martes, 31 de marzo de 2009

La Última Emigración...

Cuando la mayoría de los alumnos de "la Universidad" la Universidad llegaron de todos los pueblos de España, eran emigrantes…pero emigrantes en plena juventud y con todo el mundo por delante….No obstante para muchos era su primera experiencia fuera de casa.

Era el año 1960, mes de Noviembre, días después de que se conociera la noticia de la muerte de Clark Gable, por la tarde y en la asignatura de Geografía Económica, que nos dio el padre Bellfor, éste nos explicó:

1.-Las reservas de alimentos para la humanidad.
2.-El poder adquisitivo de los Estados
3.-El aumento de la esperanza de vida del hombre y problemas que ello acarreaba.

Sobre las reservas de alimentos de la humanidad, hizo hincapié en que los gobiernos desarrollados tenían que establecer estructuras de distribución que fueran ágiles y bien engarzadas. Estas estructuras, además de suponer creación de empleo, garantizan que los alimentos lleguen a cualquier punto de consumo en el menor tiempo posible. "No nos debe extrañar, que con el paso de los años, las uvas de nochevieja puedan venir de Australia o de Sudáfrica". "Igualmente deberá pasar con el pescado y otros alimentos básicos"," Los puestos de trabajo y el interés de lo distribución “animaran” al agricultor, pescador y al ganadero, que crearán explotaciones cada vez mas racionalizadas y productivas".

Para tranquilizarnos nos dijo que en el fondo del mar había reservas suficientes de alimentos para toda la humanidad, solo sería necesaria la tecnología adecuada para su transformación.
Al hablar del poder adquisitivo de los Estados, se refería a los presupuestos que se elaboran en función de los impuestos que se recaudan. Dijo, (según leo en mis apuntes), que el mundo desarrollado, necesitará auténticos gestores económicos, mas que políticos de cualquier ideología, ya que estos, todo lo arreglan con asesores y más asesores. Se necesitará auténticos expertos, para administrar las enormes cantidades de millones que pasan por sus manos. No hace falta decir que tendrán que ser como siempre honestos y honrados.

En tercer lugar habló de los avances de la medicina y la biología, y con ello el aumento de la esperanza de vida del ser humano. Aventuró los problemas que esto plantearía con el tiempo, pues la alta longevidad de las personas, con su dependencia y carencias, serian una carga importante para los gobiernos y las familias…

Siguió hablando…. Terminó el año 1960, y después de 48 años estamos aquí para sacar algunas conclusiones sobre aquella clase.

Efectivamente lo que el Padre Beffor dijo sobre los alimentos hace tanto tiempo, se ha cumplido. Hoy nos traen pescados, hortalizas y carne de cualquier lugar del mundo.

En cuanto a los dos puntos siguientes que desarrolló, hay que comentar la triste realidad actual. Hoy los ciudadanos viven más y la sociedad no está preparada para este vaticinio del padre Beffor

Lamentablemente nuestros mayores (y ya mismo nosotros), en muchos casos “sobran” en esta sociedad pues ni a los propios hijos ni a nadie les “agrada” tener que bregar con personas mayores. 

Desgraciadamente, en el día a día vemos como el problema de los mayores cada vez es más complicado.



Hoteles de primera…
Hace aproximadamente un año pasé por Cabeza del Buey y de camino aproveché para visitar a un antiguo compañero de fábrica llamado Salvador Fuentes Muñiz (79 años). Entré en la residencia, que parecía un “hotel de primera”, pero la fría realidad la pude comprobar dentro. Allí observé un salón bastante grande y confortable, y en medio de él y a modo de “corro”, habría unos veinte residentes. Unos estaban sentados enfrente de otros. El silencio era total. A uno se le caía la baba, otro se limpiaba insistentemente los ojos, alguno se quejaba de algo, otro dormitaba... La verdad es que con la visión de aquel cuadro, me di cuenta de que llegar a viejo es un enorme problema…

Cuando me despedí de mi antiguo compañero, le pregunté a una auxiliar: ¿por qué no hablan, porque permanecen mirándose unos a otros en completo silencio? Y la muchacha me contestó ¡ y de que van hablar!. Si la mayoría no se conoce de nada, cada uno es de un sitio distinto. Si hay veinte, se puede decir que son de veinte lugares distintos…

Me vine para acá y conforme entraba en la provincia de Córdoba, pensaba en los compañeros que tuvieron que elegir el camino de la emigración. Me acordé de Alberto Pecina, que siendo de Logroño, lleva treinta y ocho años en Brasil, recuerdo a Carreño, que debe andar por Alemania, y tengo presente en mi mente al desaparecido Tabares, que cuando regresó a su tierra, pudo disfrutar muy poco tiempo de su merecida jubilación. Son muchos los compañeros que tuvieron que emigrar, pero lo hicieron cuando tenían edad, ilusión y esperanza… .
Una persona que casi todos la recordamos…
No hace falta ir a cabeza de Buey , ni a ningún sitio, para percibir esta realidad. Hace unos cuatro años me encontré con el Sr. Valle en la Sociedad Plateros, allí me comentó que había tenido un desfallecimiento y que le estaban haciendo un estudio neurológico, para averiguar las causas. A la semana siguiente me comentó muy apenado que le habían diagnosticado un principio de enfermedad degenerativa. Yo le quise animar, pero él, me dijo con las lágrimas en los ojos, “La sola idea de que me tuvieran que llevar a una residencia lejos, me quita hasta la gana de vivir…”

El Sr. Valle, (85 años), profesor de ajuste de la Universidad Laboral, fue uno de los que estuvo hasta última hora “al pie del cañón”. A pesar de que se encuentra en una silla de ruedas, su esposa lo tiene en su casa. El problema se recrudecerá cuando a su esposa, ya mayor también, le falte las fuerzas.

Todos añoramos nuestras raíces…
Francisco González Hernández, simpático compañero de aquellos tiempos en el aula XXVIII, (granadino), con el que se mantenían airosas discusiones sobre Granada y Córdoba. Con ánimo de comprobar lo que el amigo González, tanto nos reiteraba, aproveché la primera oportunidad que se me presentaba con motivo de mi jubilación, y decidí encarar un viaje pausado a la ciudad del Darro.

Inicié la visita por la Cartuja de Miraflores. Al ver tanta belleza me sobrecogió un pellizco de ñoranza….Más tarde y por la puerta Elvira entré en el Barrio del Albaicin y a medida que iba subiendo mi corazón respiraba con una ansiedad perpleja, y solamente al llegar al Mirador de San Nicolás, pudo latir tranquilo ante tanta belleza. Desde esa altura de cielo, se podía ver la Majestuosidad de la Alhambra y sus alrededores. Ese cuadro, con el horizonte de color mágico al fondo, componía una puesta de sol, llena de belleza, recuerdos y melancolía. No es de extrañar que aquí viniera expresamente un presidente americano para contemplar dicha generosa belleza.


Bajando del barrio del Albaicin hacia la Carrera del Darro, pasé por el palacio de los Fernández de Córdoba, y ello me recordó al Gran Capitán. Muchas tardes después de la merienda, había grupos de alumnos que en la puerta del Colegio Gran Capitán, les gustaba mirar hacia el horizonte y ver las maravillosas puestas de sol, que se dibujaban por encima del valle del Guadalquivir y el cielo de la Mezquita. Puestas de sol, que invitaban a soñar. Los compañeros Alfonso Cobo, Luis Tudela, y Serafín Guerrero, suspiraban al paso de sus “Pavas” y el granadino González, su “Alsina” que se dirigían a Jaén y Granada respectivamente. Todavía resuena en mis recuerdos aquellas frases de añoranza de Parejo Polo, dirigiéndose al simpático y pequeñín paisano “Trujillo”: -“Paisa, si llegas antes que yo a tu Trujillo natal, guárdame de camino un cachito de Cáceres para que yo también lo disfrute”. Todas estas expresiones delataban que todo el mundo suspiraba por sus raíces, por su entorno. Y eso que sólo teníamos, entre 14 y 18 años.
Nosotros los primeros pobladores de la Universidad Laboral de Córdoba, ya mismo estamos en esa espiral de la última emigración. Por razones de edad, y a poco de que cambien mucho las cosas nos veremos muchos en situaciones de formar el dichoso “corro”, en cualquier “hotel de primera” como ahora se dice. Ya tenemos entre 65 y 69 años…

Todos los seres humanos de forma natural al final de sus días desean poder estar rodeados de los suyos y encontrarse con sus raíces.

Es lamentable que una persona que ha trabajado durante más de cuarenta años y que con su aportación contributiva (IRPF),y de producción,(IVA), habiendo colaborado a que este país pudiera tener una buena transición política, y con ello se lograra, estabilidad, social y económica. Ambas condiciones propiciaron cierto marco de bienestar, que favoreció tanto al Rey, como a la clase política. En cambio muchos trabajadores, no tienen asegurado el sitio donde poder acabar sus últimos días…

No debe ser de recibo que un jubilado tenga que pasar los últimos años de su vida apartado de lo que fue su entorno habitual, con la pena descarnada que ello supone. Este problema se escapa del ámbito familiar y debe de ser el Estado el que propicie la solución. Se necesitaran residencias para mayores ubicadas con la misma distribución que los Colegios de Primaria, para que de una forma casi automática puedan ingresar los mayores que lo necesiten. De esta forma terminarían sus días lo más cerca posible de sus domicilios y su entorno de vida.

Sería bueno que nuestras Instituciones, fueran rigurosas en el gasto, como decía el padre Beffor, y dotaran a la sociedad de residencias LOCALES para los mayores.

Si es mala cualquier emigración, peor y más dramática es la “última”, que lleva a las personas mayores a lugares que nunca pudieron imaginar. Los trabajadores cuando llegan a la última edad no quieren “hoteles de primera”, como suelen decir algunos de sus familiares, sino que desean morir lo más cerca posible de sus recuerdos, de sus raíces, de sus amigos…
M. Estévez