Una la que le corresponde por el Estado y otra la que la propia Caja “arruinada” le paga a sus empleados, mediante una mutua aseguradora. Es decir que un simple empleado de ventanilla, aún con la empresa arruinada se prejubilaba con un sueldo prácticamente al doble que cualquier profesional de oficio, ya fuera, fresador, tornero, soldador o trabajador aventajado de la construcción. Eso sin contar las pólizas de jubilación o sueldos que de acuerdo a la ley se aseguraban los miembros de sus podridos concejos de administración a pesar de que la entidad estuviera en la ruina.